Reseña: Apariciones, de Adam Pottle

Muchos de nosotros no sabemos lo que es estar privado del lenguaje oral pero el protagonista de Apariciones sí lo sabe. ¿Qué significa? Significa que también está privado de amor, conocimiento, comprensión y la capacidad de procesar lo que sucede a su alrededor y en la mente de la mayoría de las personas. Tenemos un protagonista que habiendo crecido adolescente sordo en un hogar extremadamente abusivo y negligente, su visión finalmente se amplía cuando conoce a otro adolescente con el mismo problema llamado Félix, en la institución mental donde lo internan. Y es que aprender lenguaje de señas lo cambia todo para él, y para Félix también. Pero con el pasado de Félix, la herramienta que el adolescente sin nombre ha adquirido para comunicarse y navegar por el mundo se convierte en una llave que Félix debe girar en torno a sus propias ambiciones.

Adam Pottle utiliza hábilmente el lenguaje (incluyendo el lenguaje de señas y fragmentos epistolares como informes y entradas de diario), para guiarnos a través de la trayectoria de Félix y su compañero, quienes deben procesar su propio trauma. Las entradas del diario de Félix a menudo pueden ser erráticas, iracundas (a menudo con razón) y no del todo exhaustivas, especialmente de niño. Mas, a medida que crece, suena más coherente todo lo que vas descubriendo en esta genial y original novela que trae a nuestro país la siempre interesante editorial Dilatando Mentes. La misma que trae cada poco interesantes títulos para el amante del género de Terror.

Las diferentes técnicas de narración de esta novela pueden resultar un poco discordantes al principio, pero cobran más sentido a medida que avanza el libro. Aprecio la dinámica aparentemente compleja entre ambos; en un lugar donde te sientes solo y tienes un solo vínculo con alguien, el infierno sofocante puede confundirse con la luz del sol. La capacidad del autor para dar vida a los personajes, ya sea que simplemente visualicen cosas en su cabeza o experimenten algo por primera vez, hace que la prosa sea inmersiva e incluso emotiva. Desde la violencia hasta una multitud de emociones positivas y negativas, podemos ver cómo el adolescente se convierte gradualmente en una persona más completa que irradia amabilidad. Un personaje que dice cosas como:

Mi primera lengua no fue el lenguaje de señas. Fue la violencia. Cuando me hablaban —cuando cualquiera me habla— hablan como fantasmas. Son las palabras. No las vemos, pero las sentimos.

Este es sin duda uno de los libros más singulares que he leído en los últimos tiempos. Un gran ejemplo de representación de la discapacidad pensada y multidimensional. Novela original como pocas.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.