Reseña: El Fantasma de la Ópera, de Andrew Lloyd Webber, Cavan Scott y José María Beroy

No le doy el sobresaliente pero casi lo alcanza porque hay un artículo al final que explica la historia y la creación del musical icónico, lo que me hizo muy feliz ya que vivo para este tipo de conocimiento que probablemente nunca sea útil pero son detallitos que a mí me encantan. Y también se hace referencia al libro original y al hecho de que la relación romántica del Fantasma y Christine, aunque solo se insinúa en el musical, y es completamente inexistente en la novela; se nombra porque huele a fuego lento en la cocina durante toda la trama.

De todos modos, que duda cabe que esta novela gráfica que publica Aleta Ediciones es una adaptación de El Fantasma de la Ópera, de Andrew Lloyd Webber, que a su vez fue sacada de la novela de Gaston Leroux. Y si bien me hubiera encantado poder disfrutar de una reproducción escena por escena de todo el musical (eso habría sido un tochal de no te menees) así que mejor no pedir peras al olmo y, al menos, disfrutar de las escenas que se adaptaron aquí y que bueno, cuentan claramente la historia (que conozco tan bien) y eso puede valer para el que a estas alturas no sepa de qué trata tan famoso título.

Una historia que confieso que incluso canté (en mi cabeza, por supuesto, para no asustar a los vecinos) todos los extractos de cada canción. Y con unas ilustraciones magníficas que evocan la sensación de las escenas que también se pueden disfrutar en sus musicales (visto dos veces hasta ahora), desde la mascarada brillante y colorida hasta la pérdida de color cuando el Fantasma aparece en el espejo de Christine. Y cuento más. Pasé gran parte de los 90 obsesionado con este musical, y después de haber viajado a Toronto para la mejor excursión escolar de mi vida, al final, lo vi en Nueva York. En casita. En uno de los recintos de la gloriosa Times Square, y sinceramente, nunca imaginé que un musical pudiera ser tan inmersivo: jadeamos y señalamos cada vez que vimos al Fantasma aparecer fuera del escenario y no me avergüenza admitir que realmente pensé que ese candelabro iba a lastimar a alguien…

Pero fue aún más emocionante la segunda vez que presencié la caída del candelabro en el siguiente musical en la capital de este país esta vez, años después, ya que nuestros asientos estaban directamente bajo su arco. Donde vi, por cierto, al director hacer lo suyo y a todos los músicos calentar antes de la actuación, cosa que me dio bajona y me impresionó a su vez. Pero nos familiarizamos tanto con todo el musical que nos lo recitábamos unos a otros mientras sonaba. Así que lo siento. Tenéis que disfrutar de esta historia en cualquiera de sus formatos. Siempre seré parcial en lo que respecta a El Fantasma de la Ópera. Es una de mis historias favoritas y para el caso, adoré absolutamente esta adaptación. Me hizo desear poder ir de nuevo al musical, doquiera que lo echen. Pero como eso no es posible actualmente, voy a hacer lo siguiente mejor… volver a leer esta novela gráfica y disfrutar con nostalgia de lo bien que lo he pasado en mi vida con esta historia.

Dando gracias a Aleta Ediciones, Scott y Beroy por darme la oportunidad de volver a disfrutar de tan tremenda historia.