Reseña: Raowl. La Bella y el Feo, de Tébo

Incitado por las opiniones y por mi último afán semanal de leer fantasía heróica e historias de mazmorreos y súper calabozos, llegué a Raowl ya con la sonrisa puesta. Descubrí esta serie de la que no sabía nada de la mano de Nuevo Nueve Editores. Y la he disfrutado a más no poder. Mi devoción por las parodias de la Fantasía o de cuentos medievales a lo: la bella princesita, príncipe azul y el Monstruo… Las disfruto mogollón. Quizás la culpa de esto la tiene Groo, El Errante, del maestro Sergio Aragonés, mi personaje de cómic favorito. Donde se cuentan historias alternativas tan disfrutables como me he encontrado en Raowl: La Bella y el Feo. Y donde se brinda por el humor por encima de todo. Un humor que gusta, que entra bien y nunca se vuelve ridículo. Un estilo fresco y dinámico, lectura fluida y agradable con buenos detalles en las páginas dobles, un humor bastante fino (sin caca, ni pis) y, sobre todo, una buena idea básica para desviar las situaciones de los cuentos de príncipes y princesas.

Los cómics como Raowl: La Bella y el Feo se basan en su atractivo gráfico de carácter público en general. Un niño la disfrutará al igual que un adulto, te dice la porta, pero realmente es así. Incluso un adolescente de esos que tantas pegas ponen a todo…, en dos páginas ya habrá caído. Raowl es, en realidad, una serie que vio luz en la famosa revista de cómic europeo Spirou. Allí comenzó una serie que ahora se recopila en dos sendos álbumes de los que ya disponemos en nuestro país del primero. Una trama bajo el sello de la Fantasía humorística esa que tanto nos gusta. Agita los códigos para apropiarse de ellos y ofrece clichés desde un punto de vista “lógico”. La historia es simple, pero la inventiva del autor la distingue. Juega con un resorte narrativo anticuado que funciona de maravilla: Raowl tiene la posibilidad de cambiar de rostro y persona con un estornudo. Por lo tanto, de un mezquino fuerte y grotesco, se convierte en un mozuelo guapo, limpio y jubiloso. Y viceversa. Evidentemente, no controla estos cambios y con ese toque de humor vamos p´alante.

El dúo rarúno formado por Raowl y la chica en busca de su príncipe azul funciona de maravilla. Y sí, hay un poco de gore sobre los espadazos a enemigos, pero afortunadamente la historia no se basa sólo en esos elementos. El humor es alocado y fino. Me gusta imaginar que Raowl, Salvador de Princesas y Exterminador de Dragones Apestosos, realmente existió de una forma u otra y que Tébo solo es el narrador de sus historias. Porque encontré en este cómic mucho más de lo que esperaba. Casi parece un volumen de Donjon Parade; otra loca fantasía heroica que no se toma nada en serio el género y juega con las pautas que todos los autores de la Espada y Brujería parecen seguir. Aquí, el héroe es un gran bruto, invencible en combate, que solo tiene dos debilidades: es persona sensible al que le gustaría mucho que una princesa aceptara besarlo, y luego, el tema del estornudo.

Gracioso, impactante y contundente.

Como me han llegado a definir a mí en mis años mozos… Uff, jajaj.

Tébo, cuyo nombre real es Frédéric Thébault, es uno de los guionistas e ilustradores viejóvenes del momento. Jean-Claude Camano (director de colección en la Glénat del otro lado de los Pirineos) lo descubrió durante el Festival de Sierre en Suiza, en 1997, donde Tébo participó en el concurso de cómics. A partir de ahí, Tébo se une a revistas comiqueras de renombre, crea a sus famosos personajes Samson & Neon, Zep une fuerzas con él para dar vida a la historieta humorística de superhéroes el Capitán Bíceps…, pasan los años y este autor va creando jugosas obras y le llegan los premios. Su poder está en crear cómics de lindas historias, con dibujos muy coloridos llenos de dinamismo. Personajes que por muy feos que sean, son entrañables. Cómics como Raowl: La Bella y el Feo que son disfrutables por toda la familia.

Me gusta Tébo, su universo, su forma desinhibida de abordar los cómics, su línea simple y su garra. Me gusta Raowl y quiero más.