Reseña: Batman. Año Uno y Dos, de Frank Miller, Mazzucchelli y VVAA

Creo que todos los comiqueros… Y si no, un porcentaje muy alto, se ha alegrado al saber que Panini Cómics se hacía con los derechos de DC en este país. Cuando una editorial lleva años haciendo las cosas muy bien se dice y no pasa nada. Y necesitábamos que DC se hiciera fuerte en cuanto a publicaciones por estos lares y para eso se necesita detrás un apoyo empresarial grande como Panini. A lo que voy es que muchos estamos babeando ya con los cosas que están por venir y las que suponemos que por fin llegarán. Para eso hoy os reseño ya uno de los títulos DC que han visto la luz con el cambio y no podía ser otra cosa que un potente tomo con el orejas picudas como protagonista.

Lo queríamos y ha llegado. Dentro la línea DC Finest que por lo visto tratará recopilaciones completas de las etapas y los personajes más demandados y celebrados de la historia de DC, en rústica con solapas; Panini ha abierto el cupo con Batman: Año Uno y Dos, las aventuras que el Caballero Oscuro vivió tras las rompedoras Crisis en Tierras Infinitas, primero en manos de Frank Miller y David Mazzucchelli, y a continuación con autores como Mike W. Barr, Alan Davis, Todd McFarlane, Max Allan Collins, Norm Breyfogle, y más. Una joyita en toda regla, en un volumen ligero de llevar y disfrutar en cualquier parte, así como un tomo que sirve perfectamente como regalo para el comiquero de pro. Y es que temáticamente fue genial que esto se hiciera cuando se hizo. Fue Frank Miller el iluminado en muchos aspectos. Fue Miller el que se paró a pensar que un personaje como Batman necesitaba un reinicio. Aunque Año Uno no fue un reinicio propiamente dicho, fue algo más. Algo especial. Una mini-saga donde se narra (obviamente lo que indica el título) el primer año en que Bruce Wayne decidió ser, quién llego a ser. Una historia genial que se desborda en suspense y acción donde Miller profundiza a retazos en la infancia de Wayne con la idea de mostrarnos como este señor quiere encauzar su vida. Una que hasta el momento es como un pastel sin guinda. Algo le falta y no sabe qué es. Tiene una idea, pero hasta que no se lanza a pasear por las calles y a tener enfrentamientos de lo más real con malhechores, no descubre lo que realmente desea hacer en su tiempo libre.

Año Dos, sin embargo, es un arco narrativo de cuatro partes que apareció originalmente en la cabecera de Detective Comics en los números que van del #575 al #578. Donde el Caballero Oscuro ahora es un vigilante establecido en Gotham City y el capitán Gordon se convierte en comisario, y a través de una aparición en un programa de debate explica que Batman está trabajando con el Departamento de Policía de Gotham. Pero Leslie Thompkins, la médica que ayudó a criar a Bruce Wayne después de que sus padres fueron asesinados, le presenta a Wayne a Rachel Caspian, una trabajadora de la caridad y aspirante a monja. Los dos desarrollan rápidamente una relación romántica mientras se revela que el padre de Rachel, Judson Caspian (el Segador original), combate a los criminales tras la muerte de su esposa, después de observar que el crimen en Gotham parece no estar controlado. Así que Judson Caspian vuelve a su disfraz de Segador y planea varios delitos a través del uso de la fuerza letal. Una historia que inicialmente se iba a llamar Batman 1980 pero que fue lanzada como Año Dos gracias al enorme éxito anterior de Frank Miller.

Por lo que tenemos aquí un título que se inicia con una obra cumbre del orejas picudas y después una aventura ochentera de las que molan. Donde destacan personajes esenciales años después como Falcone »El Romano» (que hace aquí su primera aparición), y una muy diferente Selina Kyle que es más que ladrona en estas viñetas. Aparte de un Segador que mola como villano porque tiene mucho de El Castigador.

Excelentes obras muchas pero que superen el sobresaliente, se pueden contar con los dedos de una mano. Los años 80 fueron un punto álgido en la historia del noveno arte, nunca me cansaré de decirlo y Batman estuvo ahí. Y estuvo gracias a Frank Miller, Mazzuchelli, Alan Davis… y puedo decir muchos grandes autores que no tuvieron ninguna objeción en dejar su don en esta cabecera. Cómics que hay que leer al menos una vez en la vida.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.