Reseña: Thor y Loki. Hermanos de Sangre, de Rodi y Ribic

Los lectores de cómics sabemos mejor que nadie, cuando un titulo necesita reimpresión. Las solicitamos una y otra vez a la editorial pertinente hasta que los deseos se hacen realidad. Todo llega. Pero si además vuelve al candelero en una edición grandiosa, magnífica a cual lienzo que se precie, por que en realidad en ella prima el dibujo, prima que te deleites con cada trazo, con cada viñeta y con cada mega splash-page… A uno sólo le quedan los aplausos. Panini Cómics lo hizo hace no mucho con una gloriosa edición de la Parábola, de Stan Lee y Moebius. Ahora vuelve con un nuevo titulo en un mes en el que parece que Thor va a tener bastante protagonismo.

No me he podido resistir a Hermanos de Sangre. A esta maravilla que deberías pillar con poco que os guste la mitología nórdica, los lienzos de Esad Ribic (que aquí se echa a la espalda también coloreado y una tremenda portada), y por supuesto, haceros con él los que aún no tengáis esta chulada y os gusten los What if…?, así como, las disputas entre los herederos de Asgard. Una recopilación de lo que fue en los 90, una miniserie de cuatro números escrita por Robert Rodi. Una historia que captura perfectamente el encanto y el atractivo de la épica poderosa de los cantares mitológicos. Y es que Stan Lee siempre fue mucho más astuto de lo que aparentaba. Y al crear a Thor decidió confundir a la oposición tomando una mitología existente e insertándola en la mitología estadounidense moderna que él mismo elaboraba. Con Thor le salió bien. Y así, Asgard se convirtió en el mito constantemente reinventado, clásico y moderno, nuevo y antiguo, mitológico y de fantasía que a todos gustó. Mitos rediseñados y reescritos, esos mismos que Walter Simonson elevó a la cumbre.

Entonces llegó Robert Rodi y reconoció que Loki era quizás el vehículo perfecto para reflexiones metaficcionales sobre la naturaleza de los villanos y su co-dependencia con los héroes. Crea Hermanos de Sangre, con un Loki siempre amargado y herido en su ser que en un momento de locura acusa a su padre de manipular las reglas del Universo para criar a Thor como un héroe. «¿Cuál es la mejor forma de hacer un héroe?», se pregunta en voz alta y la respuesta llega: «Dale un hermano malvado para definirse». Odín lo niega, pero Loki no se convence. «Entonces mírame, padre, y dime claramente que no fui llevado a tu corte con el único propósito de galvanizar la bondad de Thor». Odín calla. No sé vosotros, pero creo que uno no puede evitar sentir cierta simpatía por Loki, por su desgracia, pobre villano. Es bastante malvado, pero quizás las circunstancias de la vida lo moldearon para que fuera así.

Mientras Loki domina a Asgard, la miniserie se atreve a preguntar qué pasa cuando el villano gana. No me refiero a eso como una especie de amenaza o convocatoria, solo una observación sobre el guion de Rodi. Entonces, ¿qué sucede cuando el villano derrota al héroe (particularmente en los cómics)? Los cómics y la mitología y varias otras formas narrativas serializadas dependen en gran medida de la dinámica héroe-villano para definirlas. Y los villanos suelen ser claramente secundarios en ese sentido. Después de todo, Loki no ha tenido tantos cómics propios para definirse, ¿verdad? Todo lo que hace es intentar matar a su guapo, encantador y querido hermano pero nunca nos preguntamos (ni él mismo lo hace) qué pasaría si tuviera éxito.

Pues aquí lo sabréis. Una idea muy chula este Hermanos de Sangre. Los villanos podrían argumentar que harían del mundo un lugar mejor, quizás sueñan con convertir el mundo en una utopía. Y aquí Robert Rodi hace algo fascinante. Sugiere una idea que une perfectamente los mitos y leyendas de antaño con el mundo más moderno de los cómics de superhéroes. Hay muchos Lokis esperando. Aquí con un Esad Ribic dibujándolo de forma absolutamente maravillosa y en una edición que su contraportada-portada-solapa se convierte en un póster digno de ser enmarcado. Ya me diréis si no es una verdadera joya.