Reseña: Manor Black, de Cullen Bunn, Brian Hurt y Tyler Crook

El otro día en la reseña de Los Dementes (https://www.cronicasliterarias.es/?p=4985), os decía que una de mis nuevas aficiones comiqueras para asegurarme el disfrutado era intentar leer todo lo que salía de Cullen Bunn en este país. Por que siguen llegando cosas. Y todo gracias a Norma Editorial que parece haber puesto el ojo en él y mejor aún, en sus series de Terror. Y, en definitiva, eso es. Tras“pasarlo “bien” con Los Dementes, uno quiere más. Una muy buena opción para mis macabros planes ha sido leer Manor Black. Una serie en TPB, novedad de mes que se va. Y contnué la misma idea: llegar a la serie sin tener ni pajolera idea de qué iba. Introducirse en el miedo, sabiendo que estaba, nada más y nada menos, que ante los mismos creadores de Harrow County. Una serie que nos está flipando a muchos.

Conocer la vida y maldición de Roman Black, el anciano patriarca que desea salir de la espiral mortal en la que se haya inmerso; antes de que sus siniestros hijos comiencen a pelearse por quién tomará el control de la Mansión Black. Pero Roman, después de todo lo que ha hecho en sus casi doscientos años en esta tierra, piensa: ¿Así será su legado? Se le ocurre que quizás la esperanza esté en manos de un joven maga llamada Ari. Roman romperá todos los moldes cediéndole sus poderes para que todavía quedé esperanza en el mundo.

Un mundo que quiere arder.

Si tuviera que usar una palabra para describir Manor Black, sería «inquietante». Hay un constante presentimiento de mal rollo en cada página. No se detiene, ni por un momento. Puedes llegar a pensar que tienes un segundo para recuperar el aliento cuando nuevamente Roman avanza a través de su vasta mansión escudriñando, aunque sabes que, en realidad, está atrapado en la garganta de un ser monstruoso que lo quiere engullir. Y lo sé, friends, lo sé. Muchas de estas geniales sensaciones que aporta el cómic es atribuible al artista Tyler Crook y su estilo incomparable. Provoca una variedad de niveles de Terror, desde lo sutil hasta lo absolutamente aterrador con escenas de acción. ¿Por ejemplo? Las primeras páginas de Manor Black donde tienen a Ari en una camioneta y huyen. Es una forma tensa de mostrar un cómic y solo lo es más cuando doblan una esquina y ven a un espeluznante hombre enmascarado parado en la carretera. Un sorpresón, un susto de los buenos, que se traslada maravillosamente bien al lector. Además, lo inquietante que es pensar cada segundo, que no estamos seguros, que no tenemos ni idea de cuáles son las reglas, ni los planes, de la Mansión Black.

¿Cuáles son los verdaderos horrores y monstruos aquí?

Otro gran ejemplo es cuando Roman visita un gran reloj de arena, presumiblemente lleno de sangre. Literalmente, está viendo cómo se le va la vida. Entonces Crook (con sus dibujos) captura ese sentimiento de tristeza en la mirada de Roman. Al instante, entendemos cuánto tiempo ha estado en «el proyecto” y el poco tiempo que le queda para marcar la diferencia. Pero la cuestión de la trama, del guión, es cómo actuará Roman. Y nos preguntamos: ¿Es un hechicero malvado? ¿Benévolo? Todavía lo estamos averiguando. Los escritores Cullen Bunn y Brian Hurtt nos mantienen entre pesquisas, especialmente después de ver lo que hay en la habitación tras el reloj de arena…

Manor Black no trata sólo a hechiceros oscuros. También hay una perspectiva humana y eso nos muestra cuán inusual e inquietante puede llegar a ser esta historia. Eso, solo habiendo leído el primer TPB que recopila los números del #1 al #4, de una serie que está hecha a medida para los fans de Harrow County y/o The Sixth Gun (serie de Cullen Bunn que me muero de ganas que se publique en nuestro idioma). Pero tiene sentido, ¿no? Cómics hechos por el mismo equipo creativo con el que ya nos vamos deleitando en Harrow County, donde ofrecen uno de mis tipos favoritos de Terror. Ese ente argumental que se filtra en tu piel y te hace sentir incómodo mientras vas leyendo.

Me encanta.