Reseña: Power Pack. La Colección Completa Vol. 1

Deberíais saber que la colección completa de la añorada por muchos Power Pack ya está aquí. Por nuestros lares, en una edición en tapa dura, el primer volumen de tan ansiada colección editada en nuestro país por fin. La serie de Marvel cuyos guiones otorgaron a Louise Simonson, la serie con la que la guionista calló a muchos machistas del mundillo. La serie que creó a finales de 1983 tras dejar su puesto de editora en Marvel para dedicarse exclusivamente a escribir. Y con la que ganó el Premio Eagle (premio para títulos y autores de cómics que se conceden por votación de aficionados en el Reino Unido); los premios de referencia del noveno arte en Inglaterra.

La Power Pack vio la luz por primera vez en agosto de 1984 y presentaba las aventuras de cuatro superhéroes pre-adolescentes. Simonson escribió la mayoría de los primeros cuarenta números e incluso coloreó el #18. Estamos ante una serie que reboza jovialidad, originalidad y ganas. Ya en los primeros números se nota que es una obra de autor con la fuerza de la inspiración, probablemente, una idea que tenía años guardada en el cajón. Fue a principios de los 80s que los cómics estaban pasando por una oscura evolución. Los temas narrativos se volvieron más maduros, las situaciones comenzaron a tener consecuencias cada vez más nefastas, los lectores maduros veían como comenzaban a aparecer etiquetas por todos lados. Parecía, al menos por un tiempo, que los cómics envejecían. La industria simplemente enmascaraba las mismas historias juveniles pedantes a “nuevos cómics para adultos”. Nacía así el gafapastismo. Y ya el que no leía historias intelectualmente estimulantes como Sandman o Cerebus, no estaba a la moda. Pero Simonson fue una de las que demostró que se podían hacer historias adultas con personajes niños. Y la mar de entretenidas. La Power Pack fue el antídoto para todos esos villanos muchas veces inútiles de ciertas historias. Power Pack trata buenas aventuras sólidas con un arte limpio sin enturbiar las líneas de velocidad y humanos o meta-humanos en posturas anatómicamente imposibles.

Estamos ante un cómic divertido, insisto, que también fue muy inteligente y entretenido en múltiples niveles tanto para jóvenes como para adultos. Un cómic con el que felizmente podías (y ahora puedes) hacer lectura con tus hijos. Y sobre el que también podrás disfrutar de tener conversaciones interesantes de sus historias y personajes. Una serie que merece ser reconocida por lo que era en ese momento, una alternativa al vigilante oscuro, melancólico y asesino que de otro modo consumía la industria.

Un primer tomo que ya se puede encontrar dentro de esta nueva línea editorial de Panini Cómics, dedicada a recopilar en uno o varios volúmenes clásicos modernos de Marvel al margen de las grandes cabeceras. Un clásico de los ochenta, nunca antes recopilado. Donde descubriremos entre otras muchas cosas que Alex, Julie, Jack y Katie Power tienen un secreto increíble: una raza alienígena le ha dotado de superpoderes y ahora han decidido formar el grupo infantil conocido como Power Pack. Alguien tiene que parar a los Snarks, ¿no?

Un clásico. El primero de su tipo. Niños superhéroes. Encuentros cruzados con Spiderman, Capa y Puñal, Rondador Nocturno, Kitty Pryde, Lobezno, Bill Rayos Beta… La autora de Los Nuevos Mutantes y Factor-X, junto a la dibujante June Brigman dándolo todo. Y objetivamente, este no fue el mejor título de Marvel de su época. Pero tiene una serie de cosas que funcionan muy bien. Louise Simonson. Realmente capturó muy bien la dinámica de lo que debía ser un serie así. La estética del arte y la historia encajaron bien. El arte es nítido y limpio, y es fácil discernir lo que está sucediendo, lo que refleja la dinámica de la relación de los personajes. Por otro lado, está el efecto nostalgia al que lleva leer esta recopilación de la serie ochentera, la cual, tras leerla, se puede comprobar que ha aguantado demasiado bien el paso del tiempo. Es total ejemplo de cómic DIVERTIDO.

Power Pack es una maravilla del cómic de superhéroes. Recuerdo en mi infancia como la gente casi se pegaba por hacerse con algún número cuando llegaba a kioscos. Más de uno. Pues uno de ellos siempre se lo quedaba el propio vendedor para su hijo. O eso decía.