Reseña: Bad Mother, de Christa Faust, Mike Deodato Jr. y Lee Loughridge

En este nuestro país de escasos lectores, Christa Faust (1969) no es una autora muy conocida. La señorita Faust es una neoyorquina que escribe historias originales así como novelizaciones y vínculos con los medios más mainstream del mercado. En 2009 ganó el premio Crimespree con su novela Money Shot al Mejor Libro Publicado en Rústica. Money Shot también recibió nominaciones a Mejor Original en Tapa Blanda en los Premios Edgar, Premios Anthony y Premios Barry; que no son premios mundialmente conocidos pero que dan un empujón fuerte a todo escritor que quiera dedicarse a escribir dentro del mundo del thriller o novela negra. En 2004 escribió una historia muy interesante junto a Poppy Z. Brite que se tradujo aquí como Tríadas. El caso es que le surgió la oportunidad de hacer algo en cómic con el renombrado dibujante Mike Deodato Jr. y de ahí nació Bad Mother. Una historia de las que ponen los pelos de punta.

Nos presenta a April, típica madre de barrio obrero, y ya con un solo par de páginas, aprendemos mucho sobre su vida. Tenemos una idea real de su personaje. Entonces, justo cuando nos estamos preparando para una lectura cómoda, hay un atraco a mano armada en la tienda del barrio y en un santiamén todo se va pique. Un lío de los gordos donde termina con el jefe de policía disparando a diestro y siniestro y reventándole a uno los ladrones su jodida cabeza. April está comprensiblemente conmocionada. Pero sin nadie con quien hablar en casa, su vida vuelve a ese gris de la soledad que la consume. Hasta que su hija Taylor irrumpe en casa después del toque de queda en un ataque de rabia adolescente y falta de comunicación, con un rostro lleno de magulladuras y cortes. Las imágenes y las reacciones de April desencadenan y reflejan los instintos de mamá oso que se come a un kraken, esa ira que muchas mujeres llevan dentro cuando tocan a su bebé. Intenta comunicarse con su hija para averiguar qué sucedió, pero sin éxito. Así que April decide lidiar con el novio de Taylor, Chase, y cuando va a su casa descubre conexiones perturbadoras con el atraco a mano armada que vivió unas horas antes. Y cuando regresa a casa su hija ya no está.

Lo que hace muy bien la guionista es, que a medida que comenzamos a ver los hilos, nos sumerge en un misterio criminal cada vez mayor. Tras un robo que salió mal y un abuso doméstico, queda claro que April está fuera de sus casillas. Otra persona no podría ni salir de la cama. Pero como una madre herida en sus adentros con una hija desaparecida, y con la policía no pudiendo o no queriendo hacer nada, April no cuestiona qué debe hacer a continuación. Se arremanga y empieza a mutar en otra persona. En una Bad Mother.

Bad Mother es una de esas miniseries recopiladas de cinco númeritos y de editoriales no potentes o nuevas en USA, que Panini Cómics trae de vez en cuando y que intento no perderme. Suelen ser cómics notables como mínimo. En esta en particular, vi que en USA se vendía el primer número con el lema «Baking Bad», y eso me hizo gracia. En referencia a ya sabéis qué, y si no, bueno, en referencia a ese tipo de persona que lleva una vida de cierta paz hasta que tras una impactante noticia todo cambia y emerge de su interior el verdadero mal, un verdadero villano…

A Axel Alonso, ex-editor en jefe de Marvel, ahora cofundador de AWA Studios, la editorial donde Bad Mother se publicó originalmente, le gusta describir al personaje principal como un cruce entre Frank Castle y una “mamá de fútbol”. Y con una fuerte dosis de Walter White. Pero en mi opinión tras leer el número final es que April Walters es mucho más que eso. Ya me diréis, ya. No pienso contar nada más. Además, ando feliz de que a Christa Faust le vaya bien dentro del noveno arte pues tiene ese don para crear historias impactantes dentro del realismo que muchos no consiguen. Y debería ser una sorpresa para mí el arte de este cómic, pero no lo es. Conozco de sobra a Mike Deodato Jr. y su maravilloso portafolio, ideal para ilustrar historias de género negro. Viñetas muchas que son la esencia de la historia, donde se las arregla para cambiar la acción de una madre haciendo sus compras con un robo a mano armada y un secuestro con rehenes, en un abrir y cerrar de ojos. Y los colores de Lee Loughridge aportan ambiente de forma genial.

Bad Mother es otro emocionante one-shot en cinco números, recopilados ahora en un tomito chulo, una película de las buenas en formato cómic.