Reseña: Krieg Machine, de Jean-Pierre Pécau, Mavric, Andronik y Fernandez

No digáis que no atrae una serie de cómics basada en tanques específicos o máquinas de guerra que tuvieron su historia en particular durante la Segunda Guerra Mundial. Algo chulo y original, al estilo de aquel film llamado Fury (Corazones de Acero) donde Brad Pitt y toda su tropa nos hacía amar los tanques de una forma distinta. Tras Esta Máquina Mata Fascistas (https://www.normaeditorial.com/ficha/comic-europeo/maquinas-de-guerra/esta-maquina-mata-fascistas), Norma Editorial vuelve a publicar otra chulada de álbum como es Krieg Machine. Otro de los titulos donde Pécau y Mavric relatan una nueva historia donde hombre y máquina tienen su historia. ¿Y ahora? Ahora le toca homenajear a la obra de arte tecnológica que era el Panzerkampfwagen VI Tiger alemán. Desarrollado por la industria de guerra nazi, una de las máquinas más temidas por los Aliados. Capaz de derrotar a todos los otros tanques (así de claro), el Tiger entró rápidamente en la leyenda de los carros blindados. Y hablo con conocimiento de causa por que este que os habla, hizo maniobras en uno de ellos durante mis años en el ejército profesional. Aunque no uno exactamente como se describe en Krieg Machine, sino la copia americana que se hizo años después. Ya sabéis, USA y la U.R.S.S rápidamente copiando lo que los nazis idearon.

Krieg Machine nos traslada a 1942, a Renania, en el norte de Westfalia, donde Otto Von Sholtiz y Kurt Seibel se encuentran en el centro de entrenamiento de tropas blindadas en el castillo de Paderborn. Lugar donde se hará la presentación del último tanque de la Panzerwaffe. Por fin se puede mostrar al mundo, el famoso Tiger. Un máquina que es una bestia que devorará el alma de toda tripulación que se meta dentro y se fundirá con una ideología nazi poderosa, celestial, que los llevará a ser, allá por donde vayan, invencibles. Y al igual que el primer tomo, este álbum parece contar una historia sobre la Segunda Guerra Mundial, que es mucho más que eso. La originalidad aquí es haber colocado una máquina en el centro de la historia, un tanque, el mejor tanque que ha conocido y creado el ser humano, para después ponernos en la piel de los dos protagonistas. Pues más que una docuficción sobre el conflicto, o sobre la máquina, trata, sobre todo, la relación fusional entre hierro y carne que hay con sus porteadores. Con un dibujo curioso que aplica un animismo fantástico e ¿improbable? Pero que la máquina Krieg fue capaz de realizar…

Los dos años de invencibilidad de esta gran y malvada bestia favoreció el surgimiento del afán de muchos por estas maravillas de la ingeniería industrial de la época. Permanece, a día de hoy. Eso si, un álbum que se centra en la tripulación: un capitán, hechizado por su morbosa misión, y un ayudante, fiel “escudero” que pierde ilusión con cada avance. Seguimos a ambos desde 1942 hasta 1945, hasta un final crepuscular y apocalíptico.

Para el recuerdo.

Que me ha provocado sensaciones extrañas. Krieg Machine muestra un clasicismo desgarrador. La historia cuenta con una serie de explosiones «magníficas», cargas «heroicas», crímenes de guerra y una fascinación inquietante por los valientes petroleros germánicos que tanto miedo dieron a las naciones ganadoras del conflicto.

El dibujo de Sénad Mavric y Philip Andronik (dos chicos bosnios) es realista y tira bastante a film clásico. Además, de estar muy bien documentado, como pega, no me gustó que en algunas partes del cómic algunos rostros fueran esbozados apresuradamente. Como si hubiera prisas.  Eso no me gustó, por que hablamos de un cómic de la BD, donde el detalle debe ser una virtud casi impuesta. Pero, en definitiva, una gran historia del maestro Jean-Pierre Pécau que se basa muy mucho en los personajes.

Segundo de cuatro álbumes muy recomendables y de tramas independientes. Ideal para todo lector de cómic bélico. Se aprende bastante, esplende la sensación de estar allí y seguramente provocará que quieras saber más de esta poderosa arma y sus usuarios.

Reseña: Los Dementes, de Cullen Bunn y Jack T. Cole

Y ahora uno de Terror. Un cómic de Terror por Cullen Bunn. El guionista de moda. Aunque esta recomendación en realidad viene a través de un colega que tiene una tienda de cómics especializada y que como súper amante de Marvel/DC de toda la vida, rara vez le gusta un cómic de Terror. Pues va el tío y me recomienda Los Dementes. Nerviosamente, me lo recomienda, como si estuviese rompiendo sus principios. Y os cuento: este colega no es un tontolaba cerrado de miras. Sigue a todo buen autor que se precie y ya desde que se publicó en USA viene hablándome de Los Dementes (The Unsound) el titulo que BOOM! Studios que ahora publica Norma Editorial. Un cómic que encantó a todo fan del género. El más atrapante y más primigenio que posee el ser humano. Ya lo dijo Lovecraft. Y mi colega el tendero dijo: ¡Pelotazo, nen! Así lo definió. Aunque también me dijo que Cullen Bunn como guionista siempre aporta un grado de humor negro a su narración, que es interesante experimentar esta conjunción que puede parecer sencilla, a priori, pero que no es del todo así.

Terror del bueno, señores. Los Dementes se desarrolla desde el punto de vista de Ashli Granger, una enfermera que comienza un nuevo trabajo en St. Cascia, un manicomio con más pacientes que personal y más misterios que ambos. Una atmósfera extraña en la que te adentras, extraña e inquieta donde Ashli te lleva de la mano, por lo que su miedo es el nuestro. ¿Lo importante en el género de Terror? Crear una atmósfera es clave en un cuento de terror y Jack T. Cole (el ilustrador) lo consigue. Lo es todo si encima es realista. En casi cada escena de Los Dementes obtenemos una versión distorsionada de la realidad pero lo suficientemente cercana como para ser inquietante. El apartamento de un vecino extraño, un viaje al trabajo poblado de vagabundos despotricando y un hombre que lleva extraños frascos de órganos. Madre mía… No recuerdo una historia en cómic que me diera tanto mal rollo. Una vez que llegamos al hospital, el ambiente (los tonos gráficos también) se vuelven grises y azules de la mano del ilustrador Jack T. Cole, que hace un gran trabajo para dotar a los pacientes como si fuesen seres de otro mundo. Donce los celadores pasan a ser personas de trajes oscuros y monstruos sin rostro burlones. Un lugar para mirar, observan, fuera de los diálogos que se están produciendo.

Adivinar quién está cuerdo y quién no.

¿Y por qué he pasado directamente a hablar del dibujo? Por que es lo que consigue de todas-todas increpar en esta historia. Ponerte de mal rollo, hacer que de vez en cuando, si estás solo en casa, mires por encima del hombro a esa esquina de tu hogar en la que antes no te habías fijado. Desde la primera entrada incómoda a St. Cascia, donde la prota encuentra una hoja de afeitar en recepción, Ashli tiene una inquietud que solo aumenta con cada interacción. Páginas de último capítulo que actúan como introducción a las imágenes inquietantes que te va entregando a la trama. El desconcierto de Ashli ante algunos hechos inexplicables (un adicto conducido por hombres extraños a habitaciones sin identificar, un paciente que siempre usa una máscara de plato de papel…); escenas que desconciertan tanto a la prota como al lector.

Un buen thriller psicológico en gran parte porque toca muchas pautas del género de Terror. Pacientes que afirman que no deben estar allí, el amable vigilante de seguridad, un misterioso médico-jefe que aún no ha sido visto. Pero el giro impresionante que toma Cullen Bunn es usar lo que podrían ser tropos básicos y convertirlos en algo nuevo y escalofriante. El guion de misterio y atmósfera de Cullen Bunn se fusiona terriblemente bien con el dibujo de Cole. Una cosa que hace muy bien Bunn también es, saber cuándo dejar el diálogo en segundo plano para dar paso a las imágenes. Que trabajen y actúen por su cuenta. Pero al final, el viaje al que lleva Los Dementes se convierte en un solo tema.

Un desenlace que comienza a tener sentido dentro del sinsentido.

Reseña: Carta Blanca, de Jordi Lafebre y Clémence Sapin

Carta Blanca puede ser uno de los cómics más bonitos que se pueden encontrar ahora mismo en novedades. El más preciocérrimo, desde luego, porque no se me ocurre un calificativo mayor. Pero, ¿basta sólo con eso? Obvio que no. Preciosa historia, entrañables personajes, guion y dibujo de Jordi Lafebre para el delirio que logra sentirlos vivos, conmovedores…, salgo de mi lectura encantado. Conmovido. A uno también le gusta que de vez en cuando le pongan el vello de punta, ¿no? Además, el ingenioso proceso de contar la historia…, bueno, bueno, vamos por partes. Pero sí que funciona de maravilla también esta vez. Y es cierto que conocemos el final de la historia de Ana y Zeno desde el principio, pero curiosamente -o magistralmente, según se mire- eso de ninguna manera estropea el placer de descubrir cómo y por qué estas dos personas se han amado durante tantos años y no se encontraron antes. Carta Blanca es una de las bonitas novedades que Norma Editorial trae este mes desde el siempre atractivo cómic europeo. El título y la portada me convencieron de que lo pasaría bien, esa extraña certeza que a veces surge cuando piensas que un volumen te molará y eso que no sabes de que va. Ocurre también con títulos así, que temes que te decepcione. Por alguna razón quieres que te guste, y es como tener la posibilidad de probar una tarta de naranja y rezas por que no esté amarga. Entonces, sin prestar mucha atención a los detalles leo el primer capítulo; bonito ronroneo, paso la página y ¿dónde estoy? Retrocedo. ¿Pero cómo diablos el capítulo 19 y acabo de leer el 20? Empieza el juego. Toda una lucha de ansias por no querer leer el Capítulo 1, o sea, el final… Que sería el principio. Uff…

Un cómic atípico ya que comenzaremos la historia con su conclusión y retrocederemos en el tiempo, como habréis podido imaginar. La historia de un amor platónico que dura casi cuarenta años. En Carta Blanca seguiremos el destino de esta pareja que los llevó a convertirse en quienes son pero siempre viviendo las consecuencias antes que las causas. Un guion hecho de manera inteligente -hay que tener muchas cosas en cuenta-, y con el tono ligero que tan bien fluye en las comedias románticas. Extrañaría muchísimo que no se convirtiera en peli. Pero también contiene temas dolorosos (en el amor verdadero qué no lo es), temas como la romantización de la infidelidad, por ejemplo. Durante casi cuarenta años, el personaje de Ana le ha mentido a su esposo y su hija. Son situaciones que pueden doler moralmente a ciertos lectores. No voy a desarrollar más este tema pero soy consciente que para muchos/as el amor se rompe en mil pedazos si tras una familia existe una mentira así. En especial, para ciertas mentes “vintage”, sé que una historia de engaño no puede ser encantadora y puede resultar dolorosa. No obstante, es preciosa en muchos sentidos. Con el detalle ese de, ¿cómo terminará?, ¿cómo empezó?

La mayoría de vosotros ha pasado por esto. Tenéis en vuestro interior amores, cosquilleos en la barriga, recuerdos con los que vibráis al rememorarlos. Historias que os perseguirán hasta vuestro último día, alzheimer mediante. Gente con la que soñaste estar y terminaste con ella o no. Quizás, si que te acercaste un tiempo pero por una cosa o por otra vuestro corazón se rasgó para siempre. La destreza del autor en Carta Blanca es la construcción de una historia invirtiendo el tiempo pero encadenando eventos de una manera coherente y apoyando un marco fluido. Cierto es que no me gustó que Lafebre intentará explicar el porqué es posible retroceder en el tiempo. Explicaría que esta novela gráfica empiece por el final pero hay cosas que no se cuentan y quedan mejor, señor. Como en las historias de zombies. Mejor dejar en el aire la idea del porqué y dónde parte todo. Si tocas temas científicos puede que algún lector especializado sonría por incredulidad.

Eso si, lo que enamora totalmente es el dibujo. Muy Disney pero sazonado de cómic europeo. Es una mezcla extraña pero enamora. Es increíblemente eficiente la línea dinámica y expresiva que consigue el autor para transmitir a la perfección los sentimientos de los personajes. Especialmente, a través de su apariencia. Desde las primeras páginas, cuando Ana tiene lágrimas en los ojos, os juro que yo también las tenía… Y es que apenas conozco la obra de Jordi Lafebre. No he leído nada de sus cómics anteriores y, sinceramente, no esperaba quedar tan encantado. La guinda al pastel, la pone el colorista y ayudante Clémence Sapin que permite establecer súper bien los estados de ánimo a través de esos tonos pastel que contiene la historia.

Una fábula moderna sobre el paso del tiempo y los sentimientos que quedan. Hermoso cómic, para leer y releer.

Buen finde a todos.

Reseña: Djinn Integral 2 (Ciclo Africano), de Jean Dufaux y Ana Miralles

Llega un nuevo integral de esta bellísimamente ilustrada serie como es Djinn. Después de cantidad de lecturas, de lecturas diarias que son un no parar, una vorágine de donde ni puedo ni quiero salir; por que es mejor que poder evadirse (y más ahora), Djinn es una opción de trasladarse a sensaciones en países que quizás nunca llegue a visitar. El caso es que fue el verano pasado cuando me topé en Norma Editorial con el primer integral de esta obra de la BD. Con sus integrales, que es como se disfrutan estas series, en mi opinión. Y aun así, muchas veces me quedo con la miel en los labios… Pues Djinn es ese tipo de cómic que te deja con el culo torcido. En fin. Que me voy… Vuelvo al tema. Decía que al tener tan lejano el anterior tomo decidí leer el primero antes de ponerme con el segundo que acaba de publicar Norma Editorial. Y con todo reciente, me encontré: on fire! Y quizás por eso mi opinión os puede parecer lanzada, osada y/o toda una serie de sinónimos de flipadez.

Con una portada que pone los vellos de punta (y otras cosas), uno ya entra con los ojos muy abiertos al cómic. Bueno, sí, está bien, lo admito, ¡soy un hombre! Estamos en un momento que uno tiene incluso que pedir perdón por su condición… Vaya tela. Bueno, el tema es que las portadas brutales casi que es algo normal en el mundo de la BD, ¿no? Y cierto es, que no son suficientes para que tras ella haya una buena historieta. Aunque algunas de ellas impliquen emoción a raudales. Uff…

Un segundo volumen integral de esta espléndida serie escrita por Jean Dufaux (Conquistador, Rapaces) y dibujada por la española Ana Miralles que lo borda. Un segundo recopilatorio que contiene nada más y nada menos que cinco nuevos álbumes (África, La Perla Negra, Pipiktu, Fiebres y El Rey Gorila) que comprende el denominado Ciclo Africano. África abre el ciclo. El principio del ciclo africano tras el denominado ciclo otomano, donde nos encontramos con los tres personajes de principios del siglo XX, ahora en forma de «trío», que a mi fe, les va como a tiro de piedra. Pero es otra piedra, preciosa esta, que desencadenará los acontecimientos del corazón en esta calurosa trama, la que cuelga de la oreja de Jade, que atrae las concupiscencias de una tribu africana; muy inquietante el tema, por cierto. Una trama bien plantada y que esperas que te “tranquilicen” en próximos álbumes. Un ambiente sensual agradable que apenas suma erotismo, pero no perdáis la esperanza…

En La Perla Negra, la nieta del ex-favorito sultán de Estambul, Kim Nelson sigue por el continente africano en busca de la perla negra que desvelará el secreto del tesoro enterrado por su abuela. Una perla que cuelga de la oreja derecha de un ídolo maligno plantado en el corazón de una región inhóspita y que solo el descendiente de la diosa representada puede arriesgarse a quitarla sin temor a la muerte.

En Pipiktu, después de un descubrimiento muy oscuro durante el desenlace del anterior álbum, seguimos a Jade, Lady y Lord Nelson, donde estos dos últimos vivirán horas muy tristes en este álbum tan inquietante como impactante.

Fiebres demuestra que se llevan adelante tres misiones simultáneas en este segundo arco y que se hace bien. O tres sub-guiones. La perla que da poder y dinero, la perla que transforma a los individuos: Jade, djinn que se convirtió en la diosa Anatku; Lady Nelson, bestia sacrificada; Lord Nelson, Pipitku; y Kim, la aventurera en la jungla africana. Una perla que da fiebre a todos y cada uno de ellos. Una fiebre que despierta la pasión de los cuerpos y los impulsos asesinos. Wow!

Cierra este ciclo El Rey Gorila. Después de varios álbumes de alta calidad, quizás este por las expectativas del titulo se me vino abajo. El escenario mola pero tiene un poderoso aire de «déjà vu» que es casi decepcionante. Y es lo que tiene crear algo tan alucinante. No siempre se puede mantener el nivel.

Ana Miralles (1959) es una dibujante e ilustradora madrileña que trabaja habitualmente con su compatriota y compañero Emilio Ruiz. Juntos firmaron el álbum erótico Cuerpo a Cuerpo (1991) que me dejó fascinado. Desde entonces, la sigo. Pero tras otros cómics leídos, para mí, no fue hasta 2001 que realmente saca su verdadero sino al despertarnos nuestras más fervorosas fantasías a través de la viñeta con su participación en Djinn. Donde da en el blanco al ilustrar los guiones dek francés Jean Dufaux.

El siguiente es el Ciclo Indio.

Deseando estoy.

Reseña: Corto Maltés en Siberia, de Hugo Pratt

Una de las aventuras que más me ha impactado de Corto. Luego, me entero que es de las consideradas de culto. Este viaje a Asia alterna entre acción y encuentros con numerosos y carismáticos personajes, en particular, con Rasputín (mi favorito), obra donde se percibe claramente que Hugo Pratt estaba entonces en la cima de su carrera. Su dibujo es magnífico y algunos planos son simplemente joyas de la ilustración.

Norma Editorial recién edita este titulo del marino/detective clásico. Corto Maltés en Siberia rastrea el viaje de Corto, entre 1919 y 1920, que le llevó desde Hong Kong a la tundra siberiana, pasando por Manchuria y Mongolia, con la idea de apoderarse del tesoro imperial ruso que llevaba oculto un famoso tren blindado. Una aventura llena de giros o vueltas de tuerca, rica en sorpresas al lector y con personajes importantes en primer plano. Un álbum trepidante donde la acción es omnipresente. Muchas escenas épicas (los ataques del tren), héroes extraordinarios (Baron von Ungern-Sternberg, Changaï Li, Duchess Marina Séminova…), paisajes soberbios, humor (gracias a Rasputín): en resumen, una de las aventuras indispensables, de las mejores (para mí la mejor) de la colección de Corto Maltés.

Pese a mis halagos, mi tito americano (este que os cuento que me instruyó/instruye en cómic europeo), me dijo una vez: «¡No es el mejor Corto para mí! Demasiados personajes y nombres diferentes que hace que sea bastante difícil de entender la historia». No estoy nada de acuerdo. Los diseños son chulísimos y respecto al enorme elenco… ¿Os parece lioso Juego de Tronos pese a la cantidad de personajes que tiene? El que haya leído los libros, dirá que para nada. En las obras bien escritas y descritas, esto se lleva bien. Cuando algo es interesante para ti provoca que te inmiscuyas y te guste cada detalle. Y los toques de humor entre Corto y Rasputín en este álbum son delirantes. Y en eso mi tito me tuvo que dar la razón.

A través de una región devastada por la guerra y la violencia (noreste de Asia), Corto Maltés vive una aventura donde se entrelazan disparos, cuchilladas y más disparos. Donde hacen su aparición personajes atípicos, llenos algunos de crueldad y otros de romanticismo. El más extraño, el del barón Von Ungern-Stenberg, el más extraño de todos por ser un personaje histórico real. Que insisto, muestra la crueldad del hombre y el caos de toda una región, pero sobre todo la codicia bien descrita en el que es, en mi opinión, el mejor álbum de la serie leído hasta ahora.

Tras Las Célticas (https://www.cronicasliterarias.es/?p=1844), llega el correspondiente sexto titulo de esta gran colección que -y esto es algo que digo mucho por que no todo el mundo lo sabe-, son álbumes totalmente independientes. Un cómic que nadie debería perderse ahora que Norma Editorial está recuperando en orden cronológico todas las aventuras del gran clásico de Hugo Pratt. Todo un hito del noveno arte disponible ahora en dos espectaculares ediciones a color y en blanco y negro. Tú decides.

Corto Maltés en Siberia es una obra maestra y una pieza clave en la biografía del marinero de Malta. Un álbum grandioso, una aventura magníficamente contada donde se nos traslada de forma magistral a la frontera entre China y Rusia, una Rusia sacudida por las convulsiones del proceso revolucionario que está acabando con el imperio de los zares.

Cuentan que la importancia de la representación de los trenes en esta historia lleva al autor a buscar la ayuda de su amigo, el diseñador Guido Fuga, que también era responsable del diseño de aviones y armas pesadas. Esta primera colaboración, será seguida por muchas otras para los siguientes álbumes… Y es que Corto Maltés en Siberia se centra de algún modo en la abdicación (15 de marzo de 1917) del zar Nicolás II, cuando Lenin y Trotsky derrocaron al actual gobierno con la famosa Revolución que estudiamos en los libros de Historia. Un periodo movido que removió los cimientos de toda Europa y donde tuvieron lugar (seguramente) hechos como los que se cuentan en este volumen.

Reseña: Perceván (Integral 1), de Jean Léturgie, Xavier Fauche y Philippe Luguy

Leí una historia (solo una) de Perceván en mi juventud que me gustó mucho. Pude tomar prestados los primeros catorce álbumes de la serie de la Biblioteca Pública donde vivía y recuerdos grandes momentos lectores agradables. Perceván es, sin duda, una saga dirigida a jóvenes, bastante bien labrada, que me hizo pensar y recordar otras maravillas similares del cómic europeo como Johan y Pierluit. Pero aquí tenemos un ambiente mucho más oscuro. Que volvamos a tener a Perceván en nuestras vidas no es otra cosa que una prueba de las gordas de la Edad de Oro del cómic en cuanto a publicaciones que estamos viviendo. Que se recuperen obras que marcaron la infancia de uno en volúmenes integrales y en tapa dura de tacto glorioso en esta ocasión, me parece alucinante.

La disponibilidad de una joyita del noveno arte a un paso.

Perceván fue una serie de cómic franco-belga creada por Jean Léturgie y Xavier Fauche y dibujada por el gran Philippe Luguy para la revista Gomme! en 1981. Una serie fantástica-medieval recomendada muy-mucho para el público juvenil. Sin embargo, tiene ese extraño don de atrapar a lectores adultos, don que muy pocas sagas tienen. Las diferentes aventuras que vivimos con el personaje suelen poseer ese intrigulis que te mantiene atrapado y donde ya os adelanto que sus dos grandes historias (para mí) son La Tabla de Esmeralda y El Séptimo Sello. Las espero con ganas.

Una serie de aventuras que se desarrollan en un mundo medieval donde la magia y los seres fantásticos son habituales. Este primer integral que nos trae Norma Editorial engloba los tres primeros álbumes de la serie: Las Tres Estrellas de Ingaar, El Sepulcro de Hielo y La Espada de Ganäel, y con un buen articulo de introducción para el que no sepa nada de nada de la serie del critico y divulgador de historietas Antoni Guiral. Un cómic que comprende un enorme mundo fantástico con cantidad de personajes. Perceván: El prota, un valiente chico de melenas pelirrojas. Kervin: Bufón y juglar amigo de Perceván que siempre tiene hambre. Guimly: Pequeño animal de la raza de los simlusnanus que acompaña a los protagonistas. Balkis: Bruja de la que Perceván está enamorado. Altaïs: Bruja hermana de Balkis. Shyloc’h: Sirviente de Balkis de aspecto repulsivo. Sharlaan: Uno de los más grandes magos de este mundo. Piedramuerta: Barón que desea poder y riqueza. Polémic: Sirviente del anterior. Ciensinfus (Cienciencias): Mago que busca y ansía cuanto más poder mejor… Y más. Mencionar que algunos de estos nombres los pongo como los conocí yo.

Un bello mundo creado donde todos los argumentos son posibles. Las Tres Estrellas de Ingaar (1982) cuenta la leyenda que quien encuentre esa tres estrellas y las ponga en su corona obtendrá poder y riqueza. Al escuchar estas palabras, el barón Piedramuerta aspira a tener en sus manos este poder. Acompañado de su alma maldita Polémic, va en busca de los dueños de estas estrellas. El primero al que roban, para su desgracia, es el caballero Perceván, el cual se lanza en su persecución.

El Sepulcro de Hielo (1983) cuenta como siguiendo sus designios por el poder, Piedramuerta, flanqueado por su fiel Polémic, conquista la tierra de Ingaar (Noruega) y sus magníficos fiordos. Perceván y Kervin, aún persiguiéndolos, tienen toda la intención de frustrar sus planes y recuperar las estrellas robadas.

El último álbum del que se puede disfrutar en este primer integral es La Espada de Ganäel (1983). Cuenta como en busca de un amigo de la infancia, Perceván lleva a Kervin a un viaje por las Tierras del Miedo. Unos terroríficos jinetes negros oprimen a los aldeanos, una terrible bestia aterroriza a quienes se aventuran en el bosque y siniestros cuervos parecen espiar a los viajeros. La aventura más «tolkienana», sin duda. Pero donde un castillo cuyo amo posee una espada que simboliza los poderes del mal es un maestro que parece conocer muy bien a nuestro protagonista.

Un humor redundante, un tono apocalíptico que aparece en casi todos los álbumes, una serie realmente entretenida, bellamente ilustrada… No sé que se puede pedir más, la verdad.

Reseña: Zaroff, de Runberg y Miville-Deschênes

En ciertos foros de cómic europeo que visito, no creo que haya puesto cinco estrellas de forma tan rápida tras terminar de leer un cómic. Pero aquí está, no pude resistirme a este álbum que de algún modo me trasladó a recuerdos “estimulantes” de mi juventud. De hecho, una de las películas más duras que recuerdo haber visto de muy-muy joven en el sofá y junto a mi padre (que nunca tuvo reparo a que me enfrentara a las peores situaciones en 35 mm); fue una película del polifácetico cineasta Shoedsack la denominada The Most Dangerous Game, una película de acción y aventuras de la época pre-code que se basa en la novela homónima de Richard Connell, y que curiosamente años después me enteré que se rodó completamente en los mismos escenarios donde un año después se filmaría la clásica King Kong. La clásica eh, que os estoy hablando de un film en blanco y negro de 1932… Uff, ¿no? Jajaj.

Que os decía, que el recuerdo es tan vivo en mí de esta película, una obra maestra del cine fantástico de la que cosas como querer ver más cosas (Papá, papá, venga, por favor…) que la semana siguiente vi Frankenstein y, por supuesto, la comentada King Kong, de James Whale. Porque mi padre (como si la cosa no fuera con él) preparó una especie de cine-club en casa gracias al videoclub que teníamos cerca y a nuestro estrenado aparato VHS de los que éramos pioneros en todo nuestro vecindario. Mi padre me estaba proponiendo un ciclo de películas fantásticas de la década de 1930. A mí, que podría tener unos seis o siete años. Por lo que puedo decir que mi educación cinematográfica empezó con esos tres grandes clásicos, del que me encantó El Juego Más Peligroso (The Most Dangerous Game) que en francés se llamó Les Chasses du comte Zaroff y que fue filmada en 1932.

Esta película poseía innegables cualidades artísticas y técnicas en las que el entorno brillaba y estaba espléndidamente creado. Su trasfondo gótico, los pantanos brumosos y el denso bosque, constituían una atmósfera hostil y angustiosa, que trasladaban a cualquiera con palomitas en el regazo, a la aventura. Mostraban a un personaje que encandilaba, Zaroff, un aristócrata refinado y cruel en el 99 % de los casos, que a partir de aquí se convirtió en un hito que inspiró varios remakes fílmicos. Citaré dos (obviamente, mi padre los buscó rápidamente), películas otra vez de interesantes cualidades pero más recientes en el tiempo: Los Cazadores, película hispano-suiza de 1974 que revisita el mito de una forma más bestial y mucho más violenta, y del mismo año, La Condesa Perversa, película francesa pero del español Jesús Franco, el maestro del erotismo que lo mezcla con el horror; donde la condesa cazaba vírgenes desnudas en su isla, una película donde mi padre dijo a los pocos minutos de visualizarla: ¡Eeeeeh…, chep, chep, chep! Y tuve que esperar a hacerme mayor para terminar de verla.

Después de esta lección de historia del cine, hablemos del cómic de Runberg y Miville-Deschênes que acaba de publicar Norma Editorial en un genial álbum en tapa dura. Qué decir. Fácil. Encantado y con el corazón marcado desde mi infancia con el malvado Zaroff, me encantó por completo este homenaje a uno de los villanos menos conocidos entre el público actual o no amante del cine clásico de aventuras. De hecho, para todo aquel que le haya gustado lo que he contado sobre dichos films y el tema les quede algo lejos o les de pereza, debe saber que Zaroff, este ejemplar de NormaEditorial, hace una extrapolación de aquella mítica película y la adapta fielmente como cómic pero con un toque chulo, ya que Runberg imagina lo que sucedería tras la película, por lo que es una extensión interpretada libremente que provocará que quieras ver el film finalmente… Jajaj.

Runberg crea una historia atractiva que además resume la película en las primeras páginas en una especie de tono oscuro, lo que permite comprender la cronología de los hechos precedentes antes de enfrentarte a lo nuevo. Un álbum que es poderoso, sobre todo, por el dibujazo de Miville-Deschênes que tuve la oportunidad de admirar su trabajo en el pedazo de integral Reconquistas que también se marcó Norma Editorial. Otro cómic recomendado desde aquí del tándem Runberg-MD. En Zaroff encontramos un dibujo suntuoso y llamativo en el que es muy importante el color, que también aporta este hombre, por cierto. Fondos hiper-consistentes que le dan una fuerza increíble a la historia, hasta el punto de volverla inmersiva.

El escenario de esta isla malvada formada por una jungla exuberante, enfrentamientos y animales salvajes, todo esto forma un universo extraordinario y fantástico que lleva a un trama bastante pulp. Imágenes que hacen referencia a las geniales novelas de aventuras del siglo XIX, en una historia que retoma la película con dos grupos de cazadores que se cazan entre sí. Y cada uno de ellos tan psicópata o más, que el otro.

Un álbum sensacional que apela a la nostalgia fílmica del buen cine de aventuras.

Reseña: Myrddin, de Jorge García y Gustavo Rico

Jorge García y Gustavo Rico se han unido para crear una novela gráfica con una trama principal que ha sido contada en cantidad de ocasiones, aunque no desde la perspectiva de la Ciencia Ficción. Es decir, la revisión del mito artúrico como nunca antes se había visto. De hecho, si os dijera la pregunta-premisa que fue lo que me enganchó a leerlo, quizás os pase lo mismo: ¿Qué pasaría si Merlín no fuera humano? Vamos a ver, que no fuera…, ¿y si fuera un ente extraterrestre que llega a la Tierra con un extraño secreto y se inmiscuye entre los de nuestra raza con un curioso objetivo? En una época donde aún persisten los poderosos linajes, los guerreros, reyes y sabios… ¿Y si este ser que se hace llamar Myrddin conviviera, aconsejara y ayudara al Rey Arturo y a su hermana Morgana gracias a la tecnología que maneja? No me digáis que no es una sinopsis cuando menos atractiva. Tenemos aquí una revisión o una relectura a la enorme trama histórico-fantástica, a todo lo que rodea a la excelente historia pilar de Excalibur.

Bien, pues Jorge García y Gustavo Rico hacen lo propio en este cómic, o más bien, novela gráfica. Un interesante prólogo de Sagar Forniés (ilustrador, director artístico y escenógrafo español muy amante del mito), ya nos advierte de inicio que la obra que nos disponemos a leer, elude bastante bien los preceptos clásicos de la literatura clásica y la convierte en un filtro del glam-rock (???) con un dibujo y color impactante.

Muy de acuerdo, con este señor.

Y así conocemos a Myrddin, que es un ser diferente, pero no extraterrestre, ni alienígena… Espera, espera, ¿o sí? De Merlín viste pero es otra cosa, de eso no me cabe duda. Un ente, casi un espectro, que no solo interactúa con los protagonistas de la trama. También con el lector. Jorge García me ha parecido un genial guionista capaz de crear una interrelación extraña mientras vas leyendo el cómic. Arturo, Morgana, Mordred, Ginebra, Lancelot son de algún modo diferentes a los personajes clásicos que uno tiene en mente, pero tienen un no-sé-qué interesante que provoca que quieras saber más de ellos. Con lo que García provoca una lectura diferente creando diversas tramas que empiezan a entrecruzarse a ritmo vertiginoso, y cuando te quieres dar cuenta, has llegado al final. Y eso deja una sensación extraña…

Como he oído por ahí, si que es cierto que mezclar Ciencia Ficción y Fantasía no suele ser plato de buen gusto. Como decía mi abuela: «Azul con verde, muerde». De los tres grandes géneros del fantástico son quizás la mezcla más “dolorosa”. La más difícil de llevar a cabo sin llevarse algún tomatazo. Pero si se consiguen poner límites en ciertas grietas como hicieron aquí Jorge García y Gustavo Rico, la historia sale adelante sin problemas y se convierte en una novela gráfica a la que unos cuantos de ustedes debieran dar una oportunidad. Y más sabiendo (aún me fustigo por no haber estado al tanto) que Myrddin era considerado uno de los cómics más esperados del año y ya está aquí. Un tandem tan potente como el de García y Rico -tras la genial Los Dientes de la Eternidad-, no era para menos.

¿Y qué cuenta? Prefiero que lo descubráis por vosotros mismos. Aunque ya estáis al tanto del ochenta por ciento de la trama, seguramente. Pero a eso sumad algo tan eternamente atractivo para vosotros lectores del fantástico como historia, leyenda, tecnología y viajes en el tiempo en una trama oscura, afligida, casi melancólica…, de una realidad en la que se nos cuenta de algún modo el auge y caída de Camelot.

Una obra caprichosa, original, digna de aplauso por lo diferente. Norma Editorial como siempre apostando por los mejores autores patrios, poniendo a su disposición su potente gama editorial, cosa que provoca mis aplausos.

Una de las grandes apuestas, muy digna, que merece ser apoyada por todo lo que concierne. Páginas que destacan trama, dibujo y edición. ¿Cómic del año? Veremos. Pero buen ejemplo de perfecta sincronización.

Reseña: Érase una Vez en Francia (Integral), de Fabien Nury y Sylvain Vallée

Para que veáis que no siempre aconsejo lo mismo, los álbumes de Érase una vez en Francia no pasa nada si los leéis o coleccionáis de forma independiente. Quiero decir, este nuevo integralazo que saca Norma Editorial es una maravilla tenerlo así pero tampoco pasa nada si… jajaj; nada, a quién queremos engañar. Somos víctimas de la Era de los Integrales y nadie puede remediarlo. Somos lectores de cómics de toda una vida y ahora muchos, señores mayores que lo queremos todo en buena calidad, preciocidades que queden bien en la estantería, historias maravillosas en formato viñeta que si salen a buen precio pues, manjar de los manjares. Y esto precisamente ocurre con el integralazo que se acaba de marcar Norma Editorial de una historia que fue todo un descubrimiento no solo para mí, sino para miles de lectores a nivel europeo. Érase una vez en Francia es otra de esas buenísimas historias con el marco de la Segunda Guerra Mundial como fondo. Y hay algunos dirán: ¡Ostras, guay!, y otros: ¿Otra más? En los dos bandos estuve yo. Pero si carburas un poco ves que el tema es fácil: la Segunda Guerra Mundial da para mucho. No cientos, miles de historias curiosas, evocadoras, macabras y bellas se dieron en el periodo de tiempo que cubre la pre-guerra, el conflicto bélico e incluso la pos-guerra. Esa tremenda desazón que cubrió todo un planeta en el pasado siglo XX. Y que lo paralizó a nivel de crecimiento y esplendor.

Parece algo inevitable.

En Érase una vez en Francia, muy pronto se nos presenta un personaje cumbre, cuya maldición fue difícil quitarse de encima pero cuyo don para los negocios hizo que le fuera fácil salir del anonimato. Huérfano, inmigrante, chatarrero, millonario, colaboracionista, miembro de la Resistencia, criminal para unos y héroe para otros; Joseph Joanovici fue todo eso y más. Vamos a descubrir aquí la historia de un hombre ambiguo, sin miedo, un judío que casi la guerra le vino de perlas para su modo de ver la vida en la Francia ocupada de la Segunda Guerra Mundial. ¿Alto y claro? Joanovici hizo fortuna a costa de los nazis. ¿Pero a qué precio? Érase una vez en Francia cuenta la historia de Josef Joanovici, un judío analfabeto emigrado a Francia tras las purgas zaristas y donde se abre camino gracias al tío de su mujer el cual le da trabajo para sacarlos a ella y a su bebé adelante. Empieza con el negocio de la chatarrería y se da cuenta rápidamente que los metales van aumentando de precio a medida que el conflicto armado avanzaba. Un material que se fue poniendo cada vez más difícil de conseguir para los gobiernos por la inminente guerra. A raíz de esto, Joanovici consiguió crear un poderoso imperio mafioso capaz de codearse por un lado con una Francia alicaída y por otro con los nazis cuya ocupación estaba al caer. Estaba en el lugar exacto en el momento justo. Sin embargo, Josef Joanovici ocultaba una faceta mejor y apoyaba a la Resistencia al mismo tiempo que salvaba a cientos de sus compatriotas judíos cuando podía. La historia sigue tras la guerra y Joanovici es cada vez más influyente, poderoso y escurridizo. De ahí a que empiece a ser investigado implacablemente por el juez de Melún cuya obsesión era acabar con el que consideraba un traidor que ayudó a los nazis cuando Francia como país le acogió sin remilgos.

Pues todo esto y más en un integral de época. Nada más y nada menos que seis volúmenes que te mantendrán más que enganchado a la historia de Joseph Joanovici. Una serie que se ha convertido en una de mis favoritas (tanto de libros, pelis y cómics), mayormente por el trasfondo, el dibujo hermoso y ciertas ilustraciones muy fílmicas. Un trabajo genial de Vallée, un dibujo elegante capaz de caracterizar a los personajes y tratarlos como gente real, que rebosa frescura y dinamismo.

Fabien Nury (WEST, Yo soy legión) y Sylvain Vallée fueron capaces de transcribir perfectamente la procrastinación específica de este período. Joseph Joanovici no fue ni completamente blanco, ni completamente negro. Era gris, como tantas personas que se ven de pronto al filo del abismo. Los autores se inspiran en un personaje real para crear una trama trepidante, al más puro género negro. Nos proponen una serie apasionante, creando uno de los cómics más vendidos del continente europeo. Una trama que tiene claras referencias al cine ochentero, a Martin Scorsese, y obviamente el titulo es un homenaje al film Érase una vez en América, de Sergio Leone. Aunque los argumentos no tienen nada que ver.

La historia está dividida en álbumes o arcos argumentales. Por eso os decía al principio que también se disfruta en formato no íntegro. En definitiva, una historia maravillosa por la que los que productores de Hollywood deben de estar ya frotándose las manos.

Si algunos pasáis de largo pensando que este es otro cómic bélico más, estáis muy equivocados. Érase una vez en Francia ha sido un cómic multipremiado, súper recomendado, Premio a la Mejor Serie en el consagrado Festival de Angoulême. Se dice pronto.

Reseña: Hasta Nóvgorod. Crónicas de un Divisionario, de Víctor Barba

Lo que me gusta de Norma Editorial es la apuesta que hace como editorial por autores patrios como me atrevería a decir que no hace ninguna otra editorial en este país. Ni siquiera de libros. Muchos autores de este país merecen reconocimiento y trato por igual con lo foráneo. Se lleva demostrando hace años que tenemos en la Tierra de Conejos un potencial enorme en cuanto a autores que gozan de enorme calidad tanto literaria como en el mundo de lo audiovisual. Desde aquí mi humilde alabanza a todos ellos, de los que me considero parte. Un porcentaje de guionistas, ilustradores y escritores que poseen el famoso don que te hace diferente a los demás. El don de la creatividad que posee Víctor Barba, el mismo que aporta reconocimiento en cuanto salen de aquí.

Víctor Barba es ejemplo de autor prolífico, con una extensa trayectoria como historietista detrás. Su última obra es la genial novela gráfica Hasta Nóvgorod – Crónicas de un Divisionario. Historia que nos traslada a una época no muy lejana, de sufrimiento cercano, como fue el periodo entre guerras en el que se movió la Guerra Civil española. En Hasta Nóvgorod – Crónicas de un Divisionario nos muestra la vida de una persona nacida para ese sufrimiento al que parecen predestinados ciertas almas de este mundo. Un cómic ideal, una lectura de ambiente magnífica, que va muy acorde al momento que estamos viviendo con la tremenda ola de frío que tenemos encima. Y que lleva a perderse en esta interesante novela gráfica que trata la anécdota real de Teodoro Recuero Pérez, un divisionario extremeño que tomó parte en la Operación Barbarroja durante la Segunda Guerra Mundial. Un paisano que deja parte de sus vivencias aquí, la experiencia de estar luchando en el bando nazi contra el comunismo de Stalin.

Llevando adelante dibujo y guión con la maestría que caracteriza a un profesional del noveno arte como es Víctor Barba, estamos ante un cómic poderosamente atractivo que engancha desde su inicio. Bien mostrada la triste España en la que creció el joven Teodoro en un “paraíso» rural, donde comienza a emerger con fuerza las nuevas corrientes de pensamiento político. La luz y ansias de cambio entre la gente adulta y sufridora del momento, pero mecha encendida que da pie a enfrentamientos y duros desencuentros que terminará por explotar en la denominada Guerra Civil. Propios vecinos de un pueblo, que hasta no mucho antes se consideraban hermanos, matándose unos a otros por diferentes pensamientos políticos. Tristeza absoluta. Trocitos de plastilina como cerebros… Y gente como Teodoro que identificado como puntal comunista no ve otra posibilidad de salir vivo de ésta que trasladándose y alistándose en las tropas nacionales de la Falange y la Legión. Todo, para terminar luchando en el infierno blanco ruso a las ordenes de los alemanes. Lo que se suele denominar:  Irse de Guatemala y meterse en Guatepeor.

Aventuras y desventuras de una vida de sufrimiento, si la miras de forma subjetiva. Pasando por la dolorosa para muchos Batalla del Clínico y siendo enviado a las compañías militares en el norte de África, Teodoro se convierte en unos de los voluntarios para la conocida División Azul creada por Franco para caerle bien a las potencias del Eje. Víctor Barba crea una tremenda historia que tienes que vivir como lector. Una muestra de la sin razón que lleva a una persona a meterse en peligro por el bien y pensamiento de otros. Aunque con opinión propia, estás siguiendo casi sin quererlo los anhelos de otros. Altos cargos que manipulan a seres humanos como si fueran rebaños y que sólo tenían como objetivo la muerte de inocentes. La muerte sin sentido de vidas que no quisieron pensar por sí mismas o que ni siquiera tuvieron la posibilidad de hacerlo.

Con una estética tremendamente bien conseguida y con la épica que merece historias biográficas como ésta, encontramos en Hasta Nóvgorod – Crónicas de un Divisionario, una crónica digna de las mejores históricas bélicas llevadas al formato cómic. Una tremenda sorpresa lectora que no esperaba tan emocionante, si os soy sincero. Sensaciones maravillosas de epicidad y «traslado» que deja esta historia demuestra su calidad. Una que la coge Spielberg y te hace un film de cinco estrellas.

Teodoro fue herido y condecorado, pero también vacunado para siempre contra los dogmatismos y los partidos políticos que creía amar. Ver morir a tantas personas, pasa factura. La fidelidad a los hechos que muestra Hasta Nóvgorod – Crónicas de un Divisionario, puede inquietar a más de uno.

Grande, Víctor Barba.