Reseña: Cuento de Hadas, de Stephen King

Los cuentos de hadas no necesariamente involucran hadas. Podrían llamarse más acertadamente cuentos fantásticos o maravillosos, narraciones que inspiran asombro y miedo. Un miedo terrible que esplendían cuanto más atrás en el tiempo nos vayamos. Mínimo unos doscientos o trescientos años atrás donde el bosque más cercano a casa, ese dónde jugábamos a la luz del día, se convertía en un monstruo terrible de ojos acechantes en cuanto llegaba la noche. La noche más oscura. Miedo a lo desconocido, a lo raruno, a lo diferente e incluso a cosas que teníamos más a mano. Temas que se trataban en los fairy tales donde incluso una historia de amor se podía convertir en una de terror. Y se convertía con esos tintes de oscuridad casi necesarios para atrapar al lector o al escuchante. El trasfondo era describir el crecimiento de los niños hasta convertirse en adultos socializados. Los cuentos de hadas transmitidos de forma oral vinculados a juramentos y encantamientos. Las estructuras repetitivas y las partes constitutivas formuladas los convertían en hechizos: cuentan una historia, adormece a un niño, destierra el mal y les hace sentir que el horror o lo benévolo anda lejos. Pero no tan lejos…

La última novela del dios Stephen King juega con esto. Y acaba de ser publicada en español y ya ha sido disfrutada por mi parte. Porque Cuento de Hadas no tiene un potente brillo a polvo de hadas pero esplende tanto regustillo a clásico y a miedo, miedo de verdad. Combina la gramática del cuento de hadas con la de los pequeños pueblos norteamericanos y misterios de antaño de la época colonial. Agregando horror corporal y rarezas alienígenas. Todo bajo una arquitectura monumental e imaginativa. Como hacían muchos cuentos de hadas, critica la tiranía y la homogeneidad y enfatiza el ingenio y la inteligencia de los débiles contra los fuertes. También es una novela profunda y con una aguda conciencia de sí misma. El héroe de King para este caso es Charlie Reade (a una letra de distancia de «Reader») se somete a eventos extraordinarios que pondrán a prueba su inteligencia, integridad y fuerza. Un chico que hace una promesa a Dios: si su padre se recupera del alcoholismo (provocado por la muerte de su esposa), hará el bien en el mundo. Y esto sucede. Por lo tanto, se encuentra cuidando a un anciano gruñón, el Sr. Bowditch, y su perro, Radar (también a dos letras de vosotros, queridos lectores). Y bien. Esta situación que va in crescendo gradualmente, mola mogollón porque estamos en un entorno maravilloso como es la casa victoriana y escalofriante de Bowditch (al más puro estilo C. S. Lewis), donde obviamente algo anda mal.

Tenemos extraños chirridos emanando de un cobertizo, pepitas de oro que aparecen de forma inusual, lo sobrenatural está a un paso. Sin embargo, la ternura hogareña y creciente entre Charlie y Bowditch (y crucialmente con Radar) nos ancla en lo real y nos prepara para ser arrastrados a lo irreal cuando menos lo esperamos. Pues tirados nos deja cuando en la segunda mitad del libro… ¿lo digo? (bueno, viendo que está en la sinopsis no creo que sea considerado alto-spoiler), nos deja tirados cuando llega la muerte del adorable señor Bowditch. El dulce ermitaño que recién había cambiado moral y forma de ver la vida de Charlie, de pronto, se nos marcha. Lo que nos lleva al descubrimiento de una cinta de casete que contiene una historia increíble y el gran secreto que Bowditch ha guardado durante toda su vida. En el cobertizo hay un portal que lleva a otro mundo.

¿Así que Stephen King escribió su propio cuento de hadas retorcido? Esto he leído en varios sitios. Creo que este tipo de comentarios viene de gente que apenas ha leído una o dos historias del maestro. Sobre todo, en sus inicios, rara es la historia del «chico» de Maine que no acaba de forma retorcida. Es su punto fuerte. Convertir algo cercano, común y mundano en un tema aterrador. Entonces, ¿Cuento de Hadas es una historia de portales que homenajea a las clásicas historias de Ciencia Ficción? ¿Es una trama de portales terroríficos que traen engendros al más allá al estilo Hellraiser? ¿Se confirma que esta trama está relacionada con La Torre Oscura? A ver friends, ¿qué historia de King con portales no lo estaría? Tenemos ese “otro mundo” llamado Empis que es pura magia e inspiración y está lleno de insectos gigantes, realeza y como en cualquier buen cuento de hadas, villanos y monstruos. Stephen King combinó sin esfuerzo el horror y la fantasía en este libro. Pero por mucho que he disfrutado la lectura de Cuento de Hadas, hubo algunas cosas que me hacen no darle el notable (el sobresaliente para mí de King sólo sería a sus títulos ochenteros, lo siento), a lo que voy es que Cuento de Hadas tiene un final demasiado apresurado. Y sí, sé que esto es una de las debilidades del Tito King pero en una trama como esta hay tanta acumulación e historia de fondo que un final así… que sucede y ya está… Uff no me queda nada bien. Da la sensación de decir: o paro aquí, o esto se convierte en trilogía. Y ya soy muy viejete para perder el tiempo en trilogías.

Además, para nada de las para-nadas, recomiendo leer el Epílogo de Cuento de Hadas. Trastoca la historia y, en mi opinión, para mal. Obviamente, no voy a contar nada. Pero esto además es súper raro en King. Suena a imbuido…, aunque dudo que a estas alturas nadie sea capaz de persuadir al maestro en sus ideas. El caso es que los personajes son el corazón, la sangre, el cerebro y los pulmones de este libro. Y cada uno de ellos, incluso los villanos, tienen un poderoso encanto. La caracterización es asombrosa y Radar puede ser el mejor perro ficticio de la historia. Pero my friends, nunca, nunca, nunca, toquen un pelo de lo que más fuerza da a un libro. Quiero decir: ¡NUNCA! Y aquí se ha hecho.

¿Recomiendo su lectura? Obviamente, cualquier nuevo título de King es como mínimo interesante. Intentarlo siempre con un nuevo título del mejor escritor de Terror de todos los tiempos, eso ni dudarlo. Y más cuando hace años que pienso que antes de «irse» nos dejará una obra digna de cierre de una enmarcable y próspera vida de escritor.