Reseña: John Tanner. El Cautivo del Pueblo de los Mil Lagos, de Christian Perrisin y Boro Pavlovic

Llevo mucho sin deciros que, tanto que alardeamos de creadores de buen cómic los americanos, resulta que, por ejemplo, las mejores historias de Western en este formato siempre nacen en el viejo continente. Es una coincidencia que quizás no lo es tanto pero, ¿no sería más lógico que en cada tierra se hiciera lo mejor para con su historia? Supongo que de ahí lo de no ser profeta en tu tierra por que en mi caso, la mejor historia que he visto en cómic sobre la Guerra Civil Española…, por supuesto, no la hizo un español. Pero a lo que iba, que es fácil encontrar muy buenas historias del Oeste dentro del noveno arte y del cómic europeo.

Yermo Ediciones recién publica uno de esos títulos, uno de esos cómics para el recuerdo. Es decir, las historias que se basan en hechos reales a uno se les queda grabada. Serie que se inicia con este primer álbum y que deja con ganas de más. La historia de John Tanner, que permanecerá cautivo de las tribus Ojibwe durante treinta años (capturado desde los nueve) historia de la que no tenía ni idea. Me sonaba algo parecido, pero ni era exactamente esta historia, ni transcurría igual. Y es que, con la intención de reemplazar a un hijo desaparecido, John experimentará varias pruebas y un destino singular y doloroso, antes de convertirse en un vínculo entre las culturas blanca e india, a través de su función de traductor y guía. Por tanto, estamos ante un cómic de belleza incalculable, un guion de película biográfica muy bien relacionada y bien documentada por lo que he podido investigar. Al buscar lo que concierne al personaje (yo soy así de inquieto) en mi Historia del Far-West, de Rieupeyrout (enciclopedias que, sin duda, merecerían una bonita re-edición en español); me di cuenta que Perrisin había estudiado bien el tema, porque si exceptuamos algunos pasajes de ficción que le dan aspecto aventurero al guión, todo huele a autenticidad. A la vez que le da valor antropológico a los nativos americanos.

Es una trama que además pertenece más al campo de lo salvaje que a la típica historia de búsqueda. La acción se desarrolla entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, es decir, menos de un siglo antes del período en el que transcurre El Último Mohicano. Pero está en esa linea. Un cómic impregnado de cultura india, incluso el vocabulario indio es increíblemente rico. Y que trata la historia contada a través de John Tanner a un amigo que se convertirá más o menos en su biógrafo. Un médico curioso abierto a los pueblos nativos americanos de 1827. Así que imaginamos desde este medio-flashback que al final del álbum Tanner ya es un adulto y se ha convertido en indio. Una historia sin sorpresas pero que se disfruta con el “durante”. Sobre todo, por el dibujo de Pavlovic, cuando menos, ingenioso, efectivo, que acompaña muy bien a la historia, que se desarrolla a ritmo lento, pero de forma interesante. Siendo el conjunto descrito, diálogos bañados en ilustraciones muchas que son lienzos en sí mismos.

El dibujo de Pavlovic (ilustrador que recuerdo de El Niño y Les Munroe), posee un dibujo soberbio, digno de la mejor BD. Despliega todo su don en los magníficos paisajes de los Grandes Lagos pero también ofrece un verdadero festival sobre cultura india (atuendos, objetos y rostros indios). Además de la historia de John Tanner, la historia en su conjunto es instructiva por su transcripción de esta cultura india que descubrimos en un tono mucho menos idealizado; los nativos son crueles, a veces malvados, individualistas y viven en la indigencia algunos. Otra ambición de sobrevivir en un mundo hostil. Mas, también aprendemos que la evolución de los nativos no se basó sólo en violencia y sangre, sino en una especie de asimilación de mestizaje de lo que es un claro ejemplo John Tanner. Después de todo, son indios de los Grandes Lagos, no tienen la misma forma de vida que los indios de las llanuras de un siglo después. Una comuna diferente.

Serie planeada en díptico, que ningún amante del género debería perderse.