Reseña: Batman. La Secta, de Jim Starlin y Bernie Wrightson

Tenía ganas de un buen tomo de Batman. Una buena historia, un volumen a ser posible para degustar días atrás que he podido escaparme para levantar las piernas ante el gran azul. Y casi que lo tenía bien decidido porque este que tal anda es súper seguidor (de toda la vida) de la carrera de Jim Starlin desde que me encandiló con sus obras del Infinito. Para mí siempre fue un guionista que estuvo en un tris entre ser escritor de novelas de ciencia y ficción y guionista de cómics. Y aunque se inclinó por esto último, que duda cabe que hubiera llegado también lejos por el camino literario. Pero quizás la duda era si podía hacerlo bien fuera de Marvel, y lo más importante, con argumentos fuera del tema cósmico. Batman: La Secta o The Cult es la prueba de que sí.

Considerada una buena novela gráfica por muchos, donde Starlin aleja al Hombre Murciélago de sus enemigos habituales y saca adelante una inquietante novela gráfica dibujada por mi eternamente amado Bernie Wrightson, el que es para mí es mejor ilustrador de Terror de la historia. Así que el caviar se vende solo. Porque The Cult es una historia brutal y oscura y absolutamente fascinante. Quizás se dependa demasiado de los informes de noticias parlantes que dicen que se parece demasiado a El Regreso del Caballero Oscuro, pero en general esta es una miniserie muy bien contada. Batman rara vez ha sido llevado a estos límites y es reconfortante ver que no se trata de una trama tontuna que involucra a personas de la infancia de Bruce. Este es Batman en su punto más bajo y le toma unas buenas cincuenta páginas recuperarse incluso después de estar libre del culto al que tiene que enfrentarse. Porque Starlin se asegura de que captemos cada momento del adoctrinamiento de Batman en el culto, para explicar cómo la voluntad de Batman se desgasta hasta las vívidas alucinaciones del Caballero Oscuro. Blackfire predica la justicia, transmite el mismo mensaje que Batman, pero dice que la brutalidad es el único camino. Y lleva tiempo, pero el orejas picudas llega a estar de acuerdo con esa postura. Después de todo, ¿cómo podría alguien dudar del diácono Blackfire?

Todas las apariencias en 1988, llevaban a pensar que La Secta iba a ser una buena, pero una trama estándar de Batman. Sin embargo, unas pocas páginas del primer número demuestran que Jim Starlin y Bernie Wrightson venían dispuestos a hacer ruido. Comienza con Batman secuestrado, prisionero del carismático y atractivo en palabras Blackfire junto a su banda de almas subterráneas de seguidores. Colgado durante semanas y apenas alimentado, Batman sucumbe lentamente al lavado de cerebro de Blackfire. Sí, incluso Batman se puede romper y Blackfire hace precisamente eso. La controversia proviene, en parte, del asesinato, el que aparentemente comete Batman. Hasta ahí puedo contar.

Starlin y Wrightson en su máxima expresión. Sitúen esta obra en el pódium junto a El largo Halloween, Año Uno y El Regreso del Caballero Oscuro. Están al mismo nivel.