Reseña: Sky Masters of the Space Force (1958-1961)

Otro boom para mí de las últimas semanas fue descubrir que Aleta Ediciones publicaba en español la recopilación completa de las tiras diarias de la serie clásica Sky Masters of the Space Force. Todo lo que se publicó desde 1958 hasta 1961, tal como dice la sinopsis editorial: ¡La épica aventura creada por Jack Kirby y Wally Wood por fin completa y mejorada.

Dos maestros de maestros, dos dioses del cómic haciendo lo que mejor sabían hacer. ¿Es decir? Es decir, un tomo imperdible para todo amante del cómic, un volumen del que hasta el momento era muy difícil encontrar copias a precio razonable. Porque Sky Masters of the Space Force es un trabajo de amor por un género. Esta primera colección completa de las tiras cómicas dominicales es verdaderamente una belleza. Un tomo que además cuenta con una nueva traducción de José M.ª Méndez, lo que mejora con creces la anterior edición de la desaparecida editorial Glénat. La calidad de reproducción de muchas tiras en aquella edición era superable, ya que la principal fuente era limitada. Un título inspirado en los incipientes pasos de los Estados Unidos en el espacio exterior, unas viñetas que fueron la incursión más exitosa de Kirby en las tiras periodísticas, publicándose por primera vez en entregas diarias a partir de septiembre de 1958 y con tiras dominicales añadidas a partir de febrero de 1959. Y aunque inicialmente, los guiones fueron proporcionados por Dave Wood, colega de Kirby en el título Challengers of the Unknown de DC Comics, después se incorporó al equipo el genial Wally con las tintas, el legendario artista de EC Comics/Mad Magazine, que también había trabajado en las historias de Challengers… con Kirby. Fue entonces que tras la unión de estos dos gigantes del cómic se parió un título tan especial como el que os traigo hoy.

Wood hizo por su cuenta historias clásicas basadas en el espacio y la combinación de sus ricas tintas en varios equipos espaciales y paisajes lunares con las dinámicas figuras de Kirby quedó espectacular. Todo eso lo tenéis aquí. Si bien Wally Wood recibe la misma atención de nuestros ojos ya en la portada, debe mencionarse que solo las primeras veintidós tiras presentan sus tintas. El resto fue entintado por Dick Ayers, o por Kirby solo con la ayuda de su esposa, Roz. Y Kirby también escribió muchas de las tiras posteriores por su cuenta. No fue un trabajo conjunto en ese sentido. Por eso ocurre que si bien Kirby da algunos saltos imaginativos al llevar al hombre al espacio y a la luna, antes de los acontecimientos reales, la acción es a nivel humano y se basa en una tecnología emergente o imaginada. Pero como resultado, quedó algo bastante realista. No hay extraterrestres ni pistolas de rayos, pero, como hizo a lo largo de su carrera, Kirby imagina algunas cosas que eventualmente se hicieron realidad, como libros electrónicos, tablets, portátiles o ipads (es muy posible que estés leyendo esta reseña en uno de ellos ahora mismo).

Os contaré también que «Sky» Masters, el personaje principal aquí, y sus colegas de la Fuerza Espacial (la Space Force, sí, Kirby también inventó ese término) son un grupo atractivo que interactúa de una manera animada, no muy diferente a los Challengers o los héroes de Marvel que Kirby crearía poco después de la desaparición de esta tira. ¿Cómo? Sky Masters of the Space Force se terminó como resultado de una demanda presentada por el editor de DC, Jack Schiff, quien afirmó que había hecho el trato que llevó a la producción de la tira y que no se le proporcionó un porcentaje de las ganancias como se había prometido. Kirby negó que se hubiera llegado a tal acuerdo, pero Schiff prevaleció y obtuvo un porcentaje de participación en la tira. Esto llevó a Kirby a dejar de producir la tira en 1961 y a su salida de DC. Pero se fue a Marvel, creó Los 4 Fantásticos, El Increíble Hulk, Iron Man, Thor, Los Vengadores y bastantes más personajes icónicos que ya conocéis junto a Stan Lee.

Se puede decir que los fans de los cómics salieron ganando con aquella salida. Pero eso no quita que esta publicación sea un diamante en bruto.

Reseña: Voltar, de Alfredo Alcalá

Voltar es una explosión de barbarie, hechicería y mitología con un arte que deja boquiabierto. El bárbaro Vóltar, creado en 1963 por Alfredo Alcalá, el legendario artista filipino que tuvo un papel fundamental en la famosa revista La Espada Salvaje de Conan, es celebrado en esta recopilación que presenta algunas de las obras de arte más exquisitas jamás creadas en el universo del cómic. Donde gracias al hijo de Alfredo Alcalá, Alfredo L. Alcalá Jr. (del que Aleta Ediciones ha tenido el gusto de incluir un poema dedicado a su padre), se recogen también los mejores escaneos posibles de las historias incluidas en este volumen que para más inri incluye la famosa página 16 de la historia de Voltar de 1977 que históricamente quedó inédita por un error al utilizar esa misma página como “presentación” de la misma historia. Y además, una última ilustración que sirve de cierre de este espectacular volumen.

Un tomo joyita en toda regla. Un volumen que está hecho, sobre todo, para disfrutar del enorme arte que fue capaz de crear Alfredo Alcalá. Un artista, un genio, uno de los puntales filipinos que entraron en el cómic USA para desarrollar y mostrar al mundo su talento, porque sus bárbaros musculosos y semidesnudos y sus enemigos demoníacos en paisajes inverosímiles eran terriblemente evocadores. Y aunque lo que se cuenta en Voltar es una historia fantástica muy genérica (alguien necesita encontrar al salvador del reino y Voltar quiere retirarse pero necesita luchar nuevamente, hasta una revelación sobre quién es el enemigo final, y parece que hay siete señales apocalípticas, pero solo dicen dos porque Voltar ha vuelto para patear traseros demoníacos…); aquí friends, hemos venido a disfrutar del arte.

Una de las cosas que más me han gustado de este volumen especial que acaba de entrar en librerías es que las edición en papel es exquisita, mucho más detallada que la edición digital, y con papel satinado como debe de ser. Lo mejor en la mejor calidad. Pero lo que os decía, la historia es una historia de fantasía medieval, un modulito o aventura de rol de AD&D con orcos si queréis, humanos fornidos y otros chusqueros, y un héroe al estilo Conan o Kull. Pero son los dibujos de Alcalá los que merecen la pena “leer” y por qué no enmarcar para un buen salón de friki que se precie. El filipino, sin duda, supo hacerlo y su línea de precisión, rebosante de sombreados y detalles en las viñetas dobles que abren episodios individuales, son un placer a la vista. Esto es un volumen de cinco estrellas así como un tremendo aplauso para Aleta Ediciones por la posibilidad de que dispongamos de esto (a estas alturas) en nuestro idioma.

Además, se incluye la introducción de Manuel Barrero y la inclusión de una entrevista que el mismo Barrero realizó al otro hijo del maestro, Christian Alcalá.
En esta edición inédita por estos lares, podremos disfrutar por primera vez de la primera portada original utilizada en la revista Magic Carpet donde Alcalá resucitó a su personaje, además de la primera e inédita historia publicada en 1963 en Filipinas, siete años antes del primer cómic de Conan en USA. Y ahora la pregunta es: ¿Vas a perdértelo?

Reseña: Grandes de lo Macabro, de Joan Boix y VVAA

Grandes de los Macabro es la prueba física de que el buen Terror sí que vende en nuestro país. Si se quiere, con una buena presentación, portada, y por supuesto, un gran dibujante y guionista detrás:

EL TERROR VENDE

Grandes de los Macabro es el botón que muestra que un titulo así se agota y rápido. Y se agota en ciertos eventos tal como declaraba el editor de Aleta Ediciones hace un tiempo en redes sociales, porque es obvio. Aunque muchos no lo quieran reconocer, el Terror es el género fantástico más atractivo para todo ser racional que tenga un mínimo interés lector e intriga en su vida. Y no os digo nada para un espectador audiovisual. A poco que salga un buen título, el Terror siempre vuelve a ponerse de moda. Y eso no le pasa a todos los géneros.

Con una nueva portada realizada para esta segunda edición, regresa al candelero el maestro Joan Boix, el cual me alegra ver que de algún modo sigue activo. Todo para una edición definitiva en el que ilustró a los grandes maestros del género llevados al cómic. Grandes de lo Macabro es una oda al género. Una de esas antologías comiqueras donde disfrutar de lo mejor de lo mejor y con un contenido visual como poco enmarcable. Sí, enmarcable. Porque nunca me cansaré de decir que casi el cien por cien de las ilustraciones de autores patrios como Joan Boix, autores que tocaron el cielo en mis amados años 80, son lienzos totalmente dignos de ser enmarcados y disfrutados cual salón que se precie. Es así. Además de estar hablando de un compendio de relatos que abarcan historias de los grandes maestros del horror, también se incluyen guiones del propio Joan Boix, trabajos como el El Solterón, La Boda Monique Evan o El Mal, que son narraciones y reflexiones sobre situaciones, personas o seres en sí mismos que evocan el Terror de alguna forma. Todo en formato cómic. Y un artículo sobre el autor por parte de Antoni Arigita. La indispensabilidad de tener este tomo para un verdadero amante del Terror, se basa en algo muy sencillo. Diría que es querer tener lo mejor de lo mejor de este autor publicado en una bendita época de publicaciones comiqueras en nuestro país. También una forma de conseguir grandes historias que vieron la luz hace casi cincuenta años en revistas míticas como Dossier Negro, para mí junto a Creepy, la mejor revista del género publicada por estos lares.

Son veinte historias, muchas de ellas basadas en grandes relatos de maestros consagrados como H.P. Lovecraft, Edgar Allan Poe, Gustavo Adolfo Bécquer o Arthur Conan Doyle por nombrar solo algunos. Joan Boix publicó su primera historieta en 1962 en una de las publicaciones de editorial Bruguera. Dada su alta calidad gráfica entró directamente en Toray para dar más fuerza aún a la maravillosa Hazañas Bélicas. Aunque también trabajó para las revistas románticas del momento, no mucho después sus trabajos fueron reconocidos fuera de nuestro país y produjo innumerables publicaciones para el mercado exterior. Por aquí lo tuvimos en Zona 84, Comix Internacional, Totem..., muchas de las revistas que mi padre y mi tío escondían para que un inquieto como yo, no tuviera acceso. Aunque sabiendo de mi amor por el Terror sí que me toleraban casi a regañadientes las de Dossier Negro. Ahí fue donde me enamoré del trabajo Joan Boix.

Un ilustrador que dibuja como pocos mansiones decrepitas, a priori, encantadas. Un autor que ilustra rostros llenos de misterio y pavor de manera maravillosa. Un creador de entornos lúgubres que gozan de ese preciado don de inspirar a otros en su escritura, en su imaginación, infundir sugerencias intrigantes al lector con unos/muchos trazos (bastantes) y detallados en negro sobre blanco. Un autor que hizo algo muy grande con The Phantom y El Capitán Trueno, por cierto. Por lo que decidme ahora si es normal o no que este tipo de volúmenes se agote. Así que ¡Corred insensatos! Porque esto que os enseño es una maravilla de publicación.

Reseña: Grisly Unit. El Sello de Baphomet, de Roger S. Lewis y David Daza

Con una potente escena como que el ex-presidente Obama en una rueda de prensa reconoce que “los monstruos son reales” y activa por tanto la Unidad Grisly… comienza este cómic que publica en nuestro país Aleta Ediciones. ¿La idea? Un grupo especial paranormal de la CIA, para liderar la lucha mortal contra los Nefilim y demás criaturas de la Biblia del Antiguo Testamento que atacan la Tierra.

Guion potente donde los haya. Muy potente la idea no, lo siguiente. Y aunque en un principio, realmente no entendía cuál era el objetivo de esto, la verdad es que a Roger S. Lewis y David Daza les ha quedado una serie la mar de chula. Un cómic al que deberíais echar un ojo aunque solo sea para ver los poderes de estos monstruos “históricos” que acaban de ser declarados libres.

Buenas ilustraciones, buena historia, entretenimiento puro.

Grisly Unit fue un cómic creado por Roger S. Lewis (guionista) y David Daza (ilustrador) y publicado originalmente en Blue Shirts Brown Productions. Ahora nos llega su primer arco donde se cuenta la formación inicial del equipo. Pero se publicaron más números que muchos esperamos por aquí después de haber devorado este TPB. Por lo visto, se revelan más detalles que se remontan al pasado antes del número que abre este volumen denominado El sello de Baphomet.

Vamos al tajo. Durante una histórica conferencia de prensa, Obama ha reconocido que «los monstruos son reales» y ha activado el grupo de trabajo paranormal de la CIA, la Unidad Grisly, para liderar la lucha mortal contra los Nefilim. En primer lugar, la G-Unit debe enfrentarse a Mirka Bearden, el culto satánico Gaborchend y el misterioso Dragón de Naga. Todo, mientras buscan asegurar el denominado sello de Baphomet; un antiguo artefacto con la capacidad de abrir portales de incursión a la Tierra para la llegada de dichos monstruos.

Después de una terrible lucha en tierras anglosajonas contra las fuerzas del culto satánico, el director Voight concede a la G-Unit un breve año sabático. Sin embargo, el agente Brad Manning tiene dificultades… y se retira a una base oculta en la naturaleza donde sigue cazando gran cantidad de estos Nephilims sobrenaturales…, sin descanso.

Una premisa interesante, un argumento bien traído. Lewis y Daza nos presentan una historia acerca del bien, el mal y el mundo que existe entre ambos. Un mundo de agencias gubernamentales, investigaciones paranormales y teorías de la conspiración. Buenas ilustraciones, buena historia, mola ver los nuevos monstruos que van saliendo cual compendio rolero. Un cómic diferente.

Reseña: Winterworld. Varados, de Chuck Dixon, Giorello y Edwards

En Winterworld no sabemos cómo llegó el mundo a donde está. Te puedes hacer una idea de que tarde o temprano vamos a terminar así. Eso está claro. Pero aquí solo sabemos que los personajes se mueven en una nueva Edad de Hielo, pero no se explica si fue hecho por el hombre o fue algún tema medioambiental. Esta intriga es lo que siempre me gustó de esta serie. Con un héroe en principio solitario que vaga por islas islandesas en una especie de caravana de motos de nieve interactuando mediante el trueque con tribus de gente salvaje. Donde siempre me sorprendió que el colega tuviera un buen vocabulario ya que es un solitario y los miembros de las tribus hablaban más del tipo bárbaro gutural. Y era el único capaz de leer. Y nuestra «heroína», una joven esclava de una de las tribus que la ofrecen como trueque por bienes; lo que también es extraño que ella ha estado en la tribu desde que tenía tres años y tiene un buen dialecto y según ella dice, nunca ha sido abusada por sus «maestros». No sé, cositas de Dixon. Pero cositas que se han ido arreglando con el paso de nuevas historias.

Varados correspondería al tercer volumen de Winterworld donde se continúa el viaje de Scully y Wynn a través de una Tierra helada hasta donde llega la vista. Y siguen sin saber nada de “la niña” tras aquella mujer que les robó el camión y salió pitando y vimos un asesino particularmente desagradable en su camino. Pero en este nuevo volumen que publica Aleta Ediciones el terror llega temprano cuando encontramos a Scully y Wynn frente a un oso polar… Claro está que sin su camioneta, Scully y Wynn son mucho más vulnerables, y Chuck Dixon acumula desventajas para ellos más allá de eso.

Como decía antes, es Dixon quien proporciona exactamente lo que quiere la audiencia, priorizando las amenazas con cada día que pasa. Esta vez la trama tiene a Scully y Wynn en peligro a través de un caso completamente comprensible de identidad equivocada y una brecha entre los personajes principales. ¿Scully es demasiado cínica y paranoica o Wynn es demasiado crédulo e ingenuo? Los eventos siguen sucediéndose rápido, y Dixon acelera aún más el ritmo dando saltos entre capítulos.

Y esto mola.

¿Es una pequeña broma del artista Tomás Giorello que uno de los primeros asaltantes use gafas muy similares al villano de Flash, el Capitán Frío? Puede ser una completa coincidencia, pero es un buen efecto visual. Giorello no es tan preciso como el artista anterior Jackson Guice, ni tan valiente como el co-creador de la serie Jorge Zaffino, pero sin embargo tiene un gran talento, dando a los lugares y situaciones el dinamismo de acción que necesitan. Por otro lado, Tommy Lee Edwards dibuja la historia de Wynn cuando entra en estado independiente. Un arte que se inspira en el trabajo de Zaffino de aquella primera historia de Winterworld, cruda pero detallada. Ilustra la inhumanidad del hombre hacia el hombre, afortunadamente no demasiado gráficamente, como recuerda Wynn en sus primeros años. Pero si bien parece estar en desacuerdo con los padres que ahora está buscando, hace de estas situaciones detalles gráficos poderosos y mejora la función principal para una inyección de conmoción.

Cualquiera que haya disfrutado de un Winterworld anterior, tiene la satisfacción garantizada.

Reseña: El Fantasma de la Ópera, de Andrew Lloyd Webber, Cavan Scott y José María Beroy

No le doy el sobresaliente pero casi lo alcanza porque hay un artículo al final que explica la historia y la creación del musical icónico, lo que me hizo muy feliz ya que vivo para este tipo de conocimiento que probablemente nunca sea útil pero son detallitos que a mí me encantan. Y también se hace referencia al libro original y al hecho de que la relación romántica del Fantasma y Christine, aunque solo se insinúa en el musical, y es completamente inexistente en la novela; se nombra porque huele a fuego lento en la cocina durante toda la trama.

De todos modos, que duda cabe que esta novela gráfica que publica Aleta Ediciones es una adaptación de El Fantasma de la Ópera, de Andrew Lloyd Webber, que a su vez fue sacada de la novela de Gaston Leroux. Y si bien me hubiera encantado poder disfrutar de una reproducción escena por escena de todo el musical (eso habría sido un tochal de no te menees) así que mejor no pedir peras al olmo y, al menos, disfrutar de las escenas que se adaptaron aquí y que bueno, cuentan claramente la historia (que conozco tan bien) y eso puede valer para el que a estas alturas no sepa de qué trata tan famoso título.

Una historia que confieso que incluso canté (en mi cabeza, por supuesto, para no asustar a los vecinos) todos los extractos de cada canción. Y con unas ilustraciones magníficas que evocan la sensación de las escenas que también se pueden disfrutar en sus musicales (visto dos veces hasta ahora), desde la mascarada brillante y colorida hasta la pérdida de color cuando el Fantasma aparece en el espejo de Christine. Y cuento más. Pasé gran parte de los 90 obsesionado con este musical, y después de haber viajado a Toronto para la mejor excursión escolar de mi vida, al final, lo vi en Nueva York. En casita. En uno de los recintos de la gloriosa Times Square, y sinceramente, nunca imaginé que un musical pudiera ser tan inmersivo: jadeamos y señalamos cada vez que vimos al Fantasma aparecer fuera del escenario y no me avergüenza admitir que realmente pensé que ese candelabro iba a lastimar a alguien…

Pero fue aún más emocionante la segunda vez que presencié la caída del candelabro en el siguiente musical en la capital de este país esta vez, años después, ya que nuestros asientos estaban directamente bajo su arco. Donde vi, por cierto, al director hacer lo suyo y a todos los músicos calentar antes de la actuación, cosa que me dio bajona y me impresionó a su vez. Pero nos familiarizamos tanto con todo el musical que nos lo recitábamos unos a otros mientras sonaba. Así que lo siento. Tenéis que disfrutar de esta historia en cualquiera de sus formatos. Siempre seré parcial en lo que respecta a El Fantasma de la Ópera. Es una de mis historias favoritas y para el caso, adoré absolutamente esta adaptación. Me hizo desear poder ir de nuevo al musical, doquiera que lo echen. Pero como eso no es posible actualmente, voy a hacer lo siguiente mejor… volver a leer esta novela gráfica y disfrutar con nostalgia de lo bien que lo he pasado en mi vida con esta historia.

Dando gracias a Aleta Ediciones, Scott y Beroy por darme la oportunidad de volver a disfrutar de tan tremenda historia.

Reseña: Buyan. La Isla de la Muerte, de Martin y Xavier Etxeberria y Aritz Tryeba

Al igual que la lotería, cupón o demás apuestas; un libro o un cómic siempre te puede sorprender para bien. Y quizás el flow sube cuando las expectativas no eran muy altas y te llevas el premio gordo como me ha pasado con Buyan: La Isla de la Muerte.

Un cómic violento, sangriento, a veces melancólico, características también de los esclavos o personas venidas a menos que encontrarás dentro. Cómics que a mí me molan por lo profundos que resultan ser. Porque estamos ante un volumen que, en definitiva, es, un cuento medieval y un viaje impresionante a una parte del mundo aún hoy en día inexcrutable con una mitología desconocida para muchos, y aún más, cuánto más al sur del globo terráqueo te vayas.

¿Pero qué cuenta? Mientras los mongoles liderados por Batu Khan continúan con sus conquistas, los Caballeros Teutónicos llegan para conquistar Novgorod. El príncipe de esta ciudad, Alexander Nevsky, deberá elegir entre la peste y el cólera, la horda de oro o los cristianos. Pero entre el tumulto de la guerra, los pueblos brindan. Y Maansi que vio cómo atacaban su pueblo y cómo mataban a su esposa, termina yendosele la pinza y… A raíz de esta tragedia, decide ir a Buyan, esa mítica isla donde descansan los muertos y el único lugar donde, por lo visto, tiene la oportunidad de volver a ver a su amada.

Buyan: La Isla de la Muerte es una trama dura pero a la vez hermosa. Un cuento que alcanza la crudeza de las tramas eslavas pero que ha sido escrito por Martin y Xavier Etxeberria. Además, ilustrado por el talentoso Aritz Tryeba. Es el primer cómic en español de esto premiados autores internacionales que gracias a Aleta Ediciones se puede adquirir ya en librerías especializadas. Con una línea nítida e intransigente, los colores a menudo melancólicos y suaves, a veces terribles y sangrientos. En mi opinión, consiguen captar al cien por cien el entorno que se proponen en narraciones norteñas donde el frío es el menor de los problemas.

Un álbum atractivo a las pocas páginas, con un contexto no muy original (podría ser una buena historia western) pero que consigue el enganche que todo cómic intenta con ese lector rodeado de las prisas del día a día. Tenemos a Maansi que emprende un largo viaje, uno peligroso hacia el Oeste, acompañado de su perro lobo blanco Noho. Se encontrará con guerreros sedientos de sangre, fanáticos religiosos pero también con espíritus magullados por la guerra. También conocerán a un bardo irreverente que está decidido a seguirlos hasta la Isla de la Muerte… Es casi una odisea pues además conoceremos hechos históricos reales del siglo XIII asi como seres sobrenaturales de dicho folklore.

Muy recomendable.

Diferente.

Reseña: Tolkien. Iluminar las Tinieblas, de Duraffourg, Flavia Caracuzzo y Joël Odone

Me asusté un poco cuando vi este cómic. Hay que decir que el estreno de la película Tolkien en su día ya me asustó, aunque pensaba que con algo de lo que hay tanta información como es la vida del maestro-dios de la Fantasía, poco iban a jugar con los invents. Pero también pensé: ¿un cómic dedicado a este periodo del autor de El Señor de los Anillos (J. R. R. Tolkien y la Batalla del Somme)? Por lo menos, intentarlo. Eso que no quede por mi parte que leo todo y cuento puedo de este autorazo que nos ha dado tanto. Y sí, no voy tarde. Ya he leído varias biografías, sus cartas y sus títulos… creo que no me queda ninguno por leer siempre que no salga de pronto alguno de esos que de prono encuentran tras una pared de donde vivió.

Sarcasmo aparte, cualquiera que haya disfrutado de El Señor de los Anillos, de la obra primaria, que lo haya flipado con ella e intente saber más del autor, diría que necesariamente querrá obtener de algún modo la peli que trata la vida del maestro en formato cómic. Es algo ligero de devorar y un lugar donde aprendemos mucho sobre el hombre que fue. De forma rápida. Insisto. Una buena sentada de lectura de tardecita de té o café en mano.

Un cómic donde los autores parecen haber retomado escrupulosamente los elementos y aspectos más destacados de su vida. Pese a todo, debe admitirse que el objetivo del cómic está conseguido y obtiene las cualidades y defectos de la obra fílmica. No es desagradable, ni mucho menos, cuenta lo importante y los autores no han olvidado los pequeños y discretos guiños a su emblemática obra, comenzando por la campiña inglesa así como otros de su estilo tan característico. No falta nada, ni siquiera los extractos de los poemas del autor esparcidos por aquí y por allá por las páginas. Y comprendemos los traumas vividos por Tolkien, los de la Primera Guerra Mundial, durante la cual perdió a sus amigos más queridos, culpables de que se le encendieran muchas luces al autor para la creación de la poderosa mitología que estaba creciendo en su interior. Sin duda, el guionista Will Duraffourg ha aportado un trabajo riguroso, con un toque romántico que consigue compensar la linealidad de la narración.

Tolkien: Iluminar las tinieblas no logra salirse de la masa del género biográfico en boga en el noveno arte. Se opta por un academicismo a capa y espada, es un sabio homenaje gráfico con una destacada narración así como dibujo. Una biografía inédita en este formato en nuestro país que llega de la mano de Aleta Ediciones. Desde su infancia hasta su dolorosa experiencia en el campo de batalla de la Primera Guerra Mundial. Y muy importante, de cómo J. R. R. Tolkien se convirtió en el legendario escritor que revolucionó la literatura fantástica.

Volviendo a mis ovejas (como se dice en mi tierra), fui con un poco de aprensión con este álbum, pero después de unas pocas páginas, finalmente me metí en él. Hay que decir que Duraffourg, el guionista, utiliza el proceso de una fuerte escena de apertura, lo que me hizo estremecer un poco. Pero justo después comienza la historia de Tolkien desde el principio, es decir, su nacimiento y su primera infancia en Sudáfrica, y así sucesivamente, hasta que la guerra ocupa buena parte del álbum.

No conocía el trabajo de Caracuzzo, pero siento que es un ilustrador digno de seguir o de revisar en futuras obras de las que pueda tener oportunidad de reseñar. Algunas de las primeras tiras de Tolkien: Iluminar las tinieblas son un poco ligeras pero poco después de la página quince puedes sentir que el estilo se nivela, a pesar de que los personajes, incluido Tolkien, cambian de cabeza regularmente en algunas viñetas posteriores… jaja. Echadle un ojo.

Reseña: Stringbags, de Garth Ennis, PJ Holden, Kelly Fitzpatrick y Rob Steen

Aleta Ediciones (por lo callaíto) no deja de publicar obras tan chulas como interesantes. Además, tienen puesto el ojo de algún modo en tan tremendo guionista como es Garth Ennis; autor, que a uno no le queda otra que poner el ojo (una y otra vez) en dicha editorial. Por lo menos, en sus obras bélicas. Respecto a la obra, diría que en el mundo vertiginoso de hoy, no necesariamente de forma intencionada, tendemos a descartar o desprestigiar a los de generaciones anteriores. Cuando estuve en el ejército, a menudo me encontraba recibiendo consejos de quienes estuvieron antes que yo. A veces, era algo útil. Estuve en uno de los destacamentos del ejército de los más duros de este país; de los que pisan primera linea de playa o van al mismísimo frente el primer día en una posible guerra. De hecho, nuestro día a día era como si de verdad estuviéramos en guerra y en plena crisis total. Los mandos (como se les decía a los de rango suboficial hacia arriba), lo vivían en un constante y alucinante éxtasis. Lo disfrutaban. Y a uno de ellos le escuché una de las mejores historias bélicas históricas. La de los chicos que fueron a la Operación Tormenta del Desierto (Desert Storm) donde cualquiera que lea algo sabrá que fue un auténtico infierno para cualquier ser vivo que se encontrara allí.

No obstante, en mi fascinación por la Historia y por encontrar esas historias que rara vez se cuentan (he tenido tiempo de encontrar cientos de ellas), muchos hombres y mujeres valientes hicieron misiones por las que no tuvieron medallas, merecerían ser honrados y que duda cabe que homenajeados. Y eso es lo que hace el ya consagrado Garth Ennis una vez más en Stringbags. Esfuerzos que enhebraron la aguja invisible para garantizar el resultado adecuado y cuyas consecuencias hacen que otros seres humanos hayamos tenido una vida mejor. Historias en las que mujeres y hombres, la mayoría ya fallecidos, finalmente obtuvieron su reconocimiento, pero veteranos de guerras que necesitan del cariño de nosotros antes de irse al otro mundo.

Grande Ennis.

En Stringbags, Garth Ennis, PJ Holden, Kelly Fitzpatrick y la brillante rotulación de Rob Steen, nos cuentan de otro grupo heterogéneo cuyas hazañas tuvieron que ver en que el mundo viva en paz. Y nos llevan a 1940, donde tripulaciones de hombres jóvenes de la Royal Navy británica volaron con lo que entonces se consideraba una antigualla, un torpedero biplano en la era de los monoplanos, el Fairey Swordfish, también conocido como Stringbag. Debido a su estructura simplista, muchos se rieron de su reaparación pero terminó por tapar bastantes bocas con sus maniobras militares.

Ennis nos lleva conocer a la tripulación de una de estas maravillas voladoras, Archie, Ollie y Pops, cuyas bromas y camaradería hacen un camino fácil para la cohesión y las misiones largas a corto plazo. Pronto se les encarga una misión: ya que Gran Bretaña se aferra a las bases de operaciones de reemplazo con uñas y dientes, y es la única nación en ese momento que lucha contra la Alemania nazi y busca mantener el terreno en Malta, lo da todo para casi una misión final para la que se ofrecen como voluntarios/rastreadores la tripulación de Archie, Ollie y Pops. Un destino solo de ida, seguramente, pues pronto descubren que podrían ser superados en número. Pero si pueden llegar a eliminar uno de sus buques, la probabilidades de ganar se pueden inclinar a favor del país que intentan que no caiga. Incendiar uno de los acorazados italianos y eliminar pronto la flota restante de la Regia Marina es el objetivo principal del Escuadrón Stringbag.

En general, un integral excepcional que se marca Aleta Ediciones con el que poder disfrutar con el mejor cómic bélico histórico disfrutable desde una visión actual. De las historias, de los guiones, que llevan a querer saber más. Garth Ennis tiene el don de llevarte a los grandes films bélicos, cuando se pone serio. Historias que les da a estos héroes olvidados un momento para el recuerdo. Además, encontramos aquí una trama que en ciertos momentos es divertida, llena de acción y está súper bien desarrollada. El arte del equipo creativo es simplemente impresionante. Y en conjunto, Stringbags te hará querer ir a ver películas como Midway o La Batalla de Midway, para disfrutar más del heroísmo de aquellos que lucharon a pesar de las poquísimas probabilidades de éxito.

Echadle un ojo.

Reseña: Danger Unlimited, de John Byrne

Aleta Ediciones realmente nunca se fue. Hay tras ella un tío comiquero de los que valen su peso en oro como es Joseba Basalo. De esos editores que siempre han estado ahí contra viento y marea, consiguiendo grandes títulos USA para su moderado catálogo, que las grandes casas o editoriales no sé porqué no se atreven a publicar. Títulos que molan tener. De hecho, Aleta Ediciones fue la primera en traer a nuestro país el exitazo Invencible, de Robert Kirkman. Y sacó en su día joyitas del cómic que para muchos pasaron desapercibidas y que son geniales como Xenozoic (la recopilación completa de la obra maestra de Mark Schultz, que inspiró el videojuego Cadillacs & Dinosaurios), Tex, Dylan Dog o Savage Dragon; personaje que amo y que no entiendo porqué nadie se atreve a hacer integrales de sus maravillosa serie regular.

Aleta Ediciones es de esas editoriales donde puedes encontrar chuladas de cómic independiente como Danger Unlimited, del maestro John Byrne. Cómics de autor que me encanta tener, leer, los disfruto bastante y eso que no cuentan con el poderío-centrismo de proceder de ninguna de las dos grandes casas comiqueras estadounidenses que todos conocemos. Ver a un maestro haciendo lo que le gusta, sin reparos (aunque Byrne hace lo que le viene en gana esté donde esté), un cómic donde todo es originalidad emergente del propio don creativo de un autor que se lo guisa y se lo come todo.

En Danger Unlimited, los días de los superhéroes han quedado atrás. Cien años han pasado desde que cuatro superhéroes lucharan por salvar el mundo. Pero ahora, en 2060, ¿quién lo hará? Un mundo donde tampoco tienen poder ya las súper potencias. En este futuro lejano (¿?), aquella batalla interminable está llegando a su fin y el lado de la justicia está perdiendo. La Tierra ha sido conquistada por una raza alienígena y los humanos súper poderosos han sido prohibidos. La raza humana necesita ayuda, algo de potencia de fuego de alta resistencia, o tomar el rumbo de una humanidad que se ve encaminada a la extinción. Todo empezó, como os decía, en diciembre de 1959, cuando la familia Carson se encuentra con el explorador Mike Worley en América del Sur donde investiga una antigua nave espacial que se estrelló en la selva amazónica. Los sistemas de la nave atrapan a los cuatro y los exponen a una sustancia misteriosa que les da a cada uno súper poderes que usan para luchar por el bien común. Y lo llegaron a hacer como los Danger Unlimited originales. Pero la historia solo comienza ahí. Esto se cuenta a través de flashbacks donde sabemos como la Tierra va a terminar siendo sometida. A partir de aquí…

Obviamente, una obra que recuerda mucho al material de Next Men. No es una sorpresa para nadie esta comparación. Pero Danger Unlimited tiene el rollito de estar condensada en un único volumen y eso para devorarse en un par de sentadas en la piscina o playa, mola. El volumen recopila los cuatro números de la miniserie que lanzó Dark Horse en TPB allá por mitad de los 90. Si bien estoy contento de que se publiquen cositas así, cuentos clásicos de superhéroes del maestro Byrne que oscilan entre dos escenarios, presente y futuro (un futuro mundo gobernado por extraterrestres con referencias a su serie Babe), estoy un poco triste por estos mismos personajes, de los cuales nunca voy a saber nada más. Merecen algo algo más de continuidad. Queda esa mini angustia. Lo que pasó con Danger Unlimited es que la industria y el mercado en la década noventera se volvió frágil por diversos motivos. Fue realmente una lástima ver como algunas series -tuvieran tíos con músculos hasta en la orejas o no-, sí que gozaban de tramas interesantes. Algunas merecían mucho más y para nada estar en el mismo saco de aquel porcentaje alto de guiones sin control. Os aseguro que el Danger Unlimited #1 es uno de los primeros números de miniserie más sólidos de cómic de autor que he leído en mucho tiempo.

Echadle un ojo a este tomo y veréis si tengo razón.

Pijameo del bueno por los cuatro costados.