Reseña: La Verdadera Historia del Far West. Wild Bill Hickok

Tengo muy claro que La verdadera historia del Far West es una colección de cómics que quiero hacer. Álbumes de cómic europeo para descubrir la historia real de los grandes personajes que forjaron la leyenda del Salvaje Oeste. Una nueva colección que publica Norma Editorial en nuestro país donde disfrutar de ligeras biografías de personajes legendarios que además se acompañan de cierto dossier histórico a cargo de Farid Ameur, doctor en Historia por la Sorbona.

Con una magnífica portada ya tenemos en librerías este álbum que he disfrutado como buen fan del Lejano Oeste que soy. Wild Bill Hickok adopta el mismo enfoque, es una trama biográfica realista donde Dobbs, como lo hizo en otros álbumes según me cuentan, revisita el mito del personaje que se convirtió en auténtica leyenda viviente gracias a sus certeros disparos. Así conocemos como sus hazañas son realmente legendarias porque han sido considerablemente ficticias, por lo que es digno de elogio que los autores de este álbum jueguen la carta de una especie de película biográfica histórica.

Hickok fue uno de los gatillos más famosos de Occidente, marcó esa historia del viejo Salvaje Oeste que todo el mundo conoce e inspiró numerosas películas entre las que puedo recordar especialmente Una aventura de Buffalo Bill (1936), con Gary Cooper en el papel de Hickok. Aunque también molaba mucho este personaje en Bisonte Blanco (1977), trama fiel de algún modo a la leyenda donde Hickok fue interpretado por el gran ídolo de los 70, el siempre maravilloso Charles Bronson. Pero la peli que mejor recuerdo con este argumento-personaje fue la de 1995, donde Jeff Bridges interpretó al pistolero junto a Ellen Barkin en el papel de Calamity Jane. Creo que es la última que se hizo donde aparece el mencionado personaje.

Wild Bill tuvo una vida ocupada y tumultuosa, representó la ley en Kansas pero, sobre todo, era un pedazo de pistolero. Mató a muchos tipos que seguramente se lo merecían y eso terminó por consumirle con sus viejos demonios: violencia, alcohol, mujeres y juegos de azar. Los autores cuentan la vida de Hickok a través de varios recuerdos, la narración se hace en flashbacks hasta su trágica muerte, contando el pasado en fragmentos de vida que parecen muy breves y que me parecen demasiado resumidos (en particular, la relación con Calamity Jane). Sin embargo, lograron capturar al personaje a través de estos episodios, por más cortos que sean, y aunque revelan partes menos conocidas de su personalidad, la historia sigue siendo cautivadora.

El dibujo adopta un ángulo oscuro, violento y crepuscular, es un dibujo que no deja de ser diferente a la vez que nostálgico, con una maquetación impresionante, encuadres de diferentes tamaños, ángulos de visión atrevidos y cinematográficos, realmente me gustó todo este trabajo tan elaborado.

Ennio Bufi reproduce fielmente la conocida silueta de Wild Bill con su gran bigote, su pelo largo y su característico abrigo que le daba aspecto de dandy. La última página muestra su vergonzoso asesinato a la edad de 39 años, asesinado mientras… bueno, ahí lo dejo. Un buen one-shot que os enganchará a la colección.

Reseña: Veneno Vol.1, de Laurent Astier

Emily, hija de una prostituta, llega a un pueblo del Oeste. Pero no es una mariposita cualquiera…

Tras este «anuncio» quería saber más. Veneno olía a buen cómic europeo del Oeste. ¿Me equivoqué? Veremos: tenemos un western que recupera muchos estereotipos del género, y es interesante y suficientemente intrigante con su narración intercalada con flashbacks que muestran la infancia de una niña en un burdel y la de cosas chungas que allí ve. Una vez adulta, regresa al pueblo y causa estragos haciendo correr la voz sobre diversos temas. Eso en un principio porque huele a que está ocultando muy bien el plan que tiene entre manos. Al parecer, la heroína (apodada Veneno por un explorador apache), arrastra un duro pasado, y claramente estamos ante una historia de venganza, de las que Clint Eastwood sería capaz de llevar de forma molona a la gran pantalla. ¿Es un tema manido y aún más dentro del western? Por supuesto. Pero Laurent Astier demuestra un guion atractivo en lo que puede ser una de las series más chulas que uno/a puede disfrutar este año que comienza en nuestro país.

Primer álbum que comienza bien ambientando la escena y los personajes, podemos adivinar algo no católico bajo las motivaciones de Emily, que sugiere algo interesante, sobre todo porque este western tiene una muy buena ambientación. Un rincón perdido de Colorado, acción ambientada en 1900, principios del siglo XX, cuando Occidente estaba cambiando, una heroína con un carácter rudo y un hermoso atuendo. Ideas que son cautivadoras para empezar la trama, sobre todo, porque es una historia directa que va como un tiro. Comienza en un burdel, llegamos a Silver Creek, hay un asesinato, luego una cacería y terminamos en una reserva comanche… Y mezcla lo ficticio y lo real, como mola que se haga en los westerns. Estamos hablando de Butch Cassidy, el salvaje Wild Bunch, Geronimo, Quanah Parker, Tom Horn y Charlie Siringo y Sundance (personaje que tiene otra serie en Glénat, por cierto). Eso sin contar los chicos de Pinkerton… toda una serie de gente que realmente existió. Toda esta people sale en la serie, el problema es que tendremos que esperar a más publicaciones para verlos a todos. Esperar. La dura espera. Pero lo que importa es que Veneno es un álbum recomendable que está aquí. Con una portada atractiva, cómic contenedor de una trama con personaje solitario de una chica carismática que hace que quieras saber más.

Del dibujo de Astier no tenía muy buenos recuerdos de Cirk, aunque cierto es que Comment faire fortune en juin 40 me encantó. Como dibujante, es irregular. Pero encontré sus mejores trazos aquí. Su dibujó además se nota que ha mejorado con el paso del tiempo aunque todavia le queda algo que definir. Especialmente, los rostros y aún más el de las personas mayores (el viejecito del principio, por ejemplo). Aunque son lo que son, quejas porque sí. Este álbum tiene unos dibujos del pueblo y el desierto sorprendentes. Muy en el estilo de Ralph Meyer, así que no está mal. Una última pega sería decir que yo habría traducido el título de la serie tal cual (La Venin – La Veneno), así desprende el personaje más maldad, si cabe.

Me gustan los westerns, aún más los que se hacen dentro de la BD. Y este cumple su papel con creces. Emily en busca de venganza y sin miedo. Una joven que no tiene nada que envidiar a los héroes más duros del Far West.

Reseña: Tex Willer. En la Tierra de los Semínolas, de Boselli y Rubini

En el western italiano clásico de posguerra se encuentra el cómic de Tex Willer. Una obra clásica traducida a doce idiomas, una tira que tuvo, dado su gran éxito, una amplia distribución. Un obra que fue creada inicialmente por Giovanni Bonelli quien, desde muy temprano, se lanzó a todos los géneros dentro del mundo del cómic. Pero es el western lo que más inspira a este prolífico creador que en sus historias, sabe unir crónica y leyenda, personajes reales y ficticios, aprovechando perfectamente las obras que captan la simpatía del lector. No obstante, cuando Tex aparece en 1948 en folletos, la tipología del western seguía siendo esquemática, se basaba, sobre todo, en las pelis de serie B norteamericanas y bastaban algunas características para dejar claros los roles de cada protagonista. Los buenos por un lado, los malos por el otro, no había medias tintas. Y este cómic está inspirado en aquellas sagas que a tantos de nuestros padres y abuelos divirtieron. Tex es un legal-bueno, asesino de injusticias, siempre del lado de los débiles. Así como un conciliador entre indios y malutos blancos…

Aunque Tex Willer tiene un estilo clásico, sus aventuras gozan de gran reputación y es una serie por la que han pasado equipos de dibujantes de mucho talento. El autor escribió guiones hasta… 1985 (¡desde 1948!) y luego pasó a la pluma a Claudio Nizzi. A partir de 1988 trabajaron en la serie ilustres “invitados”: Víctor de la Fuente, Buzzelli, Boselli, etc. Pero: ¡Tex Willer todavía existe en Italia! Y en nuestro país nos tenemos que contentar con cositas sueltas que van trayendo una editorial u otra. ¿No vende el western, nuestros cómics de vaqueros? Diría que sí. Hay que darle una vuelta a este tema. Conozco una amplia gama de aficionados al Lejano Oeste que está encantados de pillar estos cómics que tienen un muy buen trabajo detrás, realista, donde las historias en blanco y negro permiten apreciar el verdadero trabajo de los ilustradores.

En la tierra de los semínolas sabremos de la muerte de Brian Carswell. Tenemos a un agente federal que tendrá una misión especial. Pretende llegar a un compromiso con valentía y perseverancia a todos los territorios de los Estados Unidos de América. ¿La misión? Capturar a Tex Willer. Para escapar de la implacable persecución, los fugitivos terminan en Florida, donde desde hace treinta años, en pantanos infestados de serpientes venenosas y cocodrilos feroces, se libra una guerra sangrienta entre el ejército estadounidense y la tribu india de los semínolas. En un torbellino de aventuras y giros, primero un soldado, luego un desertor y finalmente un traidor que se ha pasado al enemigo, Tex se encontrará luchando no sólo por su vida, sino por la salvación de todo un pueblo.

Durante más de medio siglo, Tex ha protagonizado innumerables peleas, tiroteos y cabalgatas, ayudado por fieles amigos (Kit Carson, Tiger Jack), pero se diferencia del resto de occidentales por su vida privada, ya que por primera vez, este guionista le da un toque de abogado defensor, con esposa, un hijo y responsabilidades. De ahí el éxito popular sin igual de este cómic que además aporta dibujos de calidad. Que un personaje evolucione, tenga una vida “real”, no está muy visto, ¿no? Pues menos aún en el siglo pasado. Por eso el éxito de Tex Willer que animó a numerosos editores italianos desde principios de los 50 a explotar la vena del western popular, adelantándose así en unos quince años a los productores cinematográficos del spaghetti-western. Para muchos, me consta, cómics que iniciaron el gusto por el género del western.

Una auténtica leyenda del cómic popular que Panini Cómics y Sergio Bonelli Editore nos ponen de nuevo en cartelera.

Reseña: Go West Young Man, de Tiburce Oger y VVAA

Para hacer un descansito de tanto Terror en estos días de mal tiempo y grandes lecturas haloweeneras, nos hemos metido en vena por aquí un poquito-mucho de western- Y del bueno. Una selección de historias, un buen tomo del tramas del Oeste, un buen bourbon de unos catorce años donde se repasa la conquista del Oeste americano mediante catorce historias interconectadas. Donde se demuestra que Tiburce Oger es un maestro del género western, y como buen líder de la manada, escribe el guion de cada una de las pequeñas historias que componen Go West Young Man, siendo el interés principal de la historia recorrer la conquista del Oeste americano, como os decía. Una lectura que nos ha resultado bastante agradable. Cuanto menos, cada una de las historias, entretrenida. Historias no muy extensas donde saltamos de una época a otra con nuevos personajes cada vez, siendo el único nexo común un reloj de bolsillo que pasa de un dueño a otro como un MacGuffin maldito. Desde las guerras coloniales a la intervención estadounidense en la revolución mexicana, los destinos se cruzan y las generaciones se suceden. Pioneros, indígenas, forajidos y prostitutas lucharán por sobrevivir a espacios inmensos y guerras interminables. Go West Young Man es un sueño hecho realidad para grandes amantes del género western. El sueño de un fanático del cómic y del Lejano Oeste que imaginó una vez ver reunidas a los más grandes artistas del cómic europeo en un mismo álbum.

Tiburce Oger ha conseguido reunir aquí a, nada más y nada menos, que dieciséis artistas en un tomo de más de cien páginas que recorre la leyenda del Oeste americano desde el siglo XVIII hasta principios del XX. La gran mayoría de esos diseñadores ya han trabajado en el género pero en palabras del guionista: es como si John Wayne, Clint Eastwood, Gary Cooper y otros se reunieran en una misma película.

A través de estos relatos de dos a nueve páginas, seguiremos el viaje de un reloj de bolsillo de oro desde la época de las guerras anglo-indias de los Grandes Lagos a mediados del siglo XVIII hasta la Gran Depresión de los años 30. Seremos transportados a los cuatro rincones del Oeste Americano, desde la frontera canadiense hasta México, desde Pensilvania hasta California. Y en cada lugar, en cada época, descubriremos un contexto diferente, que nos permitirá sentir la evolución del mundo americano a lo largo de estos años, cruzarnos cerca o lejos con lugares, entidades y personajes ilustres, con la voluntad siempre de mostrar una auténtica trama típica de estas épocas.

Me encantó esta idea de unir a grandes ilustradores del cómic europeo, en especial, que aceptaran colaborar en una obra única. Aprecio aún más que no se trate de una colección clásica de cuentos independientes con sus pros y sus contras, sino más bien una saga iniciada, ciertamente compuesta de episodios, cada uno con un principio y un final, pero verdaderamente unidos entre sí por la misma «línea de vida» que sigue al reloj. Me encantó ver esos talentos gráficos reunidos, insisto. Cada autor aporta su propio universo visual, recordando inmediatamente las obras con las que se hizo famoso y al mismo tiempo encajando muy bien en este conjunto armonioso. El guionista también optó por adaptar cada historia al diseñador que se encargaría de ella para acercarse lo más posible a sus respectivas preferencias y estados de ánimo. Y cada una de estas historias son como mínimo agradables. La ambientación conseguida en cada una de ellas es maravillosa.

Si tuviera que hacer una critica, sería el realismo pesimista, incluso lúgubre, de muchas de estas historias, porque la muerte casi siempre está presente y la tragedia tiene a veces lados desesperados. Esto se explica por el hecho de que cada historia es un paso del testigo del reloj a un nuevo propietario. Por eso tampoco me desagradó tanto el tema. Tiene su lógica. Pero resumiendo, estamos ante unos de los tomos joyita, publicado en nuestro idioma, por supuesto, por la siempre interesante Norma Editorial.

Reseña: Chick Bill 1969-1970, de Tibet y Duchâteau

Como si fuese una especie de droga, mi padre solía decir (en una pregunta que parecía hacerse a sí mismo): «¡Niño! ¿Una del Oeste?«. Lo mio con el género western tiene su historia. Una que probablemente habré contado ya. Es un género que nunca me gustó y que casi llegué a odiar de pequeño. Pero también es una de las muchas cosas que cambiaron al hacerme viejóven. El gusto por lo antiguo, especialmente, por que noté que mis ojos se habían abierto del todo y vi ciertos recovecos a los géneros y sus historias. Los detalles. Si nunca dejaste la lectura constante y tocaste cantidad de palos o géneros literarios en el proceso, obtuviste este poder. Y estoy totalmente de acuerdo con la máxima de que el western evolucionó al denominado actualmente género negro. Y eso ya es otra cosa, friends. Aun así, las historias del Oeste dejan poso e incluso combinadas con misterio, terror, incluso con el humor, suele quedar una ensalada la mar de rica de esas fresquitas que apetecen de vez en cuando. Un ejemplo de ello es Chick Bill.

Chick Bill es la famosa serie de cómics de la BD que Dolmen Editorial está publicando en nuestro país por ciclos. Cuentan que en 1953, Lucky Luke ya no era el único cómic occidental humorístico. Llegó Chick Bill, un fiel vaquero, que al igual que Lucky Luke, era un semi-dios con el gatillo, y junto a varios personajes exponía cantidad de aventuras a cuál más chula. De hecho, uno de los personajes que para mí casi lo eclipsa es el secundario sheriff Dog Bull; estúpido, torpe, enojado, jactancioso pero hecho de buena pasta, flanqueado por su adjunto Kid Ordinn; un simplón ingenuo y tontorrón, prototipo de imbécil magnífico que en ocasiones puede aparecer con un aspecto asombroso, como en el episodio El inocente del pueblo o El arma secreta de Kid Ordinn. Álbumes magníficos, por cierto.

El tema es que me picaba el gusanillo del western nuevamente y aprovechando que regresaba un nuevo tomo como novedad, decidí devorar el correspondiente a los años 1969-1970. Otro de los buenos integrales en tapa dura de la colección que Dolmen Editorial está editando. Una colección que intento seguir fielmente y que en este caso hablamos de un volumen que contiene solo tres historias: Un inocente se encuentra en medio de una ciudad habitada por bandidos, en la que el delito es ley, y un disfrazado Dog Bull se inmiscuye en ella para rescatarlo; un dibujante ha convertido a Kid Ordinn en la estrella de su exitosa historieta, mientras este se las ve y se las desea para enfrentarse a un persistente atracador de bancos; y un buhonero consigue construir un robot con la intención de vendérselo a un excéntrico y acaudalado coleccionista, en una aventura en la que nada ni nadie es lo que aparenta ser.

Además, un volumen que cuenta con una “Kidordinería” que no había sido reeditada desde 1970 y sus habituales extras.

La calidad de las historias en estos integrales es importante. Son historias agradables de leer, un agradable diseño del maestro Tibet, que mezcla aventuras, humor y otros géneros dentro del entorno Salvaje Oeste. Es cierto que Chick Bill no se considera un cómic de culto, lo que me parece lamentable. Pero los requisitos los cumple de-todas-todas. Eso os lo aseguro. Siempre-siempre es un cómic, historia o tomo, disfrutable. Y eso no se dice de cualquier cómic, y menos, uno clásico.

Solo tenéis que poneros con una de estas geniales historias para daros cuenta.

¡Niño! ¿Una del Oeste?

Reseña: Catamount Vol. 1, de Benjamin Blasco Martinez

Catamount consta actualmente de cuatro álbumes y Yermo Ediciones acaba de publicar un primer volumen que contiene los dos primeros. El primer título puede leerse como un relato completo. Los álbumes segundo y tercero forman un díptico, por lo que ya sabéis que aquí hay cliffhanger. Mmmm… Pero todo sea por poder completarlo con una segunda publicación en el que supuestamente aparecerá el cuarto título que también es una historia completa así como lo que parece que será el final de un ciclo. De hecho, me contaron mis «pajaritos” que ese cuarto título de Catamount es todo un espectáculo por que en él, el prota ya se ha convertido en una leyenda y da paso a su «nueva» vida. Ganazas.

Pero vamos a lo que tenemos; la serie ofrece temas extremadamente clásicos para el género. El primer volumen es una historia de colonos víctimas de la venganza ciega de los indios. ¿Típico? Sí. ¿Uso recurrente de una historia grabada a fuego para los que gustan de las historias del Oeste clásicas? También. Es una trama bastante fiel a lo utilizado en los westerns americanos de principios de los 60, mientras que los siguientes volúmenes están mucho más marcados por el espíritu de los spaghetti western de los años 60 y 70 (fuertes homenajes al Grand Silence son además identificables). La segunda historia me enamoró por lo que cuenta. Y aunque la trama central nos sitúa en plena conquista del Oeste cuando la familia Osborne recoge a un recién nacido, el único superviviente de una caravana de colonos asesinados por los indios cheyenne. Niño al que llamarán Catamount (gato de las praderas). Años después, Catamount se convertirá en un vaquero y magnífico pistolero gracias a las enseñanzas de un viejo trampero. Pero el deseo de vengarse de los asesinos de su familia lo llevará a alejarse de la vida en el rancho y adentrarse en las praderas del Lejano Oeste. La segunda trama gira en torno a la construcción de una línea ferroviaria, cosa que me moló cantidad.

Como aficionado al western tardío (he contado en ocasiones que nunca me gustó el género quizás porque era lo que más le molaba a todo el mundo en mi niñez), con el paso de los años y las similitudes encontradas con el género negro, me enganché. Y, en este caso, confieso haberme sorprendido gratamente por estas historias que al parecer son adaptaciones de una trilogía de un autor francés de principios del siglo XX llamado Albert Bonneau. Mas, yo las disfrutó así. En cómic. Porque aunque he intentado leer novelas western (y me fui a las buenas, a los clásicos), son un tipo de lectura que no me llega al cien por cien. Pero en formato cómic, oh dioses, si las disfruto.

Y tiene mucha culpa el dibujo. En Catamount, si el primer volumen es, a mi gusto, el más arquetípico de lo que se puede esperar del western, el siguiente da un cambio del copón y se ve tremendamente más elaborado. Eso sin contar que los personajes cobran profundidad y la mayoría de personajes principales acaban revelando cierto lado oscuro o ciertos secretos (no es que la humanidad de cualquier personaje deba tener una cuota intrínseca de oscuridad… pero se vuelven mucho más creíble, sobre todo, en el Far West de finales del siglo XIX). Pero hablaba del dibujo. Aprecié mucho el trazo nervioso y ahumado de Benjamín Blasco-Martínez, que a partir del segundo volumen se afirma aún más y se vuelve más preciso y sustentado. Sus atmósferas de montaña o bosque son sencillamente cautivadoras, y las expresiones de sus personajes están muy bien plasmadas.

Amantes del western, tenemos cómic digno de atención.

Reseña: Wild West, de Thierry Gloris y Jacques Lamontagne

Ahora la reseña de una de esas obritas que gustan leer de vez en cuando ambientadas en uno de los siglos más convulsos que ha vivido el continente norteamericano. Wild West es una serie con la que Thierry Gloris y Jacques Lamontagne se encumbraron (diría) reivindicando el mito de Calamity Jane; una chica de la frontera estadounidense, francotiradora y narradora, que fue conocida, sobre todo, por su inestimable relación con Wild Bill Hickok. Entiendo que si estáis leyendo esta reseña es de suponer que sabéis un poquito-mucho del Salvaje Oeste americano. Pero si no, también os contaré que Wild Bill Hickok fue otro héroe popular de la zona conocido por su vida en la frontera como soldado, explorador, agente de la ley, jugador de cartas, showman y actor, y por su participación en muchos tiroteos famosos de la época. Otro que obtuvo una gran notoriedad en gran parte por las historias «invent» que contaba sobre sí mismo. Muchos de este entorno se dieron cuenta del detalle que si sembraban historias locas de hazañas suyas, su fama y reputación subía como la espuma. El boca a boca, ya sabéis.

En Wild West que nos publica Norma Editorial para el disfrute total del mejor cómic western, el que insisto, mola más el hecho en el viejo continente que en el nuevo; tenemos un cómic donde por álbum nos hablan de la vida de cada uno de estos personajes reales, historias que se romantizan mucho y se inicia con un volumen que recoge los dos primeros de la serie (Calimity Jane/Wild Bill) para el acople total. Y con acople me refiero a que estos dos álbumes recogen lo que se denominada primer ciclo de la serie, que vuelve a poner el mejor western en el candelero del cómic europeo. Y es que muy pronto entramos de lleno en la acción cuando pasamos a donde se narra una parte del viaje realizado por Calamity Jane en su alistamiento como exploradora en el ejército, una parte que por cierto, no se cuenta ni es muy conocida en los anales de la historia. Mola ese relleno. Se opta por presentarla como una señora de la limpieza en un salón-burdel, siendo «rica sólo en su virtud» porque se niega a dormir en el mismo lugar. Pero agredida por un cliente violento y salvada por el secuaz del jefe del burdel del que se enamora. Pero las cosas no son menos complicadas para ella y finalmente se ve obligada a prostituirse también. Aunque todo cambiará con la aparición en la ciudad del famoso cazarrecompensas Wild Bill Hickok quien conducirá a la joven a la aventura de las aventuras.

El diseño, la recreación y el viñetaje es tremendamente chulo en Wild West. Es creíble y vivo. El dibujo de Jacques Lamontagne es emocionante y ofrece páginas bastante cuidadas que sumergen inmediatamente al lector en la atmósfera de época.

Los colores participan de una manera hermosa y los personajes están bien hechos, incluso si la elección de presentar a la joven Calamity Jane como una hermosa joven heroína es un poco formulista ya que su físico real era mucho más rústico. Bastante más fea, hablando en plata. En definitiva, un cóctel apasionante que se lee como una aventura moderna con sus sorpresas y giros. Donde se aprecia el tener entre manos la reunión de dos leyendas del Salvaje Oeste. Y es que por mucho que la historia real nos diga que se conocían sin más detalles, ponerlos en acción juntos es aún más cautivador.

Muchos de los que estáis leyendo esta reseña ahora mismo, sabéis que vais a comprar, o al menos, andáis ya locos por leer el cómic. Lo sé. A poco que se publique una buena historia western, la queremos y más si está hecha en cómic europeo porque eso es sinónimo de calidad. Y así es, en Wild West, ttenemos un volumen que hace pensar en una gloriosa serie, semillas ya sembradas para que un buen árbol crezca.

El segundo volumen me convenció más. Me pareció excelente y me lo pasé muy bien leyendo las locuras de Wild Bill y acabé enamorándome de este personaje. Y los mensaje gráficos y evocadores a los paisajes del Lejano Oeste y la Frontera… es que son geniales. Por cierto, ¿dónde he visto yo antes a la chica de la portada del tomo? ¿Quién tomaron de modelo? Es una actriz conocida, ¿no? No caigo ahora…

Reseña: El Sendero de la Guerra, de Marc Bourgne, Didier Pagot y Zielinska

Un género que me apetece mucho leer en verano es el western. Dentro de las novedades, tanto en cómic como en formato literario, a estas alturas son obras difíciles de encontrar. La moda pasó. Pero a poco que busques se encuentran cositas en alguna buena editorial que edite cómic europeo. Y mira por donde di con Yermo Ediciones y cómo este mismo mes de calores publicaba El Sendero de la Guerra en un volumen recopilatorio de tapa dura y en calidad máxima como suelen hacer. Tres álbumes en un sólo ejemplar que nos llevan a una aventura romántica en el corazón de las guerras indias. ¿Romántica? En el sentido evocador. Pues El Sendero de la Guerra evoca la vida del gran jefe sioux Toro Sentado asi como el de una chica que intentaba luchar de algún modo por el derecho y la igualdad de las personas. Una entrañable heroína que nos permite descubrir a través de la ficción la cruenta y compleja historia de las guerras indias en las que se escribió la leyenda del Lejano Oeste.

1864, Washington DC. Diane Myers, de 22 años, es una joven pintora talentosa que es absorbida por la buena sociedad. Su sueño: pintar los paisajes del Far West asi como la forma de vida de sus habitantes, los indios de las llanuras. Una chica ferozmente opuesta a las ideas políticas de su padre senador que sólo quiere el exterminio de estas personas. Por lo que Diana decide encontrarse con ellos, irse con los indios con la idea de sacar bastante material dibujado bajo el brazo. Con la ayuda del explorador Missouri, logrará integrarse en la tribu del mismísimo jefe indio Toro Sentado. Una hermosa aventura artística y humana para Diane, descubrir una cultura fascinante amenazada por las siempre temibles conquistas históricas del hombre.

Cuando vi el dibujo mientras ojeaba los álbumes, inmediatamente me entusiasmé con este nuevo western que prometía ser un hermoso fresco sobre la cultura de los Sioux Lakotas y otras tribus de esta gran nación india. Podemos decir que la serie hace un poco de trabajo antropológico porque los autores identifican bien esta cultura como la de los White Sioux de Oriente y Occidente, al situar la historia en un contexto histórico real. Me gustó también mucho cómo la heroína se posiciona como alguien que comprende y admira a los indios, oponiéndose a la voluntad de su padre, un senador de Washington que aboga por la erradicación de los «salvajes» incapaces de adaptarse a la política gubernamental que favorece el progreso. O eso dicen ellos. Diane Myers huye a ese Oeste tan atractivo y se sumerge como pintora que simboliza también el papel que jugó Frederick Remington, el gran pintor americano que supo captar el alma de los pioneros pero también la de los indios de las llanuras.

El contexto histórico es el de las Guerras Indias que duraron aproximadamente desde la Guerra Civil (alrededor de 1861) hasta 1890, donde una de las más famosas batallas fue la de Little Big Horn. Una trama en formato cómic que se ha tratado bastante en Blueberry, y que es un tema ideal para representar la apoteosis narrativa y gráfica de estos hechos tratados también con asiduidad en muchas películas, incluido el famoso tríptico de John Ford sobre caballería (Fort Apache, Carga Heroica y Rio Grande). Todo el contenido de este cómic es genial. Salvo algunas ingenuidades (y no lo digo por el papel de una mujer blanca viviendo entre indios en completa serenidad porque se llegó a descubrir que sí que ocurrió en ocasiones, sobre todo, con las féminas raptadas). Esta historia utiliza personajes ficticios pero se apoya en hechos y personajes similares a los de Diane y Missouri, el aventurero que la acompaña, dentro de hechos que realmente sucedieron, las masacres de niños y mujeres en aldeas por brutos borrachos, por ejemplo. Eso pasó y la prueba es la triste masacre de Sand Creek. Además, nuestra heroína se encuentra con personajes reales de este conflicto como el gran jefe Toro Sentado e incluso el presidente Grant y el general Custer que también cometerá masacres gratuitas.

Un buen western, sólido, bien contado, muy bien dibujado y cuya obra completa te puedes llevar a casa de un tirón si te decides por este genial volumen de Yermo Ediciones.

Reseña: Lejana Estrella Brillante, de Robert Olmstead

La trama de Lejana Estrella Brillante es relativamente simple, y por esa razón probablemente no encontrarás muchos detalles al respecto en algunas reseñas de por ahí. Es tan sencilla que se puede transmitir poca información al respecto a los lectores sin inyectar algún tipo de spoiler. Y también dicen que no es un libro que uno lea por su trama; su verdadero atractivo es la calidad de la escritura del autor. Estoy de acuerdo con eso en parte. Por la calidad escrita, obviamente. Pero acaso (cambiando de género para la comparativa), ¿no es sencilla la trama del episodio cuatro de Star Wars y no deja de ser una maravilla de guión?

Lejana Estrella Brillante se compara muy favorablemente con la Trilogía de la Frontera, de Cormac McCarthy. La narrativa de Olmstead, como la de McCarthy, es hermosa y sobria, casi poética, y su estilo es completamente único. Pinta hábilmente cuadros vívidos del suroeste de Estados Unidos a principios de siglo, transmitiendo las vistas, los sonidos e incluso los olores del lugar con una precisión tremenda. Más importante aún, el autor evoca un perfecto sentido de la atmósfera y transporta al lector en el tiempo hacia esas tierras baldías de Nuevo México, permitiéndole sentirse como si estuviera allí, cabalgando por el desierto rocoso, testigo de su austera y siempre cambiante belleza.

Lejana Estrella Brillante es una maravillosa lectura de apenas doscientas páginas que se devoran en nada. La historia se cuenta desde el punto de vista de Napoleón Childs, un veterano soldado de caballería que se acerca al final de su carrera. El contorno aproximado del personaje es estereotípico (el viejo soldado canoso y bien informado), pero Olmstead le da una tridimensionalidad tremenda al protagonista y una nueva vida a este personaje estándar. Se siente finamente representado; uno siente su sabiduría ganada con esfuerzo, así como su cansancio hasta los huesos de lidiar con la futilidad de su misión y con la chusma de los jóvenes y tontacos que le rodean y quieren llegar a ser algo sin experiencia.

Aclararé que aunque Lejana Estrella Brillante se ha convertido en uno de mis libros favoritos, no gustará a todos los lectores. Estoy seguro de ello. El estilo de escritura del autor puede molestar tanto como atrae, ya que es tan atípico de la mayoría de la prosa actual que algunos pueden considerarlo genial, mientras que otros pensarán que es cuando menos recargado. Más importante aún, el libro contiene escenas de intensa brutalidad que a cierta gente puede no gustarle. Aunque dudo que a los amantes del western o de su hermana mayor la tan de moda novela negra, les pase. En mi caso, ya sabéis. rara vez tengo dificultad para leer sobre personajes (o personas) que infligen daño a otros porque sí. Pero he de destacar que algunos eventos de esta novela son bastante horribles y se representan de manera tan gráfica que los encontré realmente perturbadores, con imágenes en mi cerebro aún, cada vez que pienso en la novela.

Mi veredicto es que Lejana Estrella Brillante no es un libro fácil aunque se lea con suma facilidad. Aporta un golpe emocional que puede dejar al lector sintiéndose agotado cuando llegue al final. El autor también plantea una serie de cuestiones éticas dentro de la narración para las que no proporciona respuestas. Es probable que los lectores se encuentren revisando las ambigüedades morales del libro durante algún tiempo después de que lo terminen. Sin duda, es un libro que da para mesas de discusión y debate.

Bien por Hermida Editores publicando esta joya en nuestro país.

Reseña: Redemption. La Última Esperanza, de Christa Faust y Mike Deodato Jr.

Y más Ciencia Ficción para hoy.

Redemption presenta a los lectores un spaghetti-western de CF post-apocalíptica y está tan llena de acción como cabría esperar. A eso sumad mensajes políticos y personajes memorables. Tiene un gran impacto, sumergirse de cabeza en una historia que permite a los lectores ponerse al día mientras leen. Y es que friends, la fusión entre Sci-Fi y Western si está bien hecha puede llegar a ser como he dicho memorable. Una impresión interesante además desde la primera página es lo que aporta Redemption: La Última Esperanza, el cómic publicado por Panini Cómics en tomito de tapa dura que hará disfrutar de lo lindo a todo amante de las historias del Far West.

Incluso se nos presenta un mundo que muere por ser explorado con detalle. Pero la construcción del mundo pasa a un segundo plano pues ésta es una historia impulsada por los personajes ante todo. Y un trasfondo tan único e inspirado para la historia que es un incentivo adicional para comprar el cómic. Christa Faust sabe cómo escribir una historia interesante y convincente, comenzando con una increíble introducción. En las primeras páginas se nos presenta a una heroína a la que los lectores apoyarán instantáneamente. Cuando la conocemos, el alguacil de la ciudad la está azotando por lo que él considera un crimen atroz: ayudar a una víctima de violación menor de edad a abortar. Es una introducción efectiva. Se presentan las apuestas y el mundo y tenemos un sentido claro de lo correcto y lo incorrecto. Ver al sheriff intimidar a la joven para que acuse al médico de matar a su bebé es horrible e instantáneamente hace que el lector se involucre en la historia. Y todo esto es tan solo en las primeras páginas. Una vez que Faust realmente entra en el meollo de la historia, queda claro que tiene una historia bien realizada en contraste con una excelente construcción del mundo desolado que se visualiza.

El arte de Mike Deodato Jr. es, como siempre, fantástico. Instantáneamente trae a la mente un western clásico pero también un mundo sombrío invadido por la espesa arena e impregnado de elementos fantásticos por no decir futuristas. Lo mejor es que nada se siente fuera de lugar, incluso cuando la mayor parte de la ambientación debiera abogar más por el pasado, funciona bien. También hay una sensación cinematográfica real en algunos de las viñetas que realmente capturan el ambiente occidental y es fácil imaginar varias de estas páginas en un posible film. Los colores de Lee Loughridge son igualmente buenos, todo está coloreado con un amarillo polvoriento que recuerda instantáneamente el escenario del desierto y le da un ambiente post-apocalíptico magnífico. Por lo que tenemos una historia chula dentro de un mundo bien realizado, personajes interesantes en un entorno devastado, un cómic convincente que se devora en nada.

A poco que te interesen los dos géneros mencionados y su mezcla, elige Redemption para una buena tarde de lectura sin preocupaciones y no te arrepentirás. La venganza debe ser evitada pero leer sobre ella atrae al ser humano una cosa mala. Tan claro como el agua que escasea en este mundo…