Reseña: Stranger Things. D&D. El Ascenso del Fuego Infernal
Los mundos de Stranger Things y Dungeons & Dragons han estado intrínsecamente unidos desde el estreno del primer episodio de la exitosa serie de Netflix en 2016. Y con la noticia de que a finales de este mes nos llega la última temporada final y que el productor encima está trabajando en un filme basado en los Reinos Olvidados, diría que este era, sin duda, el momento adecuado para que un título así viera la luz. Y explotó la supernova y ya Norma Editorial publica en nuestro país la fusión en formato cómic de ambos mundos procedentes del último cómic publicado en Dark Horse Comics. El Ascenso del Fuego Infernal, donde los guionistas Jody Houser y Eric Campbell nos ofrecen una fascinante historia con cuatro líneas temporales diferentes, mostrando cómo el juego de rol Dungeons & Dragons siempre ha sido su vínculo. Una línea temporal que se sitúa cuando los chicos tenían diez años, antes de que comenzara la serie, cuando Dustin ni siquiera formaba parte del grupo pues fue gracias a Dungeons & Dragons que Dustin conoció a estos chicos. Las siguientes líneas temporales son el final de la primera temporada, el final de la segunda temporada y el final de la tercera temporada. El juego siempre ha sido su refugio. La idea de ser valientes, de rescatar, de crear su propia historia. Juntos. En este cómic se nota mucho que tanto Houser como Campbell sienten pasión por las dos obras originales en las que se basan. Por eso crean una historia súper entretenida desde el primer momento. Dicho lo cual, la secuencia de cinco páginas donde Eddie y su amigo Ronnie juegan su primera partida de D&D es una auténtica delicia y captura a la perfección la alegría del «mejor juego de rol del mundo», resultando
totalmente creíble como un gancho que cautivaría por completo a los dos jóvenes.
A los afortunados que como yo vivieron los años 80, y este juego de rol en aquella época junto a sus amigos, se les puede poner perfectamente el vello de punta. Eso si no sienten nostalgia en su más pura esencia y sueltan alguna lagrimilla recordando los momentos pasados con esos amigos que muchos ya no están.
En el apartado visual, Diego Galindo cumple con creces con el dibujo, empleando un estilo minimalista que prioriza la expresividad sobre los detalles superfluos. Todo fluye con naturalidad, pero, al igual que el guion, el arte solo se desata realmente durante la mencionada secuencia de D&D, lo que le brinda al artista español la oportunidad de lucirse, abrazando la fantasía cinematográfica mientras Eddie (como «Relgar, el bárbaro medio orco») defiende valientemente a la vulnerable Ronnie (como «Gildia, la pícara mediana»). Un trabajo brillante, en particular, gracias al excelente trabajo de color de Diana Sousa.

Esta novela gráfica (corta) es divertidísima. Empieza cuando los chicos originales se conocen. Su pasión por D&D trae nuevas aventuras a estos jóvenes marginados y acosados a los que todos hemos llegado a adorar. Una cita de Mike me llegó al corazón:
Antes tenía miedo, todo el tiempo. Miedo en la escuela, miedo en casa, miedo a lo que la gente pensaba de mí. Pero en el juego siempre era valiente, y eso lo cambió todo. Me enseñó a luchar contra monstruos. Monstruos en la escuela y… y…
Y ahora los monstruos son reales.