Reseña: Convergencia (Integral), de Jeff King, Scott Lobdell, Dan Jurgens y VVAA

Le prometí a unos cuantos lectores de Crónicas Literarias – Desde New York, que reseñaríamos el evento Convergencia, el considerado gran macro-evento…, bueno, mejor dicho, el más disfrutable de una sentada de los últimos eventos creados por DC Cómics. Y estoy de acuerdo, por que hacía años (creo que desde la última vez que releí Crisis en Tierras Infinitas), que no disfrutaba tanto con tanta leña… Así que dije que lo haría y aquí está mi reseña de esta interesante trama en su conjunto, hecha cómic, que por fin publica ECC Ediciones en tomo único. Pues, dicen que la existencia termina y también empieza de la mano de los guionistas Jeff King (USA’s White Collar), Scott Lobdell (Superman: Condenado) y Dan Jurgens (Batman del Futuro) y los dibujantes Carlo Pagulayan (Incredible Hulk), Stephen Segovia (Green Lantern), Andy Kubert (Damian: Hijo de Batman) y Ethan van Sciver (Green Lantern: Renacimiento). Un integral que recopila del #0 al #8 de la serie original Convergence.

Mencioné a estos mis amigos lectores que aún así, ya había estado leyendo números alternos (americanos), sobre todo, para ver en qué deparaban en otras series lo ocurrido en Convergencia. Es decir, todos los vínculos que llevan de algún modo a la miniserie. Y también tenía presente los Futures End y Earth 2 World’s End, por lo que venía un poco instruido y con experiencia en el asunto. Dicho esto, ¿qué es Convergencia? No cuál es la historia, sino qué es realmente. Para aquellos que aún no lo saben, Convergencia fue un evento semanal de dos meses que fue ideado por el personal editorial de DC para actuar como una «tirita» mientras la compañía trasladaba sus oficinas de costa a costa. Creo que esta rumorología es la más extendida, la prensa rosa que corre que se las pela y se viraliza a una velocidad que flipas. Pero es cierto, todas estas tramas fueron escritas y preparadas completamente antes de tiempo, lo que le dio al personal un huequecito para poner todo en orden y hacer la mudanza para luego volver al tajo sin retrasos e incómodos problemas de relleno. Claro está que esto se sabía de antemano y que el personal de la empresa ya ideó qué hacer unos tres años antes para cumplir. Sin embargo, como todo lo que se planea con demasiado tiempo, sale mal, el trasladó se retrasó y no emigraron. Entonces, Convergencia fue desechado por el momento y nació Flashpoint. Otro puntazo. Y sí, originalmente se suponía que Flashpoint no era el evento que alteraba la realidad, que sería un pequeño evento de relleno, pero ya sabéis en qué se convirtió… No obstante, para mí, esos ases del destino cumplieron para que ciertas cosas cuadraran. Y he sentido que Convergencia se lee demasiado bien a posteriori, sabiendo que nació antes de todos los hechos DC, que conocemos a días de hoy.

Cuadra.

Otras cabeceras relacionadas llegan hasta aquí…, pero lo principal es la trama que rodea a un ser llamado Telos, que emerge y arroja diferentes planos existenciales, en lo que se refiere a ciudades de las diferentes Tierras del multiverso DC. Telos, luego, arranca todas esas ciudades de sus respectivas Tierras y las arroja a un nuevo planeta creado; ciudades que permanecen embotelladas durante un año, bloqueando todo súper-poder de los atrapados dentro. Para más tarde quitar dichas cúpulas y anunciar a héroes y villanos encarcelados que ahora su misión es ir a la batalla contra seres poderosos de otras ciudades. Los supervivientes serán los únicos que podrán regresar a su propia Tierra de forma segura. ¡No me digáis que la idea central no mola!

El evento fue escrito por Jeff King, y si estoy en lo cierto, esta fue su primera obra magna hecha cómic. Scott Lobdell se unió a los temas de apertura y cierre, ayudando al omnipresente en DC, Dan Jurgens. Quedando para estos momentos un integral que engloba una trama realmente poderosa que capta la atención de los lectores amantes de los grandes eventos DC. Un guión que a groso modo, a los comiqueros con más de cuatro décadas encima, les puede recordar a aquellos momentos disfrutables vividos con las antiguas lecturas de las Secret Wars. Aunque cierto es que aquí no encontraréis caracterizaciones demasiado individuales y que en general se tiende a algo tan interesante como ver a múltiples Batmans, de diferentes Tierras, ya sea luchando entre sí o uniéndose contra un enemigo más fuerte. Y si esto último te atrae bastante, este es tu cómic, tu próxima lectura a disfrutar.

Reseña: Flex Mentallo. El Justiciero Musculoso, de Grant Morrison y Frank Quitely

Hay momentos de incertidumbre en los que uno busca algo diferente que leer, y curiosamente descubre cositas como Flex Mentallo; obra que en principio tenía catalogada para futurible pero que resultó ser imposible encontrar disponible en su día. Una miniserie de cuatro números escrita por Grant Morrison y dibujada por Frank Quitely que sólo por estos maestros a un lector de cómics ya le debe interesar. Y en cuánto uno indaga, más se engancha. Y en cuánto uno descubre qué es realmente Flex Mentallo, más se pregunta cómo demonios ha podido pasar por alto algo tan chulo como puede ser un spin-off de los buenos de La Patrulla Condenada. De los que hay que leer sí o sí. Una epopeya que finalmente vuelve a estar disponible después de los problemas legales que por lo visto tuvo la obra y que la mantuvo fuera de impresión durante años. Pero entonces, ¿quién o qué es realmente Flex Mentallo? Pues diría que es solo uno de los muchos personajes secundarios que con un poco de salsa se les saca mucho partido.

Flex Mentallo: El Justiciero Musculoso es una historia donde el poder de la imaginación se considera la fuerza más suprema de todas y con ello se consuma todo un arco argumental de cuatro numeritos que ECC Ediciones ahora recopila en un solo tomo. Estoy de acuerdo. Además, ¿sabéis qué? No voy a explicaros quién o qué es exactamente Flex Mentallo, pues no estoy completamente seguro de poder hacerlo. No es lo que crees, de eso estoy seguro, pues vas a encontrar mucho más en una historia algo surrealista, en un innegable buen trabajo de Grant Morrison. Un lugar donde explorar un poco más sus pensamientos después de su maravillosa Animal Man.

Y aproximadamente una década después, hizo algo soberbio en Flex Mentallo. Los temas sobre qué eran los cómics, cuáles son y serán, están presentes en casi todo su trabajo. Flex Mentallo se erige como el eslabón perdido entre la forma original y cruda de Grant Morrison y la versión madura y segura que tenemos hoy en mente de un personaje o mejor dicho, de un héroe protagonista. Los cuatro números recopilados en esta aventura llamada El Justiciero Musculoso nos llevan a través de la historia de los cómics a grandes rasgos. El primer número se centra en la Edad de Oro, el segundo en la Edad de Plata, el tercero en ese “tiempo oscuro” posterior a 1986, y en el cuarto vais a ver lo que lo realmente piensa el autor de los cómics modernos. Y sonreiréis. Pues es algo binario. O los amas o no quieres saber nada de ellos.

Todo se basa en la idea de dos tipos más que diferentes. Flex Mentallo busca a su amigo llamado El Hecho, y ambos, conscientes de que son personajes de ficción de una serie de cómics inventados por un niño, intentan descubrir cuál es su verdadero sino. Flex Mentallo es muy similar a Charles Atas, un conocido culturista italiano de principios del siglo XX que desde muy temprana edad se mudó a Brooklyn, Nueva York y se hizo muy conocido. Su amigo, El Hecho, recuerda mucho al Rorschach de Watchmen, o quizás a The Question. Es decir, en personalidad, justo el otro extremo. Durante dicha búsqueda entrarán en juego todo tipo de factores y van encontrándose a sí mismos en diferentes marcos de la historia del cómic. Una exploración sobre qué eran y qué llegarán a ser.

Grant Morrison es solo la mitad de la ecuación aquí, y si hay alguien con quien el escritor debería trabajar con mayor frecuencia, ese es Frank Quitely. Tener a ambos en una misma obra, es absolutamente un gusto adquirido. Quitely con cada página mejora y mejora. Se debe en parte a que su estilo es una combinación de todo y nada. Es decir, puede representar algo ajeno al mundo del cómic en formato viñeta y de pronto, aparece como una versión ligeramente sesgada de los artistas de la Edad de Oro y Plata. Y Grant Morrison no es Alan Moore. Y definitivamente no es Frank Miller. Pero es ese tercer maestro en discordia de los contemporáneos de los que uno debe leer todo-todito-todo.

Dicen que leer Flex Mentallo: El Justiciero Musculoso es lo más parecido a alterar tu comprensión del espacio-tiempo. Lo que está claro es que te cambiará el modo de ver el noveno arte.

Reseña: Huyamos por la Izquierda. Las Crónicas de León Melquíades, de Mark Russell y Mike Feehan

Así nos va a los que perseveramos; lectores constantes, tenaces, firmes, persistentes, gente que no para de leer una obra tras otra por que es fácil y gustoso. Las mejores aventuras, las mejores historias donde dejar deambular la mente de uno, siempre se encuentran en la cultura freak, geek, o como queráis llamarlo. Un universo interminable donde disfrutar, lejos de la cada vez más insolente actualidad. Ideas originales a un paso. ¿Y por qué tan serio?, como decía aquel de boca rajada. ¿Por qué tan filosófico a comienzos de 2020? Fácil. Lo que uno encuentra casi por casualidad, me ha hecho reflexionar. Y es que si me hubiérais dicho hace algún tiempo que me enamoraría de un cómic sobre León Melquíades… -¿Quién? Uff, seguro que a muchos de vosotros (como a mí) ni os suena el nombre. Pero os pongo en situación. León Melquíades (Snagglepuss, en inglés) fue un personaje de dibujos animados creado por la factoría de animación Hanna-Barbera. Un león o gato montés antropomórfico y parlante con acento sureño de color rosa cuyas aventuras fueron emitidas en USA allá por los 60s y en nuestro país hacia finales de los 70s, principios de los 80s. De esas series muy relacionables entre ellas junto a El Oso Yogui, Leoncio León y Tristón, Los Picapiedra, Los Autos Locos…-, bien, pues como os decía, ¿quién demonios me iba a decir a mí que con algo más de cuatro décadas encima, me iba a encantar un cómic sobre León Melquíades? Friends, en serio, un pedazo de enamoramiento de este nuevo replanteamiento que Mark Russell le hace al personaje.

Un lavado de cara, una nueva visión comiquera volviéndola actual, a una serie de Hanna-Barbera tal como hiciera con la exitosa Los Picapiedra, la joya de la corona de todas estas readaptaciones. Otra edición chula como es Huyamos por la Izquierda: Las Crónicas de Melquíades que ahora ECC Ediciones recoge en un tomito con la miniserie al completo. No obstante, no esperéis nada infantil. De hecho, diría que estamos ante un cómic bastante adulto ya que se centra en aquellos años de sustos en USA, como fue la década de los 50s del pasado siglo. Puro género negro. Y  sí, me refiero a esa famosa lista negra de gente perseguida de Hollywood de la que tanto se habló entonces.

Encontramos entonces a un León Melquíades como una especie de Tennessee Williams (no tan descabellado), que lleva una vida gay secreta oculta al público. Pero la caza de comunistas es solo un aspecto parcial. Aquí se mezcla el desdén por los estadounidenses homosexuales, su trato como degenerados y la yuxtaposición de personas que llevan vidas ocultas debido a su orientación sexual con seres que se ven obligados a hacer lo mismo debido a sus convicciones políticas. La vergüenza es el arma utilizada contra todas las formas disidentes. La vergüenza de ser quien realmente eres, se alinea con el miedo a ser perseguido. Ese es el trasfondo. Estados Unidos, como se muestra en Las Crónicas de Melquíades, es ese país que tuvo como enemigos a racistas y xenófobos de otros países cuando sus mismos defectos saltaban en su propia parrilla. No es una nación de individuos como se pretende, sino un asentamiento de entidades indistinguibles que solo tolerarán su singularidad hasta cierto punto. El típico ejemplo de haz lo que digo, no lo que hago…

Y aquí se ve. En definitiva, un genial tomito con un tema muy serio a tratar. Llevado con personajes infantiles reconvertidos (muy a lo Blacksad, por cierto), con muchos aspectos de la historia negra de Hollywood que brindan su contexto más allá de la sátira. Con líneas y dibujos de angustia y horror bastante conseguidos. Con otros personajes conocidos y relacionados que hacen aparición como el Sabueso Huckleberry, que es un poco Truman Capote (esto puede sonar un poco desgarrador); o el genial Tiro Loco McGraw, al igual que Pulpo Manotas y algunos secundarios típicos de las series Hanna-Barbera, que con un poco de esfuerzo de memoria reconoceréis.

Mark Russell compara el mundo a un escenario y sugiere que todos somos actores. Bueno, en realidad, Shakespeare sugirió eso. Pero Russell lo convierte en cómic. En una miniserie que es propensa a debate. Una aguda sátira política muy conseguida.

Reseña: Batman. Los Reyes del Miedo, de Scott Peterson y Kelley Jones

En Los Reyes del Miedo, Scott Peterson y Kelley Jones, quisieron profundizar en la más profunda psique del Caballero Oscuro. Permítanme hacerles saber que como fan de las historias introspectivas y psicodélicas en base a lo que uno estudió, y dado que esta miniserie de seis números no está ligada a la continuidad, tenía muchísima curiosidad por leer esta miniserie que ECC Ediciones saca al mercado en un buen tomito (como siempre) de esos ligeros para devorar en cualquier parte. Además, os confieso que hacía tiempo que no me ocurría: tras acabarlo, no busqué nada más. Me dispuse a leerlo de nuevo pues esta trama tiene mucho destilado y en diferentes capas. Tenía mis expectativas, la sensación de a dónde podría estar yendo el equipo creativo cuando empecé a leer la trama, en qué lugar siniestro de la mente de Bruce Wayne querían soltarme, pero me equivoqué. Y equivocarse en las suposiciones de una historia, mola.

Una serie que el tiempo (y vosotros) diréis si en su conjunto se convierte en un clásico.

Para empezar, en Los Reyes del Miedo, estamos ante una historia donde El Espantapájaros se convierte en personaje principal. Vuelve a andar suelto y lo peor es, que tiene un rehén y lo ha rociado con una temible toxina. Un villano que en realidad no recibe mucho protagonismo en el tema que se propone al principio, pero que parece estar tras cada jugada, y eso, nuevamente, mola. No sólo permite al equipo creativo poder preparar una buena entrada para El Espantapájaros, sino que también se tiene tiempo para establecer un guión base y aportar contexto e introducir los principales problemas con los que se va a encontrar el orejas picudas.

Que se pueden resumir básicamente a: ¿Qué asusta realmente a Batman? Con una cuestión secundaria que el propio héroe dice: ¿En qué medida es responsable de las acciones de sus villanos? Estas son, por supuesto, preguntas ancestrales que han sido examinadas y respondidas por varios equipos creativos a lo largo de los años. Y aunque personalmente creo que sigue siendo un tema potencialmente interesante para explorar en un cómic de Batman, también creo que aquí se desarrolla de otro modo, con una buenísima teoría, que no desvelaré aquí. Pero os doy una pista: la encontraréis en una breve conversación que tienen Joker y Batman, donde usan metáforas sobre la mansión y la cueva del Caballero Oscuro para proponerlos como sus lugares «más oscuros»…

Sinceramente, soy incapaz de comparar Los Reyes del Miedo con otras obras de Batman. Insisto en que trata un tema que no es nuevo ni original, pero al leer la historia…, no sé, deja un buen sabor de boca. Aunque está claro que las alusiones al Arkham Asylum, de Grant Morrison y Dave McKean, son inevitables.

Batman: Los Reyes del Miedo comienza con Batman evitando que Joker mate a un inocente y diezmando absolutamente a sus matones en el proceso. Pura acción como gusta a muchos para enganchar, pero con la diferencia que Batman, en este cómic, tiene una mente táctica. Es capaz de evaluar situaciones, sabe cuándo saltar a la refriega para salvar una vida, o usa estrategias y artes marciales expertas para dominar a cualquier enemigo que se tercie en combate físico. Precisamente por esta precisión, esta delicadeza, y el suspense que mantiene el tema Espantapájaros, me gusta.

Todo esto sazonado con los dibujacos que es capaz de aportar Kelley Jones. En un tomo que se debate entre lápices y tintas, siniestramente oscuro, con una buena dosis de horror ilustrada. Por supuesto, también con sus -en ocasiones-, ciertas partes del cuerpo de algunos personajes extrañamente desproporcionadas.

Recomendado si gustas de la estética única de Kelley Jones, si te van las tramas con trasfondo y esencialmente filosóficas, y te encanta, sobre todo, las conclusiones moralmente satisfactorias.