Reseña: Dreaming Eagles, de Garth Ennis y Simon Coleby

La historia de Los Aviadores de Tuskegee, como se les conocía, es uno de esos cuentos heroicos que casi no puedes creer que sea cierto. Hombres, que experimentaron vil fanatismo y racismo de ambos lados en la Segunda Guerra Mundial, cómo pudieron superar tan terribles obstáculos y continuar desempeñando un papel vital en la lucha contra la maquinaria de guerra nazi. De todos es sabido, que Garth Ennis aparte de crear cómics macarras donde se machaca al estereotipo de superhéroe perfecto, su otra gran pasión es el cómic bélico. Cómics histórico-bélicos algunos ya leídos por mí donde pronto descubres que no lo hace nada mal como en Battlefields, o por supuesto, cada vez que mete a El Castigador en los más terribles infiernos de las diferentes últimas guerras que ha sufrido el mundo.

Dreaming Eagles acaba de ser publicado por Planeta Cómic en un buen tomito en tapa dura que recopila los seis números que comprenden la miniserie donde el guionista Garth Ennis (The Boys, Jimmy’s Bastards, A Walk Through Hell, Equipo Rojo…) y el dibujante Simon Colby (Juez Dredd, The Royals, The Authority…) cuentan una historia real sobre los primeros aviadores afroamericanos aceptados en la USAAF. Una visión única de la historia de los pilotos de Tuskegee, que lucharon tanto contra la agresión nazi como contra la intolerancia estadounidense. Donde impulsados a los cielos mortales del Tercer Reich, los pilotos de combate afroamericanos de Tuskegee, no solo fueron fundamentales contra la máquina de guerra nazi, sino que también enfrentaron un desafío igualmente grande, superando la intolerancia cotidiana entre sus compañeros soldados estadounidenses y entre los civiles, sus propios vecinos. El peligro en casa.

Viendo que su hijo intenta defender sus derechos fundamentales como ciudadano estadounidense, Reggie Atkinson se retrotrae al pasado y nos va contando ciertos momentos vividos durante tan terribles años. Desde su entrenamiento como piloto de combate hasta sus primeros encuentros en el aire sobrevolando zona ocupada entre Sicilia e Italia, teniendo su primer éxito en el 99 Compañía de Escuadrón de Cazas (cuyo líder de la Operación testificaría años después en su defensa frente al Congreso), la intolerancia institucionalizada del que ya se considera el ejercito más fuerte del mundo, con nuevos aviones que les dan capacidad de escoltar a bombarderos estadounidenses hasta el corazón de la capital nazi donde les espera una fuerza aérea alemana ya derrotada, pero que defiende su patria con uñas y dientes. Cielos también devastados por la guerra de la Europa ocupada, donde los amigos, la gente que de verdad está contigo y te sigue, son el mejor arma para luchar contra toda oposición.

Un cómic con un número final trepidante que cierra con una batalla que aseguraba el lugar de estos hombres en la historia. Un puesto entre muchos héroes que ahora apenas se tiene en cuenta. Donde, para colmo, ves lo que tuvieron que soportar después de sobrevivir al infierno. Como, de vuelta a casa en los Estados Unidos, a estos aviadores de Tuskegee, a estos hombres de color, a estos HOMBRES, encima tienen que sufrir una violenta bienvenida. Reggie y Fats descubriendo el terrible costo del progreso, un legado que acababan de dejar escrito, el legado de los famosos Tuskegee Airmen (Aviadores de Tuskegee) un mérito memorable aunque eso no todos los estadounidenses lo pueden aceptar.

Lo bueno de Garth Ennis en sus cómics bélicos es que evita la glorificación y romantización porque sí. Adopta un tono realista sea cual sea el tema tratado. Realidad hasta en lo más simple, en lo que ayudan bastante las viñetas de Simon Coleby. Véase a Reggie con una pesada carga obvia enfatizado en sus rasgos faciales ya cansados del mundo. Primeros planos como herramienta de narración que presenta a gente dolida que hace años que está de vuelta.

Dreaming Eagles es uno de esos cómics que incita a aprender, un proceso que conduce a una mayor comprensión de cómo se formó nuestro presente, pero también saber de una/otra historia de heroicidad, de las cientos que hubo durante la terrible Segunda Guerra Mundial. Historia cautivadora, personajes por los que preocuparse y espectáculo artístico. Todo lo que quieres en un cómic bélico. Y en una peli de Óscar.