Reseña: Sharkey. Cazarrecompensas, de Mark Millar y Simone Bianchi

No sé si hay compromiso de algún tipo pero en nuestro país, las obras que va pariendo el gran Mark Millar las suele traer Panini Cómics. Son historias curiosas, atractivas, con ese toque de originalidad independiente que sólo los que tienen el don saben crear. Lo que se ha dado en llamar el Millar´s World. Ha estado trabajando con Netflix durante algún tiempo en el desarrollo de sus títulos en formato peli, de ahí que muchos de su cómics los conozcáis más por el formato film. Como guionista, a muchos nos tiene ganado desde hace años. Estamos hablando del creador de The Authority, Wanted, Kick-Ass, entre otras muchas obras, pero sobre todo el que ideó la famosa y potente etapa de Marvel denominada Civil War. Ah, y también la saga de Kingsman: The Secret Service, tan de moda ahora en cines. Vamos, que como autor, os debería sonar a casi todos. Y como seguidor de todo lo que hace este hombre, ahí estoy siempre al quite por que ya os digo, son historias que no dejan indiferente.

Y con Sharkey: Cazarrecompensas lo vuelve hacer.

La historia se centra en un cazarrecompensas calvo y de piel azul, portador de un malvado mostacho setentero y una actitud sin pretensiones llamado Sharkey. Ex-miembro de una división de élite de operaciones especiales, Sharkey ahora se gana la vida como cazarrecompensas, viajando por el espacio con su camión de helados propulsado por cohetes, y cazando a los criminales más notorios de la galaxia. Después de prender y recoger la recompensa por el criminal Multiple Jax, Sharkey queda como responsable del bienestar de su sobrino, el niño de diez años llamado Extra Billy. Sharkey, a regañadientes, acepta llevar al crío con sus familiares al planeta Odag. Pero por el camino al sector de Sin Atholl se le brinda la oportunidad de pillar la mayor recompensa de su carrera. Mil millones de kodonas por Edra Deering, la mujer más buscada y peligrosa de toda la galaxia. Una recompensa tan alta que seguramente atraerá a los cazarrecompensas de todos los rincones del cosmos, lo que mete a Sharkey en una carrera contra el tiempo. Y contra un polizón que es puro coñazo.

Pues eso. Mark Millar haciendo lo que mejor sabe hacer. Un guión magnífico con una premisa básica, o mejor dicho, un cliché bastantes veces visto, pero que el tío retuerce para hacer que te enganches. En solo un par de páginas, proporciona atractivo con la “colorida” actitud y arrogancia de Sharkey, y cómo reacciona ante el mundo que le rodea con cierta irreverencia y sarcasmo. Sharkey es un tipo rudo, machista y un tanto perverso con los demás, pero respecto al tema niño, su corazón aún mantiene ese puntito de esperanza. La segunda parte del problema es la alineación de los astros para presentar ante sus narices el premio definitivo, no sin antes saber que obviamente va a haber un cazarrecompensas rival que aún no se ha nombrado. Este otro cazador parece ser tan astuto y mortal como Sharkey, y Millar mantiene al lector pendiente hasta el final por un drama existente entre los dos, con una trama humorística que a muchos os encantará. Crea suspense, especulación y efectiva.

Otra maravilla de esta obra son las ilustraciones de Simone Bianchi. Su firma de tinta lavada, estilo de arte de acuarela, agrega una riqueza y un sentido espectacular a esta fantasía steampunk. Es una técnica que ha usado antes en títulos de Green Lantern y Detective Comics, así como en Marvel’s Wolverine. Sin embargo, aquí, no sé por qué, la veo superior. Como si hubiese evolucionado. La lleva a un nivel completamente nuevo, y representa un mundo maravillosamente extraño y colorido con calidad surrealista y onírica. Me encanta.

En general, Sharkey: Cazarrecompensas es otro titulo del maestro Millar que nadie debería perderse. Además de una excelente manera de entusiasmar a la gente sobre la próxima colaboración del autor con Netflix. Pues obviamente se prepara película y esta miniserie sirve como introducción. Ese es el detalle. No digáis que no mola.