Reseña: Terapia de Grupo, de Manu Larcenet

Larcenet vuelve al cómic de humor y eso me gusta. Larcenet vuelve a subirse al escenario y habla de inquietudes artísticas. No sé si hay algo de verdad en los problemas mentales de su doble ficticio, pero si es así espero que haya exagerado con fines humorísticos porque el pobre Larcenet ficticio realmente necesita de un psicólogo.

En Terapia de grupo, Manu Larcenet vuelve con una sátira descacharrante en la que no deja títere con cabeza dentro del mundo del cómic. Una obra divertida y genial que se presenta esta vez reunida en un maravilloso volumen integral. Un tomo que comprende toda una serie de sketches sobre un autor de cómics (el propio Larcenet, vamos a imaginar) que intenta tener una buena idea y no la consigue, por lo que cae en una depresión. Pero también hay cómics falsos y artículos periodísticos que son muy divertidos.

Un tomo que, por supuesto, puede parecer a la larga repetitivo. Por eso este es un título (como todos los de tiras y sketches) que hay que disfrutar a sorbitos como un buen vaso de whisky o vino. Ver a «Larcenet» deprimido porque no encuentra la idea que lo ponga nuevamente en pie, me afectó mucho. Algunos sabréis que escribo historias a poco que surja la musa, pero nunca he estado en esa situación porque yo escribo cuando viene la idea y no al revés. No la provoco. La sencilla razón es que no escribo por dinero, no es mi trabajo y no tengo presión. Pero entiendo el agobio. Y sé que va en perjuicio del creador, en contra del don, la presión de las fechas. Quizás por eso me encantó y me hizo reír mucho, todo lo que se cuenta en Terapia de grupo.

En cuanto al dibujo, tenemos a un Larcenet que tira mucho hacia el narigón humorístico. Regresa con la que puede ser su obra más personal y provocadora, a caballo entre sus cómics puramente humorísticos (Bill Baroud) y los más serios (Blast, El informe de Brodeck), una línea intermedia que ya había tomado otras veces. Terapia de grupo es una gran serie cuando es visualmente desestabilizadora (colores estridentes, narices escandalosamente grandes), cuando se atreve a ofrecer una mirada desagradable a ciertos autores destacados y cuando desarrolla una declaración original sobre el hospital psiquiátrico.

Me encanta. Intento leer todo lo que de Larcenet se publica en este país.