Reseña: Ofrendas de Verano
Una buena historia de casa encantada debería empezar siempre con un anuncio más o menos así:
OFERTA ÚNICA
Casa de verano tranquila, aislada. Perfecta para familias numerosas. Piscina, playa privada, muelle. Temporada larga. Precios muy razonables para gente adecuada.
Para luego encontrarnos con una trama de combustión lenta como ocurre con Ofrendas de Verano (Burnt Offerings), el novelón sobre este género que por fin llega en español gracias a Minotauro. Una historia con indicios de malos presagios que te va consumiendo como lector.
Y comienzan los hechos extraños…, pero no demasiados. Historias que amo por el tratamiento del «tempo» que se hace. Hechos extraños, al principio, con pinzas, para finalmente desencadenarse todo en una locura de horror al estilo de pelis como Polstergeist o What lies beneath… por poneros ejemplos de tramas de este tipo en el mundo del cine. Relojes que se negaban a funcionar cobran vida. Tejas desgastadas caen al suelo revelando tejas nuevas. Todo en la casa comienza a adquirir un brillo saludable pero, ¿las canas que comienzan a aparecer en el cabello de Marian son simplemente naturales, verdad? Y es que a Marian Rolfe le gustan las cosas buenas. Incluso acepta trabajos temporales de vez en cuando para poder permitirse un escritorio de lujo o una cómoda preciosa. También le encanta limpiar, y casi todos los días, cuando Ben regresa de dar clases, lo recibe con su aroma a limones y betún. Pero Ben cree que es un poco obsesiva. Y Marian está decidida a escapar de Brooklyn durante el verano con la intención de proteger sus modestos ahorros. Pero Ben quiere quedarse en Brooklyn y aventurarse a hacer algunos viajes al norte del estado de Nueva York. Pero Ben se ve superado, por supuesto, por la lucha contra un toque de artimañas femeninas, una pizca de manipulaciones no tan sutiles y una pizca de engaño descarado. Y lo que ha encontrado Marian es una palaciega y ruinosa mansión Allardyce, y se deja llevar por la lujuria…
El viejo dicho de que si es demasiado bueno para ser verdad se manifiesta en la mente de Ben. La casa está llena de todas las cosas maravillosas que Marian solo puede soñar con poseer: muebles ornamentados, jarrones delicados, vajillas caras y relojes antiguos están esparcidos por toda la casa, todos cubiertos de polvo y telarañas. Las paredes y los suelos de esta belleza descolorida son monótonos y sucios y…, a pesar de las dudas de Ben, se quedan con la casa. Al fin y al cabo, es una ganga, ¿verdad? Error. Ben comienza a sentir que su personalidad cambia. Empieza a saber con certeza que necesita escapar de este lugar, quiera Marian o no. Cosas enterradas durante mucho tiempo están saliendo de los recovecos de su cerebro. No estaban allí. Él lo sabía. No existía, no fuera de esas pesadillas infantiles e irrazonablemente aterradoras. Y luego está el espeluznante chófer… (Me pregunto si el chófer de Marasco influyó a Joe Hill para crear al Manx de NOS4A2). Pero sí que sabemos que Stephen King se vio influenciado por esta novela para escribir El Resplandor. Se publicó cuatro años después de Ofrendas de Verano.
Lo que me gusta de esta novela es que no se trata de una casa con “hambre” de sustos, sino de una familia que se descontrola con los desagradables empujoncitos de una mansión que esconde algo malvado dentro. ¿Recuerda a lo sucedido en Amityville? Por supuesto. La novela de Marasco tiene una poderosa tensión que va creciendo poco a poco y goza de un potente terror atmosférico que se respira en casi cada página. Una historia que no dejó de darme escalofríos hasta el final. Maravillosa, maravillosa, maravillosa. Junto a mi amada Los Elementales, de McDowell (¡Qué todavía no se ha publicado en nuestro país!), se acaba de convertir en mi novela favorita de casas encantadas.
Y he leído muchas.