Reseña: Las Tierras de Ogon, de Jean-Luc Istin, Jarry, Duarte y Alex Sierra

Después de Elfos (https://www.yermoediciones.com/catalogo/elfos/), Enanos (https://www.yermoediciones.com/catalogo/enanos/), Orcos & Goblins (https://www.yermoediciones.com/catalogo/orcos-y-goblins/) y Magos (https://www.yermoediciones.com/catalogo/magos/), aquí están Las Tierras de Ogon; la quinta variación de este universo fantástico creado por Jean-Luc Istin y Nicolas Jarry y al dibujo de Kyko Duarte y Alex Sierra. Había que atreverse y Yermo Ediciones no se contuvo. Ya me diréis si venden estas series de cómics europeo o no porque yo veo a todo el mundo encantado con ellas. Pero, ¿era imprescindible esta nueva serie? Honestamente no. ¿Es efectiva? Afortunadamente sí. Encontramos el saber hacer de los autores (Istin y Duarte son insistentes en este universo y se sienten inspirados), y eso siempre esplende. Para aquellos que siguen un poco este mundo, Las Tierras de Ogon son una especie de tierra olvidada, un nuevo continente que actúa como espejo de Arran, los elfos rojos habrían estado exiliados aquí hace muchas eras…

Intentándonos alejar de la camisa de fuerza de la Fantasía que representa Tolkien o un poco más en este caso Dungeons & Dragons, este nuevo mundo muestra diferentes estilos de vida inspirados en los inuit o en las tribus africanas, y está poblado por nuevas criaturas. Nos topamos, entre otros, con los centauros o los togs (un pueblo de monos que se encuentran en el extremo norte de Arran). Más allá de esta relativa novedad en términos de contexto, encontramos el mismo patrón en términos de historia que en muchos álbumes de las series antes mencionadas. Pero seguimos con el encanto que los autores saben aportar. Por lo que tenemos en Las Tierras de Ogon una nueva serie de álbumes disfrutables que recién sale a la venta este mes. Una aventura en un efectivo volumen con nuevos temas potenciales y una parte gráfica siempre atractiva. Tenemos lo que sería un ciclo paralelo a las Tierras o Guerras de Arran, que puede describirse como el segundo ciclo principal del Mundo de Vientoligero. El escenario funciona en cuanto a ambientación. Va bien. Pero siendo sincero ya me tenía ganado anteriormente. Así que solo me quedó disfrutar de más información del mundo, sobre todo, en el segundo álbum Caras Blancas (este primer volumen trae los dos primeros), escrito por Nicolas Jarry, mi mentor favorito de la serie Enanos, y dibujado por un artista español del que sólo puedo hablar maravillas y no solo porque sea uno de mis «colegas» de FB, al cual descubrí con su maravillosa Hel’Blar (https://www.yermoediciones.com/producto/helblar-1-los-cazadores-de-draugar/).

¿Y de qué va la cosa? Tenemos como os decía fantasía de inspiración africana en un principio, como rara vez vemos en los cómics, y aunque no encuentro el concepto particularmente estúpido en estos tiempos, al menos tiene el mérito de existir y finalmente ser propuesto. A veces hay algo de inventiva, pero visualmente son un poco los mismos conceptos visuales «africanizados» (los centauros son mitad hombre, mitad jirafa, etc.). Y una historia bastante clásica pero terriblemente efectiva, donde encontramos elementos del shonen japonés, el viaje del héroe muchas veces visto y leído teorizado por Joseph Campbell, etc. Todo con salsa de la que promueve siempre Jarry, con humor, aventura con momentos de heroísmo y cargados de drama y tensión. Siempre a buen ritmo con el clímax, tenemos una historia completa en conjunto, que se mantiene unida y de la que queremos desesperadamente saber más tras este díptico. ¡Quiero leer la continuación de las aventuras de Itomë y Djo-Djo!

Siempre que un buen universo se enriquezca, es motivo de celebración.