Reseña: Horizontes Amargos, de LF Bollée y Laura Guglielmo

En Horizontes Amargos, una vez más, Laurent-Frédéric Bollée nos regala un álbum impecablemente producido, que llena un vacío en la historia del cómic. Con muy pocos personajes significativos, una trama cuya importancia histórica está demostrada. ¿Por qué? Porque Horizontes Amargos trata sobre gente olvidada que no se debería olvidar tan fácilmente. Matthew Flinders deseaba cartografiar nada más y nada menos que Australia, el continente de moda por aquel entonces que se acababa de descubrir. Y lo más importante, demostrar a todos lo que le indicaba su intuición: ¡Tenía que ser una isla! Como os decía hay muchos (y muchos) grandes hombres y grandes mujeres, olvidados por la Historia porque se les escapó por poco una hazaña importante, porque casi se convierten en los primeros en hacer esto o aquello… y Matthew Flinders fue uno de ellos. A principios del siglo XIX, este apasionado explorador, que ya había realizado conjuntamente la primera circunnavegación de la isla de Tasmania (es decir, la rodeó en barco para demostrar que efectivamente era una isla), estaba convencido de que las grandes tierras situadas al norte eran también una sola isla. Una ENORME isla, casi un continente. Por lo tanto, hizo todo lo posible para convencer a un almirante para que le confíe una misión de exploración, a costa probablemente de su vida familiar (a punto de casarse estaba). Pero Flinders era de esos hombres que sentía que había nacido para hacer algo importante en esta vida y decidió tirar por ese camino. DEBÍA IR, y más cuando le llegan noticias sobre una expedición organizada por el enemigo hereditario, Francia, para tal proyecto.

Cómics europeos, de aventuras e históricos en gran parte, en mi opinión, debían ser de obligada lectura en colegios e institutos. En un mundo tan visual como en el que estamos, que mejor forma de enseñar. Un cómic europeo que aporta una gran historia, contenedor además de grandes ilustraciones como las que normalmente se elaboran en la BD. Horizontes Amargos es un ejemplo de cómic bien hecho. Aparte de que esplende la pasión del autor LF Bollée por esta increíble historia. Un gran título que tenemos en librerías gracias a Yermo Ediciones. Un volumen que no logra aburrir con sucesos históricos. Pero más allá de la precisión histórica, existe ese saber hacer de un ya viejo viajero del cómic -si mis cálculos son correctos-, tiene más de sesenta álbumes publicados este señor. Y miles de lectores que le siguen el paso.

La historia de Flinders merecía ser llevada al cómic, y Laurent-Frédéric Bollée, apasionado de la historia de la exploración de Australia (recordemos los grandes álbumes Terra Australis y Terra Doloris), sin duda, es el autor ideal para hacerlo. Su pasión además está en cada diálogo donde se siente la obsesión de Flinders, reflejo de la de Bollée. Flinders era obsesivo, pero no obsesivo hasta el último grado. Por lo que en ciertos momentos, la ingenuidad le llevó a cometer errores, lo que pagó no con su vida, sino con su libertad durante años.

Para apoyarse en la creación de este magnífico álbum, Bollée contrató los servicios de Laura Guglielmo, una diseñadora italiana cuyo trabajo acabo de descubrir. De la que puedo decir que en Horizontes Amargos da un poderoso paso adelante para entrar en la BD aportando un dibujo dotado de un realismo importante. Y revelándose como una maestra de las atmósferas -también realistas-, para encajar lo más posible con la dimensión histórica de la historia. Sin florituras, sin fantasías, pero sí con cierto talento para crear escenarios bonitos, personajes que tienen presencia física. PRESENCIA. Si has leído hasta aquí, creo que Horizontes Amargos debería estar entre tus próximas compras.

Reseña: Buonaparte, de Fabienne Pigiére, Rudi Miel e Iván Gil

Una historia interesante por su lado histórico. Y de moda porque viene como acompañamiento genial a si lo has pasado bien o pretendes pasarlo con Napoleón, la última peli de Ridley Scott donde Joaquin Phoenix está que se sale, aunque haya sido criticada por mil sitios por los “entendidos” históricos. Sin embargo, en el cómic que hoy os reseño, y que Ponent Mon sacará en breve a librerías, nos llevan e modo certificado a lo qué pasó en muchos momentos en la vida de este famoso emperador, sobre todo, con el mayor tesoro de guerra de todos los tiempos descubierto por Napoleón durante su campaña en Egipto.

Hudson Lowe, oficial inglés y carcelero del emperador en Santa Elena, es el encargado de descubrirlo.

En Buonaparte seguimos algunos de los acontecimientos más importantes de la vida de Napoleón I, como sus batallas más famosas. Empezando por Waterloo, y también su campaña egipcia para intentar cortar la ruta inglesa hacia la India. Sólo unas pocas páginas abordarán cada una de estas epopeyas pero las necesarias para que el amante del buen cómic europeo se sumerja en la historia y la disfrute. O eso, al menos, fueron mis sensaciones. Algo que mola porque además permite permanecer en un formato de entretenimiento y no ofrecer una versión enciclopédica de la vida y obra de Napoleón como los “entendidos” y tiquismiquis de la vida pretenden.

Buonaparte proporciona el contexto necesario para llevar al lector hacia el final de la vida del emperador, prisionero en la isla de Santa Elena. Aquí es donde los autores introducen el pequeño giro de la serie. Se dice que Napoleón acumuló un tesoro colosal durante su campaña en Egipto y su carcelero será el encargado de extraerle la información para intentar apoderarse de él. Esta perspectiva es encantadora y abre las puertas a una historia dentro de la Historia. Me encantó esa idea. Los claroscuros de un hombre clave en la historia europea del siglo XIX, del que generalmente solo se recogen las gestas militares y las potencias victoriosas de Waterloo, así como el emperador caído que sigue representando una amenaza para Prusia, Austria, Rusia, el Reino Unido y la Francia de Luis XVIII que se dedica a debatir antes de firmar un protocolo que estipula que Napoleón es ya prisionero de todos.

Santa Elena parece el destino perfecto para deportar a su enemigo común. Isla, aislada, minúscula, rodeada de acantilados hostiles será, tras algún acondicionamiento, la prisión fortaleza ideal. Pero exiliado en la isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur, Napoleón continúa su lucha contra Inglaterra a través del gobernador de la isla, Hudson Lowe. Lord Bathurst lo escoge con cuidado, convencido de que aplicarán rigurosamente las órdenes dirigidas a preservar a Europa de más guerras, pero también para humillar a Buonaparte.

Un integral que recoge los álbumes que editó Delcourt en 2021 ahora por fin en nuestro idioma. Un tomo que consta de dos partes (Santa Elena y Tesoro de guerra) y que además contiene material extra con información histórica valiosa y de los autores. Un cómic que sienta las bases para el encuentro entre los dos protagonistas y es hacia el final del integral donde veremos cómo los ingleses intentarán descubrir dónde está el tan ansiado tesoro. El emperador caído se enfrenta a Inglaterra en ese islote perdido en el que, exiliado con algunos familiares y considerado prisionero de guerra, se decide el devenir de este personaje clave en la historia europea del siglo XIX.

Volumen donde todo queda perfectamente plasmado gracias al dibujo de Iván Gil.

Reseña: La Mosca, de Lewis Trondheim

Lewis Trondheim es uno de los autores de la BD que sigo con fervor desde mis lecturas en Infinity 8 (https://www.cronicasliterarias.es/?p=865), Density (https://www.cronicasliterarias.es/?p=8684) y, por supuesto, la genial obra de La Mazmorra (https://www.cronicasliterarias.es/?p=1952) que se está publicando actualmente en nuestro país en formato integral. Laurent Chabosy, conocido como Lewis Trondheim, es uno de los miembros fundadores de la asociación OuBaPo, de la colección Shampooing de Delcourt, del Syndicat des Auteurs de Bande Dessinée (SNAC-BD) y de la revista Papier. Particularmente, un autor conocido por ser muy prolífico y por brindar por el estilo zoomórfico. Un autor que desde 1999 ha participado en numerosos proyectos, entre las que se encuentra la genial y antes comentada obra Donjon que elaboró con Joann Sfar y numerosos autores para Delcourt. Ahora llega La Mosca a nuestro país, la publica Planeta Cómic y mañana mismo sale a librerías. Claramente no es un imprescindible, excepto si no eres súper fan como yo del autor. Os puedo contar como anécdota que durante los 90 me propuse hacerme con todos los álbumes de Trondheim y La Mouche (La Mosca) fue uno de los más difíciles de encontrar. En 1995, fecha de su estreno, el autor aún no gozaba de su aura actual. Estamos ante un titulo que huele a álbum experimental, silencioso, donde el autor afina aún más su narración presentando a su feo héroe, lo que lleva a unos pasajes geniales (zoom, vistas improbables, etc.). La lectura de este álbum será rápida, porque es muda, salvo algunas aventuras. Es un poco un ejercicio de estilo, si queréis, un especie de cortometraje de humor al estilo Pixar. Pero en cualquier caso se trata de un ejercicio formal, uno más, donde Trondheim nos cuenta una historia rayando el absurdo, siguiendo a una mosca, desde su nacimiento hasta su…

Fácil de leer incluso para jóvenes que son capaces de prestar atención a algo más de dos minutos. En mi opinión, descubrir de algún modo la miserable y corta vida de una mosca. Así de simple. Y no es de extrañar porque Trondheim ofreció a menudo álbumes conceptuales con un principio sólido donde desarrollaba el ejercicio hasta el punto del absurdo. Aquí el lector seguirá la ruta de una mosca en su proceso de vida cotidiana y básica en su ciudad-país-mundo demasiado industrializado. El diseño minimalista presenta “personajes” dentro de un entorno realista básico y esbozado. Los degradados de grises permiten evitar gráficos demasiado minimalistas y representar determinadas perspectivas. Trondheim lo hace mucho más divertido, mucho más inventivo e interesante dentro de la simpleza que puede ser la vida de este insecto tan denostado.

Cabe señalar que La Mosca originalmente se trataba de un pedido para el mercado japonés que fracasó, pero Trondheim no tiró la toalla y reelaboró a su “héroe”, improvisando cositas más modernas y se nota en el resultado que el autor terminó divirtiéndose. Un buen remate. Lectura sencilla pero reconfortante, y es que Lewis Trondheim no es un autor cualquiera. Fue elevado al rango de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en 2005 y recibió el Gran Premio de la ciudad de Angoulême en 2006.

Si amáis el buen cómic europeo, tenéis que seguirlo.

Reseña: Todas las Princesas mueren después de Medianoche, de Quentin Zuttion

Imagino que como para muchos de vosotros el Festival Internacional de Angoulême es un evento en el que poner el ojo cada año para descubrir nuevos cómics, nuevas historias, donde se pueden encontrar grandes joyas del cómic europeo actual. Y donde ver títulos a los que estar atentos por si llegan a nuestro país. Por eso, cuando se da el caso y como ocurre en esta ocasión con Planeta Cómic, que trae uno de los ganadores del pasado año 2023, decidme, ¿quién demonios se lo va a perder?

Toutes les princesses meurent après minuit (Todas las princesas mueren después de medianoche) fue la ganadora del Premio Especial Juvenil del Gran Jurado. Y la premisa principal, más suspense no puede tener: “La vida sentimental de una familia peculiar”. Una novela gráfica pura que llega en pocos días a librerías dentro de la genial colección Es Novela Gráfica que se está marcando Planeta Cómic. Una colección con la que disfrutar de  grandes títulos, el más reciente Al son de un fado, de Barral, que disfruté muy mucho (https://www.cronicasliterarias.es/?p=14963). Historias que dejan regusto tras una buena sentada lectora.

En Todas las princesas mueren después de medianoche, durante un breve periodo de tiempo, seguimos a algunos personajes: una pareja en proceso de separación y sus hijos, una adolescente que descubre las alegrías y desilusiones del primer amor, y su hermano menor que toma conciencia de su homosexualidad y lucha por expresarse… con su mejor amigo en particular. Amores incipientes que sobreviven, otros que mueren: esperanzas y sueños chocando. Un guion que esplende muy profesional pese a la poca experiencia del autor, donde la narración está bastante bien labrada y no muestra demasiado patetismo. Bastante modesta y aireada, diría yo; la historia toma la forma de un día en la vida de una pareja y sus dos hijos. Un día que marca un punto de inflexión para cada integrante porque la pareja ha llegado a un punto de quiebre, la hija mayor está a punto de perder la virginidad, el niño está despertando su sexualidad y descubre que prefiere desempeñar el papel de princesa mejor que el de príncipe. Este último personaje es el más destacado y, sobre un tema difícil, Quentin Zuttion consigue pintar una imagen sensible y desprovista de cualquier voyeurismo. Los inmaduros, sus miedos y sus expectativas. El día termina en un punto de quiebre que invita a un nuevo comienzo, a una reconstrucción, muy bien traducida en el Epílogo.

El dibujo me pareció curioso. No sabría definirlo bien. Simple pero basados en colores pastel dando apoyo a los diseños algo amerimangas que le dan un toque curioso porque en ciertas viñetas cambian al punto clásico del cómic europeo. No sé definirlo bien. Pero esas son las sensaciones.

Quentin Zuttion progresa bastante bien.

Transmite agradablemente sus mensajes de tolerancia.

Hay algo en este título que complace por enteros a buen amante de la novela gráfica.

Reseña: Dragonero. SinAlma. Inframundo, de Vietti, Subic y Francescutto

Puntual como un reloj en diciembre nos llegaba a muchos Inframundo, el noveno volumen de SinAlma, la serie precuela de Dragonero, que con cada volumen avanza con más intensidad en sus tramas. Y es que tras los momentos rítmicos, y por así decirlo, reflexivos del último SinAlma: Tregua, toca volver a la acción más cruda y brutal para la compañía mercenaria que da nombre a la serie, en la que Ian Aranill sigue implicado en sus primeros asesinatos.

Tras la estancia de Los Desalmados en la ciudad de Merovia, cuya paz momentánea fue interrumpida por un acto imprudente por parte de Maadi, impulsada por un deseo de venganza que trascendió su lealtad a sus hermanos y hermanas de armas, la compañía se ve obligada a retomar sus andanzas en busca de nuevos trabajos. Y atravesando la desolación de un campo de batalla, Ian y compañía son golpeados por una sed insaciable que los lleva a buscar agua, búsqueda que termina con una pérdida entre sus filas, compensada en parte por el misterioso Kusuth, que se ha unido a ellos desde su partida de Merovia.

La marcha sin rumbo del SinAlma es interrumpida por el Capitán Greevo, que ha logrado encontrar el nuevo trabajo tan deseado: proteger a los trabajadores durante la construcción de una carretera en el sur, que debería tener como término la ciudad de Lashure. Pero para llegar al lugar de la obra es necesario atravesar el inquietante pantano de Mahlga…

A medida que avanza SinAlma, está demostrando ser una serie bastante versátil en cuanto a temáticas. Logrando presentar momentos con atmósferas siempre diferentes y heterogéneas: terror, suspense, belicismo, mazmorreo… En Inframundo nos encontramos ante una trama que, gracias al estilo y tonos, adquiere todos los rasgos de una historia de fantasía oscura, cuyas implicaciones se ven algo penalizadas por la poca extensión de la historia. Tan solo ochenta y dos páginas trae esta aventura. Un chupito de tequila. Y esta cortesía no nos permite detenernos en el encanto tanto del escenario como del antagonista del momento, dejando la sensación de estar ante un número de relleno hasta que llegas al final y te topas con el nuevo encargo de órdago para el SinAlma.

Algo que me dejó con el culo torcido fueron los papeles de Ian y Siran, a quienes captamos en un momento de intimidad en el último volumen, pero no intercambian una palabra aquí. El único hecho que se recuerda, en varias ocasiones, es la venganza de Maadi (comprensiblemente, considerando que ella interrumpió la tregua que dio nombre al cómic). Y otro personaje que parece más relegado que de costumbre es Avedis, habitualmente bastante elocuente y activo al participar en las vicisitudes de sus compañeros. No obstante, Inframundo salva los muebles enteramente por su lado artístico. En sustitución de Ivan Calcaterra, a los lápices de este volumen está Stevan Subic, un artista serbio que ya demostró su valía y su estilo brutal en El Tercer Día, también publicado por Sergio Bonelli Editore. Los colores siempre siguen siendo los de Paolo Francescutto… ¡Pero qué colores! Los tonos oscuros lo impregnan todo pero de un modo que se puede apreciar cada detalle, amaneceres grises de ceniza pero requetebien hechos. La crudeza de un buen puñado de caricaturas bailoteando por la mugre y hojas muertas. Un diseño para mí fascinante aunque desperdiciado, de algún modo, donde el antagonista del momento logra satisfacer incluso el ojo más exigente.

Especialmente disfrutable si como lectores de cómics de fantasía aplaudís cuando todo se gira hacia el género de terror. El género que reina en toda esta trama y sólo por eso es un ejemplar muy recomendable.