Reseña: Batman. El Hijo de los Sueños, de Kia Asamiya y Max Allan Collins

Un Batman… un cómic de Batman diferente, ¿cómo demonios no te lo va a pedir el cuerpo? Uno que siempre aboga por la originalidad, por el cambio, encontrar lo nuevo… Y ya solo leyendo la sinopsis de El Hijo de los Sueños -incluso viendo su portada-, sabes que hay algo diferente. Que vas a encontrar novedad. Una historia escrita y dibujada por la famosa mangaka Kia Asamiya y adaptada al público americano por el novelista y guionista de cómics Max Allan Collins; no descubro nada si digo que Batman es y siempre será una inspiración internacional. Uno de los íconos superheróicos más reconocibles del mundo. La punta de lanza en ventas de DC. Con el paso de los años y la creciente popularidad del manga en USA, era cuestión de tiempo que el cómic japonés y el orejas picudas se conocieran. Se eligió bien al contactar con Kia Asamiya, sus obras Silent Mobius y Steam Detectives, le daban currículum para con el Caballero Oscuro «milleriano» que todos conocemos. Junto con el escritor Max Allan Collins, Asamiya ha intentado cerrar la brecha entre los cómics occidentales y orientales con El Hijo de los Sueños. Y a las pruebas me remito:

El hilo central va sobre una droga que como todas, prometen realidades que no existen. Durante un minuto, durante una hora, durante toda una noche si tienes suerte, puedes convertirte literalmente en tu ídolo, siempre y cuando tu ídolo sea uno de los mayores enemigos de Batman… ¿Pero quéeee? Hay una droga en las calles de Gotham que hará realidad tus sueños. ¿Qué puede incitar a eso? ¿A ser destruido? Precio alto, ¿no? Es alto. El más alto. Pero por saborear la gloria criminal, muchos están dispuestos a pagarlo. Tontolabas hay en todos lados, ¿no? El Hijo de los Sueños mola, sobre todo, porque es, en muchos sentidos, un retroceso a los cómics del Batman de los 80. Donde Bruce Wayne era una parte casi tan integral de la historia como el superhéroe que viste y calza. El delicado acto de equilibrio entre el vengador oscuro y el emprendedor mujeriego es un buen drama presente. Aunque el culpable misterioso detrás de todo sea tan obvio como la enorme nariz de la careta que lleva en este cómic.

Un cómic que tiene todo lo que necesitas de una historia del Caballero Oscuro: una damisela en apuros, conflictos tanto para Wayne como para Batman, la gran galería de villanos saliendo a pasear… y acción. Muchas acción. Y si bien el estilo de dibujo puede parecer algo exagerado, algo extraño para una historia de Batman, las escenas de acción son de primera categoría. Si puedes superar el hecho que a tantos echa para atrás como es el blanco y negro o si eres amante del manga de toda la vida, apreciarás el más mínimo detalle. Siempre que no esperes una versión totalmente nueva de Batman, Alfred o el comisario Gordon. En El Hijo de los Sueños no hay desarrollos rompedores, comportamientos absurdos o trama única. Es el clásico Batman pero con la originalidad de ser introducido en el manga. Puede que no sea la historia de Batman más original o la mejor historia que hayas leído, pero es buena porque es pura aventura. Lo que yo busco en el cómic de superhéroes. Batman ha de encontrar al proveedor de esta droga surrealista y mortal, y la búsqueda le lleva hasta Tokio en una confrontación con el enemigo químicamente mejorado definitivo. Ahí lo llevas.

Dibujado al estilo manga clásico, pero con un toque más real que la mayoría de las novelas gráficas de acción manga, El Hijo de los Sueños es totalmente recomendable. Típica novela gráfica de la que puedes alardear con tus amigos diciendo: “Sí, esa rarunada la he leído yo”. Y probablemente añadas: “Y me gustó”.