Reseña: El Último Hombre en Pie. Jack Johnson y el Combate del Siglo
En este cómic tan recomendable para los amantes del boxeo y la lucha espiritual por conseguir nuestra metas, el ilustrador Daoudi y el poeta Matejka interpretan la vida de Jack Johnson, el primer campeón negro de boxeo de peso pesado. Una novela gráfica que gira en torno a su combate por el campeonato de 1910 en Reno, Nevada, donde además se retrata su ascenso en el deporte y la cultura, así como su caída a manos de la virulencia del racismo estadounidense. Una obra que educa porque es evocadora y fascinante su narración, y vas descubriendo como Johnson llega al boxeo a través de peleas clandestinas a ciegas por comida (y para el entretenimiento de los hombres blancos). Para que veáis de qué está hecho verdaderamente el ser humano. Y es que en la mañana del 4 de julio de 1910, miles de aficionados al boxeo irrumpieron en un estadio recién construido en Reno, Nevada, para presenciar un duelo épico. Jack Johnson, el primer campeón negro de peso pesado del mundo —y el atleta más infame del mundo debido a su raza— se enfrentó a Jim Jeffries, un ex-campeón de peso pesado entonces considerado la «gran esperanza blanca». Era el apogeo de la era de Jim Crow, y los espectadores ansiaban que Jeffries restaurara la jerarquía racial que Johnson había desmantelado con sus rápidos puños.
Momento épico para la historia del deporte, aunque por entonces diría que ni era deporte. Momento en el que Johnson puso a muchos en su sitio. Pues cuentan que Jack Johnson (un boxeador, una historia que no conocía) con sus excepcionales habilidades de combate, físico y empuje le valieron mucho más que una comida: fama, fortuna y la ira de la estructura de poder blanca existente. Llega un momento en que Johnson se burla descaradamente de sus torturadores mientras acumula victoria tras victoria, persiguiendo a los campeones blancos que se niegan a pelear con él, pero en este cómic al lector le confiesa el precio que le ha causado el racismo al que ha sido sometido toda su vida. Aun así, se desenvuelve al máximo de su notable habilidad, planificando sus peleas para que parezcan películas y así, generar más ingresos por las proyecciones que los que obtendría con el premio de una pelea; narrando teatralmente sus mejores combates a los espectadores que
pagan por entrar al teatro y siempre persiguiendo sus propios intereses, incluyendo a las mujeres blancas.
Uno solo no puede luchar contra el Estado, pero Johnson consiguió conectar golpes contundentes que casi lo llevan a la lona.