Reseña: Destrucción, de JD Morvan, Rey Macutay y Walter

Ravage fue una novela de CF post-apocalíptica de René Barjavel publicada en 1943. No es la primera vez ni la última, que vamos a ver que ciertas tramas literarias se trasladan a formato cómic por autores de la BD que de algún modo quieren dar un impulso, o dar la versión de sus gustos de historias que les impactaron, en formato viñeta. El prolífico JD Morvan hace esto en Destrucción y junto a Walter y Macutay crean una trama en la que no te aburres ni por un segundo.

Una vez más, Yermo Ediciones es quién nos trae este maravilloso volumen de cómic europeo donde guión y dibujo esplenden lo mires por donde lo mires. Publicado de forma íntegra, y mejor así, porque ASÍ SE DEBE publicar este tipo de historias; vamos a saber como la humanidad ha ido evolucionando con inventos…, pero cuando nos va mejor, todo se detiene. Y ahora toca renacer como civilización. Pero, ¿y si esta vez se tuviera que hacer de otro modo porque ha desaparecido todo rastro de tecnología? Los cimientos ya no podrán ser los mismos…

Debo reconocer sentirme muy sorprendido por las viñetas en los que se descubre a un patriarca de ciento treinta años yendo al frente para pelear con sus hombres solo con armas, arcos y flechas, ballestas y hachas. ¿Este sería nuestro mundo después del Apocalípsis? Pues probablemente. Y a saber cuantos chavalitos y viejóvenes perroflautas del presente aguantarían algo así. Pero más allá de preguntas retóricas y críticas a en lo que nos estamos convirtiendo, Jean-David Morvan adapta la novela clásica en tres capítulos. Nos lleva a París en 2052 con el joven François Deschamps y el fin de la humanidad cerca. La historia comienza en el futuro (para nosotros, futuro inmediato), en el momento en que un personaje llamado Patriarca impone a la fuerza una nueva forma de vida humana donde la tecnología está prohibida. Luego descubrimos el pasado de este hombre y el mundo evolucionado en el que vivió su juventud. Más tarde, el hecatombe, y como todo un universo de ideales se derrumba. Un decoro futurista relativamente clásico, con personajes que en última instancia son más o menos típicos, aunque parezcan un poco caricaturizados para lectores de ahora. Morvan probablemente ha modernizado algunas cosas pero, en definitiva, somos lo que somos y no se puede describir de otra forma.

Jamás tuve la oportunidad de leer este clásico de la literatura fantástica francesa para comparar. Pero me gustan las atmósferas futuristas que cuestionan nuestro presente y eso se hace de forma espléndida en Destrucción. Y ahora es cuando te topas con Rey Macutay, un diseñador filipino que ya había colaborado con JD Morvan en otros trabajos y que es capaz de crear viñetas tan realistas como recargadas. El fervor de su línea y su dinamismo le dan un toque ligeramente fantástico a la historia que me recuerda a ciertos dibujantes chinos amantes de los cómics como Xiaoyu Zhang (Cruzadas) o Jia-Wei Huang (Ya San). Pero nos ofrece viñetas y personajes tan realistas, tan provistos de energía que se magnifican en los escenarios decadentes dispuestos. No obstante, indagando, sí que di con alguien que leyó la novela. Y lo primero que me dijo es que Barjavel se considera autor-pilar de la ciencia ficción francesa. De todo lo que me dijo después, surgió un detalle muy chulo. Antes de que yo leyera el cómic, este amigo me hizo referencia a un tema. Y cuando leí Destrucción me pasó lo mismo. Lo que más me molestó de la historia fue el personaje del Patriarca. Como creativo sé que es más difícil crear un personaje puramente odioso para el lector, que alguien agradable. Pues mérito gordo para los autores porque al parecer han sido capaces de trasladar puramente eso al cómic… ¿Los demás personajes? Los principales un poco estereotipados: el chico fóbico de la modernidad, la novia es una especie de estrella famosa de formas adecuadas, pero lo mejor de lo mejor, el empresario, que me hizo reír con cada ocurrencia.

Destrucción se me hizo corto. Sin duda, esta bien potenciar la idea de que el trabajo y el esfuerzo es lo que hace que progresemos como humanidad. Confiar nuestras vidas a máquinas automatizadas puede no ser lo mejor para nuestro futuro; lo tenemos claro pero seguimos incentivándolo. Nunca dudéis de que algún día nos quitan internet, la luz y escasea el agua y volvemos a matarnos los unos a los otros mientras deambulamos por paisajes parecidos a los que recorre Conan el Bárbaro. Aunque la historia que tenemos entre manos se parecería más al film o la novela de La Carretera, de Cormac McCarthy.

Por lo visto, Ravage, fue una de las primeras historias post-apocalípticas escritas de la historia junto a mi amada novela La Tierra Permanece, de George R. Stewart. Ya ando buscando la novela de Barjavel.