Reseña: La Bomba, de Didier Alcante, Laurent-Frédéric Bollée y Denis Rodier

El cómic de la BD tiene unos seguidores muy exquisitos, diría que (en su corazón hay) verdaderos amantes de la pintura y la ilustración. Somos solo unas pocas personas los que sentimos amor por estos cómics en concreto; mundos y lugares bellos donde los ojos agradecen casi cada titulo. Pero en su haber también hay obras que rompen todos los esquemas. Y no lo digo por contener un mal dibujo o mal guion, sino todo lo contrario. Me refiero a obras que se convierten en súper ventas de todo un país, seas amante del noveno arte o no. Obras como La Bomba. Y digo más. Buscando referencias sobre este cómic, ahora que Norma Editorial acaba de publicar una asombrosa edición de casi quinientas páginas donde se puede encontrar la historia ilustrada al completo; buscando referencias sobre el cómic que relata la increíble historia de la Bomba Atómica, me topé con el anuncio de ser un titulo que ha vendido más 80.000 ejemplares en toda Francia. ¿Os dice algo eso? Es fácil. Muchos tenemos interés por saber o seguir sabiendo. A los que ya tenemos una edad nos gusta concretar, pero también La Bomba será del disfrute lector de muchos jóvenes que llegan al mundo del cómic -al cómic bélico-, ahora. Que empiezan a conocer la Segunda Guerra Mundial, todos las anécdotas, los miles de casos particulares, anecdóticos, de los que sufrieron o ganaron con ella.

La Bomba es una edición con un tema tan horrible como interesante, donde el diseño es muy bueno y perfecto para este tipo de cómics. Muy informativo y con muestras y detalles del lado político…, quiero decir, las motivaciones de algunos para hacer la bomba, los esfuerzos de USA y Alemania por ser los primeros en tenerla, el espionaje de los soviéticos, las reflexiones de los norteamericanos después de haberlo logrado finalmente, una bomba nuclear que se le llamó la Destructora de Mundos por que, en definitiva, es lo que es. Un volumen completo, nunca mejor dicho, porque seguimos a todos los científicos que imaginaron, luego diseñaron y fabricaron el horror. Sus relaciones, su compromiso (en el contexto de la guerra contra el fascismo), su entusiasmo, pero también las preguntas que se hicieron a sí mismos durante la investigación. Especialmente, desde el momento en que conciben el alcance de su descubrimiento y las consecuencias que podría tener. Uma historia completa por que cada paso, cada «progreso», está claramente señalado. En USA, con un contexto bien establecido: el avance de la guerra, que hace cada vez más necesaria la culminación de esta aventura intelectual, científica e industrial… Sin embargo, también, pasado un tiempo, muestra a una Japón que se arrodilla a la vez que plantea la cuestión moral de la utilidad del uso de esta horrible arma. Y más detalles como el progreso de la investigación en la Inglaterra (pirata siempre) que no se quiere quedar fuera, pero también la propia Japón y la U.R.S.S. Y por último, completo, porque quienes quieran profundizar algo más en el tema leerán con gusto el dossier final y la importante bibliografía que culmina el tomo.

Así es como seguimos el avance de la guerra en paralelo con el diseño de esta arma. Un cómic muy fluido en el que para nada debe asustar su presencia física. Como digo, incluso si el tema apenas te pone, nunca te aburres. Se anima bastante bien incluso el tema de la investigación. Cada personaje está claramente identificado, su personalidad, desarrollada, todos y cada uno son históricos y sus apariciones están llenas de ritmo. Y eso que muchos de ellos, a otros nos gustaría que no fueran reales, dado el daño causado por esta bomba y la constante amenaza que ha representado desde entonces para la humanidad. Pero está muy bien desarrollado el cómic como tal, también por las apuestas industriales, financieras y diplomáticas que se derivaron de ella y que permitieron controlar muchas decisiones fuera del marco democrático por parte del complejo militar-industrial.

Este portentoso álbum también arroja luz sobre cómo los militares, y más ampliamente el complejo militar-industrial, tomaron la delantera a políticos, investigadores (desposeídos de su criatura), los mismos que después se opondrán (demasiado tarde), al uso indiscriminado del arma como arma de destrucción masiva. Y la justificación hipócrita para el uso de las dos bombas (para probar tecnologías diferentes) haciendo que Japón capitulara cuando ya estaba claro que lo haría. Además, por supuesto, de la indirecta a los soviéticos, en una guerra fría que ya empezaba a estar presente en muchos puntos estratégicos del planeta.

Degusté La Bomba en apenas una semana en la que está de moda el tema gracias al estreno de Oppenheimer. Debo decir que el dibujo, realista y preciso -que hace bastante por la fluidez del tomo-, es de los que hace amar el mundo del cómic por las sensaciones que otorga. Excelente, magistral, una historia nada glamourosa, que quizás te pueda hacer odiar el progreso del ser humano.