Reseña: Cazadores de Fantasmas, de Ed y Lorraine Warren y Robert David Chase

Debería haber más eco en la red sobre las publicaciones que está llevando a cabo Ediciones Obelisco. Está publicando en nuestro país, nada más y nada menos, que todos los libros que en su día publicaron en USA junto a otros autores, Ed y Lorraine Warren, los famosos investigadores de lo paranormal tan en boga de nuevo tras la última película de la saga Expediente Warren. La tercera parte en este caso, de una saga maravillosa para los que amamos el género de Terror, donde en cada guion vamos conociendo más de la famosa pareja de investigador y vidente, aparte de los casos que vivieron… Y sufrieron.

El último libro que os reseñé fue La Cosecha de Satán (https://www.cronicasliterarias.es/?p=5536), donde se cuenta un caso que aún no he podido olvidar. Y ahí lo dejo. Ahora toca hablaros de Cazadores de Fantasmas, que aunque la editorial lo publicó a finales de 2019, me ha parecido genial/curioso/aterrador y tal joyita que os lo quería traer aquí. Pues los fantasmas no conocen estación, no respetan fronteras y no ofrecen misericordia. Ed (1926-2006) y Lorraine Warren (1927-2019), los demonólogos más famosos y respetados del mundo, lo sabían. Y dedicaron bastantes años de sus vidas a explorar, autenticar y documentar de manera concluyente innumerables casos de fenómenos extraños. Casos famosos que se convirtieron en best-sellers en USA así como en películas de éxito como The Amityville Horror (La Morada del Miedo aka Terror en Amityville), A Haunting in Connecticut (Exorcismo en Connecticut) o The Ghosts; cada una de esas historias aparecen en este libro. Así como transitar por los terrenos de la academia militar de los Estados Unidos en West Point, Nueva York, hasta los bosques de Tennessee para ver y asustarnos con lo que «transita” allí.

Cazadores de Fantasmas narra estos “enfrentamientos” de primera mano con lo desconocido, lo impío y lo indecible. Relatos de chicas adolescentes que jugaron con el satanismo a través de sesiones espiritistas, solo para ser víctimas del más espantoso de los espíritus. Una aldea aterrorizada por una fuerza asesina e imparable. Una casa familiar asediada por la implacable furia de unos poltergeists… Todavía no he leído un libro de los Warren que no me guste. Este, definitivamente, y como digo siempre, dependiendo mucho en el momento, día y hora donde te encuentres, puede asustar bastante. Lo advierto. Aunque ese es el objetivo, ¿no?

No recomiendo leer Cazadores de Fantasmas a las personas aprensivas que vivan solas o piensen dormir solo/a esa noche. Al menos, no lo hagan, a no ser que su memoria no sea potente. Pues el recuerdo de ciertas tramas contadas aquí, revive fácilmente y vuelven a poner los vellos de punta. Es un libro que según en que momentos, da escalofríos. Y eso que yo me creía ya, indemne con este tema. Y ahora mientras escribo esto, sé que el libro de los Warren lo consigue; sus historias, aquello por lo que pasaron al menos durante su investigación, leerlas de nuevo, provoca que mientras escribo esto no dejo de mirar atrás. Y detrás solo tengo una pared.

O eso creo.

Los casos más memorables donde trabajaron la ya desaparecida pareja tienen su lugar aquí.

Otro indispensable para la colección de Lo Paranormal.

Reseña: Stillwater. Rabia, Rabia, de Chip Zdarsky, Ramón K. Pérez y Mike Spicer

Sigo encontrando Terror alternativo en cómics, títulos o colecciones que no esperaba. Mi amado género o mi ansia no me permite parar. Por que lo malvado, lo terrorífico no descansa… ¿y por qué lo iba a hacer yo? Y lo encontré en uno de los nuevos éxitos de Skybound al otro lado del charco pero que gracias a ECC Ediciones ya lo tenemos por aquí. De la mano del guionista Chip Zdarsky (Sex Criminals, Daredevil) y el dibujante Ramón K. Pérez (Cuento de Arena, Ojo de Halcón), una serie de Terror con tema original como pocas. Un primer volumen con los seis primeros numeritos de la serie que dan lugar a una buena sentada de lectura en uno de esos descansos de piscina o playa que tanto estamos necesitando en estos días. Por que Stillwater invita a sumergirse en una trama de película de miedo, de esas que incitan a comprar palomitas y refresco y pasar una buena noche frente a la pantalla. Es la nueva joyita que acabo de encontrar entre las novedades de ECC Ediciones. Un lugar donde nadie muere. Y no es una promesa. Es una amenaza. Un lugar, un espeluznante pueblo es el sitio donde los forasteros no son bienvenidos por miedo a que se topen con su oscuro secreto. Uno que se adapta perfectamente al fin de los tiempos. Y al igual que con tantas series nuevas en los últimos meses, no sé si el concepto precedió al Evento o al revés. Por que se hace difícil saber (aunque la historia aún no ha concluido) si los inquietos ciudadanos de Stillwater andan así “reprimidos” por estar separados de su familia y amigos o por andar nostálgicos de vidas pasadas…

A veces, solo quieres sentir que nada ha cambiado. Especialmente, cuando nada cambia.

En Stillwater nadie envejece y nadie muere. Y cualquier herida, desde la más pequeña hasta la más horrible, sanará en nada. La historia es bastante buena para trabajar con sus ramificaciones. Es de esas tramas que los que amamos el género vamos casi rezando con cada avance lector diciendo en voz baja, por favor, por favor, que no estropeen la idea… Un lugar donde te encuentras con que la gente del pueblo ni siquiera puede emborracharse para matar el tiempo. Tienen demasiado y no les importa emplearlo en matar. La violencia bruta se convierte en una forma perfectamente normal de lidiar con el aburrimiento. Por que no tiene consecuencias duraderas. Escenas donde el arte de Ramón K. Pérez (vaya ilustrador que acabo de descubrir, por cierto) lo muestran de forma portentosa e inquietante.

Todavía es pronto para subirme al barco de “maravillosa historia» de Terror. Pero los cimientos son roca pura. Hasta ahora pocos de los personajes han cobrado vida como las personas de las que necesitamos saber más. En cierto modo, está bien labrado el concepto de estar leyendo una historia restringida. No abierta al mundo. Uno de esos casos que veríamos en Cuarto Milenio una noche pero que al día siguiente ya casi no recordamos. Y debo decir que no ayuda que los eventos del final de este volumen (que corresponden al final del número #6) sugieran que Stillwater sigue moviéndose a ritmo vertiginoso, es decir, que se nos para de golpe en plena acción. También es cierto que son los primeros días de dicha anomalía en el pueblo. El lugar solo ha estado fuera de la entropía desde 1986, por lo que todavía estamos dentro del tiempo que una persona mortal podría haber estado involucrada en cualquiera de “esos trabajos” que aún se mantienen hoy. En ese remanso. Veremos.

Seguiré a expensas de si Daniel West, el susodicho que aparece en la ciudad tras recibir una misteriosa carta, y que descubre todo el percal, sigue siendo ese protagonista tan molón con el que ir de la mano a este terrible misterio.

O es el pueblo.

Veremos.

Inquieto me hallo.

Reseña: La Carretera de los Huesos, de Rich Douek, Alex Cormack y Justin Birch

En La Carretera de los Huesos (Road of Bones) seguimos a Roman Ivanovich Morozov, un prisionero político atrapado en un campo de trabajos forzados por el simple delito de decir algo incorrecto sobre el liderazgo soviético. Como todos sus compañeros de prisión, Roman intenta mantenerse fuera del radar de los guardias, no sea que le den una paliza y encima tener que hacer el trabajo duro, más duro de lo que es. Sin embargo, Roman falla cuando los guardias lo atrapan acumulando comida, todo con la ridícula creencia de apaciguar a una criatura de cuento de hadas para que lo proteja. Ahora, con nuevos moretones y una sentencia aumentada, Roman se une a otros prisioneros de ideas afines para intentar escapar audazmente de este infierno helado. Y bueno, quizás la huida pueda resultar la parte fácil del “proyecto”. Seguir vivo, la más difícil.

Respeto a cómics y novelas gráficas hay que tener un ojo puesto siempre en las novedades de cada mes de Editorial Hidra. Publica cómics independientes USA muy chulos a la vez que interesantes, y que de otro modo jamás veríamos publicados aquí. Aunque no por desconocidos mundialmente, por que, por ejemplo, los de IDW son archiconocidos al otro lado del charco. Pero aún así son títulos muchos de ellos considerados independientes y difíciles de conocer si no estás muy al tanto del noveno arte norteamericano.

Rich Douek ha producido un cómic realmente fascinante en La Carretera de Huesos. La historia se siente increíblemente brutal desde el principio, y los personajes realmente imbuyen su entorno para ayudar a vender lo que se propone. El protagonista es Roman, el mismo personaje que está algo fuera de lugar aquí ya que todos los demás se sienten seguros y poderosos en el paisaje helado en el que están atrapados. Afortunadamente, el guionista hace bien en darlo todo por Roman y aportarle mucha profundidad y carácter, para ayudar realmente a que simpaticemos con él. Y lo consigue. Mientras tanto, todos los demás personajes son igualmente interesantes, y los guardias en particular parecen aterradoramente viles.

Pero ninguno esplende tanto como Roman.

Sombría, perturbadora y brutal. Esas serían las tres palabras que usaría para describir La Carretera de los Huesos. Terror real. Roman está en el infierno. En tiempos de guerra. En la época y lugar en el que una palabra incorrecta sobre un dictador puede enviarte a una cadena perpetua. Roman hizo una broma y está sufriendo las consecuencias. Cuando dos de sus compañeros de prisión deciden liberar su alma pase lo que pase, él los sigue. Pero, ¿son los horrores del mundo helado más peligrosos que los que se viven en una prisión soviética?

Esta es una perspectiva brutal de una historia de supervivencia con horror salpicado de sangre. Como si no fuera suficientemente malo ver a la gente morir a golpes, ahora hay que lidiar con personas que pierden la cordura y asesinan al de su vera solo por sobrevivir a las duras condiciones invernales. Eso como poco. Centrados, en un trío de hombres que escapan de un gulag siberiano e intentan caminar hacia la libertad. Con alguna criatura del folklore ruso de por medio. En mi opinión, no es una historia destinada a lectores ocasionales. Está escrita para el verdadero fan del Terror, ese que está acostumbrado al sufrimiento humano, a la voluntad de arriesgar la vida por esa libertad, la sed de sangre que deshumaniza a las personas. No es Terror porque sí. Es el ambiente creado, el entorno, el divertimento con el horror sabiendo lo que uno lee. Se nota que Douek realmente ha investigado sobre la Rusia soviética, ya que todo el tema realmente da una vibra auténtica y hace que te cuestiones (junto con el misterio de si el Donovik era real o no) si esta historia podría ser un drama histórico o de horror sobrenatural.

Douek, un Alex Cormack dándolo todo y las fabulosas aportaciones de Justin Birch, han producido una historia oscura e inquietante, y genuinamente intrigante, sobre la supervivencia en uno de los entornos más hostiles que este mundo nuestro posee.

Vale la pena viajar (leyendo).

Reseña: Grendel, Kentucky, de Jeff McComsey y Tommy Lee Edwards

Grendel, Kentucky son cuatro números que hay que leer de un tirón. Aprovechar esta publicación que Panini Cómics hace en tapa dura y en un solo tomo, una de esas tramas que mola leer en verano. Me acerqué a él totalmente ciego, lo que comienza como un misterio de asesinato criminal se convierte de pronto en algo muy diferente. Pero, a pesar de que la propaganda del cómic revela al menos un secreto importante y (Uff…), gran parte de la exposición, es un cómic que te mantiene en vilo hasta el final. Y como yo detesto estropearlo (ah, que ahora se dice spoilear), solo diré de momento que los giros que da la historia son realmente satisfactorios solo si no tienes ni idea sobre qué trata. Así que, si os interesa, intentad no saber nada de nada antes de poneros con él. Ese es mi consejo.

No hace falta decir que Grendel, Kentucky te llevará a lugares empapados de sangre, con coreografías emocionantes, escenas de acción dinámicas fantásticamente bien ilustradas -del siempre interesante Tommy Lee Edwards-; que le dan al cómic un impulso real mientras nos encamina hacia la ruina, hacia lo sangriento. El famoso clímax de estas historias… de esas chulas historias que mezclan el género de acción con el Terror. Por que sí my friends, Grendel, Kentucky es una historia de Terror.

Jeff McComsey cuenta, en realidad, una historia extraña. Con personajes creíbles y un claro sentido de la simetría en las escenas finales. Durante el otoño de 1971, al saber de la repentina muerte de su padre, Marnie, la joven líder de una pandilla de motociclistas (The Harlots), regresa a la ciudad rural de Grendel (Kentucky), para asistir al funeral del viejo, donde vuelve a encontrarse con su hermano Denny y su abuelo. Inicialmente pensando que un oso mató a su padre, Marnie y Denny descubren un secreto familiar en forma de monstruo que vive en la mina de carbón abandonada del pueblo, capaz de desatar el infierno. ¿Y cuál es ese infierno? Durante dos generaciones, la ciudad rural de Grendel ha cumplido su trato con el monstruo que vive en la mina abandonada. Un sacrificio humano cada temporada a cambio de prosperidad agraria.

Y se ha roto el pacto.

Bastante gente ha comparado este cómic con Beowulf, una de las obras más importantes y traducidas de la literatura inglesa antigua, que ha tenido innumerables adaptaciones hasta llegar a ser un film de captura de movimiento 3D de la mano de Robert Zemeckis. Incluso tuvo cómic en Image en 2017 elaborado por Santiago García y David Rubin. Pero mirando la portada de Grendel, Kentucky, ya sabes que no. No hay nada que sugiera un elemento de fantasía medieval inglesa en este volumen (aunque obviamente «Grendel» está en el título y hay un monstruo al que derrotar). No sé, no veo porqué relacionarlos, la verdad. La historia que cuentan Jeff McComsey y Tommy Lee Edwards es un monstruo lovecraftiano en un lugar apartado del que nadie sabe. Un peli de Terror con monstruo en la América profunda. Una Bone Tomahawk o más bien una Temblores, si queréis que comparemos sensaciones respecto al cine. Hubo un aumento de pandillas de motoristas fuera de la ley en los años 60 y 70, y este cómic toma la decisión inteligente de enfocarse en esa pandilla de mujeres, que es una presencia acogedora durante el escenario de la época. Aunque muchos de estos personajes no van más allá de «la fiesta», sus interacciones son un divertido contraste con la desoladora brutalidad de la paliza que les puede dar un ser aberrante en un lugar al que nadie va de vacaciones. Además de ser para la prota, un oscuro cuento de hadas, ese horror infantil que acaba siendo una realidad a la que tiene que enfrentarse como adulta.

Tommy Lee Edwards es conocido por sus ilustraciones de gran efecto en títulos de DC como Mother Panic y Superman: American Alien. Un dibujante ideal y perfecto para dibujar Terror, en mi opinión. Mezclando tinta gruesa y una variedad de colores diferentes, Edwards hace que el entorno central se vea vibrante y turbio, lo que le da un bonito contraste visual al aterrador monstruo de silueta negra como se muestra en grandes viñetas goteantes de cadáveres ensangrentados…

Grendel, Kentucky es una lectura rápida pero tan interesante como una de esas pelis de Serie B de los 80s que al menos a mí, me pegan la espalda al sillón.

Té helado en mano, por supuesto.

Reseña: La Cosecha de Satán, de Michael Lasalandra, Mark Merenda, Ed y Lorraine Warren

Si amáis el género de Terror en cualquiera de sus facetas, sobre todo, en pelis, seguro que estáis muy al tanto de la Saga de los Warren ahora que vuelven a estar de moda por estar en cines Expediente Warren: Obligado por el Demonio; donde se cuenta uno de los más atroces asesinatos cometidos en USA a los que el autor intentó dar un sentido demoníaco. Aún no he visto la peli y por eso lloro en silencio. Estos films los disfrutaba en su día yendo al cine con amigos que nos juntábamos para ello como si de un ritual se tratase. Echo de menos eso… Pero el caso de Obligado por el Demonio es uno de los más conocidos en temas paranormales de los años 80 en USA y sé de que va. No obstante, lo que os venía a decir es que si os encantan las tramas o film donde Ed y Lorraine Warren son protagonistas ya estáis tardando en poner un ojo en esta colección de Ediciones Obelisco que os enseño hoy. Una colección de títulos que se recuperan en nuestro idioma, una colección de historias espeluznantes como la que se cuenta en La Cosecha de Satán (No os extrañe que se convierta en peli si la saga sigue).

Libros donde encontrar los casos reales de Ed y Lorraine Warren, cuyas investigaciones han inspirado películas como The Conjuring y Annabelle, como su sinopsis anuncia. Y muy bien escritos, por cierto. Y es que tras leer La Cosecha de Satán uno ya los quiere todos. Supe que quería leer el resto de libros de esta serie enfocada a los casos que involucraban a la pareja de Ed y Lorraine Warren. Me los comentó una lectora de la web y tengo que decir que no los esperaba tan buenos. Si bien hay que tener claro que es un libro bio-documental sobre un hecho acaecido en lo extraño, no se puede esperar que sea como leer una novela de Terror. Lo interesante aquí es saber que los personajes existieron, que fueron gente real que sufrió y que tuvieron sus alegrías y sus penas como tú y como yo en días normales. Y quizás más penas o malestares que muchos de nosotros pues los autores Michael Lasalandra y Mark Merenda (reporteros del Boston Herald y New York Times) así lo describen en este caso que se ha denominado La Cosecha de Satán. Donde no solo escribieron un relato minuciosamente detallado de los eventos, sino que lo escribieron inteligentemente en un estilo novedoso (dentro del informativo periodístico-narrativo), por lo tanto, casi que puedes experimentar los hechos como si estuvieras allí, viviendo el horror, muy parecido a lo que propone una película. Diría que si vuestra imaginación es potente casi que es imposible tener un mejor acceso al Caso Theriault. Los autores hicieron un buen trabajo detallando la vida de Maurice Theriault desde que era un niño, pasando por su vida adulta, hasta llegar al punto de ebullición donde Ed y Lorraine Warren se involucraron junto con su equipo de voluntarios en el caso.

Durante toda su vida, Maurice Theriault alegó sufrir una posesión demoníaca. Con algunas anécdotas tan macabras en su vida que incluso los autores de este libro no se atreven a darnos una imagen completa de dichos actos tan aberrantes. Lo prefirieron así. Y vamos a decir -después de leer La Cosecha de Satán-, que yo también. Sin embargo, no se equivoquen, ya que de esos sucesos, Lasalandra y Merenda, gracias a la cooperación no solo de Ed y Lorraine Warren sino también de la asistencia de los mismísimos Maurice y Nancy Theriault, construyeron todo el escenario paranormal del caso. Donde estuvieron presentes los ya mencionados, pero también miembros de departamentos de policía, la Iglesia Católica y algún que otro curioso del lugar que no daba credito a lo que se vio en esa granja.

En esencia, La Cosecha de Satán cuenta la historia de un pobre granjero de Massachusetts al que le ocurren diversos sucesos extraños y aterradores, y actúa como lo hubiese hecho cualquiera de nosotros: primero acude a la policía local y Ed y Lorraine Warrendespués a un sacerdote. Posteriormente, se pone en contacto con los demonólogos más famosos de la época (los que llevaron el Caso Amityville), sin embargo, no mucho después, los Warren al ver el tema, recurren al exorcista más renombrado de Estados Unidos, el obispo Robert McKenna. Esta es una historia inquietante de los muchos que existen en nuestro mundo. De los casos en los que te pensarás dos veces antes de hablar en voz alta o reírte de lo que supone una maldición. Además, te hará reflexionar sobre esos seres que no vemos pero que muchos sabemos que están ahí. Demonios o no, entes que no traen nada bueno a personas en las que se fijan y las humillan con dolor constante. A las que acercan el Infierno en la Tierra.

Reseña: Después, de Stephen King

Lo siento, pero sigo siendo de esas personas en las que aún se enciende una llamita cuando está en ciernes una nueva película de M. Night Shyamalan y/o un nuevo libro de Stephen King. Dos maestros para nada comparables (por fin el Tito King es considerado un maestro a todos los niveles en su tierra y no como en los 80s cuando los críticos quisieron dañarle al máximo); pero dos creativos que han aportado muy mucho a mi vida literaria y fílmica en cuestión de gustos. Por lo que el tema está claro. King saca historia y ahí estoy yo uno de los primeros. No quiero que nadie me cuente nada, no quiero saber nada ni por casualidad y quiero leer/tener súper-ya su nuevo título Después (Later) que como siempre publica en nuestro país Plaza & Janés. Una novela que os digo ya que se devora en nada. Este Lector Constante que os escribe ha disfrutado de lo lindo. Una tarde-noche-desayuno me duró esta novedad. Hacía tiempo que no leía tanto y tan rápido. Increíble el enganche que me produjo Después. Por que King sigue siendo capaz de emitir ese tipo particular de magia entre lector y escritor, que muy pocos consiguen. Telepatía, que la llamó una vez. ¡Y con tantos libros! Lo sabe uno/a cuando tienen entre sus manos una nueva novela del de Maine. Una sensación difícil de describir si no la has vivido.

En nuestro país es difícil de ver que los personajes contenidos en las portadas de sus novelas tienen ese inconmensurable esplendor de ambiente que King aporta en sus historias. Es mi única crítica. Pero me alegra ver que las editoriales poco a poco está esforzándose en esto (os confieso que hay portadas de libros de Terror USA que tengo enmarcadas). Pero yendo a lo que vamos, Después, la recién publicada novela de Stephen King en nuestro país, logra exactamente el tipo de consuelo escalofriante que buscamos los Lectores Constantes, como nos llama el Rey del Terror. Ese consuelo que intentamos calmar, al menos, una vez por año. Por favor, que nunca nos falte este hombre…

En parte thriller de detectives, en parte, género de Terror, Después es el libro que debéis leer y disfrutar en estos piscineos y playeos que se avecinan. Cuenta la historia de Jamie Conklin, un niño que vive con su madre soltera, la cual mantiene a su hijo como agente literaria en la ciudad de Nueva York. Jamie es un niño relativamente normal, salvo por el hecho de que puede ver (y hablar) con personas muertas. ¿El Sexto Sentido? Sí, ese mismo encuadre. Está claro y se hace inevitable pensar desde el primer momento en el film de 1999 de Shyamalan. Y como King puede ser de todo menos tonto y fue consciente de las similitudes, hace que Jamie informe intencionadamente al lector con “Esto no es como en esa película de Bruce Willis». Pero no estoy seguro de que esto a muchos de ustedes os valga: su habilidad en Después es muy similar a la Cole (Haley Joel Osment en El Sexto Sentido). Sin embargo, sí que hay diferencias notables. Por ejemplo, en esta novela los fantasmas parecen seguir dos reglas muy particulares: primero, siempre dicen la verdad, y segundo, desaparecen a los pocos días. ¿A dónde van? Terror puro me dio descubrir que King nunca lo cuenta…

Aprovecho para deciros que estamos ante una novela que considero corta pese a sus doscientas y pico páginas. Incluso con la rapidez que se lee, las sensaciones son de estar leyendo un cuento largo por como está construida. No sé si os pasa, pero a mí con algunas de las novelas chulas que ha escrito King, no quería que terminasen. Me pasó, por ejemplo, con IT, que no es de las nuevas (1986), pero es un tochal de los buenos. Y cuando la terminé me sentí vacío como cuando finalizamos una relación con la que hemos disfrutado mucho. Por cierto, hilando temas, los lectores familiarizados con el bestseller IT, se emocionarán al descubrir que en Después se rescata el Ritual de Chüd. Aquel que el Club de los Perdedores utiliza para enfrentarse al demonio interdimensional conocido como «It». En Después, Jamie nos pone en contacto directo con un ser cósmico muy inquietante y similar, y hasta aquí puedo leer…

Las muchas virtudes de King brillan nuevamente. No me gustan esos comentarios sobre el Rey del Terror en ciertas reseñas donde alegan: ¡Ha vuelto! A ver, a ver, a ver, friends. El Tito King es como la canción de Taxi que repite una y otra vez: Jamás me fui. Aunque sí que es cierto que cuando llevas mucho tiempo sin leerle impresiona su habilidad para traer una letanía de horrores que en principio son clichés que no debieran asustarnos. Pero funcionan. Y depende de donde te encuentres, la situación y el momento, puedes pasarlo realmente mal. Jamie Conklin se enfrenta no solo a fantasmas y a la amenaza de un poderoso ser, sino también a enfermedades hereditarias, el colapso de la vivienda de 2008 y el aumento de las facturas de hospital. Me cautivó particularmente la relación entre Jamie y su madre. Tampoco creo que nadie pueda captar mejor la particular angustia que surge al envejecer y descubrir que los adultos no son tan infalibles como alguna vez pensaste. Aparte, King consciente de su público y de las constantes críticas por sus flojos finales, aquí aporta un impactante final que hará que muchos de vosotros (como yo) busque en Internet para saber más del “tema”.

¿Sinceramente? Estáis tardando en leerlo.

Reseña: Manor Black, de Cullen Bunn, Brian Hurt y Tyler Crook

El otro día en la reseña de Los Dementes (https://www.cronicasliterarias.es/?p=4985), os decía que una de mis nuevas aficiones comiqueras para asegurarme el disfrutado era intentar leer todo lo que salía de Cullen Bunn en este país. Por que siguen llegando cosas. Y todo gracias a Norma Editorial que parece haber puesto el ojo en él y mejor aún, en sus series de Terror. Y, en definitiva, eso es. Tras“pasarlo “bien” con Los Dementes, uno quiere más. Una muy buena opción para mis macabros planes ha sido leer Manor Black. Una serie en TPB, novedad de mes que se va. Y contnué la misma idea: llegar a la serie sin tener ni pajolera idea de qué iba. Introducirse en el miedo, sabiendo que estaba, nada más y nada menos, que ante los mismos creadores de Harrow County. Una serie que nos está flipando a muchos.

Conocer la vida y maldición de Roman Black, el anciano patriarca que desea salir de la espiral mortal en la que se haya inmerso; antes de que sus siniestros hijos comiencen a pelearse por quién tomará el control de la Mansión Black. Pero Roman, después de todo lo que ha hecho en sus casi doscientos años en esta tierra, piensa: ¿Así será su legado? Se le ocurre que quizás la esperanza esté en manos de un joven maga llamada Ari. Roman romperá todos los moldes cediéndole sus poderes para que todavía quedé esperanza en el mundo.

Un mundo que quiere arder.

Si tuviera que usar una palabra para describir Manor Black, sería «inquietante». Hay un constante presentimiento de mal rollo en cada página. No se detiene, ni por un momento. Puedes llegar a pensar que tienes un segundo para recuperar el aliento cuando nuevamente Roman avanza a través de su vasta mansión escudriñando, aunque sabes que, en realidad, está atrapado en la garganta de un ser monstruoso que lo quiere engullir. Y lo sé, friends, lo sé. Muchas de estas geniales sensaciones que aporta el cómic es atribuible al artista Tyler Crook y su estilo incomparable. Provoca una variedad de niveles de Terror, desde lo sutil hasta lo absolutamente aterrador con escenas de acción. ¿Por ejemplo? Las primeras páginas de Manor Black donde tienen a Ari en una camioneta y huyen. Es una forma tensa de mostrar un cómic y solo lo es más cuando doblan una esquina y ven a un espeluznante hombre enmascarado parado en la carretera. Un sorpresón, un susto de los buenos, que se traslada maravillosamente bien al lector. Además, lo inquietante que es pensar cada segundo, que no estamos seguros, que no tenemos ni idea de cuáles son las reglas, ni los planes, de la Mansión Black.

¿Cuáles son los verdaderos horrores y monstruos aquí?

Otro gran ejemplo es cuando Roman visita un gran reloj de arena, presumiblemente lleno de sangre. Literalmente, está viendo cómo se le va la vida. Entonces Crook (con sus dibujos) captura ese sentimiento de tristeza en la mirada de Roman. Al instante, entendemos cuánto tiempo ha estado en «el proyecto” y el poco tiempo que le queda para marcar la diferencia. Pero la cuestión de la trama, del guión, es cómo actuará Roman. Y nos preguntamos: ¿Es un hechicero malvado? ¿Benévolo? Todavía lo estamos averiguando. Los escritores Cullen Bunn y Brian Hurtt nos mantienen entre pesquisas, especialmente después de ver lo que hay en la habitación tras el reloj de arena…

Manor Black no trata sólo a hechiceros oscuros. También hay una perspectiva humana y eso nos muestra cuán inusual e inquietante puede llegar a ser esta historia. Eso, solo habiendo leído el primer TPB que recopila los números del #1 al #4, de una serie que está hecha a medida para los fans de Harrow County y/o The Sixth Gun (serie de Cullen Bunn que me muero de ganas que se publique en nuestro idioma). Pero tiene sentido, ¿no? Cómics hechos por el mismo equipo creativo con el que ya nos vamos deleitando en Harrow County, donde ofrecen uno de mis tipos favoritos de Terror. Ese ente argumental que se filtra en tu piel y te hace sentir incómodo mientras vas leyendo.

Me encanta.

Reseña: Los Dementes, de Cullen Bunn y Jack T. Cole

Y ahora uno de Terror. Un cómic de Terror por Cullen Bunn. El guionista de moda. Aunque esta recomendación en realidad viene a través de un colega que tiene una tienda de cómics especializada y que como súper amante de Marvel/DC de toda la vida, rara vez le gusta un cómic de Terror. Pues va el tío y me recomienda Los Dementes. Nerviosamente, me lo recomienda, como si estuviese rompiendo sus principios. Y os cuento: este colega no es un tontolaba cerrado de miras. Sigue a todo buen autor que se precie y ya desde que se publicó en USA viene hablándome de Los Dementes (The Unsound) el titulo que BOOM! Studios que ahora publica Norma Editorial. Un cómic que encantó a todo fan del género. El más atrapante y más primigenio que posee el ser humano. Ya lo dijo Lovecraft. Y mi colega el tendero dijo: ¡Pelotazo, nen! Así lo definió. Aunque también me dijo que Cullen Bunn como guionista siempre aporta un grado de humor negro a su narración, que es interesante experimentar esta conjunción que puede parecer sencilla, a priori, pero que no es del todo así.

Terror del bueno, señores. Los Dementes se desarrolla desde el punto de vista de Ashli Granger, una enfermera que comienza un nuevo trabajo en St. Cascia, un manicomio con más pacientes que personal y más misterios que ambos. Una atmósfera extraña en la que te adentras, extraña e inquieta donde Ashli te lleva de la mano, por lo que su miedo es el nuestro. ¿Lo importante en el género de Terror? Crear una atmósfera es clave en un cuento de terror y Jack T. Cole (el ilustrador) lo consigue. Lo es todo si encima es realista. En casi cada escena de Los Dementes obtenemos una versión distorsionada de la realidad pero lo suficientemente cercana como para ser inquietante. El apartamento de un vecino extraño, un viaje al trabajo poblado de vagabundos despotricando y un hombre que lleva extraños frascos de órganos. Madre mía… No recuerdo una historia en cómic que me diera tanto mal rollo. Una vez que llegamos al hospital, el ambiente (los tonos gráficos también) se vuelven grises y azules de la mano del ilustrador Jack T. Cole, que hace un gran trabajo para dotar a los pacientes como si fuesen seres de otro mundo. Donce los celadores pasan a ser personas de trajes oscuros y monstruos sin rostro burlones. Un lugar para mirar, observan, fuera de los diálogos que se están produciendo.

Adivinar quién está cuerdo y quién no.

¿Y por qué he pasado directamente a hablar del dibujo? Por que es lo que consigue de todas-todas increpar en esta historia. Ponerte de mal rollo, hacer que de vez en cuando, si estás solo en casa, mires por encima del hombro a esa esquina de tu hogar en la que antes no te habías fijado. Desde la primera entrada incómoda a St. Cascia, donde la prota encuentra una hoja de afeitar en recepción, Ashli tiene una inquietud que solo aumenta con cada interacción. Páginas de último capítulo que actúan como introducción a las imágenes inquietantes que te va entregando a la trama. El desconcierto de Ashli ante algunos hechos inexplicables (un adicto conducido por hombres extraños a habitaciones sin identificar, un paciente que siempre usa una máscara de plato de papel…); escenas que desconciertan tanto a la prota como al lector.

Un buen thriller psicológico en gran parte porque toca muchas pautas del género de Terror. Pacientes que afirman que no deben estar allí, el amable vigilante de seguridad, un misterioso médico-jefe que aún no ha sido visto. Pero el giro impresionante que toma Cullen Bunn es usar lo que podrían ser tropos básicos y convertirlos en algo nuevo y escalofriante. El guion de misterio y atmósfera de Cullen Bunn se fusiona terriblemente bien con el dibujo de Cole. Una cosa que hace muy bien Bunn también es, saber cuándo dejar el diálogo en segundo plano para dar paso a las imágenes. Que trabajen y actúen por su cuenta. Pero al final, el viaje al que lleva Los Dementes se convierte en un solo tema.

Un desenlace que comienza a tener sentido dentro del sinsentido.

Reseña: Yo, Vampiro (Integral), de Joshua Hale Fialkov, Andrea Sorrentino, Daniel Sampere, Fernando Blanco y Szymon Kudranski

Tras los zombies (que fueron los primeros monstruos con los que me topé cuando tenía casi cinco añitos), con los vampiros he tenido mis más y mis menos. Con ellos voy por épocas. Después de haber leído mucho-mucho sobre ellos, tanto historias basadas en hechos verídicos como de seres relacionados, teniendo en cuenta el país de procedencia de la leyenda; me he llegado a dar cuenta que me atraen más, o menos. Quiero decir, depende del lugar de donde provenga de la historia, el modo en el que se abarque el tema vampírico y la época del año en la que estemos, me entran bien o no. ¿Un ejemplo? La primera vez que lo intenté con Drácula, de Bram Stoker, fue un verano de mucho calor y lo leí a pie de playa. No me gustó, no entraba en sintonía (como digo yo), no me enganchaba la historia. Unos quince o veinte años después, lo intenté otra vez. Volví tremendamente excitado tras haber leído una maravilla de relato de Alexei Tolstói (primo del famoso), llamado La familia Vurdalak (1839). Una forma diferente de ver a los vampiros. Y así me quise enfrentar de nuevo al clásico por excelencia. Empecé un día gris y frío de noviembre y lo terminé una semana después, un día gris, lluvioso y oscuro de diciembre.

No pasó lo mismo con Yo, Vampiro. En su día, leí sus dos primeros números y me gustaron mucho. Pero no quise leer más. Algo que digo bastante es que a estas alturas veo rápidamente si una historia se puede seguir lentamente o si es mejor devorarlas de un tirón. Me ocurre con las series de TV. Y Yo, Vampiro «lo pedía». Nadamos en una época donde todos alucinamos con un tremendo mar de integrales que se publican casi cada mes y Yo, Vampiro tenía que leerse así. Pese a sus 19 números. Y mis ruegos llegaron de alguna forma al centro de mando de ECC Ediciones que acaba de publicar este mes esta maravilla de integral. Una obra de Joshua Hale Fialkov (He-Man y los Masters del Universo) y Andrea Sorrentino (Joker: Sonrisa Asesina), una tremenda obra en la que también participan Daniel Sampere (Flash), Fernando Blanco (Batwoman) y Szymon Kudranski (Superman). Y todo con una máxima en condicional que pone los pelos de punta:

¿Qué pasaría si la última esperanza de la humanidad fuese un vampiro?

Joshua Hale Fialkov ya me demostró lo que era capaz de hacer con horror puro en Tumor y Echoes. Pero cuando se publicó Yo, Vampiro se enfrentaba a una tarea abrumadora, a un frente de batalla casi perdida: los fans de Crepúsculo. En el deseo de DC de llegar a todas las audiencias, lanzaron esta serie con romance intrínseco entre vampiros para atraer a más adolescentes y madres de mediana edad que le hicieron ganar a Stephenie Meyer una fortuna. Pero lo que se le ocurrió a Joshua podría asustar a esas mismas personas que llevan camisetas «Equipo Edward Cullen».

Yo, Vampiro presenta un romance oscuro, sangriento y retorcido entre un vampiro (cazador de vampiros) y la Reina de la Sangre. Un enorme arco con subtramas que empieza con dos narrativas distintas que se superponen y se entrelazan. La primera muestra al vampiro Andrew convertido en cazador de vampiros matando seres de la noche, mientras que por otro visualizamos a la reina Mary debatiendo con él las diferentes filosofías sobre ser criaturas no-muertas y a la vez no morir en el intento. Ambos geniales para crear una atmósfera aterradora y temperamental por lo que se cuenta, pero la segunda historia termina siendo más interesante porque llega al corazón de cómo estos dos amantes se convirtieron en enemigos. Mary preferiría ser un monstruo chupa-sangre, orgullosa, egoísta como todo ser que sobrevive cual león en la sabana. Antes eso que ser un simple humano dócil con sus preocupaciones y vidas de mierda. Es entonces cuando Andrew se arrepiente de haberla convertido en lo que es y está decidido a matarla para salvar el mundo. Mientras tanto, los dos coquetean entre una poderosa tensión sexual similar a una tormenta que se viene hasta romper sobre sus/nuestras cabezas. Sensualidad y sexualidad de forma abierta antes de…

Una escritura hábil salpicada de información sobre los diferentes poderes y debilidades de los vampiros. Con el paso de las tramas establece un mundo de conflicto entre el bien y el mal, el amor y el desamor, la luz y la oscuridad. La sangre o la vida. Porque no tienen por qué ser sinónimos, si no se quiere. ¿O sí? Dos amantes que tienen mucho que decir en la DCU pese a ser una historia que se puede leer indistintamente y fuera de todo concepto súper-heroico. Aunque mola ver como Fialkov vincula sutilmente el eje de la trama de manera excitante poniendo a estos vampiros en desacuerdo con los héroes con capa que controlan el mundo.

Fialkov y Sorrentino han tomado los conceptos más inverosímiles y lo han convertido en éxito en este tochal que ningún amante de los chupa-sangres debería perderse. Se hace difícil no usar esta reseña como tributo para difundir el evangelio de Yo, Vampiro. Se hace difícil no elogiar la serie como testimonio de la calidad de unos creadores que parecen haber encontrado una armonía grupal para dicho trabajo. Un trabajo donde todos apuntan en la misma dirección. Pero tambíen se hace difícil no decir que el final de Yo, Vampiro, sobre todo, significa el último aliento del compromiso de DC con personajes que no pertenecen a la Liga de la Justicia…, con personajes que nunca se deberían olvidar.

Reseña: Sueños Pesados, de Alberto Breccia

Leer cómics de Alberto Breccia está dirigido más que nada a los que aman el arte. Especialmente, los que disfrutan del dibujo, la ilustración, de un lienzo. Para los que la asignatura Historia del Arte era un paseo en clase o una hora de agradable de ver cosas y aprender con algo que te gusta. Un paseo con buena temperatura por un parque. O un buen rato bien acompañado de la mano de tu pareja por un museo de grandes pintores. Alberto Breccia (1919-1993) era un autor de arte exquisito, de esos ilustradores que te preguntas si no estaban en el medio equivocado por el trabajo que hacían. Tener/leer/degustar sus cómics es puro deleite para los amantes de las imágenes evocadoras, y en especial, la acuarela. Aparte, en mi caso, tenía ganas de volver a Breccia -ahora que ECC Ediciones está publicando obras de este maestro en formato álbum europeo-, por que lo pasé realmente bien con ¿Drácula, Dracul, Vlad? ¡Bah…! (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2920), donde el autor hace alusiones a la obra clásica pero de un modo irreverente. Me gusta ese tono pero también me mola su modo de ver y adaptar las historias de Lovecraft u otros grandes autores del horror más clásico conocido.

En Sueños Pesados y pese a su aparente simpleza, lo primero que sorprende es la portada. Donde sabemos ya más o menos a lo que nos dirigimos: el cuento de horror basado en imágenes grotescas. Pero hasta que no abrimos el álbum no comenzamos a ver qué sucederá. Sueños Pesados es una recopilación de cuentos -de toda una serie de relatos ilustrados que se publicaron en la colección de Fantagraphics Books y An-Book y que en el país galo, por ejemplo, se llamó Cauchemars (Pesadillas). Historias creadas en 1981 en pleno top creativo de Breccia que realizó junto al guionista Norberto Buscaglia los cuales re-imaginan para la ocasión los cuentos La última visita de caballero enfermo, El anciano terrible, Mujima, El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde y La noche de Camberwell.

¿Os suenan? Más de uno conoceréis, estoy seguro.

Historias que son el soporte de un cuestionamiento metafísico de Breccia. Te vas dando cuenta con el paso de las ilustraciones, de los lienzos (por que casi cada viñeta lo es), que hay un mensaje intrínseco en la trama. En el dibujo. En los lienzos, se percibe un mensaje de que la vida es solo un reinicio eterno. Pero, ¿es un homenaje a las novelas y cuentos de los que se inspira? ¿Es solo una hazaña gráfica? Me da la sensación de estar ante historias que golpearon el corazoncito de Breccia en su día. De ser tramas que no pudo reprimir el deseo de ilustrar por tener personajes llamativos que nadan en una nauseabunda y maleable atmósfera. Personajes que se desprenden de ella.

El dibujo de Breccia es tan interesante como siempre y sabe cómo crear una atmósfera lúgubre para sus historias. De hecho, la “historia silenciosa” de este álbum es para pensarla o comentarla con alguien durante una taza de té. Un hombre que duda de su realidad, tres ladrones que planean robar el tesoro que un anciano guarda en su casa, un mercader se encuentra con una mujer que llora desconsoladamente, el amigo del Dr. Jekyll contando un encuentro que tuvo con Mr. Hyde y en Londres, un tipo que teme perder sus posesiones ante una situación extrema.

Cinco relatos que se quedan en el pensamiento.

Un álbum que se lee rápido y que se recomienda fácilmente.