Reseña: Tales from the Crypt Vol.2, de VVAA

Como no volver a la mejor serie de cómics de Terror jamás creada. Es buena noticia -siempre lo es- ver que una editorial como Diábolo Ediciones sigue adelante con esta colección que nunca debió dejar de estar disponible en librerías. Os lo digo, en serio:

EL MEJOR CÓMIC DE TERROR JAMÁS CREADO

Eso y no otra cosa es Tales from the Crypt. Tomos, volúmenes, antologías para degustar al ritmo lector que uno demande. Y ahora en formato grande, a color y en una edición de calidad que no merece menos gracias a dicha editorial que no para de sacar joyitas del mejor género de todos en nuestro país. Insisto: la publicación en gran formato de Tales from the Crypt en nuestro idioma y a todo color, no es otra cosa que una muestra del gran momento de recuperación de grandes títulos comiqueros que estamos viviendo. ¿Quién iba a pensar que esto podríamos tenerlo en nuestras manos en estas condiciones? Poca fe tenía pero bueno, a veces, los sueños se cumplen.

Solo a veces.

Como alegé en la reseña del anterior volumen, la lectura de Tales from the Crypt es volver a mi infancia de nuevo. Regresar a una de las piezas del puzzle que me hicieron como persona amante del género de Terror. Historias que pese a sus años no envejecen porque el matar, el asesino que acecha, el fantasma, el monstruo que sale de la ciénaga… son hechos inmutables que nunca se alejarán todo lo que quisiéramos del ser humano. Eso quisiéramos. Son maldiciones que van con nuestra condición, con nuestra especie tan rodeada de miedos, muchos todavía que no podemos explicar. Y a eso se dirigen los cuentos que vamos a encontrar en Tales from the Crypt. Pues, ¿cómo va a pasar de moda el Terror? Saldrán nuevos miedos (pandemias, virus…) pero qué digo nuevos, ¿acaso de verdad creéis que en la Edad Media que se moría uno/a de un resfriado no había miedos? Imaginaos en aquella época viendo a una persona con toda la napia llena de mocos verdes (¡No había cleenexs!). ¿Verdes? ¿Qué era esa cosa gelatinosa y verde que tenía el vecino en la cara? ¿Llegó del cielo o algún animal se lo pegó en ese establo en el que pasa tantas horas? Tengo muy claro que muchas veces el miedo lo creamos nosotros mismos; cerebro poderoso y tal, que no controlamos y que es capaz de “crear cositas” en nuestra ausencia consciente. Pero os aseguro que otras veces no. Son hechos sobrenaturales a los que no podemos o no sabemos responder todavía. Esa búsqueda intensa del ser humano por darle una explicación a todo, ¿no? Unos pobrecitos es lo que somos. Nunca se va a conseguir.

En fin, parece que he dejado para un san-viernes hacer reseñas sobre el género que amo. Y que menos que hablaros en una de ellas de este segundo volumen de la colección, otra joyita a tener en cualquier cómicteca que se precie. Este volumen contiene los números #23 al #28 de la colección, cada uno contenedor de cinco historias. O sea, un montón para disfrutar con guiones que fueron publicados originalmente entre abril de 1951 y marzo de 1952. Con Johnny Craig, Al Feldstein, Wally Wood, Harvey Kurtzman, Graham Ingels, Al Williamson, Reed Crandall, Bernard Krigstein y un largo etcétera, dándolo todo, muchos en sus inicios, otros grandes maestros que ya nos dejaron pero cuya obra ha quedado grabada para la historia del cómic. Como bien alega la sinopsis editorial: historias perturbadoras, horribles y, en conjunto, fascinantes con cadáveres putrefactos, miembros desmembrados, necrófagos de cementerio, víctimas aterrorizadas, muertes violentas, orbes sangrientos colgando de cuencas sanguinolentas… Añado que, en un porcentaje muy alto, historias que se te quedan grabadas para toda la vida. ¿O soy el único que estando con la familia o amigos ha dicho: mira, cómo en aquel capítulo de Historias de la Cripta?

Pero sí friends, historias inolvidables como ¡Sesión de Espiritismo!, ¡Judy, estás muy cambiada! o ¡Al rojo vivo! Y otras con las que tener pesadillas como ¡El Regreso!, ¡Qué le corten la cabeza! o la que cierra el tomo, El muñeco del ventrilocuo. Pero maravillosas diría que todas. ¿Típicas algunas? Tened en cuenta que esta colección fue referente lector de grandes escritores como Ray Bradbury, Stephen King… y de guionistas o directores de cine como Steven Spielberg, entre otros. La fuente de muchos guiones, libros y películas posteriores está aquí. O sea, que de clichés nada. Este es el pico de montaña donde comienza a bajar el manantial. La palabra indispensable, se me queda corta.