Reseña: Nunca, de Ken Follet

Cuando terminé de leer Nunca, la última novedad en librerías de Ken Follett, me recliné en mi silla en silencio y escuché mi respiración durante unos segundos. Necesitaba procesar y ordenar algunas emociones después de terminar una gran historia que culmina con uno de los finales más poderosos, abruptos y dramáticos que jamás he leído. Mi siguiente pensamiento fue que el editor, Penguin Random House, y en nuestro país más precisamente Plaza & Janés debería enviar una copia a todos los líderes y dirigentes políticos influyentes de este planeta que se nos va. Todo, como un servicio público y tal vez agregar en el envío a algunos periodistas influyentes de noticiarios nacionales en ciertos países. A los mejores considerados de cada país. Y deberías leerlo tú también, porque es amor al cuboy miedo elevado a la máxima potencia. Por que Nunca es más creíble y premonitoria que otras muchas novelas que satirizan el tema de cómo podría comenzar una guerra nuclear al estilo de los terribles años 60 del pasado siglo. Follett actualiza el tema para estos nuestros años, tiempos locos y complejos que estamos viviendo donde la catástrofes parecen venir una detrás de otra como si el fin de la humanidad no estuviera tan lejos como pensamos. Y es que Nunca asusta. En una breve introducción, Follett cuenta algo sobre la inspiración que le llevó a escribir esta novela: «Cuando estaba investigando para La Caída de los Gigantes, me sorprendió darme cuenta de que la Primera Guerra Mundial era una guerra que nadie quería. Ningún líder europeo de ninguna de las partes tenía la intención de que sucediera. Pero Emperadores y primeros ministros, uno por uno, tomaron decisiones, decisiones lógicas y moderadas, cada una de las cuales nos acercó un pequeño paso más al conflicto más terrible que el mundo terminó por conocer. Llegué a creer que todo fue un trágico accidente. Y me preguntaba: ¿podría volver a pasar eso?».

Es el miedo de siempre. ¿Volverá a ocurrir algo tan terrible? Aprender de la historia y tal. Pero hay un peligro en esto. Los novelistas con sus trabajos de investigación pueden caer en pontificar, en lugar de contar historias. Pero vais a ver que Nunca, nunca aboga por la predicación. Su mensaje tiene poder en ubicarse orgánicamente dentro de una historia convincente que se mueve desde el desierto del Sáhara hasta Corea del Norte y las salas de congreso de USA, así como llevarnos al interior del león dormido que es China. Pensad en una novela como La Suma de Todos los Miedos, de Tom Clancy, casándose con el estilo épico que Follett es capaz de aportar siempre a su trabajo.

Pauline Green es la presidenta de Estados Unidos. «Toda catástrofe comienza con un pequeño problema que no se soluciona», dice en una cita que resume lo que vendrá. En Nunca, los primeros hilos se desenredan en la nación africana del Chad, seguidos por el terrorismo que se esconde en los paisajes desérticos, las luchas en el frente y unos apoteósicos reformistas del gobierno chino que la quieren liar. Se suma en otra parte del globo el hambre en Corea del Norte. Se utiliza un dron estadounidense robado para destruir la frágil paz entre Chad y Sudán y la mayoría de los ciudadanos estadounidense aunque no saben situar a Chad en un mapa, de repente tienen que prestar atención cuando ese dron vincula a USA con la muerte de ciudadanos chinos en el norte de África. La historia se desarrolla a través de personajes memorables como Abdul, un agente de la CIA que arriesga su vida para luchar contra el terrorismo africano mientras se hace pasar por un refugiado que trafica con personas. Decisiones complicadas por su afecto por Kiah, una refugiada en el mismo viaje peligroso, que tiene un hijo. Luego está Tamara, una agente de nivel inferior en la embajada de USA que no para de luchar contra sus superiores y las políticas miopes en sus heroicos esfuerzos por mantener el peligro contenido. Y finalmente, Follett se centra en la política y las prioridades chinas a través de los ojos de Chang Kai, director de una agencia secreta china, que está casado con una actriz popular y sigue presionando por la moderación para evitar el holocausto. Gente queriendo salvar vidas. Para ejemplos recientes, podríamos mirar la invasión de Irak o la guerra en Vietnam, para ver que las naciones fuertes, las consideradas como primeras potencias mundiales, terminan por sentirse avergonzadas de lo que hacen «por el bien de la humanidad». Esto y no otra cosa fue el germen, la base, para que estallara a principios del siglo pasasdo la denominada Gran Guerra o Primera Guerra Mundial que tuvo bastantes más muertos que la Segunda y de eso poco se habla. Solo que esta vez, Follet lleva este juego al nuevo milenio donde las armas nucleares casi que se pueden comprar por internet.

Si has leído hasta aquí, probablemente sepas que Ken Follett es uno de los más importantes autores de thriller. Está entre los primeros a nivel mundial. Es autor de más de treinta libros con casi doscientos millones de ventas de sus libros que van desde el clásico thriller de espías El Ojo de la Aguja hasta sus más célebres novelas de ambientación medieval que comenzaron con la genial Los Pilares de la Tierra. Ahora, a sus 72 años, nos ha regalado un libro que podría ser quizás el más importante. Que la gente con poder lo lea, más temprano que tarde, será una buena noticia.