Reseña: Silent Jenny, de Mathieu Bablet

Silent Jenny cierra con broche de oro el tríptico de Mathieu Bablet dedicado a explorar los principales géneros de la ciencia ficción. Auténtico amante del género, este artista ha creado una historia magistral, llena de sutileza y belleza en esta maravillosa trama que llega a nuestro país en un genial volumen que publica Nuevo Nueve Editores.

En el futuro, la Tierra ya no es el planeta azul que todos conocemos. El cambio climático ha golpeado ya el globo fuertemente; la extinción de especies continuó hasta que las abejas desaparecieron de la faz de la tierra, y la catástrofe predicha en el siglo XX ha ocurrido y los supervivientes de la humanidad se han ido organizando de un modo extraño. Algunos viven en ciudades improvisadas dirigidas por los restos de Pyrrhocorp, una corporación que gestiona microides (unos microides que exploran las profundidades de la Tierra en busca de elementos naturales del pasado que dicha corporación pueda clonar). Y entre ellos se encuentra Jenny que vive a bordo del Cherche-Midi, una nave-aldea motorizada perteneciente a la categoría Nómada. Una de las que fueron prohibidas por Pyrrhocorp, estas máquinas también son el objetivo de los Comepiedras, humanos marginados que viven al margen de esta discriminatoria sociedad.

Tenemos así un mundo angustiado y desesperanzado, donde Jenny está decidida a bucear en lo más profundo para poder encontrar rastros de ADN de abeja y así darle al mundo una segunda oportunidad.

Tras explorar la paradoja temporal en Shangri-La (https://www.cronicasliterarias.es/?p=16529), y la decadencia humana y la tecnología en Carbono y Silicio (https://www.cronicasliterarias.es/?p=18077), Mathieu Bablet aborda ahora el género post-apocalíptico. Un proyecto de cuatro años que le dio al artista plena libertad para crear una historia hermosa y ligeramente pesimista, pero notablemente poderosa. La estructura del guion demuestra la habilidad del autor para combinar inteligentemente temas ya familiares y apreciados por los aficionados a la buena ciencia ficción. Pero no es tarea fácil, dada la profunda exploración del género post-apocalíptico en obras magistrales que han moldeado la imaginación de los lectores hasta el día de hoy.

Mathieu Bablet imagina aquí un mundo en el que aún existe una organización social, basada en el legado de un pasado liberal. A partir de este momento, los lectores comprendemos que la última corporación multinacional se ha otorgado el derecho de gobernar la Tierra para su propio bien. Un hecho con una alta probabilidad de que ocurra realmente en no mucho tiempo. Y por eso esta obra araña el alma de alguna forma. Aquí los hombres y mujeres que han elegido vivir entre los Nómadas son vilipendiados y pueden ser destruidos por Pyrrhocorp. Este último punto es, de hecho, un cínico gag recurrente a lo largo de toda la historia, que permite a su creador arremeter contra la gestión neoliberal de la felicidad que todos conocemos.

Además, en este genial tochal de buen cómic europeo, gráficamente, se aprecia que Bablet está en su máximo esplendor en estos momentos. El diseño de los mechas es impresionante. El estilo visual de los Nómadas se inspira tanto en el steam-punk como en El Castillo Ambulante y eso mola. Estas ciudades móviles, que desde fuera parecen un caos alegre, están, de hecho, bien estructuradas. Por eso, el dibujante se centra intensamente en los diferentes espacios que las componen, así como en los detalles, para… Para que se sientan auténticos.

Obraza que nadie debería obviar.

J. J. Castillo nació una fría mañana de invierno en la que el murmullo del viento hizo temer al más valeroso. Enamorado de esa sensación, dedica su tiempo a escribir y leer historias que increpen el alma. En el ámbito de las letras ha ganado premios y ha colaborado con cantidad de editoriales especializadas en los tres grandes géneros.