Reseña: Bouncer (Edición Integral), de Alejandro Jodorowsky y François Boucq

Bouncer es un western tradicional que trae Norma Editorial en formato integral como novedad para el mes más corto del año. Estamos ante una nueva edición maravillosa e integral de esta aclamada obra de Jodorowsky y Boucq, que ya colaboraron en Cara de Luna (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2640), y que vuelven hacer un tándem perfecto de maestros del noveno arte. Pero Bouncer… what is… or who is? Bouncer es “portero” del saloon de Barro City. Bouncer es el que lleva el orden en el Saloon Infierno. Bouncer protege ese antro perdido de la mano de Dios en la ciudad de Barro City, en el lejano Oeste, mientras defiende la tierra de sus antepasados, un territorio donde los favores siempre se pagan con balas y sangre. Y, alternativamente verdugo o justiciero, Bouncer arrastra consigo un pesado y doloroso pasado familiar que nunca deja de atormentarlo. Secretos, tradiciones indias, minas de oro a explotar, chacales y buitres, todos los ingredientes están ahí para una muy buena historia dentro de otras que van surgiendo. Una obra soberbia porque en Bouncer el dibujo es suntuoso, realista, preciso y con detalles que hay que tomarse algo de tiempo para repasar. O nuevas lecturas para apreciarlos bien. Los colores en esta obra se convierten en olores que apestan a ese gran Oeste Americano donde se siente el polvo, la calor y la suciedad.

En este mundo violento, sin concesiones y sin remisiones, es donde Jodorowsky no aplica los buenos sentimientos en casi nadie. Es un universo tan duro y despiadado, una historia oscura bajo el sol occidental, muy real. Y tampoco os dejéis engañar por la aparente debilidad de Bouncer; un pistolero de un solo brazo, golpeado hasta la saciedad tanto moral como físicamente. Es un tirador formidable. Y cuando su sobrino que se ha quedado huérfano le pide ayuda, vuelve a reconectarse con su doloroso pasado. Él y sus dos hermanos son hijos bastardos de una prostituta deambulante, con la que han cometido muchas fechorías. El último provocó la dislocación de la familia mientras peleaban por un diamante. Uno terminó ciego, el otro hijo de mala madre y la respectiva, se suicidaron. ¿Linda familia, no? A esto sumad, varias aventuras entre las que destaca el intentar dilucidar sobre una serie de asesinatos que se han dado en el pueblo en los últimos tiempos. Todos asesinados por la mordedura de una serpiente…, en teoría.

Pones la banda sonora del gran Ennio Morricone, te sientas en tu sofá de lectura favorito y en nada te transportas con este tomaco a un spaghetti western oscuro y violento con los peores forajidos del Lejano Oeste. Tramas que hacen mella. Y no vamos a decir que es una obra original pero, ¿qué obras originales con el Far West como telón de fondo existen?

Los escenarios salvajes con la salsa picante del Monument Valley son fantásticos y los personajes tienen caras sucias, siniestras, realmente terribles que son cinceladas por el sol. Tenemos la carne picada de siempre. Balas sobrevolando cabezas. Un ritmo trepidante que rara vez descansa con violencia desatada casi en cada página. Tenemos aquí también a un Boucq muy, muy grande, quizás en la cúspide de su carrera de ilustrador. El dibujo de Boucq es increíblemente preciso cuando se trata de paisajes pero también tiene ese don para hacer rostros inolvidables. Un cómic que es una delicia para los ojos.

Os hablé en su día de cómo el western se había convertido en mi segundo género favorito. Los tres primeros arcos de Bouncer son un claro ejemplo del porqué de ello. Del encanto que puede llegar a tener este género inmortal al que tanto me he enganchado. Maravilloso, maravilloso, maravilloso.

Reseña: Morgana, de Kansara y Fert

Morgana es un viaje estético y una relectura muy personal del mito artúrico que nos ofrecen los autores Simon Kansara y Stéphane Fert. Y francamente, caminé en la historia. Ya no recuerdo exactamente la trama artúrica original tras tantas versiones fílmicas o desvaríos en literatura y cómics que sólo arrastran a lo esencial. Pero me gustó de este álbum que recién publica en nuestro país Nuevo Nueve Editores, que estamos ante una versión en viñeta donde sólo se aprecie la oscuridad de los sentimientos, la rabia de Morgana y la derrota de Merlín… ¿Spoilers? Vamos people que no se diga, que no sabéis nada de nada de este tema porque entonces ya el tema spoilers es para pegarse un tiro.

O un flechazo, en este caso.

En Morgana tenemos un cómic de dibujo tan moderno y oscuro, que para mí enncaja a la perfección con esta “insólita” historia. Y aunque tuve a priori un pensamiento ligeramente negativo sobre el dibujo de Fert, que no es necesariamente el estilo adulto, rápidamente, mis prejuicios desaparecieron ya que la fuerza y la belleza del diseño del álbum, en general, terminaron por dominar todas las demás consideraciones.

La elección de los colores dominantes es imponente.

¿La trama? Lo que os decía. Se revisita el universo artúrico aprovechando bien los personajes célebres de estas historias, los lazos que los unen o los desunen, mientras se desvían ciertos temas, añadiendo en medio de todo, diálogos irónicos que me sacaron alguna que otra sonrisilla. Pinceladas de humor que gustaron porque es rarísisimo encontrarlo en este tipo de historias. A mi entender dan vida a la trama y armas a esta Morgana, cuya venganza da alas a la voluntad femenina en un universo donde, a pesar del amor cortés que se suele esgrimir, la mujer suele estar presente únicamente como cómplice. Casi se podría culpar al guionista de haber llevado a cabo un reequilibrio demasiado brutal, ya que ningún hombre sale ileso de este juego de masacre tan misándrico. Por lo que tenemos un mini-joyita que ningún amante del mito artúrico se debería perder. Realmente disfruté esta versión moderna y feminista de la leyenda de los Caballeros de la Mesa Redonda. La narración es excelente y la forma en que Simon Kansara logra invertir el ángulo de visión de la leyenda, nos permite transformar por completo nuestra visión de Morgana.

Un álbum a descubrir por su modernismo, humor y singularidad.

Reseña: Serena, de Anne-Coraline Pandolfo, Terkel Risbjerg y Ron Rash

He aquí un álbum que desarrolla una extraña historia, en torno a una mujer tan fuerte como enigmática (e inquietante), con además una relación igualmente extraña entre esta mujer (Serena) y su marido. Una historia que agradecí que no se me entregara “todas las llaves” de la mansión argumental que propone, quedando cierto misterio, misterio acentuado por la presencia del alma maldita de Serena. Una señora que realiza sus bajas obras y por tanto la mirada (especie de jorobado manco ante la tez lívida y rostro dañado) signo de la presencia diabólica que es. Además, ¿no es el pelo rojo de Serena la marca del diablo como pensaban muchos en la Edad Media?

El hecho de que la historia transcurra en USA durante la Gran Depresión de los años 30, con sus desgracias laborales y costumbristas (lo vemos aquí con estos pobres trabajadores arriesgando sus vidas para ganar unos míseros) refuerza el lado oscuro de la historia. Por lo tanto, Serena está habitada por una ambición fría, que la hace rechazar todo lo que pueda interponerse en su camino, y yendo hasta el final, ya sea para hacer borrón y cuenta nueva en torno a su marido, sus inversiones en tierras (ver deforestación frenética, que va de la mano mano con la acumulación de muertes que cada vez parecen menos naturales); y si al principio esta chica trabajadora fascina y atrae, rápidamente perdemos la empatía que sentimos y aparece resaltando su lado más oscuro cautivando al lector de un modo pocas veces visto en un cómic.

La frialdad con que se presenta (incluso con su marido) da la impresión de que lleva una máscara. Serena es una especie de personaje de teatro antiguo, carácter enigmático y enfermizo, Serena destila a su alrededor un veneno que actúa con mayor o menor rapidez pero que termina funcionando. Como lectores vais a tomar gradualmente conciencia de su efecto y no solo en el ambiente inquieto que deja durante la lectura sino en la trama que termina por ser un historia súper interesante hasta el final.

Una adaptación de una novela de Ron Rash (no conocía a este autor y no puedo decir si supera o no la inspiración original), pero un álbum que conserva la profundidad psicológica que muchas veces se pierde en la transición de novela a cómic. Estoy seguro sin haber leido la novela. Tenemos un escenario oscuro y triste, solo iluminado por el cabello rojo de Serena. Una trama que se extiende sobre las llanuras del Lejano Oeste, en medio de la tala constante de árboles, en pleno apogeo cuando todo era barato excepto para el pobre o el indígena despojado de su tierra.

Inquietante obra, con la que se cierra la garganta en más de una ocasión. Lo simple pero efectivo de su dibujo me encanta. Nueva joyita de la BD publicada en nuestro país por Ponent Mon.

Reseña: Klimt, de Cornette y Marc-Renier

A mi chica, mi novia, la que es desde hace casi veinte años mi mujer, no le gustaba mucho estudiar Historia del Arte en el instituto. Sin embargo, siempre estuvo enamorada de un lienzo. Un cuadro de Klimt que se llama El Beso. ¿Por qué cuento esto? Muy fácil. Para mostraros la belleza de la cultura, lo que siginifica para todo ser viviente, pese a que no seas forofo, ni fan, de un tema. Desde entonces, en casa tenemos un cojín en el sofá con la representación del lienzo de Klimt. También le regalé unos pendientes y un colgante con esta misma ilustración. No nos gusta mucho El Retrato de Adele Bloch-Bauer (también conocida como La dama dorada o La dama de oro) porque es un rostro, una pintura que da cierto miedito. Pero sí que nos encanta también Danaë. Un óleo de Gustav Klimt, creado en 1907 que es ejemplo del simbolismo, la excelencia del amor divino, la trascendencia, la belleza del cuerpo de la mujer. Decidme ahora entonces si no era vital para mí, leer, degustar y reseñar, en esta magnífica colección que está publicando Norma Editorial sobre grandes pintores, autores de renombre en formato cómic; si no era súper indispensable ponerme con Klimt. Todos los matices de la vida de este genial artista en un cómic inolvidable como bien alega su sinopsis editorial.

Este es el retrato de un pintor bohemio que amaba el arte tanto como a las mujeres. Vivió en Viena, inmiscuido entre la rica burguesía y muy cerquita del famoso doctor Sigmund Freud. Conoceremos en este cómic cómo pintó su cuadro más famoso (El Retrato de Adele Bloch-Bauer), de la que hay que decir que su esposo era un rico mecenas de la industria azucarera. Y mientras leía el cómic me pregunté dónde había visto esta pintura recientemente. Y fue en la película La Dama de Oro con la excelente Helen Mirren, porque esta obra había sido confiscada por los nazis durante su locura asesina contra los judíos. Y es que fue necesaria una larga batalla legal a finales de los 90 para que la heredera recuperara la posesión de la propiedad robada (posteriormente otorgada por 135 millones de dólares a Ronald Lauder, el propietario de los cosméticos Esthée Lauder). Pero en lo nuestro, me encuentro que el guión del cómic describe bastante bien la fase de composición con esta reina egipcia cubierta de oro y joyas suntuosas. Es cierto que hay algunas fases ligeras, pero la lectura del cómic es una trama agradable de principio a fin.

También ayuda conocer a Gustav Klimt, cuya fama se elevó bastante tras su muerte (como suele pasar en la raza humana). Vivió un estrepitoso escándalo durante la exposición en 1901 de su cuadro Medicina, que fue criticado por la crítica, nunca mejor dicho. Obviamente, pero también curiosamente, los médicos tenían un problema con las mujeres desnudas. Por Filosofía, Klimt ya recibió palos por todas partes por plasmar gente desnuda abrazándose en una especie de orgía desbocada. Ochenta y siete profesores universitarios incluso presentaron una petición ante el Ministerio solicitando quitar sus pinturas de ciertos sitios, así que el artista no lo tuvo fácil para que aceptaran Medicina, más aún cuando repitió el concepto de cuerpos flotantes (la vida), un esqueleto (la muerte) y la figura femenina que representa a Hygeia, diosa de la curación, la limpieza y la sanidad (de ahí viene la palabra «higiene»). Vestida con una túnica decorada al estilo Klimt, la diosa tiene una larga serpiente enroscada en su brazo derecho que bebe de su copa. Nos mira de forma solemne y nos da cierta seguridad. Es una maravilla. Pero hay friends, los conservadores…

Este cómic vuelve a ser maravilla para mí por muchas cosas. Es la esencia del arte dentro del noveno arte. En términos de diseño, podemos arrepentirnos de los colores demasiado apagados pero el resto, el contenido y gran parte del continente, es bastante satisfactorio. Cada vez más enamorado de esta colección que Norma Editorial está editando. Además, Klimt sigue siendo noticia a día de hoy porque dos jardineros han encontrado una de sus obras que fue robada hace casi veinte años.

Pasen y vean, como se decía antes en los museos.

Reseña: El Pintor Forajido, de Frantz Duchazeau

Mezclar arte y belicosidad en un cómic es algo que no había visto… o no recuerdo haber visto nunca. Y poco menos que un autor francés para hacer esto bien, ¿no? Ya la portada de El Pintor Forajido atrae bastante y por eso, y un poquito más de tema histórico, me interesé por el álbum recién editado por Ponent Mon en nuestro país de la mano de Frantz Duchazeau.

El álbum comienza con un hecho histórico significativo, el regicidio del pueblo francés y su joven República. Están allí los mirones, los curiosos y varios pintores y diseñadores para congelar este momento en la memoria. La guillotina se destaca sobre un gran tablón en ángulo bajo. En el campo reina cierta anarquía, la muerte del rey no ha solucionado nada porque el pueblo sigue hambriento a pesar de la caída de la monarquía y los bandoleros son legión. Es en este contexto que descubrimos a Lazare Bruandet (un pintor desconocido para mí), un tipo grande, cojo, con una mirada un poco loca que de repente tira a su mujer por la ventana. Gesto que le llevará a huir a Fontainebleau e inmiscuirse entres sus bosques. Zona que conoce bastante bien, por cierto. Donde resurgen recuerdos de la infancia, tanto los buenos como los muy malos, a la vez que una tropa soldados llega a casa de su madre…

Un cómic que muestra escenas y crea tensión a menudo que avanzas. Viñetas por página, algunas silenciosas, que proliferan momentos de incertidumbre sin tener que aportar una sola palabra. Que permiten a su vez contemplar la hermosa naturaleza de los parajes que se recorren. Me gusta mucho el estilo de dibujo de Frantz Duchazeau, los colores también quedan muy bien. Un buen rato leyendo sobre los pasos de este pintor un tanto torturado y una historia que marca y renueva tus ganas por saber más del momento histórico que se refleja.

Frantz Duchazeau se inspira en la tumultuosa vida de un pintor desconocido, Lazare Bruandet (1755-1804), inmerso en la agitación de la Revolución, para pintar un retrato de este pintor fuera de la ley. ¿Pintor fuera de la ley? Pero todo parece relativo dado el caos que reina en París y en el campo. Una violencia omnipresente que tocó a Bruandet desde la infancia y que sin duda contribuyó a forjar su personalidad desmedida en muchos aspectos. Pues el pintor maneja la espada como el pincel y rechaza las convenciones de la pintura de su tiempo. Además, aspira únicamente a practicar su arte sobre el terreno. Una tierra lamentablemente invadida tanto por bandoleros como por las diversas facciones revolucionarias. Pero Frantz Duchazeau tiene la osadía de tomar como héroe de su historia a un personaje que no es simpático ni entrañable, pero que en cierto modo resulta eco de su tiempo. Seguimos sus andanzas con curiosidad, descubriendo poco a poco lugares de su infancia a los que regresa mientras asume de algún modo el papel y los excesos de un pintor maldito.

Brindo por esta elección de Frantz Duchazeau de presentarnos un álbum y un personaje fuera de lo común y hacernos querer saber más sobre el auténtico Bruandet. ¿Pintor loco? No sería el primero ni el último.

Aunque se maravillosa que la naturaleza que lo rodea le inspire para nuevas pinturas.

Reseña: Super Agente 327 (1986-2001), de Martin Lodewijk

Super Agente 327 fue un cómic ideado por Martin Lodewijk en 1966. Está considerado uno de los personajes más famosos del cómic holandés. Ni que decir tiene que hace una gran referencia al personaje televisivo de moda por entonces como era el Superagente 86. Sin embargo, tiene ciertos puntos de humor bastante diferentes, una de las más mordaces parodias del género de agentes secretos, protagonizada por el as de los servicios secretos de los Países Bajos, el audaz aunque a veces desmañado Enrique Panférreo.

Este quinto volumen integral recoge más misiones de un héroe (a veces, antihéroe), que a poco que lo conozcáis y os gusten las historias policíacas y de espías, os va a enamorar. Durante más de cuarenta años, Martin Lodewijk (1939-) ha estado escribiendo y dibujando las aventuras del agente secreto Hendrik IJzerbroot, más conocido por su nombre en clave Agente 327. Cada vez que amenaza peligro, es enviado para garantizar que la población neerlandesa pueda volver a dormir en paz. Hendrik lanzó la primera aventura en el ilustre semanario de cómics Pep, en respuesta al exceso de películas y series de televisión de espías que aparecieron a mediados de los 60. Series como Get Smart y por supuesto las películas de James Bond. Sin embargo, Lodewijk no se basó en James Bond, como muchos suponen, sino en la serie de televisión estadounidense Peter Gunn (dirigida por Blake Edwards); serie que nunca se emitió en Países Bajos, pero Lodewijk leyó sobre ella en la revista LIFE y vio en Gunn la apariencia ideal de Panférreo.

Para con la obra Lodewijk realizó relatos breves de cuatro páginas cada uno (veintiuna en total), pero en 1968 incursionó por primera vez en un relato largo (Dossier Stemkwadrater), que también apareció en Pep. Si bien las tramas son aventuras o desventuras de naturaleza anecdótica, esta larga historia le permitió disfrutar del personaje y de una larga serie de bromas y referencias al género de espionaje que encandiló a muchos y le dio fama a la obra a nivel europeo. Por ejemplo, el villano de la historia se llama Dr. Tal vez… (ya existía un Dr. No, ¿no?) E incluso un Dr. Yes. A partir de ese momento, Lodewijk haría principalmente historias largas, ambientadas en todo el mundo y esas son las historias a las que estamos llegando ya en estos integrales que tan maravillosamente está publicando Dolmen Editorial en su genial colección de cómic europeo Fuera Borda.

Este nuevo tomo Super Agente 327 (1986-2001) contempla La bomba olvidada, La ruta de la tortuga, La caja negra y Cacoína y comandos. Cuatro nuevas historias que llevará a nuestro héroe junto a la atlética, avispada y buenorra Olga Lawina, a los más recónditos lugares del mundo, desde la república exsoviética de Zappingstán hasta las selvas inexploradas de Marijuania; donde habrán de cumplir las más insólitas misiones. Un tomo que además incluye un extra que es “el cómic más pequeño del mundo” y nuevas muestras del talento gráfico de ese genio de la historieta holandesa que es Martin Lodewijk.

El Superagente 327 está de vuelta. Yo es que no puedo perdérmelo. Otro buen integral de cómic europeo que ya forma parte de las delicias con las que pueblo mi cómicteca.

Un gran momento comiquero que estamos viviendo.

Nunca me cansaré de decirlo.

Reseña: Enemigos, de Kid Toussaint y Tristan Josse

Enemigos nos mete de lleno en la Guerra de Secesión o Guerra Civil Estadounidense (American Civil War). Fue un conflicto bélico librado en USA que duró entre 1861 y 1865, como resultado de una controversia histórica sobre la esclavitud, guerra que estalló en abril de 1861, cuando las fuerzas de los Estados Confederados de América atacaron Fort Sumter en Carolina del Sur. Poco después de que el presidente Abraham Lincoln asumiera su cargo. Los nacionalistas de la Unión proclamaron lealtad a la Constitución de los Estados Unidos y se enfrentaron a secesionistas de los Estados Confederados, que defendían los derechos de los estados a expandir la esclavitud. Se estudia bastante si has nacido allí. Pero en Enemigos, el nuevo integral de cómic europeo que recién publica Ponent Mon, la historia nos lleva al momento exacto en el que el ejército del norte tiene ventaja sobre los del sur, y una compañía de caballería rebelde acosa su retaguardia y se convierte en un obstáculo del que no se pueden librar.

El tema es que como no puede quedarse sin demasiados hombres, un coronel yanqui envía un pequeño comando para arreglar la situación. El teniente a su cabeza solo podrá contar con un grupo muy heterogéneo de cinco soldados, bastante lisiado y de comportamiento algo excéntrico. Y va un niño en el lote. Y como si no fuera ya suficientemente complicado, parece haber un traidor entre ellos. Pero… ¿solo uno? ¿En serio?

En este curioso guion de Kid Toussaint, encontré un dibujo de Tristan Josse, maravilloso. Uno que me recuerda a Munuera, aunque su línea es menos fluida. Tiene la ventaja de saber ilustrar puestas en escena dinámicas y emocionantes, que es lo que una historia así necesita. Con colores muy agradables, en los mismos tonos luminosos al estilo del famoso Casacas Azules, colección que si también lleváis adelante, estaréis pensando constantemente en ella por tratar el mismo  contexto.

Pero en Enemigos, una banda de seis bastardos, todos con sus características bien definidas y todos escondiendo sus pequeños secretos, va a dar mucho juego. Es una trama digna de ser llevada al cine por Quentin Tarantino. Sabes que algo duro se está gestando, pero cuando empiezas a leer la historia paralela donde los soldados que permanecieron en el campamento apostaron sobre quién podría ser el traidor entre ellos, ahí es ya cuando empiezas a escamarte sobre el suspense que mantendrá toda la historia. Mientras tanto, nos dejamos gratamente engañar y seguimos sus aventuras que acaban siendo una carrera de ratas salpicada de agua y piedras por los parajes salvajes preciosos con los que cuenta América del Norte…

Todo al mismo tiempo sazonado de un ligero humor.

Aunque encontré un detalle que me entristeció. Pues soy muy pejiguera con el tema de los contextos históricos detallados y aunque se metan en un cómic de humor, la referencia siempre debe ser verídica si no se explica lo contrario. Me refiero en este caso a que, NO SE PUEDE representar el puente de Brooklyn en Nueva York, años antes de construcción. Aun así, un cómic que gusta leer, que se disfruta bastante y se lee de un tirón. Un recomendable 2×1.

Reseña: Barrio Western, de Téhem

En Barrio Western, el referente del cómic franco-belga Téhem, relata de algún modo su infancia en la isla de La Reunión a través de una road-movie con animalejos que dejará sin aliento a más de uno. Falsamente ingenuo a través de personajes animales, esboza con precisión todas las etnias y utiliza un enigma digno de thriller en el que nos adentramos en una sociedad criolla compleja y multicolor con un suspense en la trama que nos mantendrá en vilo hasta la última página.

Eso cuentan, pero es verdad. Es el típico cómic que sorprende porque su apariencia para nada es lo que es. En el mes de septiembre de 1976, un pequeño barrio cobra vida. En la isla de La Reunión existe una tiendecita que también sirve como bar, comandada por Serge, el cual ama ser fotógrafo en su tiempo libre. Y es que después de haber inmortalizado a algunos habitantes en su postura favorita, espera que sus imágenes se publiquen en la revista del pueblo.

También conoceremos a Titi y Gérard, dos niños traviesos que nunca pierden el ritmo y que van a tener problemas con el sacerdote. También están Céline y Angélo que sueñan con irse de la isla y volar a París para no volver… Y debéis poner especial atención a monsieur Turpin, el jardinero, que… ¡Se va a encontrar con fantasmas! Conoceremos a otros muchos habitantes y viviremos con ellos los momentos que la vida la ha otorgado. Ti-Catorce, madame Massain y su hija o incluso Cazanove…, todos vivirán un día agitado e inolvidable.

En Barrio Western, Téhem nos ofrece un álbum que es como mínimo atractivo. En el prólogo ya presenta a unos pocos personajes que enamoran, luego tres capítulos dan voz a unos pocos y finalmente el último reúne a todo el barrio. Así, a veces, somos testigos de la misma escena pero vista desde una perspectiva diferente. Esto bien hecho -como en este caso-, es un recurso literario que me encanta. Entre robos, persecuciones, peleas, «fantasmas», este barrio de la capital de la famosa isla de dominación franca está lejos de ser tranquilo.

Barrio Western es, en definitiva, una tragicomedia donde el conocido autor de la BD demuestra un realismo que es a la vez triste, chirriante pero también divertido. Sometidos a la pobreza y al racismo, estos habitantes (todos personajes antropomórficos), resultan, sin embargo, entrañables, a pesar de los actos reprobables de algunos. Téhem esboza con precisión a todos los grupos étnicos y nos sumerge en el corazón de un distrito animado digno de film… para adultos. Sobre todo, por el trasfondo de ciertos asuntos donde los lectores más experimentados serán los primeros en pillar las indirectas que transmiten las diferentes escenas. Guión perfectamente dominado y diseño de lo más encantador.

Otro acierto de Nuevo Nueve Ediciones.

Reseña: Corto Maltés. La Juventud, de Hugo Pratt

Gracias a Norma Editorial tenemos cada poquito nuestra ración (o tapa, en este caso) de Corto Maltés. Escrita y dibujada por Hugo Pratt y luego preeditada, La Juventud vuelve a estar en librerías. Se podría considerar la primera aventura del héroe, ya que transcurre al final de las hostilidades de la primera guerra ruso-japonesa de 1904-1905. Época en la que Corto tenía tan sólo diecisiete añitos y se encontraba en Mukden, Manchuria, cerca de la frontera con Corea. Una fantástica idea de Hugo Pratt que le lleva a proponer al personaje como amigo del escritor Jack London, entonces corresponsal de guerra en el The San Francisco Examiner.

Y donde conoce por primera vez a Rasputín.

En la trama, los japoneses están a punto de derrotar a la Rusia zarista. El final de la guerra está cerca. Los rusos se rinden y se extienden las órdenes de alto el fuego. Pero en Port-Arthur, los francotiradores siguen resistiendo. En el frente de Mukden, un oficial ruso de las tropas siberianas no quiere saber nada, y furioso, sigue disparando contra líneas enemigas y no duda en volverse contra sus superiores. Para evitar la condena que le espera, deserta vistiendo un uniforme del Ejército Imperial Japonés. En su huida, encuentra refugio en un cuartel de la Cruz Roja donde conoce al periodista y corresponsal de guerra Jack London. Rápidamente descubierto por los japoneses en vista de su atuendo robado, el fugitivo, responde al nombre de Rasputín. Y es llevado bajo custodia militar, sospechoso de deserción y asesino de soldados de su propio bando… Más tarde, London “hiere” el honor de un teniente japonés y se enfrasca en un duelo casi perdido con un especialista en artes marciales. Testigo del asunto, Rasputín quiere huir a Manchuria lo más rápido posible para preservar su vida. Pero se topa con un joven amigo londinense que quizás podría ayudarle a escapar vía marítima…

Analizando la historia, Pratt aprovechó en La Juventud para varias cosas. En primer lugar para dar un paso al frente y presentarnos lo proactivo que ya era Corto en sus años mozos. Después Pratt presenta a Jack London, con lo que nos hace saber que tenía intención de meter personajes históricos reales en las aventuras del marinero. Además de que London fue uno de los escritores más importantes de la formación de Pratt, no obstante, se da a entender que no está de acuerdo con los intentos de ciertos intelectuales de izquierda que quisieron recuperar a este autor con el pretexto de que denunciaba la explotación capitalista. Y eso que el maestro italiano señala que London también era racista por desear la victoria de los rusos en la guerra de Manchuria. Pero los que también amamos el trabajo de London (especialmente, sus libros de aventuras como Colmillo Blanco), vemos que en realidad su aparición es una oda a su obra en calidad de maestro en palabras, diferente y raruno en pensamientos para con él.

Siempre en el tema literario (que es lo que a mí me importa), mola ver que Corto planea descubrir las minas del rey Salomón, las que están en el corazón de la famosa novela del escritor inglés Henry Rider Haggard. Y así este álbum, se podría decir que inicia el ciclo romántico que narra las aventuras del cazador Allan Quatermain, inspirado en el explorador Frederick Courtney Selous, a quien Pratt conocía muy bien.

¿La Juventud? Pues indispensable, como indispensable es tener toda la colección del marinero más famoso del noveno arte.

Reseña: La Vuelta al Campo, de Jean-Yves Ferri y Manu Larcenet

Hacía mucho tiempo que no me había reído tanto con un cómic. Y eso me recordó que tengo que volver a los álbumes buenos de Gaston Lagaffe, aquellos que con su lectura te sientes rejuvenecer. Son historias que se reflejan muy bien en cómics como La Vuelta al Campo, de Larcenet y Ferri. Evocan lo mismo. Muestran unos muy agradables personajes (en este caso, atípicos rurales) y divertidísimos que con apenas cuatro detalles se grabarán en tu memoria para siempre. Además de Madame Mortemont, en La Vuelta al Campo, el personaje del ermitaño es magnífico. Recuerda muy mucho al personaje del gobernador en las novelas de Carl Hiassen…

La Vuelta al Campo es una oda a esos compradores de edificaciones arruinadas campestres que con dos tablas, un martillo y unos clavos… cambian su mundo de un día para otro. De los que pueden ser felices hasta el día de su muerte solamente sembrando patatas y recogiendo rábanos. Los dos amigos que son Ferri y Larcenet se encuentran por primera vez en esta serie y se puede sentir la complicidad entre autores. Cómic que estructurado en pequeños bocetos de media página cuentan una historia llena de metáforas, a grandes rasgos, la historia de una pareja neorural que intenta adaptarse a su nuevo entorno; decoración bucólica y aislada, vecinos «rústicos»… Y no sé hasta dónde llega Larcenet en el sentido autobiográfico. Pero es él -o un duplicado de él- quien se pone en escena, no convencido de haber tomado la decisión correcta, el cual siguiendo a su novia loca por vivir en un entorno natural y tener un niño; todo resulta fácil y difícil a la vez. Y es que, a veces, hay que luchar por los sueños de otros, ¿no? Por eso diría que Manu Larcenet se abre en canal contándonos su vida en La Vuelta al Campo. Y si no todos los chistes son divertidos, hay una coherencia entre todos ellos, lo que provoca un conjunto de anécdotas chulo y divertido. Algunos buenísimos como cuando «Manu Larssinet» tiene que dibujar el famoso cartel de la fiesta del cerdo del pueblo… Descojone completo.

El equilibrio entre el humor y las reflexiones sobre la vida que encontraréis aquí, agrada mucho. Me atrevería a decir que ningún lector se arrepentirá de haber comprado este magnífico integral que se acaba de marcar Norma Editorial. Un compendio de gags inspirado en la vida real de unos personajes que ansían lo que muchos: vivir en el campo. Tranquilidad, no estrés, paz fuera ruidos y gente que se odia con la mirada…  Empeñarse en vivir.

Para más inri, el estilo de dibujo empleado por Larcenet en esta serie, aparentemente simple, parece perfectamente dominado y lleno de dotes expresivos. La belleza de la simpleza. Para mí, es uno de los mejores dibujantes de este estilo del gremio actual. El diseño de Larcenet es reconocible y eso es lo que destaca a un artista.

La Vuelta al Campo comprende una serie de álbumes que ahora se recogen en un magnífico integral. Un cómic fresco y de buen rollo, es la máxima que me viene a la cabeza para esta serie (bastante cercana en ciertos aspectos autobiográficos a otra serie de Larcenet (Los Combates Cotidianos: https://www.normaeditorial.com/ficha/comic-europeo/los-combates-cotidianos-01), aunque menos seria. Así que, recomendable, recomendable, recomendable.

El guionista de la nueva etapa de Astérix (Jean-Yves Ferri) y el dibujante Manu Larcenet (Los Combates Cotidianos, El informe de Brodeck) firman una comedia desternillante que gira en torno a la dicotomía entre la ciudad y el campo. Maravilloso relato costumbrista.