Reseña: Gerónimo, de Matz y Jef

Otro western chulo que se puede encontrar en librerías en estas fechas para degustar/leer/regalar de buen cómic europeo y específicamente del Oeste, es Gerónimo, publicado por Ponent Mon. Y aunque en resumidas cuentas es lo que es, un western sobre la vida de Gerónimo, el legendario guerrero apache que azotó a los gobiernos de México y EE. UU; tiene esta historia un puntito original muy chulo en el guión empleado por Matz (cuyo nombre real es Alexis Nolent), un guionista francés de renombre que codirige con François Guérif una genial colección de cómic noir -que estoy loco por leer-, en la conocida editorial Casterman.

Gerónimo es un hermoso álbum que pretende ser realista en su histórica transcripción de la carrera de uno de los últimos grandes jefes indios. Un cómic donde los propios indios asumen el papel protagonista, con un guión fluido e interesante donde Matz evita perfectamente la trampa de caer en la simplicidad de contar una biografía tantas veces contada. Resulta una obra humanista donde el énfasis está en los personajes, sus pensamientos y su evolución en las pruebas de vida por las que tienen que pasar. Además, una visión elaborada en capítulos muy bien pensada, cada uno de ellos en última instancia correspondiendo a etapas donde el personaje/persona tuvo que enfrentarse a diversos puntos de no retorno en su vida. Os confieso que tengo bastante reciente la lectura de Gerónimo, El Apache: La Historia del Último Gran Jefe Indio, una biografía completa y detallada de la vida del famoso guerrero. En comparación, este álbum de Matz y Jef presenta por un lado un diseño más atractivo y elaborado, y por otro, una historia que se centra más en los momentos clave de su intensa vida. Ambos tienen sus ventajas, siendo el primero más informativo y completo, mientras que el segundo lee de forma más agradable y sencilla. Mejor dicho, se disfruta visualmente muchísimo gracias a los trazos de Jef, el cual utiliza un dibujo realista que otorga fuerza a la historia del legendario cacique. Ilustraciones y paleta de colores que logran un western de grandes atmósferas con un tratamiento gráfico donde esplenden magníficos y enormes espacios abiertos, paisajes norteamericanos evocadores. Una historia que entra muy bien y que también diría que conocer algún que otro detallito anterior de la biografía de Gerónimo, enriquece la lectura. Pues permite comprender mejor algunos de los pasajes del cómic.

Esi si, en esta versión de su biografía, me sentí un poco menos cercano al personaje ya que aquí da la impresión de encerrarse obstinadamente en una salvaje venganza a toda costa, mientras que el hecho de presentar su entorno y vida familiar, se deja un poco atrás. Pero quizás este detrimento sea más un problema mío por lo que comento de tener muy reciente una lectura parecida y andar constantemente comparando ambos productos. Sin embargo, me quedo con el diseño bellamente elaborado de Jef. En definitiva, un genial tomo de cómic europeo que recomiendo muy mucho a los fans del Lejano Oeste, ese que tanto inspira, en el que tantos dramas y horrores se vivieron.

Os dejo la sinopsis editorial, que me parece muy bien labrada:

1850, norte de México. En las tierras ancestrales de los apaches otra masacre tiene lugar. Un campamento es atacado por soldados mexicanos. Entre las víctimas, la esposa, tres hijos y la madre de un joven curandero de renombre: Goyahkla, “el que bosteza”. Goyahkla, que a partir del ataque tiene el don de la clarividencia, reúne a las diferentes tribus apaches para vengarse del pueblo donde tuvo lugar la masacre. En el combate homérico que seguirá, él gana el rango de guerrero y un nuevo nombre: Gerónimo. Pero si él ha decidido dedicar su vida a vengarse de los mexicanos, la llegada de los blancos lo complicará todo. Los apaches deben enfrentarse a un enemigo aún más numeroso y peligroso que Gerónimo subestimará inicialmente…

Reseña: Wyoming Doll, de Franz

Primer western del año que disfruto, ya había ganas. No es que tengamos mucho cómic del Oeste donde elegir entre las novedades y por eso agradezco enormemente a las contadas editoriales españolas que dan salida a este tipo de títulos, de los que, sin duda, hay cantidad de fans comiqueros en este país. Es por eso que no me cansaré de recomendar nunca los títulos que salten a novedades con esta temática. Muchas de ellas procedentes del mejor cómic europeo, que como he dicho en cantidad de ocasiones, es curiosamente donde mejor se elaboran estas tramas.

Wyoming Doll es un álbum de esos que se te hacen tan corto que terminas, y ya quieres volver a leerlo. Una historia que juega mucho con las pautas marcadas de los clásicos westerns, sinceramente, no revoluciona en absoluto el género, pero las sensaciones finales son de haber disfrutado de un buen cómic. Tiene mucho que ver la trama y el dibujo empleado por Franz; aunque no la forma. Detallado pero no esplende con fuerza debido al conglomerado de viñetas por página. Lo que me  lleva a pensar que, pese estar ante un álbum de sesenta y ocho páginas, Franz tenía mucho que contar y no quiso o no pudo por alguna razón.

La historia tiene un punto original, o mejor dicho, diferente. Después de la masacre clásica de una caravana por parte de los indios de las praderas, una joven escapa y es atendida por una pareja de hombres un poco estrambótica. Un joven blanco algo tosco (que madurará rápidamente), y un Lakota solitario, borracho de venganza que llevará estos términos si hace falta hasta un sentido suicida. Es la amistad entre estos dos hombres -que se convierten en tutores de la niña-, a lo que me refiero como toque original y poco probable. Hablamos de una época difícil donde el egoísmo humano brotaba como cactus en tierras baldías. La honradez brillaba por su ausencia. Cada alma viviente iba a lo suyo y hacía lo que tuviera que hacer para salir adelante. Por eso Wyoming Doll es un himno a la naturaleza, la amistad, a tres personajes en una historia donde intentan reconstruirse juntos. O por separado, pero dándose mutuamente razones para vivir.

Una trama un poco contemplativa que se marca el prolífico guionista e ilustrador de la BD, el señor Franz. Un cómic de lentitud asumida pero tensión constante. Relaciones entre blancos e indios (estamos en el inicio de la conquista de las Grandes Llanuras), así como entre tribus indias (Siouxs y Pawnees a la cabeza, enemigos hereditarios), todo bien llevado. Un álbum de cómic europeo que Ponent Mon pone en librerías este mes, ideal para los que aman el género western tanto o casi como yo. Alternando la visión del indio puro en armonía con la naturaleza y la del mugriento Lejano Oeste de los blancos que apenas tenían donde caerse muertos.

Wyoming Doll es un cómic imbuido de una inmensa tristeza. Una historia, un relato, un cómic, que perfectamente podría haber sido escrito por el mangaka de lo evocador, el desaparecido hace unos años maestro y señor Jiro Taniguchi (https://ponentmon.es/categoria-producto/taniguchi).

Reseña: Chez Adolf (Integral), de Rodolphe, Marcos y Fogolin

Chez Adolf nos remonta a la historia alemana en el preciso momento en que Adolf Hitler se convierte en canciller de Alemania y poco a poco comienza a instalar su régimen político con las consecuencias que todos conocemos. Es decir, el comienzo del Reino del Terror. En este caso, me parece muy interesante aportar lo que expone la sinopsis editorial de Ponent Mon porque con dos frases increpa y muestra lo atractiva e intrigante que puede ser esta historia para el que no la conozca. Dice así: «El 30 de enero de 1933 Adolf Hitler llegó al poder en Alemania y el dueño del bar llamado Los Alegres Amigos, cambia su letrero por el de Chez Adolf. Frente a ese lugar vive el discreto profesor Karl Stieg, quien decide llevar un diario sobre lo que está empezando a suceder sin llegar a imaginar cómo serán los años venideros de una ciudad, de un país, del destino del mundo…». Yo que he estudiado por activa y por pasiva todos y cada uno de lo sucesos de la Segunda Guerra Mundial; lo que más me ha interesado siempre es el cómo empezó todo. Una locura que casi se gesta de la nada. Una bolita de barro rodando cuesta abajo por la ladera de una montaña, que no deja de rodar durante de años, y a la que se le unen toda una serie de sedimentos que provocan que crezca en masa y tamaño hasta convertirse en la montaña más alta de dicha cordillera. Aparte del mal gestado en ciertos personajes, se dieron toda una serie de coincidencias perturbadoras, un cúmulo de granitos de arena que formaron una playa de kilómetros y kilómetros de muertes sin sentido.

El interés de esta serie radica en el ángulo de visión elegido por el guionista Rodolphe para contarnos esto. Es a través del profesor Karl Stieg que entenderemos el insidioso auge del nazismo y cómo poco a poco cada uno seguirá o sufrirá su doctrina a diario. Este señor reside en un edificio con vistas a la cervecería Los Amigos Alegres, cuyo dueño lleva el mismo nombre que el nuevo canciller. Y peor aún, comparte sus convicciones. Pero Karl Stieg, una figura culta que permanecía al margen de los asuntos políticos en ese momento, pronto se ve enfrentado a tomar decisiones. Entre las juventudes hitlerianas que reclutan a los más jóvenes y las leyes antijudías y bolcheviques que caen, el ambiente se tensa y no elegir equivale a autoproclamarse enemigo. Cada familia en el edificio, desde el guardián hasta la familia judía que todos conocen, experimentará estos eventos de una manera diferente.

Y en eso precisamente está toda la fuerza de este cómic. De esta serie que se publica de forma integral gracias a Ponent Mon. El gran Rodolphe centra toda la fuerza de la trama en una historia de historias (valga la redundancia). Nos muestra cómo mediante una sucesión de pequeños sustos, de pequeños golpes y un alistamiento muy bien ingeniado de toda una población que se dejó reclutar por una idea llamada nazismo; lleva al miedo y la resignación de millones de personas. El Mal se ha instalado y se ha apoderado del sentido común. Y muy pocos alemanes supieron alejarse de esa locura…

El diseñador español Ramón Marcos, todavía tan talentoso como siempre, no necesita desplegar mil efectos para restaurar la paranoia que reinaba en Alemania a finales de los años 30. El dibujo realista de Marcos es bastante bueno en esta serie, aunque algunas viñetas a veces quizás merecían un poco más de trabajo en los detalles y los rostros. No obstante, va muy bien gracias a la coloración muy a tono con el tiempo que propone Dimitri Fogolin.

Siento curiosidad por imaginar como podría avanzar esta serie (porque se podría) si se quisiera hacer. Este tomo recopila los dos álbumes que centran su trama en años previos al comienzo del terror. El primer volumen de la serie Chez Adolf toma como marco la Alemania de 1933, entonces en proceso de nazificación. Seguimos los trastornos provocados en la vida cotidiana de los habitantes de un edificio. El segundo volumen se basa en principios similares, excepto que viene después de una elipse de seis años durante la cual Alemania, en pie de guerra, ganó 120.000 km² de superficie, casi sin disparar un solo tiro.

La reflexión de Rodolphe sobre la posibilidad de dejarse arrastrar por una inmensa máquina de destrucción, unirse o morir, está genialmente representada en Chez Adolf.

Reseña: Los Cantos de Maldoror, de Antonio Hernández Palacios

Buenas y considerables obras ilustradas nos dejó el maestro Antonio Hernández Palacios en este país. Ponent Mon, una de las editoriales de cómic europeo más al quite, nos trae ahora su trabajo con Los Cantos de Maldoror (Les Chants de Maldoror) que compone el primero de los seis cantos poéticos publicados en 1869 por el escritor Isidore Ducasse, más conocido como Conde de Lautréamont. El que está considerado como gran renovador de la poesía francesa del siglo XIX. Un volumen donde A. H. Palacios vuelve a estar sublime impregnando de belleza cada ilustración que no tiene otra intención de evocar (o hacernos ver) lo que se cuenta en esta obra de Lautréamont, una de las más atípicas y sorprendentes de la literatura que fueron escritas entre 1868 y 1869.

Aprecié mucho esta nueva forma de ver la obra monumental que es Los Cantos de Maldoror. Me pasa mucho con la poesía que hay ciertas cosas que uno no llega a imaginar. O mejor dicho, mi mente retorcida tira por otros senderos más inusuales y escabrosos. Me hablan de pan cortado sobre una mesa y yo imagino un bosque azotado por el viento. Al ser tan rebuscado mentalmente, creo que este es mi principal contra para no leer poesía. Sin embargo, ayudado o apoyado junto a una buena ilustración poderosa como suelen ser las del maestro Palacios, todo cambia.

Lo mínimo que podemos decir es que esta obra es abundante, en cuanto al texto que alude. Lo mismo ocurre con el dibujo, marca registrada del autor al que le gusta lo barroco, lo recargado, de las pocas criticas que he oído sobre su trabajo. Pero esto es como todo en la vida, el abuso de lo ornamental, el recargamiento en el arte al que a algunos puede acomplejar a otros les puede resultar espléndido y maravilloso. Sin embargo, me da que en Los Cantos de Maldoror, A.H. Palacios lo hizo aún más adrede.

Los Cantos de Maldoror son, en realidad, los delirios de un hombre de un hombre de veintidós años (hoy en día un chico) al que la muerte se llevará apenas un año más tarde. Los ecos del poema van aumentando en intensidad. Los surrealistas consideran la obra como precursora de muchas. Pero entonces, ¿qué cuenta exactamente? Las impresionantes ilustraciones de Palacios se presentan con extractos del canto primero, donde pronto nos damos cuenta que estamos ante un héroe malvado, satánico, en lucha abierta contra Dios… Maldoror, ser sobrehumano, Arcángel del Mal, lucha bajo diferentes formas contra el Creador. Comete asesinatos en los que evidencia su sadismo y perversión, y todo expresado en modo épico, se desarrollan actos extremos con objetos y animales que hablan, donde las metamorfosis se multiplican. Y, por supuesto, está permitido el énfasis y el gigantismo de los personajes. Pero una ironía constante avisa al lector. Lo que tiene ante sus ojos es, sobre todo, una voz crítica sobre lo que realmente asusta al ser humano. Él mismo.

Los Cantos de Maldoror elaborados por el maestro Palacios vieron la luz por primera vez en 1982 en Metal Hurlant; la revista comiquera francesa editada entre 1974 y 1987, con una destacada influencia en el medio pues promovía el boom de la Ciencia Ficción de aquellos años. En el año del centenario del nacimiento del autor, decidme si no es una buena noticia que por primera vez en nuestro país se recojan las ilustraciones originales que el autor hizo para Los Cantos de Maldoror. Tenerlo ahora todo recogido en tapa dura, en un genial álbum al estilo del buen cómic europeo. Un volumen donde se publican los dibujos en blanco y negro tal y como fueron concebidos por el maestro, sin los colores utilizados en la versión aparecida en la revista francesa. Acompañado además del texto Isidore Ducasse, huellas y misterios de una vida, de Hebert Benítez Pezzolano y En el centenario de Hernández Palacios, de Luis Alberto de Cuenca, un emocionante epílogo sobre la obra del indiscutible de este maestro del cómic. Así que alabemos a Ponent Mon por seguir publicando obras de uno de mis ídolos. Que se publiquen obras de Antonio Hernández Palacios siempre es una buena noticia.

Reseña: PsicoInvestigador. El Génesis, de Erwan Courbier y Benoît Dahan

Cierto toque lovecraftiano tenía este PsicoInvestigador cuando supe de él. Y en ese sentido, no me ha defraudado. Respecto al poder de encontrar cosas, también es algo que siempre me ha llamado la atención. Me moló ver el desarrollo de este poder en una peli basada en una historia de Stephen King como es Dreamcatcher (El Cazador de Sueños); donde uno de los chicos del grupo movía el dedito y encontraba cosas de forma extraordinaria. Ahora fijaos en qué dos grandes autores del género de Terror estoy mencionando. Maravilla, ¿no? Bueno, el cómic que os reseño hoy no trata el horror en sus más altas formas pero lo que se cuenta en PsicoInvestigador: El Génesis da cierto reparo. Protagonista, un tipo de lo más curioso que lidia una y otra vez contra esa cordura que se le va de las manos cada vez que usa su don.

A poco que indagues sobre la obra, te enteras que el primer álbum de PsicoInvestigador (Los Fantasmas de la Culpa), flipó a muchos allá en el epicentro del cómic europeo. Se lanzó en 2005. Pero se convirtió curiosamente en una serie abandonada. La continuación se pedía y se pedía, y no llegaba. ¿Ventas insuficientes? No sería la primera vez que algo encanta a muchos lectores, si no es económicamente viable, no siga adelante. Pero lo que importa es que al final sí que llegaron tres álbumes más, que completaron una historia maravillosa. Y debo decir que alertado por otros autores y bastantes críticas positivas, no solo tenía curiosidad. Tenía el «hype» por la nubes y todo por leer esta obra que gracias a los cielos acaba de publicar Ponent Mon en uno de sus maravillosos integrales en nuestro país.

Intrigado por ver cómo se mantiene firmemente de forma racional una buena historia sobre un psico-investigador que ayuda a la policía parisina en sus más complicados casos, me sumergí rápidamente en la lectura. Y encontré una historia súper creativa, dinámica, sorprendente en ciertos momentos, y no sé si pensar si los guionistas Erwan Courbier y Benoît Dahan (o alguno de ellos) participaron en investigaciones reales. Para los que sabemos de esto, hay detallitos que los delatan. O quizás han dado clases de Psicología y han sabido reconfigurar las tramas para darlo a entender. Nos dan un personaje particular como es Simon Radius, utilizado por la policía para resolver casos casi imposibles de resolver, el cual comienza intentando dilucidar, por su parte, la desaparición de su esposa producida diez años atrás. Bien, pues no sé si podéis imaginar la que lían los autores con estos dos hilos narrativos entrecruzados. Consiguen hacer que el lector se pierda en el camino, en la búsqueda, de manera bastante inteligente. Descubrí a Simon Radius, que usa para llevar a cabo sus investigaciones, su capacidad de viajar físicamente a las mentes y memoria de otras personas. Es un psicoinvestigador. Para encontrar tesoros también recurre a su talento. Y le suele salir bien. Excepto en los casos en los que el dueño de ese tesoro sea… amnésico. ¡Obviamente eso complica las cosas! Más que nada porque cada vez que usa su don, se tiene que enfrentar a ciertas locuras de la gente, otras revelaciones y horrores incluso de su propio pasado…

Ya en la portada del volumen encontramos este amor por el juego rebuscado que parecen amar Benoît Dahan y Erwan Courbier ofreciéndonos una foto de la esposa hecha como un puzzle al que le falta una pieza del rompecabezas. En realidad, es una imagen que resume bien toda la trama. Y mola descubrir la personalidad del investigador y el extraño e impresionante poder que ha desarrollado. Este completo nos permite descubrir la evolución de nuestro personaje a lo largo de varias investigaciones junto a la subtrama de la obsesión de Simon Radius por encontrar a su esposa. O al menos saber porqué desapareció. Como habréis podido comprobar no quiero contar mucho, fuera de esa eterna búsqueda. No spoilear nada. Pero deciros que quedas atrapado en estas locas historias en un principio improbables de la trama pero que se resuelven de manera maravillosa. Son varias historias a la que se enfrenta, pero el círculo se cierra.

PsicoInvestigador: El Génesis tiene un dibujo que encanta a nivel general, pero a mí no me enamora. El dibujo es original, curioso, aunque no soy muy fan de esta clase de ilustraciones. Funciona, pero a mí personalmente me saca del preciosismo que espero siempre de la BD. Dahan tiene un toque muy cómic independiente en ocasiones que no me enamora. Opinión subjetiva, por supuesto. Pero debo admitir que el potencial de los escenarios de este cómic, me hizo olvidar todo los demás. Tramas más interesantes que la serie de El Mentalista, para quien se lo pregunte. Las escenas que tienen lugar en la memoria de otros personajes tienen ese toque onírico que incluso reconoces dentro de ti mismo/a. Consiguen llevarnos a ese lado turbio y morboso que sin poderlo evitar, pasa a veces por nuestras mentes.

Courbier y Dahan muestran un auténtico tesoro.

Reseña: La Máscara de las Mil Lágrimas, de Chauvel y Ali

Este primero de noviembre laboral no me voy a marchar sin hablaros de un titulo de Terror… ¿Cómo? ¿ De qué? Sí, de ese género que tanto promuevo y que nunca debe faltar en vuestras rutinarias vidas a no ser que os guste nadar en el mar del aburrimiento lector. ¿PeroTerror? ¿Seguro? Que sí, que sí, que Las Máscaras de las Mil Lágrimas se puede considerar fácilmente una historia de horror, lo que a mí también me ha sorprendido también, que conste. Pues con una premisa muy de folclore, muy tradicional, se va creando un mundo, un entorno lúgubre como pocas historias se pueden encontrar en el cómic franco-belga. Ambientada en un Japón medieval de fantasía oscura, esta historia utiliza una leyenda local (esta famosa máscara cuyo uso permitiría a su dueño ir a recuperar el alma de un muerto al Inframundo) para contarnos sobre la búsqueda desesperada de una joven campesina cuyo novio murió en el campo de batalla.

La mayor parte de la historia nos cuenta el viaje de esta joven y su compañero de aventuras, un personaje misterioso que claramente se enamoró de su belleza, pero también de los encuentros y desencuentros que atraviesan juntos para apoderarse de dicha máscara. Esta parte de la historia, cautiva. El guionista David Chauvel conecta los giros y vueltas mientras nos revela gradualmente las motivaciones de los diferentes personajes de una forma muy chula. Cuando lo leáis lo entenderéis. Desde el momento en que la heroína nos cuenta la leyenda original, sabemos que pagará un alto precio por su atrevimiento, y sospechamos que la moraleja de la historia será cruel con ella. Y creo que a partir de ahí había una forma de cerrar la historia muy chula sin tener que recurrir a un final tan fantástico y demostrativo.

Pero mola.

Ponent Mon trae a estos lares este genial titulo del que sinceramente esperaba otra cosa. Aunque insisto, estaba más que seguro que Chauvel trataría, sobre todo, el tema samurái antes que el entorno fantástico y de Terror. De Chauvel, conozco principalmente series de aventuras y algunas cositas de thriller. Aquí crea un universo histórico-exótico que le queda genial a la época. Tras un arranque algo lento y clásico, nos montamos en el vagón con los dos protagonistas que nos guiarán en la historia: Sadakio, que acaba de perder a su marido en la guerra, y Masamua, un campesino saqueador que se une a la búsqueda, que se enamora de ella y que no es correspondido por el momento. Dos personajes cuyos lazos, bruscos y constreñidos al principio, se tensan, se revelan poco a poco y en parte sale a luz el lado más oscuro de ambos.

Otro tema muy conseguido.

En cuanto al dibujo de Roberto Ali, me parece suficiente, es de bastante calidad y se agradecen sus detalles, pero en los pasajes que muestran emociones fuertes, o cuando hay peleas, las líneas tan influenciadas por el manga (sin serlo) no me suelen gustar. Pero lo que hay que agradecer aquí es que Ponent Mon recopila los dos álbumes que comprenden esta historia en un sendo integral que viene ideal por si se desea leer toda la trama del tirón.

No aceptar la muerte de un ser querido y buscarlo más allá de la muerte, me recuerda a ese viejo cuento de Andersen, que en su día me conmovió tanto. Me gustó aquí mucho el concepto pero aún más el desarrollo de esta prometedora historia. Me gusta, sobre todo, porque se centra poco en el pasado y en la historia de amor, y lo hace más en el viaje. Esta bella mujer va a conocer a un granjero de dudoso pasado que la ayudará en esta empresa loca de hacer lo imposible. Y el enamorarse empeorará las cosas.

El final sorprende.

E inspira una cosa mala.

Reseña: RIP. T1 – Derrick. No Sobreviviré a la Muerte, de Gaet´s y Julien Monier

¿Hace tiempo que no os recomiendan un buen cómic europeo, uno diferente a los clásicos de la BD, uno que sea súper interesante? Para eso estoy yo hoy aquí (que no paro). RIP lo acaba de publicar Ponent Mon en nuestro país y es un cómic que no debiera pasar desapercibido en un día como hoy de paz y tranquilidad, con agua y frío en las calles, momento ideal por entorno para cogerse una buena lectura y degustarla en tu lugar de descanso preferido. En  este caso, con una temática diferente y original para un Día de los Muertos como es hoy. RIP T1 – Derrick es el primer tomo de cuatro. Pero este primer álbum (hasta ahora el único publicado en español) como guión es autosuficiente. Por lo que pude saber, los siguientes volúmenes están versados en el mismo entorno pero desde el punto de vista de otros personajes. Y eso, como esté bien hecho, molará mucho. Donde estamos ante una trama cuanto menos curiosa pues RIP trata sobre un equipo de “limpiadores” de cadáveres, o mejor dicho, recuperadores de objetos valiosos entre los muertos. Una aventura nada deseable para muchos, pero un trabajo. Una forma de ganarse la vida. Estamos hablando de que los protagonistas acuden a “sacudir” cadáveres abandonados a su suerte los cuales han atraído una enorme fauna de insectos para más inri. Basura, si no, la peor basura…

En este primer álbum seguiremos los pensamientos de Derrick, un tío perdido, pero de mente bastante madura aunque ya está de vuelta, como se suele decir. Un tipo que vive en una casucha donde nada está limpio con una mujer inaguantable, cerveza en mano, cigarrillo en la otra. Derrick: No Sobreviviré a la Muerte comienza silenciosamente configurando suavemente la escena. Primero, conocemos a los muchachos: el amargado de la vida, el racista, el fracasado y el loco. El frito variado completo. Personajes bastante caricaturescos, pero en el buen sentido. Todo para después sumergirnos en la monótona vida diaria de Derrick con viñetas entonces cortadas de manera muy cinematográfica con capítulos que nos atrapan. El ritmo no se ralentiza. Está muy bien traída la intriga que se enriquece poco a poco de fondo sobre el por qué de las cosas. Un «quo-vadis» de la trama muy intrigante, que te llena de preguntas el cerebro con un misterio que reconcome. ¿Qué demonios ha ocurrido para que tanta gente muera y esos insector cada vez sean más?

Muchos de los personajes parecen tener cosas que ocultar y está maravillosamente bien creado ese suspense que ansía al lector por descubrirlo. Me encantó el diseño y los colores de RIP con sus tonos gobernantes en sepia aunque poco a poco se brinda por el color oscuro de un entorno meláncolico y agobiante. Este primer volumen describe muy bien el cinismo de los personajes, seres que viven miserablemente y que en ocasiones, estaríamos dispuestos a pensar que no merecen vivir. ¿Creías que tenías el trabajo más aburrido o difícil del mundo? Este cómic está hecho para ti. Derrick y sus amigos van y vacían las casas de personas que han muerto sin familiares y se hacen con sus pertenencias personales para luego venderlas en subastas. Mierda de trabajo, mierda de vida, ya todo da igual. Derrick sobrevive como quien dice al día a día, hasta que uno de esos días de trabajo se topa con un valioso anillo y decide quedárselo.

Y todo se torna en desgracia.

RIP ha sido más que una agradable sorpresa, tanto en términos de gráficos como de guión. Julien Monier y, por supuesto, Gaet´s -creador de una atmósfera maravillosa-; dos autores a seguir. Descubierto gracias a las buenas opiniones en foros franco-belgas, di el paso y realmente no estoy para nada decepcionado. Al contrario, disfruté mucho de esta lectura. Me gustó el lado peculiar y original de la serie. Loco ando por leer los siguientes volúmenes.

Reseña: Cielos Radiantes, de Jiro Taniguchi

Cielos Radiantes, editado originalmente en 2005, es una de esas obras manga que hace que encumbres fácilmente a Jiro Taniguchi. Un exponente claro de lo que hace este autor. Taniguchi nos suele hacer vibrar con historias en principio costumbristas pero armadas de amor y valentía. También melancolía. Y nostalgia sobre aquellos buenos tiempos que fueron y ya no son. Y de como queremos/debemos aprovechar la vida cuando ya casi no podemos.

El tener, y no saberlo, ni apreciarlo, en su momento.

Gracias a editorial Ponent Mon se reedita este titulazo que ningún amante de las historias inolvidables se debería perder. Seguir disfrutando de la obra de Jiro Taniguchi es una opción…, pero qué opción. No me pierdo una obra de este hombre. Y ahora, después de revisitar la edición de Los Años Dulces, ya podemos hacernos con Cielos Radiantes entre las novedades.

En Cielos Radiantes vemos a un hombre conduciendo su coche, cansado, cantidad de horas encima de trabajo, ya sabéis… ¿Y en qué depara? Pues en un aparatoso accidente contra la moto de un joven de diecisiete años.

Ambos acaban en coma pero algo inexplicable sucede: mientras que el hombre adulto fallece, el joven consigue despertar pero con la conciencia del otro. Kubota (el hombre que ha muerto) ahora dentro de Takuya (el chico de la moto que ejercía de mensajero) tiene que enfrentarse al hecho de estar dentro de una persona joven otra vez. Y sobre todo, con una familia que no conoce. Sin embargo, el milagro se altera con el paso del tiempo y el espíritu de Takuya, el verdadero, desea volver. Kubota tiene así una carrera contrarreloj en la que necesita despedirse de su mujer y su hija antes de que suceda el cambio.

Momentos intensos y emocionales.

Lágrimas.

La tristeza y desesperación de sendas muertes inesperadas.

El mejor Taniguchi.

Cielos Radiantes recuerda muy mucho a uno de los mejores manga del autor, el conocido entre los amantes del manga Barrio Lejano (http://www.ponentmon.com/comics-castellano_old/taniguchi/barrio-lejano/index.html). En ambos casos, un suceso sobrenatural es el motor de la trama y lo que pone en visicitudes a los protagonistas. Un hecho racional se vuelve uno sin explicación normal y cambia las vidas de ciertas personas para siempre.

Jiro Taniguchi es un autor que tuvo la voluntad o la suerte de no caer en el serial manga y largo de capítulos interminables. No creo que sea de los que escribe para vivir sino de los vive para escribir. Es muy contemplativo. Y pese a que os he hablado de dos de sus obras con hechos fantásticos normalmente no los usa. Es todo lo contrario. Sus obras son una oda a la vida, a los recuerdos y capaz de hacer que valores a un personaje en una hoja observando simplemente un árbol y en silencio. Sus personajes son muy atractivos y muy pero que muy reales. Ha creado siempre proyectos concretos y tomos integrales. Volúmenes únicos que es en mi opinión, lo que mejor se lee. Taniguchi es de trabajar mucho en historias cotidianas que acercan al lector como si en vez de leer estuviera oyendo a alguien hablando de otro alguien. Jiro Taniguchi es uno de los mejores novelistas gráficos que existen.

Y lo demuestra con Cielos Radiantes.

Reseña: B.O. Como Dios, de Ugo Bienvenu

Preferencias del Sistema me demostró que Ugo Bienvenu era un tío diferente. Amante de la Ciencia Ficción pero de un modo especial a la hora de ser creativo. Capaz de idear perspectivas un tanto aterradoras a la vez que curiosas, de las que si te paras a pensar, seguramente el ser humano pasará por ellas antes de su extinción. Historias diferentes como la que podéis encontrar en B.O. Como Dios, el nuevo titulo de este autor que publica Ponent Mon este mes entre sus novedades. Y ahora decidme si no, un robot que viaja por el universo para satisfacer sexualmente al todo sexo femenino que lo requiera, no es una idea tan curiosa como aterradora. ¿O quizás solo sensual y sugerente?

Desde La Survivante, de Paul Gillon (1985), sabemos que los robots también pueden alimentar y despertar sentimientos en los humanos y compartir placeres sexuales con ellos. Ya está pasando aunque de una forma un tanto primaria. Sobre el mismo tema, también leí en su día la hermosa Sixella. Así que estoy de nuevo ante un tema que no me pilla de nuevas. Tema tremendamente atractivo y más con un autor como es Ugo Bienvenu que de algún modo siente algo al mezclar en sus tramas humanos y robots.

Ugo Bienvenu presenta en B.O. Como Dios a un humanoide muy particular. Una especie de gigoló intergaláctico que viene a proporcionar a pedidos a las hembras de todo el universo. ¡Viaja en una nave con forma fálica! ¿Los servicios? Servicios de alta gama para aquellas hembras que lo deseen y puedan pagar por sus trabajos. Un álbum que está compuesto casi en su totalidad por escenas de sexo, pero con una presentación de viñeta muy curiosa porque toda la historia parece estar como “retratada”, por el protagonista. Como si solo se estuviera ilustrando el discurso de B.O. por el universo, su vida artificial, la presentación de su oficio… B.O. es el narrador aunque apenas hay diálogo. Presenta a sus clientas lo que es capaz de hacer mientras analiza todo de una manera bastante fría y funcional. Esa frialdad acentuada por una coloración impersonal muy distinta y es porque a B.O. le gusta el trabajo bien hecho. Un ser artificial muy concienzudo.

Insisto, al igual que en Preferencias del Sistema (https://www.cronicasliterarias.es/?p=1642), Ugo Bienvenu consigue mostrar con muy poco un comportamiento muy real de lo que viene a ser una inteligencia artificial con una misión o destino concreto. No diría tanto una obra pornográfica sino más bien existencialista pues casi en cada página que sale B.O. se siente el deseo pero también la aceptación de su reto, tan certero, que siempre consigue mostrar en su trabajo una máquina.

Pese a todo, en la segunda parte del álbum se puede decir que B.O. se vuelve más humano, ganando en profundidad, personalidad, cuando comienza a explicar su origen contando porqué es el único ya que hace este trabajo. Repasa el porqué su existencia y como no debe ser conocida por las autoridades, ni por los machos de cada existencia interplanetaria. Se ve inmerso en una orgía que asume como un gran profesional, pero en la que nos analiza cada comportamiento erótico-festivo. Por que B.O. es el último de los robots sexuales. Es de la época en la que los bisabuelos de estas hembras ardientes de pasión aún no habían nacido. Una época en la que los seres humanos llegaron a apreciar tanto a los robots sexuales que la natalidad cayó en picado, y sólo se brindaba por liberar tensiones independientemente de con quién y con uno de ellos de por medio. De como los humanos ya solo querían a robots para el sexo. Y las prácticas se desataron en las más lujuriosas escenas y comenzó a haber accidentes. Una parte donde B.O. se vuelve menos cerebral y más carnal.

Ugo Bienvenu nos ofrece una pequeña joya narrativa y gráfica. La historia autobiográfica de B.O, un robot potente en personalidad, un verdadero juguete sexual viviente para mujeres humanas o alienígenas ricas y solitarias, una visión del amor bastante fría, clínica y desilusionada para algunos, pero terriblemente excitante para otros.

Desde luego, vive como Dios.

Lectura original como pocas.

Reseña: A Fake Story, de Jean-Denis Pendax y Laurent Galandon

Es famosa la historia -muy famosa- que cuenta que el 30 de octubre de 1938, Orson Welles transmitió por radio una breve narración de la novela La Guerra de los Mundos, de H. G. Wells. Con ello creó el pánico en la población. Lo hizo de forma narrativa pero con tanto énfasis y de forma tan verídica que la gente aterrada comenzó a huir y hacer cosas sin sentido creyendo que de verdad la Tierra estaba siendo atacada por marcianos. ¡Pánico! Una guerra falsa aterroriza a todo el país, titulaban los diarios al día siguiente. Pero el mismo día de la transmisión, ocurrió un crimen…

Antes que nada, no quieras saber mucho más sobre lo que se cuenta en esta reseña o no disfrutarás el nuevo cómic que publica Ponent Mon denominado A Fake Story. No lo disfrutarás. Solo confía en que diga que estamos ante un buen thriller que se ambienta en aquellos intensos años 40 con una reflexión sobre la credulidad del público frente al poder de los medios de comunicación. Dicho esto, Jean-Denis Pendax y Laurent Galandon hacen un trabajo de adaptación maravilloso de la novela de Douglas Burroughs. Y no diré más. Un trabajo genial. A Fake Story se presenta como una historia de detectives con la atmósfera típica del thriller estadounidense, novela policíaca o de género negro como se les llama ahora. Con un personaje principal que es el propio Douglas Burroughs, un ex-periodista que se ha dedicado a la escritura, aunque acepta respaldar una investigación de campo a instancias de su ex-jefe, el mandamás de la cadena CBS.

Como os decía, Burroughs es también el autor de la novela de la que se extrae esta historia, y se muestra a sí mismo como un personaje misterioso e ideal como detective privado con carácter. Pero, ¿este relato es verídico o Douglas Burroughs se introdujo a sí mismo en una ficción que le encantaba? Desde el comienzo nos sumergimos en el corazón de un juego de naipes en el que los bulos, las verdades y las mentiras (otra vez) se combinan hábilmente para crear una nueva realidad. Este es el principio mismo de las noticias falsas. Se debe dar en primero de Periodismo. Mezclar elementos tangibles y declaraciones gratuitas con hechos totalmente falsos, pero creíbles. Guionista e ilustrador nos impulsan con la obra aún más, ya que toda la trama se construye sobre uno de los engaños más famosos de la historia de la radio y sobre esta base históricamente sólida (el programa de Orson Welles y el pánico resultante) se desarrolla una apasionante investigación policial en la que Douglas Burroughs tendrá que separar lo verdadero de lo falso para finalmente descubrir la verdad sobre un asesinato. Una investigación en la que se aprovecha para pintarnos una USA de finales de los 30 donde abundaba el racismo, el auge de los medios, la fascinación por las armas pero también el miedo conspiranoico.

Francamente, el contexto es fabuloso. Los personajes son creíbles, la investigación ofrece más de un giro y tiene bastantes toques literarios a lo Dashiell Hammett. El dibujo de Jean-Denis Pendanx aporta la atmósfera esperada. Y acerca. Siendo algo exagerado, casi se puede inhalar el aroma del cuero viejo mojado y las cenizas de los cigarrillos en los despachos…  Insisto, para un amante de la novela policíaca clásica, A Fake Story es un pedazo de recomendación. Y en formato cómic que es más ligero y visual que cualquier novela que se quiera destacar. Más sorpresivo, si cabe, de ahí que no quiera contar mucho del argumento. Pero más allá del aspecto detectivesco, tras la lectura de A Fake Story me surge una reflexión sobre el poder de los medios y la credulidad del público, ese siempre tan dispuesto a tomar cualquier afirmación como cierta sin mirar que provenga de una fuente que inspire confianza. Fiarse gratuitamente del boca a boca o las tan temidas leyendas urbanas que siempre son contadas por el amigo de un amigo y que llegan a tener tanto peligro a veces, que los propios medios las dan como ciertas y alertan a la población sin necesidad. Hoy en día pasa.

Los que me conocéis imagináis que tan pronto como terminé de leer A Fake Story quise saber más sobre Douglas Burroughs y su famosa novela. Durante la lectura tuve esa sensación rara de cómo algunas revelaciones del cómic hacían referencia a algo que no aparecía. ¿Hechos no completos? Bueno, por lo menos, daban la sensación que había más. No sé si os pasa pero esto lo capto rápido. Y ahí supe que Galandon y Pendanx me habían creado una necesidad. Investigar por mi cuenta.