Reseña: Chick Bill 1969-1970, de Tibet y Duchâteau

Como si fuese una especie de droga, mi padre solía decir (en una pregunta que parecía hacerse a sí mismo): «¡Niño! ¿Una del Oeste?«. Lo mio con el género western tiene su historia. Una que probablemente habré contado ya. Es un género que nunca me gustó y que casi llegué a odiar de pequeño. Pero también es una de las muchas cosas que cambiaron al hacerme viejóven. El gusto por lo antiguo, especialmente, por que noté que mis ojos se habían abierto del todo y vi ciertos recovecos a los géneros y sus historias. Los detalles. Si nunca dejaste la lectura constante y tocaste cantidad de palos o géneros literarios en el proceso, obtuviste este poder. Y estoy totalmente de acuerdo con la máxima de que el western evolucionó al denominado actualmente género negro. Y eso ya es otra cosa, friends. Aun así, las historias del Oeste dejan poso e incluso combinadas con misterio, terror, incluso con el humor, suele quedar una ensalada la mar de rica de esas fresquitas que apetecen de vez en cuando. Un ejemplo de ello es Chick Bill.

Chick Bill es la famosa serie de cómics de la BD que Dolmen Editorial está publicando en nuestro país por ciclos. Cuentan que en 1953, Lucky Luke ya no era el único cómic occidental humorístico. Llegó Chick Bill, un fiel vaquero, que al igual que Lucky Luke, era un semi-dios con el gatillo, y junto a varios personajes exponía cantidad de aventuras a cuál más chula. De hecho, uno de los personajes que para mí casi lo eclipsa es el secundario sheriff Dog Bull; estúpido, torpe, enojado, jactancioso pero hecho de buena pasta, flanqueado por su adjunto Kid Ordinn; un simplón ingenuo y tontorrón, prototipo de imbécil magnífico que en ocasiones puede aparecer con un aspecto asombroso, como en el episodio El inocente del pueblo o El arma secreta de Kid Ordinn. Álbumes magníficos, por cierto.

El tema es que me picaba el gusanillo del western nuevamente y aprovechando que regresaba un nuevo tomo como novedad, decidí devorar el correspondiente a los años 1969-1970. Otro de los buenos integrales en tapa dura de la colección que Dolmen Editorial está editando. Una colección que intento seguir fielmente y que en este caso hablamos de un volumen que contiene solo tres historias: Un inocente se encuentra en medio de una ciudad habitada por bandidos, en la que el delito es ley, y un disfrazado Dog Bull se inmiscuye en ella para rescatarlo; un dibujante ha convertido a Kid Ordinn en la estrella de su exitosa historieta, mientras este se las ve y se las desea para enfrentarse a un persistente atracador de bancos; y un buhonero consigue construir un robot con la intención de vendérselo a un excéntrico y acaudalado coleccionista, en una aventura en la que nada ni nadie es lo que aparenta ser.

Además, un volumen que cuenta con una “Kidordinería” que no había sido reeditada desde 1970 y sus habituales extras.

La calidad de las historias en estos integrales es importante. Son historias agradables de leer, un agradable diseño del maestro Tibet, que mezcla aventuras, humor y otros géneros dentro del entorno Salvaje Oeste. Es cierto que Chick Bill no se considera un cómic de culto, lo que me parece lamentable. Pero los requisitos los cumple de-todas-todas. Eso os lo aseguro. Siempre-siempre es un cómic, historia o tomo, disfrutable. Y eso no se dice de cualquier cómic, y menos, uno clásico.

Solo tenéis que poneros con una de estas geniales historias para daros cuenta.

¡Niño! ¿Una del Oeste?

Reseña: Catamount Vol. 1, de Benjamin Blasco Martinez

Catamount consta actualmente de cuatro álbumes y Yermo Ediciones acaba de publicar un primer volumen que contiene los dos primeros. El primer título puede leerse como un relato completo. Los álbumes segundo y tercero forman un díptico, por lo que ya sabéis que aquí hay cliffhanger. Mmmm… Pero todo sea por poder completarlo con una segunda publicación en el que supuestamente aparecerá el cuarto título que también es una historia completa así como lo que parece que será el final de un ciclo. De hecho, me contaron mis «pajaritos” que ese cuarto título de Catamount es todo un espectáculo por que en él, el prota ya se ha convertido en una leyenda y da paso a su «nueva» vida. Ganazas.

Pero vamos a lo que tenemos; la serie ofrece temas extremadamente clásicos para el género. El primer volumen es una historia de colonos víctimas de la venganza ciega de los indios. ¿Típico? Sí. ¿Uso recurrente de una historia grabada a fuego para los que gustan de las historias del Oeste clásicas? También. Es una trama bastante fiel a lo utilizado en los westerns americanos de principios de los 60, mientras que los siguientes volúmenes están mucho más marcados por el espíritu de los spaghetti western de los años 60 y 70 (fuertes homenajes al Grand Silence son además identificables). La segunda historia me enamoró por lo que cuenta. Y aunque la trama central nos sitúa en plena conquista del Oeste cuando la familia Osborne recoge a un recién nacido, el único superviviente de una caravana de colonos asesinados por los indios cheyenne. Niño al que llamarán Catamount (gato de las praderas). Años después, Catamount se convertirá en un vaquero y magnífico pistolero gracias a las enseñanzas de un viejo trampero. Pero el deseo de vengarse de los asesinos de su familia lo llevará a alejarse de la vida en el rancho y adentrarse en las praderas del Lejano Oeste. La segunda trama gira en torno a la construcción de una línea ferroviaria, cosa que me moló cantidad.

Como aficionado al western tardío (he contado en ocasiones que nunca me gustó el género quizás porque era lo que más le molaba a todo el mundo en mi niñez), con el paso de los años y las similitudes encontradas con el género negro, me enganché. Y, en este caso, confieso haberme sorprendido gratamente por estas historias que al parecer son adaptaciones de una trilogía de un autor francés de principios del siglo XX llamado Albert Bonneau. Mas, yo las disfrutó así. En cómic. Porque aunque he intentado leer novelas western (y me fui a las buenas, a los clásicos), son un tipo de lectura que no me llega al cien por cien. Pero en formato cómic, oh dioses, si las disfruto.

Y tiene mucha culpa el dibujo. En Catamount, si el primer volumen es, a mi gusto, el más arquetípico de lo que se puede esperar del western, el siguiente da un cambio del copón y se ve tremendamente más elaborado. Eso sin contar que los personajes cobran profundidad y la mayoría de personajes principales acaban revelando cierto lado oscuro o ciertos secretos (no es que la humanidad de cualquier personaje deba tener una cuota intrínseca de oscuridad… pero se vuelven mucho más creíble, sobre todo, en el Far West de finales del siglo XIX). Pero hablaba del dibujo. Aprecié mucho el trazo nervioso y ahumado de Benjamín Blasco-Martínez, que a partir del segundo volumen se afirma aún más y se vuelve más preciso y sustentado. Sus atmósferas de montaña o bosque son sencillamente cautivadoras, y las expresiones de sus personajes están muy bien plasmadas.

Amantes del western, tenemos cómic digno de atención.

Reseña: Undertaker (Integral), de Xavier Dorison y Ralph Meyer

Hoy os reseño la que considero otra de las grandes publicaciones del año. Un integral de lo que puede ser una de las mejores colecciones publicadas en la BD en los últimos años. ¿Quién lo trae? Pues Norma Editorial en un genial tocho que sólo puede estar en las mejores cómictecas pues contiene los seis geniales álbumes que han visto la luz hasta ahora de la mano del guionista Xavier Dorison (Long John Silver) y el dibujante Ralph Meyer (Asgard) firmando uno de los mejores westerns que se pueden leer actualmente. Undertaker (Enterrador) es un personaje con carácter, réplicas y citas casi constantemente brotando de su boca. Desde el primer álbum empieza fuerte. Tenemos una serie que está fuertemente inspirada en Blueberry, una serie que propinó un fuerte hachazo en lo que se refiere a llevar el mejor western al formato cómic. Y lo que es mejor, es muy buena a día de hoy.

Donde Jonas Crow es un empresario de pompas fúnebres con visión para los negocios. Llamado para enterrar a un cliente -hasta entonces, algo normal-, sin comerlo ni beberlo se encuentra embarcado en una increíble persecución. Pero Undertaker, para empezar, es un hombre cínico con un pasado turbulento que iremos descubriendo a lo largo de las tramas. Los personajes secundarios que van apareciendo son casi tan buenos, o mejor dicho, son casi tan atractivos como él. Especialmente los personajes femeninos que tienen un carácter fuerte y una presencia real en el escenario. De hecho, desde el segundo álbum el entorno empieza a volverse tremendamente oscuro, la historia de cada personaje se profundiza y la tensión dramática aumenta especialmente con las numerosas escenas nocturnas a la luz de las fogatas. Creando una intimidad propicia para las revelaciones que mostrarán cada uno de ellos. Y aunque los primeros álbumes enganchen muy bien a la lectura con la socorrida persecución, la dimensión psicológica de, por ejemplo, la poderosa personalidad de Jeronimus Quint, ofrecen un escenario que evoluciona favorablemente bien hasta el final.

Quizás esta sea una reseña para leer una vez has leído el volumen. No lo digo por los spoilers, que siempre intento evitar, es más porque así valorareis mejor las palabras que uso para referirme a los pros de esta obra. Pues el tercer álbum trae más personajes y más revelaciones. Sentí en ocasiones como si a lo Stephen King, me estuviesen contando la vida de todo un pueblo, cada uno con sus virtudes y sus muchos demonios. Undertaker es realmente una serie maravillosa en este sentido. En El devorador de oro encontramos lo que decía: a un Jonas Crow como un cínico enterrador, que no duda en inventarse citas en nombres de San Pablo. Encontré el dibujo aquí en perfecta armonía con la atmósfera. Historia atrapante como pocas. Cómo danzan los buitres es, después de la buena sorpresa del primer álbum, otro viñetaje que se devora con gran placer pues cierra a lo que se nos lleva en la trama anterior. Álbum que se podría utilizar como ejemplo en una clase de guion cuando se toque el uso del diálogo en el mundo del cómic.

El ogro de Sutter Camp, al otro lado de los Pirineos, fue el álbum más criticado de la serie, aunque no entiendo muy bien porqué. Inicia una nueva aventura y quizás la intensidad tiene que empezar de cero y eso a la gente no le gustó. También cuenta un tema delicado y las escenas nocturnas son bastante numerosas. Hay gente a la que tampoco le gusta eso. Pero la trama está bien llevada, sobre todo, con la escena en la que el coronel Warwick exclama «¡El Ogro está vivo!». Ahí lo dejo.

La sombra de Hipócrates es en donde Jonas Crow se desata. Aunque sea aplastado por la personalidad más que maquiavélica de Jeronimus Quint, alias el Ogro, es tremendo como saca a relucir lo peor de él. Y en El indio blanco y Salvaje lo mismo. Xavier Dorison nos ofrece una historia más densa y compleja donde nos revela la verdadera misión de Jonas Crow en esta vida. Y ofrece sorpresas sobre el pasado de nuestro ahora famoso enterrador. Escenarios muy ricos y lleno de sorpresas, insisto. Me gustó el papel que juega Jed, el buitre. Y los personajes femeninos Rose Prairie y Lin no solo son extras, son personajes muy dignos de mención como os decía antes. Rose, en particular, ocupa un lugar preponderante. Y a nivel de dibujo, Ralph Meyer nos ofrece hermosas láminas maravillosas dignas de pasar a lienzos de salón. Entiendo muy bien que Norma Editorial haya querido premiar al aficionado que se haga con la primera edición de esta obra con una genial lámina exclusiva…

Queda esperar que los autores sean capaces de detenerse a tiempo, antes que Undertaker comience a estirarse y repetirse, porque eso sería una pena. Por eso, aunque da lástima decir y creo que es la primera vez que lo hago con algo que me ha gustado tanto, debido a la intensidad de esta serie, dudo que se pudiera mantener el nivel mucho tiempo. Quizás debieran dejarla aquí. Aunque si siguen, espero equivocarme y ver que Undertaker es joyita título tras título. Para mí es ya joya del cómic. Y no sólo hablo de western.

Reseña: Wild West, de Thierry Gloris y Jacques Lamontagne

Ahora la reseña de una de esas obritas que gustan leer de vez en cuando ambientadas en uno de los siglos más convulsos que ha vivido el continente norteamericano. Wild West es una serie con la que Thierry Gloris y Jacques Lamontagne se encumbraron (diría) reivindicando el mito de Calamity Jane; una chica de la frontera estadounidense, francotiradora y narradora, que fue conocida, sobre todo, por su inestimable relación con Wild Bill Hickok. Entiendo que si estáis leyendo esta reseña es de suponer que sabéis un poquito-mucho del Salvaje Oeste americano. Pero si no, también os contaré que Wild Bill Hickok fue otro héroe popular de la zona conocido por su vida en la frontera como soldado, explorador, agente de la ley, jugador de cartas, showman y actor, y por su participación en muchos tiroteos famosos de la época. Otro que obtuvo una gran notoriedad en gran parte por las historias «invent» que contaba sobre sí mismo. Muchos de este entorno se dieron cuenta del detalle que si sembraban historias locas de hazañas suyas, su fama y reputación subía como la espuma. El boca a boca, ya sabéis.

En Wild West que nos publica Norma Editorial para el disfrute total del mejor cómic western, el que insisto, mola más el hecho en el viejo continente que en el nuevo; tenemos un cómic donde por álbum nos hablan de la vida de cada uno de estos personajes reales, historias que se romantizan mucho y se inicia con un volumen que recoge los dos primeros de la serie (Calimity Jane/Wild Bill) para el acople total. Y con acople me refiero a que estos dos álbumes recogen lo que se denominada primer ciclo de la serie, que vuelve a poner el mejor western en el candelero del cómic europeo. Y es que muy pronto entramos de lleno en la acción cuando pasamos a donde se narra una parte del viaje realizado por Calamity Jane en su alistamiento como exploradora en el ejército, una parte que por cierto, no se cuenta ni es muy conocida en los anales de la historia. Mola ese relleno. Se opta por presentarla como una señora de la limpieza en un salón-burdel, siendo «rica sólo en su virtud» porque se niega a dormir en el mismo lugar. Pero agredida por un cliente violento y salvada por el secuaz del jefe del burdel del que se enamora. Pero las cosas no son menos complicadas para ella y finalmente se ve obligada a prostituirse también. Aunque todo cambiará con la aparición en la ciudad del famoso cazarrecompensas Wild Bill Hickok quien conducirá a la joven a la aventura de las aventuras.

El diseño, la recreación y el viñetaje es tremendamente chulo en Wild West. Es creíble y vivo. El dibujo de Jacques Lamontagne es emocionante y ofrece páginas bastante cuidadas que sumergen inmediatamente al lector en la atmósfera de época.

Los colores participan de una manera hermosa y los personajes están bien hechos, incluso si la elección de presentar a la joven Calamity Jane como una hermosa joven heroína es un poco formulista ya que su físico real era mucho más rústico. Bastante más fea, hablando en plata. En definitiva, un cóctel apasionante que se lee como una aventura moderna con sus sorpresas y giros. Donde se aprecia el tener entre manos la reunión de dos leyendas del Salvaje Oeste. Y es que por mucho que la historia real nos diga que se conocían sin más detalles, ponerlos en acción juntos es aún más cautivador.

Muchos de los que estáis leyendo esta reseña ahora mismo, sabéis que vais a comprar, o al menos, andáis ya locos por leer el cómic. Lo sé. A poco que se publique una buena historia western, la queremos y más si está hecha en cómic europeo porque eso es sinónimo de calidad. Y así es, en Wild West, ttenemos un volumen que hace pensar en una gloriosa serie, semillas ya sembradas para que un buen árbol crezca.

El segundo volumen me convenció más. Me pareció excelente y me lo pasé muy bien leyendo las locuras de Wild Bill y acabé enamorándome de este personaje. Y los mensaje gráficos y evocadores a los paisajes del Lejano Oeste y la Frontera… es que son geniales. Por cierto, ¿dónde he visto yo antes a la chica de la portada del tomo? ¿Quién tomaron de modelo? Es una actriz conocida, ¿no? No caigo ahora…

Reseña: El Sendero de la Guerra, de Marc Bourgne, Didier Pagot y Zielinska

Un género que me apetece mucho leer en verano es el western. Dentro de las novedades, tanto en cómic como en formato literario, a estas alturas son obras difíciles de encontrar. La moda pasó. Pero a poco que busques se encuentran cositas en alguna buena editorial que edite cómic europeo. Y mira por donde di con Yermo Ediciones y cómo este mismo mes de calores publicaba El Sendero de la Guerra en un volumen recopilatorio de tapa dura y en calidad máxima como suelen hacer. Tres álbumes en un sólo ejemplar que nos llevan a una aventura romántica en el corazón de las guerras indias. ¿Romántica? En el sentido evocador. Pues El Sendero de la Guerra evoca la vida del gran jefe sioux Toro Sentado asi como el de una chica que intentaba luchar de algún modo por el derecho y la igualdad de las personas. Una entrañable heroína que nos permite descubrir a través de la ficción la cruenta y compleja historia de las guerras indias en las que se escribió la leyenda del Lejano Oeste.

1864, Washington DC. Diane Myers, de 22 años, es una joven pintora talentosa que es absorbida por la buena sociedad. Su sueño: pintar los paisajes del Far West asi como la forma de vida de sus habitantes, los indios de las llanuras. Una chica ferozmente opuesta a las ideas políticas de su padre senador que sólo quiere el exterminio de estas personas. Por lo que Diana decide encontrarse con ellos, irse con los indios con la idea de sacar bastante material dibujado bajo el brazo. Con la ayuda del explorador Missouri, logrará integrarse en la tribu del mismísimo jefe indio Toro Sentado. Una hermosa aventura artística y humana para Diane, descubrir una cultura fascinante amenazada por las siempre temibles conquistas históricas del hombre.

Cuando vi el dibujo mientras ojeaba los álbumes, inmediatamente me entusiasmé con este nuevo western que prometía ser un hermoso fresco sobre la cultura de los Sioux Lakotas y otras tribus de esta gran nación india. Podemos decir que la serie hace un poco de trabajo antropológico porque los autores identifican bien esta cultura como la de los White Sioux de Oriente y Occidente, al situar la historia en un contexto histórico real. Me gustó también mucho cómo la heroína se posiciona como alguien que comprende y admira a los indios, oponiéndose a la voluntad de su padre, un senador de Washington que aboga por la erradicación de los «salvajes» incapaces de adaptarse a la política gubernamental que favorece el progreso. O eso dicen ellos. Diane Myers huye a ese Oeste tan atractivo y se sumerge como pintora que simboliza también el papel que jugó Frederick Remington, el gran pintor americano que supo captar el alma de los pioneros pero también la de los indios de las llanuras.

El contexto histórico es el de las Guerras Indias que duraron aproximadamente desde la Guerra Civil (alrededor de 1861) hasta 1890, donde una de las más famosas batallas fue la de Little Big Horn. Una trama en formato cómic que se ha tratado bastante en Blueberry, y que es un tema ideal para representar la apoteosis narrativa y gráfica de estos hechos tratados también con asiduidad en muchas películas, incluido el famoso tríptico de John Ford sobre caballería (Fort Apache, Carga Heroica y Rio Grande). Todo el contenido de este cómic es genial. Salvo algunas ingenuidades (y no lo digo por el papel de una mujer blanca viviendo entre indios en completa serenidad porque se llegó a descubrir que sí que ocurrió en ocasiones, sobre todo, con las féminas raptadas). Esta historia utiliza personajes ficticios pero se apoya en hechos y personajes similares a los de Diane y Missouri, el aventurero que la acompaña, dentro de hechos que realmente sucedieron, las masacres de niños y mujeres en aldeas por brutos borrachos, por ejemplo. Eso pasó y la prueba es la triste masacre de Sand Creek. Además, nuestra heroína se encuentra con personajes reales de este conflicto como el gran jefe Toro Sentado e incluso el presidente Grant y el general Custer que también cometerá masacres gratuitas.

Un buen western, sólido, bien contado, muy bien dibujado y cuya obra completa te puedes llevar a casa de un tirón si te decides por este genial volumen de Yermo Ediciones.

Reseña: Lejana Estrella Brillante, de Robert Olmstead

La trama de Lejana Estrella Brillante es relativamente simple, y por esa razón probablemente no encontrarás muchos detalles al respecto en algunas reseñas de por ahí. Es tan sencilla que se puede transmitir poca información al respecto a los lectores sin inyectar algún tipo de spoiler. Y también dicen que no es un libro que uno lea por su trama; su verdadero atractivo es la calidad de la escritura del autor. Estoy de acuerdo con eso en parte. Por la calidad escrita, obviamente. Pero acaso (cambiando de género para la comparativa), ¿no es sencilla la trama del episodio cuatro de Star Wars y no deja de ser una maravilla de guión?

Lejana Estrella Brillante se compara muy favorablemente con la Trilogía de la Frontera, de Cormac McCarthy. La narrativa de Olmstead, como la de McCarthy, es hermosa y sobria, casi poética, y su estilo es completamente único. Pinta hábilmente cuadros vívidos del suroeste de Estados Unidos a principios de siglo, transmitiendo las vistas, los sonidos e incluso los olores del lugar con una precisión tremenda. Más importante aún, el autor evoca un perfecto sentido de la atmósfera y transporta al lector en el tiempo hacia esas tierras baldías de Nuevo México, permitiéndole sentirse como si estuviera allí, cabalgando por el desierto rocoso, testigo de su austera y siempre cambiante belleza.

Lejana Estrella Brillante es una maravillosa lectura de apenas doscientas páginas que se devoran en nada. La historia se cuenta desde el punto de vista de Napoleón Childs, un veterano soldado de caballería que se acerca al final de su carrera. El contorno aproximado del personaje es estereotípico (el viejo soldado canoso y bien informado), pero Olmstead le da una tridimensionalidad tremenda al protagonista y una nueva vida a este personaje estándar. Se siente finamente representado; uno siente su sabiduría ganada con esfuerzo, así como su cansancio hasta los huesos de lidiar con la futilidad de su misión y con la chusma de los jóvenes y tontacos que le rodean y quieren llegar a ser algo sin experiencia.

Aclararé que aunque Lejana Estrella Brillante se ha convertido en uno de mis libros favoritos, no gustará a todos los lectores. Estoy seguro de ello. El estilo de escritura del autor puede molestar tanto como atrae, ya que es tan atípico de la mayoría de la prosa actual que algunos pueden considerarlo genial, mientras que otros pensarán que es cuando menos recargado. Más importante aún, el libro contiene escenas de intensa brutalidad que a cierta gente puede no gustarle. Aunque dudo que a los amantes del western o de su hermana mayor la tan de moda novela negra, les pase. En mi caso, ya sabéis. rara vez tengo dificultad para leer sobre personajes (o personas) que infligen daño a otros porque sí. Pero he de destacar que algunos eventos de esta novela son bastante horribles y se representan de manera tan gráfica que los encontré realmente perturbadores, con imágenes en mi cerebro aún, cada vez que pienso en la novela.

Mi veredicto es que Lejana Estrella Brillante no es un libro fácil aunque se lea con suma facilidad. Aporta un golpe emocional que puede dejar al lector sintiéndose agotado cuando llegue al final. El autor también plantea una serie de cuestiones éticas dentro de la narración para las que no proporciona respuestas. Es probable que los lectores se encuentren revisando las ambigüedades morales del libro durante algún tiempo después de que lo terminen. Sin duda, es un libro que da para mesas de discusión y debate.

Bien por Hermida Editores publicando esta joya en nuestro país.

Reseña: Redemption. La Última Esperanza, de Christa Faust y Mike Deodato Jr.

Y más Ciencia Ficción para hoy.

Redemption presenta a los lectores un spaghetti-western de CF post-apocalíptica y está tan llena de acción como cabría esperar. A eso sumad mensajes políticos y personajes memorables. Tiene un gran impacto, sumergirse de cabeza en una historia que permite a los lectores ponerse al día mientras leen. Y es que friends, la fusión entre Sci-Fi y Western si está bien hecha puede llegar a ser como he dicho memorable. Una impresión interesante además desde la primera página es lo que aporta Redemption: La Última Esperanza, el cómic publicado por Panini Cómics en tomito de tapa dura que hará disfrutar de lo lindo a todo amante de las historias del Far West.

Incluso se nos presenta un mundo que muere por ser explorado con detalle. Pero la construcción del mundo pasa a un segundo plano pues ésta es una historia impulsada por los personajes ante todo. Y un trasfondo tan único e inspirado para la historia que es un incentivo adicional para comprar el cómic. Christa Faust sabe cómo escribir una historia interesante y convincente, comenzando con una increíble introducción. En las primeras páginas se nos presenta a una heroína a la que los lectores apoyarán instantáneamente. Cuando la conocemos, el alguacil de la ciudad la está azotando por lo que él considera un crimen atroz: ayudar a una víctima de violación menor de edad a abortar. Es una introducción efectiva. Se presentan las apuestas y el mundo y tenemos un sentido claro de lo correcto y lo incorrecto. Ver al sheriff intimidar a la joven para que acuse al médico de matar a su bebé es horrible e instantáneamente hace que el lector se involucre en la historia. Y todo esto es tan solo en las primeras páginas. Una vez que Faust realmente entra en el meollo de la historia, queda claro que tiene una historia bien realizada en contraste con una excelente construcción del mundo desolado que se visualiza.

El arte de Mike Deodato Jr. es, como siempre, fantástico. Instantáneamente trae a la mente un western clásico pero también un mundo sombrío invadido por la espesa arena e impregnado de elementos fantásticos por no decir futuristas. Lo mejor es que nada se siente fuera de lugar, incluso cuando la mayor parte de la ambientación debiera abogar más por el pasado, funciona bien. También hay una sensación cinematográfica real en algunos de las viñetas que realmente capturan el ambiente occidental y es fácil imaginar varias de estas páginas en un posible film. Los colores de Lee Loughridge son igualmente buenos, todo está coloreado con un amarillo polvoriento que recuerda instantáneamente el escenario del desierto y le da un ambiente post-apocalíptico magnífico. Por lo que tenemos una historia chula dentro de un mundo bien realizado, personajes interesantes en un entorno devastado, un cómic convincente que se devora en nada.

A poco que te interesen los dos géneros mencionados y su mezcla, elige Redemption para una buena tarde de lectura sin preocupaciones y no te arrepentirás. La venganza debe ser evitada pero leer sobre ella atrae al ser humano una cosa mala. Tan claro como el agua que escasea en este mundo…

Reseña: Bouncer (Edición Integral), de Alejandro Jodorowsky y François Boucq

Bouncer es un western tradicional que trae Norma Editorial en formato integral como novedad para el mes más corto del año. Estamos ante una nueva edición maravillosa e integral de esta aclamada obra de Jodorowsky y Boucq, que ya colaboraron en Cara de Luna (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2640), y que vuelven hacer un tándem perfecto de maestros del noveno arte. Pero Bouncer… what is… or who is? Bouncer es “portero” del saloon de Barro City. Bouncer es el que lleva el orden en el Saloon Infierno. Bouncer protege ese antro perdido de la mano de Dios en la ciudad de Barro City, en el lejano Oeste, mientras defiende la tierra de sus antepasados, un territorio donde los favores siempre se pagan con balas y sangre. Y, alternativamente verdugo o justiciero, Bouncer arrastra consigo un pesado y doloroso pasado familiar que nunca deja de atormentarlo. Secretos, tradiciones indias, minas de oro a explotar, chacales y buitres, todos los ingredientes están ahí para una muy buena historia dentro de otras que van surgiendo. Una obra soberbia porque en Bouncer el dibujo es suntuoso, realista, preciso y con detalles que hay que tomarse algo de tiempo para repasar. O nuevas lecturas para apreciarlos bien. Los colores en esta obra se convierten en olores que apestan a ese gran Oeste Americano donde se siente el polvo, la calor y la suciedad.

En este mundo violento, sin concesiones y sin remisiones, es donde Jodorowsky no aplica los buenos sentimientos en casi nadie. Es un universo tan duro y despiadado, una historia oscura bajo el sol occidental, muy real. Y tampoco os dejéis engañar por la aparente debilidad de Bouncer; un pistolero de un solo brazo, golpeado hasta la saciedad tanto moral como físicamente. Es un tirador formidable. Y cuando su sobrino que se ha quedado huérfano le pide ayuda, vuelve a reconectarse con su doloroso pasado. Él y sus dos hermanos son hijos bastardos de una prostituta deambulante, con la que han cometido muchas fechorías. El último provocó la dislocación de la familia mientras peleaban por un diamante. Uno terminó ciego, el otro hijo de mala madre y la respectiva, se suicidaron. ¿Linda familia, no? A esto sumad, varias aventuras entre las que destaca el intentar dilucidar sobre una serie de asesinatos que se han dado en el pueblo en los últimos tiempos. Todos asesinados por la mordedura de una serpiente…, en teoría.

Pones la banda sonora del gran Ennio Morricone, te sientas en tu sofá de lectura favorito y en nada te transportas con este tomaco a un spaghetti western oscuro y violento con los peores forajidos del Lejano Oeste. Tramas que hacen mella. Y no vamos a decir que es una obra original pero, ¿qué obras originales con el Far West como telón de fondo existen?

Los escenarios salvajes con la salsa picante del Monument Valley son fantásticos y los personajes tienen caras sucias, siniestras, realmente terribles que son cinceladas por el sol. Tenemos la carne picada de siempre. Balas sobrevolando cabezas. Un ritmo trepidante que rara vez descansa con violencia desatada casi en cada página. Tenemos aquí también a un Boucq muy, muy grande, quizás en la cúspide de su carrera de ilustrador. El dibujo de Boucq es increíblemente preciso cuando se trata de paisajes pero también tiene ese don para hacer rostros inolvidables. Un cómic que es una delicia para los ojos.

Os hablé en su día de cómo el western se había convertido en mi segundo género favorito. Los tres primeros arcos de Bouncer son un claro ejemplo del porqué de ello. Del encanto que puede llegar a tener este género inmortal al que tanto me he enganchado. Maravilloso, maravilloso, maravilloso.

Reseña: El Sexto Revólver. Volumen Uno, de Cullen Bunn, Brian Hurtt y Bill Crabtree

Cullen Bunn es ya el guionista de moda en USA desde hace un tiempo. Puedes llegar a él a través de diversos cómics pero con Norma Editorial, sin duda, el referente es Harrow County (https://www.normaeditorial.com/catalogo/comic-americano/harrow-county/harrow-county), titulazo de Terror que nadie se debería perder. Ahora con El Sexto Revólver lo vuelve a hacer. Con el arte maravilloso de Brian Hurtt tenemos una aventura sangrienta que combina el tiroteo del Lejano Oeste con poderes sobrenaturales y demonios. Temas que bien mezclados dan mucho juego y son garantía de éxito. Dedos muertos y fríos apretando un gatillo de forma tibia… Y como no nos va a encantar todo el elenco colorido de pícaros, bandidos, brujas, golems y momias llevados a esos tremendos días de enfrentamiento en la frontera romántica del género western. El caso es que por fin en español llega la obra que encumbró a Cullen Bunn y Brian Hurtt. Recopilada en seis volúmenes integrales llegarán de la mano de Norma Editorial. Ya tenemos el primero que pese a su apariencia tochal os aclaro que lo devoré en dos sentadas. Porque es un no parar.

Una obra que jamás fue traída a nuestro país hasta ahora. Y ha sido Norma la encargada de editar esta genial edición que pienso completar sí o sí. Porque sí friends, yo fui y soy, uno de los cansinos que lleva pidiendo hace tiempo la publicación de esto aquí. ¿Vampiros, hombres lobo, zombis, piratas, ninjas? Vamos, por Dios, son personajes o estereotipos constantes que no van a defraudar al buen friki y eso Bunn lo sabe. Tan fácil como ser uno de ellos, escribir sobre lo que te gusta y hacerlo bien con pizquitas de originalidad. Porque eso es, en definitiva, El Sexto Revólver. Y si encima le das a casi todo lo literario, si eres un lector salvaje y ávido fan de la novela western o derivados como la novela policíaca o negra, esto te puede maravillar muy mucho. ¿Aventura sobrenatural con zombis es otra forma de definirla? El pulso lo tuve a mil. Recordaba una y otra vez el Witchfinder, de Mignola; llamado aquí Cazador de Brujas, serie publicada también por Norma Editorial, que tiene el mismo tono maravilloso de ambientación.

Me gustaría decir que Bunn y Hurtt devastaron mis prejuicios y me convencieron por su genial compenetración en la obra. Se nota bastante cuando un tándem «se lleva bien”. Se nota, sobre todo, cuando terminas un cómic y estas feliz de haberlo leído. Nerviosillo/a e interesado como para querer saber más de ese armamento forjado por el diablo y aquellos malditos que han decidido usar las pistolas como arma para la fabricación de cadáveres…, por ejemplo. Y mira que me parece difícil hacer una buena historia mezclando vaqueros y no-muertos, pero Bunn y Hurtt, para más inri, le dan a la historia ese toque de inquietud de Abierto hasta el Amanecer o 28 días después que crea en el lector el miedo constante de que te pueda aparecer algo raro en cualquier momento. ¿Un demonio confederado que empuña un sable? Otro ejemplo. Y aunque suene casi ridículo aquí, así definido por mí, os aseguro que más de un malo-maluto de El Sexto Revólver, cuando menos, os inquietará.

En concreto, El Sexto Revólver tiene lugar en el Lejano Oeste de finales de 1880. La historia se centra en un conjunto de seis pistolas, cada una imbuida de poderes oscuros, cuyo portador de cada arma puede ganar una habilidad única y estará atado a la pistola hasta su muerte. Los protagonistas principales, Becky Montcrief y Drake Sinclair, intentarán reunir las seis y así conocer sus oscuros secretos. Los antagonistas de la serie incluyen al General Hume y sus cuatro jinetes, los Caballeros de Salomón, la Espada de Abraham y la Bruja Gris. Este primer integral comprende los dos primeros arcos Los Dedos del Muerto (Cold Dead Fingers) y Encrucijadas (Crossroads). En el primero, Drake Sinclair buscará la sexta pistola, que cree que le da acceso a la bóveda del General Hume, que se rumorea que está llena de tesoros que Hume había acumulado durante la Guerra Civil. Su búsqueda lo lleva a una chica llamada Becky Sinclair, que está ligada a una de las mágicas armas después de que su antiguo dueño fuera asesinado. Persecución, acción y una buena primera toma de contacto que en nada te pone «in media res».

En Encrucijadas, Drake, Becky y Gord intentarán descubrir los secretos de Los Seis mientras varios agentes del mal intentan apoderarse de las pistolas. En el proceso se darán cuenta de un hecho curioso: el conjunto de estas armas podrían rehacer el mundo. Un mundo lleno de horror en el que cada vez se hace más dificil sobrevivir con tanto devora-carnes. Fabulosa esta trama. Por lo que maravillosa serie, maravilloso cómic y serie nominada en su día a los Harvey y Eisner.

Cómic que rompe expectativas.

Reseña: Enemigos, de Kid Toussaint y Tristan Josse

Enemigos nos mete de lleno en la Guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense (American Civil War). Fue un conflicto bélico librado en USA que duró entre 1861 y 1865, como resultado de una controversia histórica sobre la esclavitud, guerra que estalló en abril de 1861, cuando las fuerzas de los Estados Confederados de América atacaron Fort Sumter en Carolina del Sur. Poco después de que el presidente Abraham Lincoln asumiera su cargo. Los nacionalistas de la Unión proclamaron lealtad a la Constitución de los Estados Unidos y se enfrentaron a secesionistas de los Estados Confederados, que defendían los derechos de los estados a expandir la esclavitud. Se estudia bastante si has nacido allí. Pero en Enemigos, el nuevo integral de cómic europeo que recién publica Ponent Mon, la historia nos lleva al momento exacto en el que el ejército del norte tiene ventaja sobre los del sur, y una compañía de caballería rebelde acosa su retaguardia y se convierte en un obstáculo del que no se pueden librar.

El tema es que como no puede quedarse sin demasiados hombres, un coronel yanqui envía un pequeño comando para arreglar la situación. El teniente a su cabeza solo podrá contar con un grupo muy heterogéneo de cinco soldados, bastante lisiado y de comportamiento algo excéntrico. Y va un niño en el lote. Y como si no fuera ya suficientemente complicado, parece haber un traidor entre ellos. Pero… ¿solo uno? ¿En serio?

En este curioso guion de Kid Toussaint, encontré un dibujo de Tristan Josse, maravilloso. Uno que me recuerda a Munuera, aunque su línea es menos fluida. Tiene la ventaja de saber ilustrar puestas en escena dinámicas y emocionantes, que es lo que una historia así necesita. Con colores muy agradables, en los mismos tonos luminosos al estilo del famoso Casacas Azules, colección que si también lleváis adelante, estaréis pensando constantemente en ella por tratar el mismo  contexto.

Pero en Enemigos, una banda de seis bastardos, todos con sus características bien definidas y todos escondiendo sus pequeños secretos, va a dar mucho juego. Es una trama digna de ser llevada al cine por Quentin Tarantino. Sabes que algo duro se está gestando, pero cuando empiezas a leer la historia paralela donde los soldados que permanecieron en el campamento apostaron sobre quién podría ser el traidor entre ellos, ahí es ya cuando empiezas a escamarte sobre el suspense que mantendrá toda la historia. Mientras tanto, nos dejamos gratamente engañar y seguimos sus aventuras que acaban siendo una carrera de ratas salpicada de agua y piedras por los parajes salvajes preciosos con los que cuenta América del Norte…

Todo al mismo tiempo sazonado de un ligero humor.

Aunque encontré un detalle que me entristeció. Pues soy muy pejiguera con el tema de los contextos históricos detallados y aunque se metan en un cómic de humor, la referencia siempre debe ser verídica si no se explica lo contrario. Me refiero en este caso a que, NO SE PUEDE representar el puente de Brooklyn en Nueva York, años antes de construcción. Aun así, un cómic que gusta leer, que se disfruta bastante y se lee de un tirón. Un recomendable 2×1.