Reseña: Earthdivers, de Stephen Graham Jones y Davide Gianfelice

Earthdivers me ha llevado a pensar que todavía hay esperanza. Todavía hay autores que tienen en mente hacer buenos cómics, buenos guiones de Ciencia Ficción. Por tanto, no es un cómic sencillo este primer tomo que publica en nuestro país Planet Cómic. Earthdivers es una pieza compleja y única, y lleva por bandera el tema de los viajes en el tiempo. Stephen Graham Jones entra en escena con un cómic que traslada un tema mil veces tratado pero tiene algo que lo vuelve fascinante. De lectura ágil, con ritmo rápido y una sabrosa pizca de comentario político, como toda gran historia de CF debe tener.

Stephen Graham Jones (The Only Good Indians, My Heart Is A Chainsaw) y el ilustrador Davide Gianfelice (Northlanders) nos traen una historia de salvar al mundo teniendo que volver a pasado. Todo lo acontecido en USA siglos atrás, debe ser evitado. Estados Unidos es el objetivo. Un tema fuerte para ser publicado al otro lado del charco y, sin embargo, me han llegado muy buenas criticas.

Puedo empezar diciendo que Earthdivers tiene un comienzo estelar.

El año es 2112 y el Apocalipsis es exactamente como se esperaba: los ríos retroceden, los océanos suben, la civilización se desmorona. La humanidad ha perdido la esperanza, a excepción de un grupo de sobrevivientes indígenas marginados que han descubierto un portal de viaje en el tiempo en una cueva en medio del desierto y han descubierto quién es el culpable de que el mundo diera el giro final hacia lo peor. Estados Unidos está en el punto de mira. No obstante, estos personajes, convencidos de que la única forma de salvar al mundo es reescribir su pasado, envían a uno de los suyos con una a sangrienta misión sin retorno a 1492 con el objetivo de matar a Cristóbal Colón antes de que llegue al llamado Nuevo Mundo.

Pero acabar con un momento histórico así no es tarea fácil.

Eso sin contar que dichas acciones podrían resultar devastadoras para los familiares y amigos de algunos que aún viven en el futuro.

Sigo a fe ciega a Stephen Graham Jones porque de todos son conocidos los geniales cómics de terror que hace. Aquí se lanza al medio con una historia apocalíptica de viajes en el tiempo con una perspectiva nativa americana específica donde el núcleo principal es ir al pasado para cambiar el futuro. Pero Jones es capaz de hacer en su guion algo que gusta, entretiene y engancha. Implementa complejidades en los personajes y los vuelve muy humanos. Algo que rara vez obtenemos en las historias de viajes en el tiempo. El personaje que es seleccionado para viajar en el tiempo es enviado porque sabe cantidad de idiomas y, supuestamente, sería capaz de integrarse mejor. Sin embargo, cuando te embarcan en un barco de vela en 1492 con la tarea de mimetizarte como marinero, es sorprendente lo mucho que puede desmoronarse todo a la primera de cambio. Y esa idea me encantó. Ver al personaje principal luchar y ceder a los instintos más bajos para seguir con la misión es como ver un experimento humano fascinante e intenso, que es exactamente lo que suele ser la buena Ciencia Ficción.

Por otro lado, los dibujos de Davide Gianfelice y Joana Lafuente son ilustraciones súper chulas por su originalidad de diseño.

Una experiencia de lectura totalmente inmersiva.

Así como los colores de Joana Lafuente que aportan algo “brillante” a una perspectiva de la que necesitamos desesperadamente más en nuestro medio de diversión favorito.

Dadle una oportunidad que en breve tenemos nuevo tomo.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.