Reseña: Aquí Hay Avería, de Lorenzo Montatore

Lorenzo Montatore es un ilustrador y autor de cómics que suele pegar fuerte en el Salón del Cómic de Barcelona. Este año lo ha vuelto a hacer. Aquí hay avería y sus Obras Completas han visto la luz en dos geniales tomos publicados por ECC Ediciones. Yo no me los iba a perder. Pese a su nombre y apellidos italianos, Montatore nació en Madrid en 1983 y reside en Barcelona. Lugar ideal para desarrollarse como autor, en mi opinión. Y es ese tipo de autor que empezó desde lo más bajo: autoeditándose, publicando en fanzines y posteriormente dando el salto a la revista Voltio. Con Aquí hay avería nos demuestra el toque de originalidad del que están siempre sazonadas sus obras. Viti es un personaje tan feo como original, abstracto pero cuya apariencia tiene mucho que decir a poco que sepas de él. Y la vida que lleva. Siempre a tope de droga y vestido de brujo culpable, del color del vicio y con el cabello del color del fuego, no tiene boca porque solo necesita un ojo para comulgar en el sagrario del cuarto de baño. La metáfora está servida.

A Viti se le puede ver de noche. Cuando todos los gatos son pardos pero no sus colores que incitan a los que lo observan. Poseído por el delirio amarillo, patético en su patetismo, se detiene un momento a observar las estrellas que inventan líquidos y recuerdos. La droga haciendo efecto… Esa que se inyecta-gotea en ese ojo llorón. Una sola gota que colmó el vaso de su juventud, y ahí sigue esperando a sus amigos, que ya se fueron para siempre sin despedirse.

Montatore crea una alegoría del destino de muchos jóvenes (o viejóvenes) con este interesante cómic que deja muy buenas sensaciones. Pero Montatore no es casualidad del destino. Es un autor que pese a su juventud se le ve «trabajado» para con sus obras. En 2016 el autor fue nominado por La muerte y Román Tesoro como Mejor Autor Revelación en el Salón Internacional del Cómic de Barcelona. Después llegaron notables obras como ¡Cuidado, que te asesinas! (La Cúpula, 2018), California Rocket Fuel (Sugoi ediciones, 2019) y Queridos difuntos (Sapristi, 2020). Obras que me han recomendado. No sé…, es ese tipo de autor creador de obras con las que no crees tener feeling hasta que lees o pasan por tu manos algunos de sus títulos. Jamás pensé que me iban a interesar ciertos cuadros y monumentos hasta que estudié Historia del Arte. Creo que es lo mismo.

Tenemos a un autor diferente que propone una jerigonza y un fuero muy personal aunque con diseños que recuerdan a Tono, Vázquez, Bruno Bozzetto o Max. Creo que no te va a gustar un cómic basado en el expresionismo hasta que das con uno bueno. Aquí hay avería fue para mí el ejemplo de esto. Relata doloras e hilarantes aventuras a la vez. Un pintor decadente enganchado a una droga que le aísla, que le lleva a la soledad y allí encuentra la inspiración. Lo único que me sale decir es: ¡Echadle un ojo!

Reseña: Fagocitosis, de Marcos Prior y Danide

Extraño álbum este. O novela gráfica más bien. No tanto por su temática, sino por su tratamiento desarticulado, tanto en el fondo como en la forma. Con Fagocitosis, novela gráfica publicada originalmente en 2011, Marcos Prior y Danide esbozaron un retrato robot tan hilarante y cruel como lúcido y certero de un país en crisis. En Fagocitosis se alternan capítulos más o menos cortos, cada uno utilizando varios estilos gráficos que pueden coexistir en un mismo capítulo, desde el franco-belga con una gran nariz hasta fotos en las que se dibujan personajes, pasando por estilos minimalistas similares a algunos dibujos animados de los años 60. ¿Desarticulado? Porque si el hilo conductor parece ser una denuncia a la sociedad de consumo, y al capitalismo liberal, en realidad, va un poco en todos los sentidos. Parodia de entrevista y cuestionario de trabajo, flash-mob (divertido) en un Mac-Do (lo que se ha dado en conocer como un Marx-Do), ofertas de trabajo a menudo divertidas, pero jugando con la risa socarrona frente al cinismo, poniendo enlace a los diplomas, habilidades y sacrificios esperados, ante la triste y nula realidad de las tareas a realizar… Parodia de historietas en las que los x-pertos son una especie de presentadores al estilo Fox News, los cuales, derraman el ordo liberal y rompen el azúcar endulzado que siempre ha existido Sindicatos y Estado.

Anuncios falsos y páginas web, etc… He aquí toda la panoplia para denunciar, un poco como ciertos collages situacionistas, a una sociedad determinada (Marx y Engels tienen su relato), varias y pequeñas historias que tienen lugar en el mundo de los comerciantes, que a veces se comportan como jugadores feroces y vulgares. Anunciantes en el punto de mira, por los carteles de las marquesinas, pero también por su neolengua y su estrategia comercial. Parodia de revistas, tebeos ancestrales, delirio de Swift (su texto es excelente y dio lugar a una igualmente excelente adaptación de Monthy Python en El sentido de la vida), todo vale para delirar con delicadeza, andarse por las ramas, y luego dar el golpe final.

Mensajes subliminales a los que estamos abocados en el día a día. ¿Made in China? ¿Los chinos vendiendo lo que hacen y empresas del primer mundo vendiéndote lo que se hace en China? ¿No lo pilláis? ¿Estás dispuesto a pagar mucho más por tu ropa o cualquier juguete todo procedente desde la misma mina de oro? Y el otro responde: “Solo si me suben el sueldo”. Y de repente, al final, un personaje nos habla del fraudulento «Premio Nobel de Economía», y ahí el lenguaje se vuelve tanto más claro como más incisivo, para luego arrojar una luz más iracunda y política (en el sentido noble del término) a todas las historias leídas antes.

Un tomo un poco loco, pero cuya lectura se agradece porque no hace más que corroborar todo aquello a lo que te das cuenta cuando te haces “mayorcito”. Mucha corrupción oculta, los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más ahogados para llegar a final de mes. Cuando estalle, estallará. Aunque estemos en un país donde apenas se reclame por mucho que nos machaquen. ¿Hacer huelgas? Uff… se está mejor en casita siendo sometidos y quejándonos a la pared, ¿no? Envidia total a cómo los franceses se echan a la calle cuando toca. En fin, que me caliento. La lectura de Fagocitosis puede irritar a mucho. Te da la razón. Un conjunto de cuentos, algunos de los cuales se articulan entre sí, cada uno con un estilo narrativo ligeramente diferente, una puesta en escena a veces sorprendente y otras veces más clásica. El dibujo de Danide no está nada mal.

Reseña: Última Frontera, de Leo e Icar

Un western futurista… a quién no le va a gustar. Leo es ese autor hecho para que te guste la Ciencia Ficción clásica en formato cómic. El tipo de CF que le mola al que viene leyendo este género desde desde hace años y brinda por las aventuras espaciales y los héroes venidos a menos que resulta que sí que valen para algo. Desde 1994, Leo ha declinado su muy original concepto de ciencia ficción con una tendencia ecologista y humanista introduciendo siempre «suspense» y, sobre todo, nuevas y singulares criaturas. Un claro ejemplo es Última Frontera, el último álbum del autor publicado por ECC Ediciones, aunque existen otros tantos títulos por ahí que también corroboran estas dichas. Aun así, este cómic que hoy os reseño deja un poco de lado la ecología y se centra en las diferentes relaciones humanas que miran de lleno a la trifulca.

En Última Frontera, si quitamos el contexto futurista, de todas-todas es un western. Leo utiliza todos los códigos del género: pequeño pueblo natal donde un pez gordo sujeta a todos por las pelotas, tipos siniestros a sueldo que juegan inteligentemente, un orden que intenta ser restaurado por un par de polis… Pero todo transponiéndolo a un contexto de ciencia ficción. Un ejemplo es que las las motocicletas reemplazan a los caballos. Y algunas rarezas son divertidas, como esas extrañas prótesis de metal que llevan algunos y el pequeño vehículo de John con sus pequeños artilugios. Como dicen los franceses: “C’est dans les vieux pots qu’on fait la meilleure soupe» (La mejor sopa está hecha en ollas viejas). Leo no tiene miedo de usar un guion occidental básico con esa historia cliché convencional que hemos visto en innumerables películas del Oeste. Se las arregla para salpicarlo todo de ese toque fantástico, eso si, pero mejor que lo implementado en aquella aberración de Will Smith que era Wild Wild West. Porque aquí molan también los bichos raros y algunas ideas ingeniosas que introduce así como su heroína que está muy en la línea de la serie anterior. Estamos en el planeta Tau Ceti 5 (que existe en realidad) y allí se encuentra la ciudad de Erechim, la última frontera antes de llegar a los territorios inexplorados. Los habitantes de esta ciudad perdida viven aterrorizados por los esbirros de un rico propietario y deciden recurrir a dos mercenarios de lo más insólito: los hermanos Jane y John. Este último tiene una discapacidad física que lo obliga a utilizar un aparato locomotor que deja boquiabiertos a los colonos, pero cuando la pareja se enfrenta a Burton y su banda, cualquier atisbo de duda que pudieran tener sobre él, desaparece. A pesar de su juventud y su frágil apariencia, Jane también resulta ser un personaje temible… Pero ¿qué secreto esconden las extracciones de Burton? ¿Qué hay que hacer para sobrevivir en estos territorios?

Para el dibujo, Leo decidió contratar a un diseñador con el que tiene afinidad gráfica. Y aunque el de Icar es un poco menos “educado”, con aspecto de dejarse llevar, en fin, no está tan pulido como el de Leo que de algún modo aguanta lo que exige como mínimo un lector de cómic europeo. Aquí, a veces, hay expresiones faciales extrañas. De todos modos, se ve que ha evolucionado un poco desde Terres Lointaines. Recuerdo oír que con esta serie estaba la gente tan hypeada al otro lado de los Pirineos que comentaban que leían y releían los álbumes constantemente hasta la salida del siguiente número. Lo que queda es una historia puramente entretenida que engancha y que gracias a que ECC la publica de forma íntegra (cuatro álbumes en un solo tomo), tenemos doscientas páginas en la que sumergirnos y degustar toda la historia de un tirón. Una vez más, un planeta exterior, fauna y flora desenfrenadas, la lucha contra una sociedad injusta. Después de leer la mayor parte de la serie de Leo, tengo que decir que Leo es siempre Leo. Te guste o no. El dibujo cambia pero muy poco el escenario. ¿Me gusta lo que hace una y otra vez? Sí. Y no puedo explicar porqué.

Reseña: Las Tortugas Ninja. El Último Ronin de VVAA

Una de las razones por las que Las Tortugas Ninja continúa siendo una de las franquicias más exitosas de la cultura pop es que porque han sabido reinventarse. Ya sea a través de cómics, televisión, cine o videojuegos; cada nueva generación obtiene su propia versión de Las Tortugas Ninja y a poco que sepas de ellas, te enganchas. Pero si bien no todas las iteraciones dejaron una marca positiva, si das con una obra medio buena de ellas, esto hará que ingreses a la franquicia y quieras indagar en casi todos sus rincones. Dicho esto, hay fans que se sienten negados a ver que las franquicias se reinicien una y otra vez (yo mismo), y quiero pensar que somos legión los lectores que como primera generación creció leyendo los cómics de Kevin Eastman y Peter Laird publicados por Mirage Studios donde comenzó todo. Por eso sabía que El Último Ronin me iba a gustar. Ya que esta miniserie parte de los legendarios co-creadores de Las Tortugas Ninja, Kevin Eastman y Peter Laird, junto con el guionista Tom Waltz y los dibujantes Esau Escorza, Isaac Escorza y Ben Bishop. Un buen tomo cuya historia me enteré que llevaba gestándose tres décadas.

Y es que Las Tortugas Ninja: El Último Ronin sirve como una especie de coda para los cómics de Mirage, que hará las delicias de los fans de toda la vida. Basada en una idea no utilizada por Eastman y Laird entonces, la historia tiene lugar en una ciudad de Nueva York futura, devastada por las constantes batallas y controlada por el Clan del Pie, donde una tortuga superviviente y solitaria se embarca en una misión aparentemente desesperada en busca de justicia para la familia que perdió.

Os podéis imaginar, ¿no? Pues sí. Eso. Exactamente eso que estáis pensando. El Último Ronin valdría como una lectura alternativa o aventura paralela a los clásicos cómics de Mirage, pero claramente tenía como objetivo rendir homenaje y satirizar el trabajo de Jack Kirby y Frank Miller. De hecho, Miller en particular, tiene una gran importancia en la creación de TMNT y su etapa en Daredevil dicen que es una inspiración leve en estas. Pero en la obra que hoy os reseño se ve claramente que los creadores tenían en mente el Ronin y El Regreso del Caballero Oscuro, de Miller, ya que la historia presenta a un superhéroe/ronin envejecido que lucha en una ciudad oscura y futurista.

Imagino que en su momento hubo una serie de fans de Las Tortugas Ninja que se sintieron decepcionados por no tener como personaje principal a su tortuga favorita. No obstante, diría que la forma en que los creadores transmiten el viaje lleno de tragedias y soledad, es convincente. Mola, especialmente cuando lo persiguen las alucinaciones de sus hermanos muertos. Diría que no es un cómic muy para niños. Pero está muy bien llevado el guion y parte de su atractivo viene de los giros a ciertos elementos clásicos de las historias de ronin que siguen la tradición pues aquí se transforman en oscuras historias de superhéroes del futuro. Y el escenario distópico mola cantidad. Y nuevas interpretaciones que se heredan (el villano principal es el nieto de Shredder y April O’Neil es una anciana que interactúa con su hija).

Hay una variedad de artistas involucrados en esta obra especialmente para el diseño del tema futurista. Lo hacen en general bastante bien. Las TMNT siempre fue un cómic de acción y repito lo anterior: no lo veo como lectura infantil porque no gustará ver a algunas Tortugas ensangrentadas o siendo asesinadas, como se ve en los flashbacks dibujados por Ben Bishop. Pese a todo, potente cómic que funciona tanto para los fans de siempre como para los nuevos que quieran leer una lectura diferente.

Reseña: El Doctor Jekyll y Mister Hyde, de Mattotti, Kamsky y Robert Louis Stevenson

Mattotti y Kamsky han adaptado aquí uno de los grandes mitos literarios del fantástico. Y creo que lo hicieron bastante bien. En primer lugar, el dibujo de Mattotti, que me pareció original y como suele pasar con él, destacable sobre tantos otros, aporta varias láminas en este enorme álbum que parecen pinturas, algunos cuadros que podríamos poner algunos amantes del fantástico en casa. Parece un ilustrador que aboga por cierto cubismo mestizo de Fernand Léger que también se acerca al pervertido toque expresionista de algunos maestros (pienso en Otto Dix) o incluso de los surrealistas. Y todo en gran álbum que publica ECC Ediciones para la ocasión digno de los amantes del buen cómic de ilustraciones originales en todos los sentidos.

Porque en el guion, es decir la adaptación en sí, realizada a cuatro manos, está bien hecha. Literario pero fluido, ameno; la ambivalencia del personaje principal está bien representada. Su descenso a los infiernos regala imágenes impactantes en el último tercio y ahí, el dibujo de Mattotti se muestra poderoso, tanto que algunas de esas imágenes son dignas de pesadillas febriles ideal para los que se nos vienen a la mente dibujos terroríficos que alguna vez pasaron por nuestros ojos. Hago tanta mención al dibujo porque en algunos sitios vi que lo critican haciendo referencia a que dificulta la lectura. En mi opinión, esta es una obra diferente, elaborada por y para un clásico, y por y para un tipo específico de lector. Sin olvidarse del amante del arte y del género de Terror. Diría que no hay que ver El Doctor Jekyll y Mister Hyde, de Mattotti y Kamsky, como un cómic. O mejor dicho, que no es «demasiado» apto para un lector de cómics típico amante del dibujo modernista. Diría además que no es nada fácil (y yo lo valoro bastante) el tomar una narrativa clásica tan marcada y adaptarla con un diseño tan experimental. Sabiendo esto, me las arreglé para entrar en la historia, una de las tramas más conseguidas en mi opinión y de las inmutables, de las que jamás podrán ser llevadas al cine con la fuerza que se representa en la novela de Robert Louis Stevenson.

Este buen dúo de autores me ofreció algo diferente. Un Jekyll, erudito tímido y hogareño, desentraña el misterio de la autotransformación. Esto le permite vivir plenamente otra existencia. Se podría ver incluso como una actualización de una de las historias más famosas de tan prolífico autor. El tratamiento de la transformación de Jekyll en Hyde, con la deformación del cuerpo que eso conlleva, la del movimiento, el uso de colores pastel, cálidos y sensuales… La redondez de la línea combinada con la del color, todo contribuye a que cada viñeta casi sea un trabajo de arte. Un álbum de Mattotti con un escenario real. Si no sabéis nada de nada de esta historia, concretar que es un guion que explora de manera fantástica la pérdida del autocontrol y la esquizofrenia. Y no me iré sin decir que la línea de Mattotti recuerda mucho-bastante a la era expresionista alemana de la década de 1920. Las sombras se extienden, son opresivas y todo está coloreado muy crudo como para acentuar la violencia de la trama.

Una hermosa pieza extraída de una de las grandes novelas de terror.

Reseña: Torpedo 1972. ¡Con lo que eso duele!, de Sánchez Abulí y Eduardo Risso

Cuando cómics de grandes autores se publican, mi curiosidad se despierta de inmediato. Y si guionista e ilustrador son maestro de maestros…, imaginaos. Benditos los astros de saber además, que ECC Ediciones se hizo con los derechos de la obra Enrique Sánchez Abulí y que eso implica que vendrán bastantes cositas interesantes, en especial, del siempre genial Torpedo. Así que bueno, era, digamos, muy normal, que la vuelta de Torpedo 1972 despertara mi interés para reseñar la obra aquí en Desde New York – Crónicas Literarias. Mi debilidad hizo el resto, llevándome a una obra, a un personaje que siempre lo llevaré en mi corazón como uno de los mejores detective-cazarrecopensas del mundo del cómic.

Si en el anterior álbum la introducción nos permitía conocer a Lucas Torelli (alias Torpedo) y entender lo que era y en lo que se había convertido con el paso de los años…, en ¡Con lo que eso duele!, Luca Torelli recibe un encargo de su vieja amiga Lou. El difícil trabajo que es liquidar al policía Joe Carter, quien está poniendo en peligro el local que regenta. Y donde Torpedo obviamente acepta tan suculenta oferta aunque junto a Rascal van a tener que mandar a los pinos a un colega que para nada estará de acuerdo con la solución.

Un álbum que da continuidad a la nueva etapa del mítico personaje creado por Enrique Sánchez Abulí, quien para la ocasión repite colaboración con el dibujante Eduardo Risso, como bien indica la sinopsis editorial. ¿Mi opinión? Esta historia no es para todo el mundo. Y no lo digo por la violencia, el lenguaje florido y el sexo que estalla en cada página como fue siempre síntoma de una buena historia de Torpedo. Lo digo porque estamos ante una continuación o retrotraída al presente del personaje y quizás no todo el mundo conoce a Torpedo como pudiera conocer a Spiderman. No es tan conocido, hablando en plata. Aunque da pena que no. Además de que este no es el mejor álbum para iniciarse con el personaje.

Torpedo aquí se presenta como una ex-gloria del crimen organizado que entre muchas batallas y luchas barriobajeras llegó a tener fortuna y tuvo mujeres exuberantes en su cama y dinero como un rey, pero en los años dorados. Todo esto se pudo disfrutar en su serie inicial la cual esperamos que ECC Ediciones publique en un sendo integral en no mucho tiempo (seguro que sí). Pero ahora, en 1972, lo único que le queda es su pasado, su reputación, su experiencia, su carácter de mierda, su fiel segundo, Rascal, y su pelo blanco el que queda con suerte allá donde aún hay pelo. Y con una salud deteriorada, probable consecuencia de la vida de pendejo que llevó y los tiros y las palizas que no consiguieron llevárselo para los pinos; ahora resulta que todavía puede resolver dilemas o, al menos, debe intentarlo porque necesita pasta gansa. Es un tipo cuyo fuerte no es haber cotizado a la Seguridad Social…

Torpedo 1972: ¡Con lo que eso duele!, es otro thriller oscuro y violento con varios pasajes divertidos donde Sánchez Abulí demuestra que no perdió el don. Y es cierto que el dibujo de Risso me encanta y me lleva a pensar en lo bien que me lo pasé con sus 100 Balas (https://www.cronicasliterarias.es/?p=1062), mundo en el que por cierto Torpedo hubiera tenido cabida sin problemas. Lo que importa es que el deseo de que esta lectura fuera magnífica se cumplió.

Reseña: Mátalos a Todos, de Antoine Maillard

Mátalos a todos es otro de los álbumes premiados en el Festival de Angoulême que creó polémica y debate entre el fan lector. Y no entiendo por qué. Especialmente porque este álbum recibió el Premio a Mejor Thriller de 2021 y aunque sí que es cierto que en esta trama nos enfocamos principalmente en la vida de ciertos adolescentes y el asesino está en segundo plano, para mí si que entra en esa categoría aunque no contemple todos los requisitos de lo que se considera un potente guion donde se brinda por el suspense de los grandes géneros cinematográficos o literarios denominados thrillers.

Pero nadie puede negar que Mátalos a todos mezcla bastante bien el tema thriller en la narrativa de una novela gráfica corta. Un asesino en serie enfurecido y unos adolescentes estadounidenses en peligro, siempre por delante, a escasos pasos, al estilo de una buena «final girl». Y a mí me gustó que las motivaciones del asesino no estuvieran claras. Lo hace más real. Un pirado no siempre tiene un motivo o plan maquiavélico tramado con minuciosas gestiones previas a la hora de matar. Y en cuanto a los adolescentes, se ve claramente la influencia de las primeras tramas del maestro King donde los niños suelen ser autosuficientes a la hora de un enfrentamiento duro que les puede llevar a morir.

En un pequeño pueblo de Estados Unidos, un asesino en serie empieza a matar con un bate de béisbol como arma preferida. Una sucesión de asesinatos que comienzan una tarde en la que después de una fiesta de estudiantes borrachos, dos jóvenes ven a un hombre con gorra en el campo de deportes de la universidad…, con la mirada perdida y que no responde a gesto amistoso. Poco después comete su primer crimen. Ante la noticia, rápidamente este pequeño pueblo costero se sumerge en el horror y la angustia. ¿De dónde viene ese individuo? ¿Por qué no habla? ¿Quién será la próxima víctima? Puede que tanto «haterismo» con la obra al otro lado de los Pirineos provenga de la juventud del autor Antoine Maillard. Cierto es que Mátalos a todos fue su primera publicación dentro del noveno arte y que quizás que fuera publicada en la bien considerada Ediciones Cornélius, lo que la empujaba un poco más al éxito. Pero si sabes que hay un trabajo grande detrás, quizás se valore más. El trabajo en este álbum comenzó en 2012 con la idea principal de crear una historia en los códigos de slasher-movie; ese subgénero cinematográfico de Terror, con el que se relaciona la historia, y que tuviera un boom con la célebre Halloween, de John Carpenter, la saga Scream de Wes Craven o la potente La Matanza de Texas, de Tobe Hopper. La trama básica de Mátalos a todos es igual de lineal en ese sentido. Trata de seguir las aventuras de una pandilla de adolescentes que serán asesinados uno tras otro por un asesino, cada uno preguntándose cuándo llegará su turno. Esto no es spoiler porque el que sepa lo que es un slasher sabrá que esto es así, sí o sí. No obstante, el señor Maillard ofrece un punto diferente incluyendo en la trama a un tal Daniel, un personaje discreto, pero con cada vez más trastornos psíquicos e impulsos morbosos que… ya me callo. Diría que la máxima aquí es pensar qué es peor, el asesino que se pone en el punto de mira en las noticias y siembra el pánico o el que se esconde en las sombras.

También dibujante, Antoine Maillard ofrece ilustraciones realistas a lápiz, utilizando llamativos tonos de gris. Las expresiones faciales están perfectamente ejecutadas para ilustrar la angustia y el pánico cuando aparece el bateador loco. Queda una ligera pega cuando la mirada cae sobre la magnífica portada con tonos pastel. Y si esta historia se hubiera hecho en color, ¿sería mejor la inmersión para el lector? Diría que no. Pero es legítimo hacerse la pregunta tras el éxito de los proyectos coloreados para el New York Times y festivales (cine, cómics) en los que ha trabajado el autor.

Bien por ECC Ediciones trayéndonos este tipo de obras.

Reseña: Seaguy, de Grant Morrison y Cameron Stewart

Una sorpresa lectora de las gordas ha sido para mi este Seaguy, de Grant Morrison, del que no esperaba nada (pese a ser de Morrison) y que me ha dado grandes momentos de diversión. Un volumen que trae a nuestra tierra ECC Ediciones y que además recopila las miniseries completas Seaguy y Seaguy: Slaves of Mickey Eye; es decir, todo lo que se puede encontrar hasta el momento sobre este loco personaje que se marcó Morrison en su día.

Considerado unos de los superhéroes más peculiares de la historia, algunas cosas son tan extrañas como maravillosas, incluso si el espectador no tiene idea del porqué. Seaguy, definitivamente cumple con los criterios sobre los que estoy comentando, al tiempo que presenta una lectura atractiva y entretenida. Porque Seaguy es ciertamente una historia muy Morrison, que le da al lector un estudio del concepto de superhéroe mientras lo envuelve todo en un curioso y entendible (esta vez sí) surrealismo. Y es que después de la derrota del ominosamente llamado Anti-Papá (Anti-Dad), la supervillanía ha llegado a su fin. Los superhéroes de antaño permanecen en una especie de retiro bajo la vigilancia del siempre alegre Mickey Eye, contentos de tener un merecido descanso. Entre estos pocos ex-héroes se encuentra el alegre Seaguy, que vive con su compañero Chubby Da Choona (un pez bromista que prefiere flotar en el aire que nadar), y si bien Nueva Venecia es perfecta para vivir, Seaguy todavía tiene deseos de aventura, esa misma que parecen haber perdido sus compañeros bienhechores. Pero después de encontrar accidentalmente una muestra viva del refrigerio creado artificialmente, Xoo, Seaguy se ve envuelto en una enorme aventura de altos supuestos, encontrada esa poderosa energía que tanto anhelaba. Una aventura que revela que el mundo no es tan brillante como parece.

Seaguy es cómic-testimonio de la capacidad narrativa de Grant Morrison. Una de las principales quejas sobre el trabajo de Morrison es que su escritura puede volverse muy inconexa, saltando de una escena a otra, con poco material de transición. Pero eso no ocurre en Seaguy. Puede ser de sus cómics más “centrados”. Tenemos una historia que va desde un parque temático hasta Atlantis y se llega incluso a la Luna. Mas, una trama donde uno no se pregunta «qué diablos estoy leyendo», como suele pasar en otros desvaríos de Morrison. Se puede apreciar fácilmente la lectura porque raro es el detalle que será pasado por alto en el lector. A pesar de la naturaleza extremadamente sobrenatural del escenario y los personajes, ambos parecen casi tan reales como una historia que te pudiera contar un amigo… que vio en una peli, eso si. Jajaj. Con el punto de, que Grant Morrison es de los pocos, que podría hacer que la muerte de un pez amante de los cigarros fuera más trágica que las muertes de muchos más personajes «humanos» de otras historias.

Desde una perspectiva artística, el libro es aún mejor. El arte de Cameron Stewart se destaca por ser increíblemente «limpio», entrando en detalles increíbles sin dejar una sola línea suelta. En este sentido, crea un contraste interesante con el colaborador frecuente de Morrison, Frank Quitely (ambos han trabajado en Batman & Robin, por ejemplo), quien es conocido por su extenso uso de líneas. Cada página de Seaguy está hecha con minucioso detalle.

Seaguy es entretenido, palomitero y disfrutable. El segundo volumen (Seaguy: The Slaves of Mickey Eye) es otra mini-aventurita de tres números que provoca que ames más el personaje. Se comentó que saldría una tercera trama (Seaguy: Eternal) que completaría la trilogía que por lo visto anunció en su día el autor. Pero sin noticias, de momento. Aunque esperar, lo espero.

Reseña: John Carpenter. Historias para una Noche de Halloween Vol.1

Yo, del señor Juan Carpintero (como lo llamamos mis colegas y yo), voy a devorar todo lo que se me ofrezca fílmicamente. Lo seguimos desde los 80, y madre mia lo que hemos disfrutado con él. Y es un pena que ya apenas saque cositas. Pero va y me topo con que tenemos una serie de volúmenes que gracias a los cielos acaba de aterrizar en nuestro país de la mano de ECC Ediciones. Una serie antológica de historias de Terror recomendada para Halloween. Aunque ya os digo que la época en la que las leáis es lo de menos. Lo que cuenta es que es una serie de historias de Terror con cuentos algunos muy chulos.

La primera peli que recuerdo ver del señor John Carpenter no fue The Thing (La Cosa), ni Golpe en la Pequeña China (una vez al año la veo). No. El primer film que yo recuerdo haber visto del maestro Carpintero fue Bolsa de Cadáveres (Body Bags, en Amazon Prime la tenéis), que no era otra cosa que un film dirigido por John Carpenter, Tobe Hooper (otro grande) y Larry Sulkis. Y que integraba tres historias de CF o Terror a modo de antología, cuyo hilo conductor era un personaje encarnado por el propio Carpenter a la sazón de operario de una morgue que nos daba paso a cada historia con un mordaz comentario muy al estilo el Guardián de la Cripta en Creepshow. Ahí me enamoré del trabajo de este hombre, sobre todo, por todas las joyitas que fui descubriendo después, muchas, pelis anteriores a Body Bags. Me tiraba de los pelos por el cómo demonios había pasado por alto a este señor y sus obras. Aunque siendo sinceros, The Thing ya la había visto antes del 93, sólo que no sabía o no conocía a este magnífico director.

Este primer volumen cuenta con seis historias y alcanzan ese ambiente distintivo de Tales from the Crypt y Creepshow, en el que se nos presenta a una especie de narrador, que nos va a contar algunos cuentos. La influencia del Crypt-Keeper es fuerte. El marco es que nuestro amigo ictérico nos lleva a un recorrido por el cementerio y nos cuenta las historias que rodean cada lápida en la que se detiene, muy al estilo de lo que hacía Carpenter en la morgue de Bolsa de Cadáveres. Una situación espeluznante si la imaginas en la realidad. Felicitaciones a John por el chiste de “el tipo que trabaja con cadáveres nunca pierde el apetito». Ya que el colega después de cada historia se para a almorzar…

En general, me gustaron todas las historias de las que obviamente no voy a contar nada, como pasa cuando hablo de relatos súper cortos en los que cada detalle podría contar como spoiler. Pero si puedo decir que todos los giros son sutiles y están en la linea del miedo estándar que hemos visto en cantidad de pelis. Pero historias que por lo menos yo siempre disfruto, en especial, si las leo de noche, a solas, y si puede ser en lugares apartados que sin tener una historia de Terror entre manos, ya pasas miedo…, mejor. ¿Para Halloween? Obviamente, en esa dulce época todos estos temas macabros suman. ¿Pero mola? Sí, mola. El ojo de John para lo macabro es tan fuerte ahora como siempre y los seis guiones son espeluznantes a su manera. Tuve la sensación de que algunos de ellos pudieran ser propuestas o apuntes en una pequeña libreta que el director debiera tener guardada como posibles guiones a escribir algún día. Porque tenemos que recordar que Carpenter se ha rodeado de muy buenos compañeros en el mundo del cine pero rara vez no metió mano en los guiones.

ECC Ediciones ya ha publicado un segundo volumen y loco estoy por leerlo. Pero entre tú y yo, lo que esperamos de verdad es tener está colección en un glorioso integral que esplenda en nuestra cómicteca y cuanto antes mejor.

Reseña: Las Tortugas Ninja. Tortugas por el Tiempo, de Jan Strnad, Peter Laird, Kevin Eastman y Richard Corben

Si tuviera que recomendar ahora mismo un volumen de estos retomados que estamos teniendo gracias a ECC Ediciones de Las Tortugas Ninja, sin duda, es el que hoy os reseño. Una Edición Deluxe además potente para este efecto nostalgia que se está usando no solo en cómics, también en muchas otras difusiones del arte que nos gusta leer pero, sobre todo, tener a los viejóvenes. Y es que, como bien se indica en la sinopsis editorial, las aventuras originales de Las Tortugas Ninja hicieron historia cuando demostraron que el público estaba dispuesto a devorar historias que procedían de un mercado independiente. Y añado: en formato cómic. Porque por lo menos en nuestro país, el boom lo obtuvo la serie animada y posteriormente la primera peli. Pero en cómic, pese a ser su formato original, en nuestro país no gozó de mucha fama al principio, en especial, porque lo que llegaba a tierras hispanas no eran otra cosa que la traslación de los capítulos animados al papel. Pero había más, algunos indagábamos y vimos que había todo un oasis de obras que casi treinta años después están viendo de nuevo la luz, y lo mejor, nuevas obritas que parten de autores que vienen con muchas ganas.

Sin contar las encomiables aportaciones de maestros que podemos encontrar como en este caso del dios de la ilustración semi-realista Richard Corben; un encargo que le viene de los ya adinerados dueños de la franquicia Kevin Eastman y Peter Laird, los cuales buscan hacer algo grande con los personajes y miran nada más y nada menos que hacia uno de los maestros del noveno arte. Para Tortugas por el Tiempo además confían en Jan Strnad para el guion, colaborador habitual de Corben en cómics como Jeremy Brood, RageMoor o la gloriosa Mundo Mutante que también disfrutamos hace no mucho por aquí (https://www.cronicasliterarias.es/?p=8447).

Turtles take time es básicamente ver a nuestras tortugas devoradoras de pizza favoritas viajando a través del tiempo. Cuando comienza el problema, nuestras cuatro amigas (o amigos) están luchando contra piratas en alta mar. Una vez que las Tortugas han limpiado la cubierta de esos asquerosos filibusteros, Donatello (mi favorito) saca un cubo extraño de su cinturón. Descubrimos que el cubo es un dispositivo de viaje en el tiempo que los muchachos obtuvieron de Renet, el no tan hábil asistente de Lord Simultaneous, a quien conocimos exactamente en el TMNT #8. Entonces, Don cuenta como llegó a él: mientras los muchachos estaban sentados quejándose de su aburrimiento, el hexaedro «anamórficamente autosincrónico» se materializó de la nada justo ante sus ojos. Junto con el cubo vino una nota de advertencia de Renet… una nota que no se molestó en leer. En cambio, Don fijó la fecha en el cubo en el 1500 d.C. y los muchachos fueron instantáneamente teletransportados en el tiempo a la cubierta de ese buque portugués en el que se encuentran ahora donde acaban de tener tan épica pelea.

Las Tortugas descubren exactamente lo que significa «anamórficamente autosincrónico», ya que han sido cambiados misteriosamente durante su viaje: no solo las Tortugas están ataviadas con atuendos de espadachín, sino que Don ahora tiene… ¡una pata de palo! ¡Leo, un parche en el ojo! ¡Raphael, los dientes podridos! ¡Y Michelangello… un bigotudo de renombre! Después de los agradecimientos del capitán del barco por “dejar listos” a los piratas, Donatello activa el hexaedro nuevamente y las Tortugas son teletransportadas a…

Las Tortugas Ninja viajando por cuatro períodos famosos de la historia. Desde la edad de oro de los mares hasta los inicios de la humanidad. Después de una serie que llevaba bastante tiempo realizándose en blanco y negro, para el número #33 (el inicio del arco Tortugas por el Tiempo) se hizo en color. Para ello se pensó en un grande de la ilustración e hicieron bien en contratar a Corben pues menudos dibujazos se marcó. Y en esta Edición Deluxe está la prueba de ello.