Reseña: Corto Maltés. Las Etiópicas, de de Hugo Pratt

Tengo un amigo de esos que conoces de hace años y gracias a internet. Por diversas razones coincidimos en muchos gustos literarios, es norteamericano pero vive en Chile y es lo que se considera un hater (todo es una mierda, menos lo que a él le gusta). De vez en cuando, dice frases tan esperpénticas que me hacen reír. Una vez dijo: «Quién no ama a Corto Maltés, no quiere ni a su padre ni a su madre». O yo lo traduje así al andaluz. Desde entonces, y cada vez que leo un nuevo álbum de este genial personaje, recuerdo esa frase. Aunque la máxima es un sinsentido, tiene esencia. Mucha esencia… En más de una ocasión he contado que conocí, o empecé a leer Corto Maltés, demasiado tarde. Por una serie de circunstancias que ahora no voy repetir. Desde entonces, me encanta ver como Hugo Pratt se divierte poniendo en un aprieto a Corto en ciertos momentos puntuales de la Primera Guerra Mundial. Lo suelta y lo deja ir de una página a otra, burlándose de los molestos, los orgullosos y los tontos, siempre dispuestos a matar y morir por orden de un superior. Volúmenes como Las Etiópicas que son un gustazo.

Por si aún queda algún rezagado o incauto que lo dejó pasar demasiado tiempo, Corto Maltés es una serie de cómics con dicho personaje como protagonista. Un marinero aventurero, un detective a la sombra, creado por el guionista y dibujante italiano Hugo Pratt en 1967. Una joya del noveno arte traducida a numerosos idiomas, un personaje debutante en la genial obra La Balada del Mar Salado, ya reseñada por nosotros. Aventuras que edita Norma Editorial, la siempre recomendable editorial que lleva sus títulos en nuestro país, la cual, cada poco reedita álbumes indispensables del personaje, en diferentes formatos para que el coleccionista decida. Actualmente, las está recuperando en orden cronológico, lo cual es todo un acierto.

En Las Etiópicas, la Gran Guerra (o Primera Guerra Mundial) está llegando a su fin. Corto Maltés se aburre. Marinero sin barco, se queda en Yemen. Como bien dice la sinopsis: en las cuatro historias que componen Las Etiópicas, veremos a Corto Maltés recorrer el continente y conoceremos a Cush, el mítico guerrero dancalo que se encuentra entre las creaciones más queridas de Hugo Pratt. Y es eso, en definitiva. Más que Corto, el verdadero héroe de las tres primeras historias es Cush. Os va a encantar este personaje, suntuosamente dibujado, flaco, mejillas hundidas, ojos orgullosos, cabeza en alto, rifle Lee-Enfield descansando sobre sus hombros… Cuidado, no os dejéis engañar por su falsa indiferencia. Tiene sonrisa cruel, dispara rápido y nunca falla en su objetivo.

Por si no fuera obvio, Corto se declara maltés, una nacionalidad quimérica, y cainita, una herejía judeocristiana desaparecida. Este capitán de la marina mercante no tiene tripulación ni acompañante, y Cush… es un guerrero afar de la tribu Beni Amer. Desterrado por su propio clan, se auto-proclama musulmán, pero conserva del Corán sólo una rápida moral bélica. No se reconoce a sí mismo como un maestro, ya sea de sangre, turco o inglés, y no tiene amigos, ni siquiera hermanos. Sorprendido, descubre en Corto a un igual, un hombre igualmente ferozmente libre. Si salva su vida, rechaza cualquier idea de deuda, alegando haber actuado solo por el placer de ejecutar a un enemigo. Mientras Corto observa y evita interferir, Cush es orgulloso, asustadizo y cínico. Provoca y mata, como algo natural. Y entonces, ¿qué les hace tan encantadores? Más que su individualismo casual, es la capacidad de ambos para enfrentarse a lo desconocido, al peligro, se llame como se llame. Son aventureros. Los que hayan leído a John Eldredge, que alegaba que el hombre moderno, urbano y civilizado se asfixia desde que renuncia a las tres aspiraciones básicas de la virilidad: una buena pelea, vivir una aventura y salvar de cualquier mal a una belleza… El hombre es sinónimo de fuerza.

Para los más clásicos, los que gustan de esa esencia: caminos llenos de peligros, los entresijos de emprender un negocio con un tipo con sonrisa de loco, la muerte a un paso… Las Etiópicas contiene historias que nunca olvidarán.

Reseña: Mermaid Project (Integral), de Leo, Jamar y Simon

Los Mundos de Aldebarán, Kenia, Tierras Lejanas o Centaurus son obras del genial Leo que no os deberíais perder los que amáis el cómic de Ciencia Ficción. Un autor de la BD del que quedaréis prendado, autor que veo muy lógico que ECC Ediciones haya puesto sus ojitos en él para trasladar sus obras a nuestro idioma. Obras geniales, cuando encima nos la publican con todos los álbumes recopilados en un solo volumen como ocurre en esta interesante Mermaid Project. Donde una vez más, la principal virtud de los guiones de Leo es que crea historias interesantes para adultos y muy instructivas para adolescentes, muchos de los cuales, sus cabecitas en potencia, aún son capaces de ignorar algunos de los aspectos más terribles que el ser humano está cometiendo con la Madre Tierra.

Mermaid Project nos lleva a la París de mediados del siglo XXI. Los combustibles fósiles están ahora agotados y no es bueno ser blanco (de raza blanca) pues todos los demás nos atribuyen ser los principales culpables del agotamiento de nuestros recursos naturales. Romane Pennac, una inspectora de policía que trabaja en esa París venida a menos, es blanca. Se le encomiendan investigaciones poco interesantes hasta el día en que una pareja viene a buscarla para contarle la muerte de su hija cuyo cuerpo ha desaparecido. Ella, trabajaba en Nueva York para la empresa Algapower, empresa especializada en la producción de metano (sustituto del petróleo, que se ha vuelto dificilísimo de encontrar). Algapower es una empresa que realiza manipulaciones genéticas con algas para obtener energía. Romane ve una conexión. Además, su hermano trabaja en dicha empresa y quizás pudiera inmiscuirse por ahí. Así que logra convencer a su jefe de ir a investigar a Nueva York, donde va a descubrir un terrible secreto. Una empresa, cuyas actividades van mucho más allá de lo imaginable.

Si no lo habéis pillado aún, sigo a Leo por ser un pedazo de autor de Ciencia Ficción, cuyas obras ven la luz en formato cómic. Y con originalidad en ellas, que es lo principal que valoro. En Mermaid Project, me gustó la inversión de los polos: los autores imaginan un mundo en el que la raza blanca junto con los estados occidentales, son los responsables de la alteración del clima y el agotamiento de las reservas. Nos han covertido en una marca de denigración. Hablando claro: somos los malos. Ya era hora, ¿no? Por otro lado, la investigación policial está bien realizada. Los giros en la historia no faltan, personajes principales muy complementarios y los papeles secundarios, numerosos, enriquecen la historia. El uso de delfines por parte de los militares no es nuevo, ni tampoco los experimentos genéticos, de hecho, es un tema actual. Y es un buen punto de enganche para una trama de anticipación (como las llamábamos antes). No estamos en una Tierra devastada por lo atómico, aunque aprendemos en el tercer volumen que hubo una Tercera Guerra Mundial, pero no fue del todo destructiva. La civilización ha aguantado con el progreso, la Tierra simplemente ha sufrido una regresión psicológica y humana; telón de fondo muy sólido para integrar la trama principal.

Los dibujos de Simon son muy chulos. Es ese dibujo que gusta y compensa tu vista, para los que amamos el cómic europeo. Línea clara, agradable de leer, dinámica y expresiva. Los decorados ayudan y la ambientación se consigue en muy pocos trazos. Y es que el artista logra crear un entorno creíble al tiempo que garantiza una lectura fácil.

En ningún momento encontré que la serie se alargara, diría más, son cinco álbumes que vas a querer leer de un tirón si tienes tiempo. Te lo recomiendo hacerlo así, para no perder la ambientación que crean. Mientras no nos centremos en la plausibilidad que enmarca la historia (circunstancias ecológicas, etnológicas, políticas), nos adentramos rápidamente en ella, gracias a los talentos combinados de estos tres autores (Leo, Jamar y Simon; cuatro, si contamos a Jean-Luc Simon, el colorista). En el cuarto álbum, las cosas se aceleran, cual peli de acción y te lleva a un final cuanto menos curioso.

Siendo sincero, un escenario no muy creíble en muchos sentidos… pero agradable de seguir y proporcionando buenas preguntas sobre la evolución de nuestras sociedades. Eso sí, si te gusta la buena Ciencia Ficción, deberías seguir las obras de Leo. Va en serio.

Reseña: Memoria, de Jean-Paul Eid y Claude Paiement

Una distopía. Sigo acumulando lecturas sobre este subgénero creador de sociedades ficticias indeseables en sí misma. Y es que a poco que escarbes, hay muchas ideas chulas por encontrar, leer, argumentos que inspiran. Memoria ha sido rescatada del pasado (en un solo volumen) por la recomendable editorial de manga y cómic europeo, Ponent Mon. Memoria es una de las mejores obras distópicas que existen en la BD. Una trama bastante bien labrada, desordenada en su sección central para desestabilizar al lector, nos muestra cómo existimos entre dos mundos, el real y el ficticio, y ambos pueden interpenetrarse. Eternamente comparable con el film Matrix, quizás algunos no sepan que se publicó exactamente el mismo año (1999). Curioso. Lo hizo como Le naufragé de Memoria, y en mi opinión, el potencialmente parecido es que el centro de todo es una matriz y…, los universos paralelos dan lugar a multitud de intrigas más o menos originales. No obstante, por cómo y dónde, más recuerda a la película Existenz, de David Cronenberg. Una genialidad no tan conocida.

Nos trasladamos a 1930, a una megalópolis americana llamada Memoria. Benjamín Blake es taxista, y en su ciudad, hasta el más pequeño escondrijo oscuro conoce… Hasta que un día, un cliente paranoico deja una maleta olvidada en el asiento trasero de su taxi. A partir de entonces, sabiendo lo que contiene, su vida se convierte en un delirio de pesadilla. Hay algunas verdades que es mejor no saber, dicen. Pues Benjamín y sus conciudadanos son, de hecho, simples criaturas informáticas que habitan una ciudad virtual. Los turistas del siglo XXI acuden a Memoria para revivir el frenesí de los locos años 20-30 y así satisfacer sus deseos más oscuros. El universo en el que están inmersos está totalmente sintetizado gracias a una gelatina o líquido inteligente desarrollado a principios del milenio por una inteligencia artificial. Benjamín es, por tanto, sólo un extra en este formidable parque de atracciones. Un juguete inteligente al servicio de estos turistas virtuales, quizás un juguete roto por SABER ya, más de la cuenta.

Las distopías a menudo se caracterizan por la deshumanización, los gobiernos tiránicos, los desastres ambientales y otras características asociadas con un declive cataclísmico en la sociedad. Las sociedades distópicas aparecen en muchas obras de ficción y representaciones artísticas, particularmente en historias ambientadas en el futuro. Las sociedades distópicas aparecen en muchos subgéneros de ficción y a menudo se utilizan para llamar la atención sobre el medio ambiente, la política, la economía, religión, psicología, ética, ciencia o tecnología. Por otro lado (y como no me gusta rebozar con una salsa diferente), aquí se toma como paraíso una especie de Nueva York de los años 30. Nos perderemos por completo en los meandros de esta triste historia para esos seres que en realidad, empiezan a saber que en realidad «no existen». ¿O sí? ¿Podemos estar en ninguna parte y en todas partes al mismo tiempo?

Una lectura que mezcla realidad, realidad virtual y mundo paralelo, al mismo tiempo. La segunda parte de la historia es una larga búsqueda de un intruso del mundo virtual, que opera en lo que él llama la Sombra, y que, sin esperanza de ser rescatado, luchará por restaurar la verdad. Es bastante profundo e interesante, lo que se cuenta al final del volumen. Es el típico: «¿Estoy jodido? Pues a la mierda todo…». Memoria sirve un dibujo clásico, con encuadres atrevidos pero bien vistos la mayor parte del tiempo. El diseño de Jean-Paul Eid es hermoso incluso si los colores no parecen bien elegidos. Sí que adolece de una coloración algo anticuada, pero estamos hablando de una historia con más de veinte años, y a mi modo de ver, para los distintos niveles de realidad, las diferentes texturas y atmósferas quedan ideales. Realmente, Memoria es un cómic que dan ganas de sumergirte en él, a poco que vas avanzando. Sin embargo, (ocurría con Matrix y con Existenz) tienes que aguantar un poco para que tu cerebro empiece a comprender. Sobre todo, si no has leído esta reseña.

Un guión que nada en un déjà vu. Una idea simple, que cambiando dos conceptos, se vuelve original. Pese a conocer conceptos, ningún riesgo de aburrirse al leerlo.

Reseña: Bobo. El Rey de la Evasión, de Paul Deliège

Quién conoce mi historia con los cómics europeos y la infusión que hizo en mí, mi tito americano desde hace décadas (sí, décadas), debe saber que una de las primeras viñetas que me puso por delante una mañana mientras desayunábamos en casa de mis abuelos fue Bobo. Por eso, la nostalgia me dio una bofetada con la mano abierta cuando me enteré que Dolmen Editorial, en su magnífica colección Fuera Borda, traía a nuestro país de nuevo, este clásico. Una vuelta al personaje más tonto, pero también más gracioso, que uno se puede echar a la cara. Yo leí el primer Bobo que apareció en las Mini-Récits, o mejor dicho, me leyeron; por que estaba en francés. Pero recuerdo incluso ponerme a traducir alguna que otra historieta en mis ratos libres pues en mi colegio se daba como asignatura Francés. Creo recordar que fueron diecisiete álbumes editados por la poderosa editorial franco-belga Dupuis.

Para quién no lo conozca, o tal como lo presenta la sinopsis, Bobo es el hilarante preso creado por Paul Deliège, que en sus intentos de evadirse prácticamente nunca alcanza resultados. Esta serie presenta las desventuras del prisionero, que a pesar de todos sus intentos siempre vuelve al punto de partida: ¡su celda! Bobo es un preso de la penitenciaría de Inzepoket. ¡Nos enteramos muy tarde!, decía mi tío (en el Spirou #2594) que fue condenado a 30 años de trabajos forzados por haber robado una bicicleta (la del Juez). El presidio de Inzepoket está dirigido por un director afable (¡rareza!) que busca tener prisioneros felices. A pesar de esto, Bobo solo tiene un objetivo: escapar. Pero Bobo está más que cansado de dar vueltas en su celda, por lo que intentará una y otra vez ser libre… para siempre. Bobo apareció por primera vez en Spirou #1204, el 12 de abril de 1961, en una mini-historia titulada Bobo escapa. Con 79 mini-historias y un número especial, tiene el récord de presencia en viñetas de este tipo.

Tenemos así, un tío diminuto vestido de presidiario, gruñón, que sólo piensa en escapar de la penitenciaría. ¡Y qué, por supuesto, recuerda a Joe Dalton! Pero el autor Paul Deliège convirtió a Bobo en su héroe más prolífico. Con los años, obviamente, he leído otras obras de Deliège, pero solo en Bobo encontré el verdadero humor. Por lo demás, estamos en la vieja escuela “Journal de Spirou”, ya sea por el dibujo, cercano al estilo de Franquin, o por el humor, que a menudo hace juegos de palabras (especialmente, con nombres de personajes o lugares) y otros muchos chascarrillos que pueden sonar a rancio pero que rebosan nostalgia e ingenuidad. Claramente, estoy pensando en Bobo como uno de los primeros cómics que mi pequeño va a disfrutar cuando aprenda a leer.

Bobo es el héroe más perdurable de Deliège, al que más se ha dedicado, en detrimento de creaciones más adultas como Les Krostons. Bobo es el prototipo de preso que teníamos en mente en épocas pasadas (cabeza rapada, vestido con un traje a rayas…), sus múltiples fugas siempre están condenadas al fracaso, pero cada una de un modo distinto. Algunas tan originales, que te sacaran una sonrisa. Unos gags que gustan y que es recomendable devorar en pequeñas dosis, como ocurre con todo este tipo de cómics de humor.

Entre sus virtudes: el buen humor basado en juegos de palabras, el tono loco y la galería de personajes extravagantes que rodean al «héroe». Desde el director de la prisión aficionado a las tartas, a distintos modelos típicos muy pelicueros como ancianos que ya no quieren salir de la cárcel, malos-malutos que mejor es no mirarlos directamente a la cara o atracadores muy peligrosos como Joe el Candoroso. También viejos sabios que no recuerdan porque están allí, o mi favorito, Julito el Pinreles, su antiguo socio. Y la historia del guardia penitenciario Tocho es tan loca como divertida.

En nuestros países vecinos, Bobo formó parte de esas viñetas humorísticas como Hultrasson, Capitaine Lahuche o Benoit Brisefer. Humor amable e infantil que no sé si alguna vez llegaron a nuestro país. Aunque me consta que en la Tierra de Conejos ya había otros cómics del estilo y en esa tendencia. Pero ya sea por el atractivo o por nostalgia de la buena (la que nos saca los cuartos a los polifrikis), recomendaría “tomar prestado” este clásico y degustarlo como buena botella de vino.

Reseña: ¡Viva la Anarquía!, de Bruno Loth y Corentin Loth

Cómics tan influyentes moralmente y de tanta sensibilidad como Dolores, tienen la culpa que este que escribe aquí quiera saber más sobre las obras de Bruno Loth. Los diseños de Loth son bonitos y detallados, en esa extraña manía que tiene de usar sólo marrón/beige y algunos azules en sus obras. Con Dolores (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2296), Bruno Loth realizó un rico trabajo sobre la memoria y el olvido, a través del prisma de la inmigración y la historia de una mujer que ha enterrado por completo su pasado y se viene abajo por la trágica experiencia de sus hijos. Ahora con ¡Viva la Anarquía!, podemos decir sin miedo a equivocarnos, que tiene muy presente los problemas sociales y políticos a los que se enfrenta el ser humano moderno. Y lo mejor de todo es, que este autor francés de la BD (Bande Dessinée), tiene puesto siempre uno de sus ojos en nuestro país.

El 15 de julio de 1927 tuvo lugar en Vincennes, un encuentro memorable entre dos anarquistas, Nestor Makhno y Buenaventura Durruti. Uno es ucraniano. El otro español. Uno había dirigido la revolución libertaria ucraniana en 1917. El otro lleva luchando toda su vida contra las injusticias de gobernantes y patrones. Ambos, rodeados de sus seres queridos, entablan una conversación fraternal sobre su viaje personal y los valores libertarios que defienden con ardor. Evocan las posibles vías para construir un mundo mejor donde no habría mandatarios, ni explotados, ni jerarquías, y donde el Estado y la propiedad serían abolidos. Un sueño de fraternidad, igualdad y libertad que muy pocos defienden.

¡Viva la Anarquía!, es una de las últimas novedades de la siempre interesante editorial Ponent Mon. Un álbum, nuevo guión y dibujo, del también siempre interesante Bruno Loth. Otro excelente cómic europeo que se lee, se siente y se disfruta, independientemente de tus inclinaciones políticas. Aquí se trata la Anarquía. Y se expone junto al caso de dos personas que la representaron de pies a cabeza. El señor Loth, después de haber trabajado ya mucho en la Guerra Civil Española, rinde homenaje a través de esta historia a una de las punta de lanza de este movimiento: el ucraniano, Nestor Makhno. Nos cuenta como fue su encuentro con Buenaventura Durruti, otro personaje marcado por los acontecimientos en pos de su visión de la lucha por un mundo mejor. Un mundo mejor donde todo debe ser más igualitario. Una idea que desean internacionalizar. Una historia que nos permite por un lado (re) descubrir estas dos figuras emblemáticas de dicho movimiento y a su vez, desempolvar este pensamiento de una forma original e inteligente. Tras la liberación de tres anarquistas españoles (entre ellos Durruti) que intentaban atentar contra Alfonso XIII en su visita a París en 1926, pero que fueron liberados en Francia únicamente acusados por posesión de arma ilegal, en esta ocasión, Makhno también está presente para apoyarlos a su salida y se reúnen alrededor de una buena mesa para rehacer el mundo y discutir ese difícil viaje. ¿Una indirecta muy directa a los gobiernos de España y Argentina de entonces?

Lejos de ser didácticos o doctrinarios, es bueno dejarnos llevar por historias para descubrir los viajes y las luchas de personas, muchas veces dolorosas. Luchas que tuvieron que liderar. Bruno Loth sabe cómo cautivar al lector con estos momentos de vidas singulares. Además, crea esa impaciencia de querer saber más cuando llegas a la ultima pagina… Así que olvida todo lo que crees saber sobre Anarquía. Cuando eras más joven (o quizás no hace tanto) en un momento u otro debiste haber gritado el famoso ¡Abajo el Gobierno! Quién no. Quién está de acuerdo con los mandatarios totalitarios o las leyes que solo benefician a unos pocos. A los más acaudalados, por supuesto. En mi opinión apolítica (porque no creo en ningún político, ni partido, corrupto, el que menos, en un país de pandereta), la anarquía no es lo que la mayoría de la gente cree. Es decir, un modelo de algarabía donde la vida no es más que una orgía de líos donde todo el mundo hace lo que plazca. Para más información, les remito a este excelente cómic que no tiene nada de educativo, pero sí, a través de otros ojos, de otras vidas, podréis ver/tener una idea general de lo que propone dicho movimiento.

Un buen álbum con gráficos llamativos que expresan a la perfección las atmósferas de Ucrania o Cataluña, realzadas por una coloración suave de Corentin Loth. Un cómic excelente que le da a la Anarquía, letras de nobleza. Se rumorea un segundo volumen.

Allí estaré.

Reseña: Django. Mano de Fuego, de Salva Rubio y Ricard Efa

Django, Mano de Fuego es la biografía más hermosa en formato cómic que he leído este año. Los que estén algo puestos, puede asociar rápidamente a Django Reinhardt con el «jazz manouche» (como se conoce en Francia al “gypsy jazz”), un estilo de jazz, enmarcado dentro del swing. Una expresión que fue acuñada por el mismísimo Django Reinhardt en los años 30 del pasado siglo… Ahora, os debo confesar (si no lo he hecho ya) que soy hijo de músico, y tuve una niñez donde veía a mi padre ensayar con su guitarra día sí y día también. Cuando estaba en casa, por que lo normal era que estuviera de viaje. A lo que voy, es que mamé todo tipo de músicas en mi niñez, y aunque nunca fue mi afición número uno, aquí estoy, que puedo aficionarme por un tiempo a cualquier estilo. Me gusta todo. Algo que curiosamente se ha trasladado a la que sí es mi afición top-one: la lectura. Leo de todo, y bien hecho, me puede gustar casi cualquier género. Es por ello que le di la oportunidad al que ha resultado ser un precioso álbum de la BD (sí, con autores españoles), donde vuelven a formar tandem el siempre maravilloso Salva Rubio (que ya me encantó en El Fotógrafo de Mauthausen) y Ricard Efa (Sola), ilustrador que no me extrañaría nada que se lo llevara un día Disney/Pixar para futuros proyectos. En un formato genial, Norma Editorial nos trae la oportunidad de descubrir y saber más, sobre el considerado primer músico de jazz de la historia en el continente europeo.

Django, Mano de Fuego es una biografía parcial. No vamos a seguir la vida de este genio al completo. Más bien, el período entre sus dos nacimientos. ¿Un segundo nacimiento? En este álbum me enteré de eso y debo admitir que entiendo por qué podemos hablar de un segundo nacimiento y cómo es algo potente dentro del mundo emocional. Una historia contada con gran habilidad donde nos sumergimos en la atmósfera gitana de principios del siglo XX, en Bélgica, para la introducción y su primer nacimiento. Después ya nos trasladamos a los suburbios parisinos para los primeros pasos de Django en la música. Por que Django es en principio un joven intratable, problemático, odia la idea misma de la escuela y prefiere huir y rebelarse para ir a escuchar música en secreto, llevándose consigo a su hermano pequeño que le sigue obedientemente. Django es egoísta, completamente centrado en sí mismo, pero también en la música que es su pura obsesión. Y es esta obsesión y esta fuerza de voluntad lo que le empujará a trabajar incansablemente en ese arte y perfeccionarlo. Mostrándose un verdadero genio artístico, sobre todo, para su corta edad. Baste decir que cuando encuentra el éxito, su narcisismo y su exceso de confianza no mejorarán. Pero la vida es esa amiga que te golpea cuando crees que ya no pueden darte más.

Un drama lo cambiará todo.

A pesar de este lado mono-maníaco e imbuido de sí mismo, los autores consiguen que Django caiga bien. Incluso que lo consideres entrañable. Muchos hemos conocido gente así: especiales, que ellos mismos saben que lo son y se muestran así ante el mundo. Pero, a veces, no podemos evitarlo y nos caen bien. Nos hacen sonreír. En Django, Mano de Fuego también es fácil apegarse a su amor Naguine, su hermano pequeño Joseph (a pesar de lo demasiado sumiso que es) y a toda la pequeña comunidad gitana en la que viven, como una gran familia llena de vida y sensibilidad.

Más allá del calvario del drama, si lo analizamos, en obras así estamos asistiendo a la renovación del héroe, del verdadero superhéroe, poderoso en fuerza de voluntad, hasta este momento que le hace despegar por fin y dejar todo lo malo detrás. Su segundo nacimiento.

Django fue el más importante de un grupo de guitarristas gitanos del área de París que actuaron entre las décadas de 1930 y 1950. El estilo del “vals mussete” se convirtió en uno de los componentes importantes del repertorio del “gypsy jazz”. Reinhardt se caracterizaba por mostrar una faceta cromática oscura, combinada con la articulación swing de la época. Es considerado el primer músico de jazz en Europa que ejerció una influencia similar a los grandes artistas estadounidenses. En su música fusionaba swing con la tradición musical gitana del este europeo. Aunque no sabía leer música, Reinhardt compuso —a solas y junto a Grappélli— varias melodías sumamente originales y exitosas como Daphne, Nuages, Manoir de Mes Rêves, Minor Swing y la oda a su compañía discográfica de los años 30, Stomping at Decca.

Django, Mano de Fuego es un álbum verdaderamente hermoso que rinde homenaje a uno de los mejores guitarrista de jazz de todos los tiempos. Una obra premiada en Bélgica. A ver si nos vamos poniendo las pilas ya aquí.

Reseña: Cara de Luna (Integral), de Alejandro Jodorowsky y François Boucq

Uno de los autores a cuyas obras me gusta enfrentarme siempre sin saber nada de nada, son las creadas por Jodorowsky. Diferentes, especiales, con un toque picante en ocasiones… La vida misma. Un creador curioso que se preocupa por sorprender. De los que me sorprende (valga la redundancia )porqué nunca decidió dedicarse a lo literario más que a la viñeta, ya que en sus obras refleja esa inquietud por crear algo, más para que tú mismo desarrolles tu imaginación, que otra cosa. Por ello, un pensamiento que tengo a menudo sobre él es que Jodorowsky siempre ha sabido (o siempre ha tenido la oportunidad de) rodearse de muy buenos ilustradores. Y Cara de Luna no es una excepción. Aquí coopera con François Boucq, para convertir un guión realmente bueno en perfecto, que retrata el universo delirante fruto de la fértil imaginación del autor chileno.

Una historia urdida por Jodorowsky, de las que a él le mola crear. Da rienda suelta a su imaginación, creando una sociedad totalitaria, mezclando arcaísmos y modernidad (un comentario válido tanto para las ideas como para los objetos); que obviamente se rebela, y por supuesto, un granito de arena, en la personalidad de Cara de Luna, una especie de espíritu sencillo y dichoso con inmensos poderes, que atraviesa el peligro con la misma inofensividad que las balas en su cuerpo. Un mundo de barro, grandilocuente y a veces grotesco (ver los delirios verbosos y paranoicos del dictador, y los fríos cálculos de su madre, ver las orgías en el gran burdel, etc.), un mundo donde la locura a veces se da un aire poético (como la catedral que renace de sus ruinas, por ejemplo), incluso en medio de escenarios que no se prestan fácilmente a ella.

Norma Editorial presenta este portentoso volumen en tapa dura que recoge en formato íntegro, esta genial historia fantástica que supuso el inicio de una larga colaboración entre dos genios del noveno arte. Un cómic absolutamente revolucionario que llega ahora en una edición definitiva repleto de extras donde encontramos en un mundo diferente los temas favoritos del autor. Aquí hablamos más de una lucha por el poder, idea que está muy bien explotada y aunque al principio cuesta un poco hacerse con tantos personajes nuevos, el escenario es cautivador -nunca mejor dicho- y está lleno de ideas originales. Con un dibujo de Boucq muy curioso y atractivo que dan ganas de sumergirte en su trabajo.

¡Es la Ovocracia! Una dictadura insular y sanguinaria a las órdenes de un par de campesinos rudos y advenedizos, antiguos vendedores de huevos. Los oprimidos, los rebeldes, viven en alcantarillas, verdaderas mazmorras llenas de trampas mortales, donde la policía no puede desalojarlos. Incluso el océano ruge, y misteriosas y devastadoras olas descienden cada vez más sobre una isla que está a punto de estallar. En medio de toda esta violencia aparece un ser imposible: Cara de Luna, el Domador de Olas. La dictadura del Kondukator Óscar, líder supremo que gobierna con mano de hierro sobre los habitantes de la isla tendrá que lidiar con la aparición de ese ser misterioso, capaz de controlar las aguas y que quizás sea la esperanza de un pueblo afligido…

En Cara de Luna estamos en manos de Jodorowsky, y por lo tanto no podremos escapar a una buena dosis de religión y de misticismo fusionado. Aquí sí están presentes las clases de religiosos que en realidad son los que dirigen los estados totalitarios. Además, en la faceta artística, aquí todo el mundo es físicamente horrible. Los gráficos de Boucq nos ayudan a reflejar la “belleza”, son magníficos pero no especialmente «agradables» a la vista. Los malos no solo son estúpidos y crueles, son feos. Pero no así los héroes. La inocencia de Cara de Luna no le impide desencadenar gigantescas olas que barren todo a su paso, y ese momento en que se construye la catedral invisible es un instante verdaderamente asombroso y sublime. Bello. Momentazo poético de la historia que amplificaría en intensidad con una buena banda sonora y que sueña con ser película.

En general, una historia original y convincente que merece un vistazo. O dos. Para pillar detalles. No es la mejor serie de Jodorowsky, pero sí una trama original, hermosa y salvaje al mismo tiempo. Donde el guionista se dejó llevar por la poesía y el siempre atractivo que como especie nos produce el mar. Momentos alucinantes a este cómic no le faltan: la matanza del orco (horrible), la cueva de la monstruosa reina madre con ese tipo de gang-bang místico, la pandilla de terroristas punk en las cloacas… Una de la mejores locuras escritas de Alejandro Jodorowsky.

Reseña: El Verdugo, de Mathieu Gabella y Julien Carette

Él es la Mano de Dios en la Tierra.

Si lo decide así, les dará la última hora a sus víctimas…

Mathieu Gabella regresa con una historia fantástica en un Paris oscuro y medieval, algo más que evocador. Esta vez se trata de un verdugo que cultiva su singularidad como un sacerdocio, casi una penitencia, un trabajo. Una vez cerrada la idea, surge un paralelismo con el Roy des Ribauds (una obra maravillosa de Ronan Toulhoat y Vicent Brugeas), por la forma y algunas subtramas por la sustancia. En la forma, el París con ganas de auge y potencia de una ciudad emergente de comercio y desesperación; más que una introducción, tenemos un enorme decorado. Pero mola que, al que todos llaman El Verdugo aparezca como un superhéroe, un todo-lo-puede que también tiene su propia debilidad. Y, por supuesto, mantiene su identidad en secreto para la ocasión. Más cerca de Batman que de Superman, comparte con sus homólogos estadounidenses la imperiosa necesidad de tener una misión digna de su dimensión demiúrgica y luchar contra una némesis que le atosiga. Sin embargo, el guionista de La Licorne quiere marcar la diferencia y hace evolucionar a sus protagonistas en un París medieval y no en medio de una megalópolis moderna. Además, con el paso de la trama, los personajes maduran y redondea el conjunto dotándolo al final de libre albedrío. Es decir, un final donde puede pasar de todo. Y eso mola.

El Verdugo es uno de los integrales más recientes que Norma Editorial edita. Una obra de la siempre genial BD, que recopila los tres álbumes que vieron la luz en Editions Delcourt en 2016, 2017 y 2018. Tan solo dos añitos después nos llega esta chula obra que uno asocia rápidamente a un Jorobado de Notre Dame malévolo que rompe sitio y se lanza a la calle a hacer el Mal. Pero tampoco es eso. Como se advierte en la sinopsis, se trata de un Don que se adquiere si se hace voto de soledad. No nos convertimos en superhéroes, sino en súper verdugos indestructibles para llevar a cabo una justicia despiadada contra los criminales o gente que se ha salido del camino correcto. Darles caña a los notables que han adoptado tolerancia cero incluso con niños. ¿Quién no querría una ocupación así?

El primer álbum, ¿Justicia Divina?, dista mucho de ser perfecto pero sinceramente tenéis que seguir. Por que un poco más adelante tiene unas cualidades innegables que nos hacen querer seguir la lucha de este verdugo contra ese bufón que también es capaz de hacer magia y que salva a una pequeña víctima de su justicia divina e implacable. Así llegamos a Mascaradas que ya sí es un buen álbum que engancha de todas-todas a la serie. Donde un bufón se eleva sobre la ciudad desde lo alto de un campanario, la luna se cierne sobre él, no, esta no es una nueva aventura del Joker contra Batman, pero sí que hay dos seres poderosos enfrentados en lo más alto de una París medieval. Mathieu Gabella aquí saca lo mejor de sí mismo y confecciona un escenario que relanza lo contado en el primer álbum. Como dicen los galos, una historia cosida con hilo blanco. La segunda parte de una obra donde tras una serie de encuentros y desencuentros ya se presagia un desenlace oscuro y sorprendente.

El tríptico llega a su fin con La Fiesta de los Inocentes. Un escenario que sorprende con el dibujo de Carette haciendo mella en nuestros ojos. Cantidad de detalles muy guapos. Pero aquí llegas con la intriga de querer conocer urgentemente el destino final (¿trágico?) de El Verdugo: Su nombre hizo temblar París y resonó en todo el reino… Pero apareció el Bufón y su mundo se derrumbó. Peor aún, descubrió que otros habían desarrollado el Don…. Sin embargo, hay más en el ajo, un grupo creado para matarlos a ambos. Entonces, ¿es el momento de la Sagrada Unión?

La Fiesta de los Inocentes se acerca.

Como os decía antes, El Verdugo es el claro ejemplo de que nunca puedes juzgar una historia por su inicio. Sí, es cierto, un comienzo no tan bueno a día de día en el mundo de las prisas, puede ser letal. Muy pocos dan segundas oportunidades. Pero gracias a Norma Editorial, El Verdugo nos llegó en formato íntegro y así no tienes otra que seguir leyendo, para darte cuenta que la trama se disfruta y ves que quizás, Mathieu Gabella y Julien Carette, podrían ser invitados por DC Cómics a hacer algo con Batman en no mucho tiempo.

Reseña: El Arte del Crimen (Integral), de Omeyer, Berlion, Stalner, Mauro, Liberge y Karl T.

En este mes del Terror, Ponent Mon nos trae un primer integral de El Arte del Crimen, una serie de álbumes con un curioso argumento en común. Nueve artes. Nueve crímenes. Una vida. Cada álbum describe una intriga criminal ligada a una de las nueve artes principales: pintura, literatura, escultura, cine, música, arquitectura, teatro, audiovisual y, por supuesto, el cómic. Este primer integral de El Arte del Crimen recoge los cinco primeros, cada volumen, realizado por un diseñador diferente, acometiendo así su propio universo ya que se desarrollan en distinto lugares y épocas. Pero a medida que avanzan los álbumes, surgirá un arco narrativo general, inaudito en los cómics, que dicen que se completa en el volumen 9 donde Rudi Boyd Fletcher nos aportará una revelación final…

Pero, ¿quién demonios es Rudi Boyd Fletcher?

El Cómic: Planchas de Sangre

Manhattan, 1972. Art Blumenfeld, un viejo filántropo multimillonario que hizo fortuna en el cine, envía una carta a Nora Hathaway, una joven india mestiza, instándola a que lo conozca en Nueva York. Dentro del sobre hay una copia de un cómic de culto de la década de 1940: El Camino de Mesa Verde, cuyo autor Curtis Lowell, un hombre que murió accidentalmente. Un álbum inacabado que ha alimentado la obsesión de… ¡Rudi Boyd Fletcher!, durante años. Cuando Nora llega a Blumenfeld’s, el anciano ya está muerto, víctima de la locura y la búsqueda sangrienta de un hombre… Arrestada por la policía y acusada del crimen, Nora podrá contar con la ayuda de un solo hombre: John Stoner Snail, un policía inusual. El único que la cree. Pero para salvarla, tendrá que perseguir al tal Rudi Boyd Fletcher.

La Pintura: El Paraíso del Terror

París, 1860. Hippolyte Beauchamp, joven pintor talentoso y ambicioso, vino a conquistar Montmartre armado con sus pinceles y su fuerza interior. Cuenta además con la ayuda de su amigo de la infancia y rico heredero, Maxime. Una noche, borrachos de absenta, son atacados por dos matones. Después del enfrentamiento, Hippolyte pierde a su mejor amigo y mata a uno de sus atacantes. La mirada de este muerto, despierto y con la mano en el corazón crea en el artista una emoción tan fuerte que pinta un cuadro, sobrecogido por todo lo sucedido esa noche. El éxito es tab grande, tan inmediato, que todos los críticos se apresuran a elogiar dicha obra maestra. Pero el joven pintor siente un mal que le sobreviene. Por cada cuadro, un crimen…

La Arquitectura: Libertalia, La Ciudad Olvidada

1640. En las costas de Jamaica, Aldaïr Mac Allister, un joven arquitecto inglés con ambiciones demasiado innovadoras para su época, se cruza con Bart Kingsley, un pirata carismático adorado por su tripulación. Aldaïr y él llegarán juntos a la jungla de Borneo donde se toparan con el verdadero espíritu de una ciudad utópica: Libertalia, una ciudad de hombres y mujeres libres e iguales. Pero gracias a su compañía, el joven arquitecto inglés se verá perseguido por la armada más poderosa de la época, la terrible flota de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales. Los holandeses están dispuestos a hacer cualquier cosa por atrapar al pirata Bart Bart Kingsley y destruir el espíritu peligrosamente subversivo de esa ciudad llamada Libertalia.

La Escultura: Electra

¿Roma y su civilización justificando todos sus crímenes? Electra, reconocida escultora corintia, siente simpatía por el pequeño Zacharias, cuyo talento emergente le encanta. Estamos en el 146 a.C. y pronto las legiones romanas pondrán la ciudad a sangre y fuego. Mientras la gente huye del invasor, Zacharias correrá todos los riesgos para salvar su escultura. Loca de angustia, Electra acaba encontrándose con él en su propio taller. Ella solo puede presenciar el sangriento asesinato del niño y llena de dolor e Electra hará cualquier cosa por identificar al culpable y denunciarlo en el mismísimo corazón de Roma.

El Cine: El Sueño de Curtis Lowell

Claqueta final en Hollywood, 1939. Art y Franck Blumenfeld filman las últimas tomas de su próxima película. Durante una pausa, se topan con un nombre en el periódico que los congela de miedo: el de Curtis Lowell, autor de una historieta publicada. Un año antes, los hermanos Blumenfeld habían contratado a Lowell como escenógrafo para una película que debería haber hecho fortuna. Fue el primer western filmado íntegramente en entornos naturales, en el corazón de Monument Valley, con acrobacias nunca antes vistas y indios reales como extras. Desafortunadamente, el rodaje se detuvo abruptamente después de un drama sangriento: en un ataque de locura, Curtis Lowell asesinó a uno de los indios y agredió a Franck antes de huir. Eso, según la versión oficial…

Entonces, ¿se puede llegar a matar por un cómic? ¿Por una obra de arte? ¿Son estas inspiradoras o parten en todo su esplendor de un macabro crimen? ¿Una cosa lleva a la otra?

Curiosos álbumes que exploran esa fiebre creativa, ese morbo que va tan de la mano.

Reseña: Merlín (Dos Integrales), de Sfar, Munuera y Morvan

Joann Sfar es ese prolífico dibujante y guionista de cómic francés, ilustrado, que en apenas diez años ha generado una obra sorprendente y atractiva que le ha puesto en el podio más alto de la BD, la comunidad generalmente llamada Cómic Europeo. En boca de todos últimamente en nuestro país por su genial obra La Mazmorra (Integralazo que se ha marcado Norma Editorial hace nada), muy hypeado por lo que hace, me puse a buscar más cómic de él y me topé con Merlín; una visión aún más épica de las novelas de Fantasía clásica que Dolmen Editorial ha dispuesto ya en dos sendos tomos recopilatorios.

Joann Sfar es ese prolífico dibujante y guionista de cómic francés, ilustrado, que en apenas diez años ha generado una obra sorprendentemente extensa y atractiva que le ha puesto en el podio más alto de la BD. La comunidad generalmente Cómic Europeo. En boca de todos últimamente en nuestro país por su genial obra La Mazmorra (Integralazo que ha publicado Norma Editorial hace nada), muy hypeado por lo que hace, me puse a buscar más cómic fantástico de él y me topé con Merlín, una visión aún más épica de las novelas de Fantasía clásica que Dolmen Editorial ha dispuesto ya en dos sendos tomos recopilatorios. Alguien me dijo: ¡Atención, precaución! No te equivoques, Merlín tiene pinta juvenil pero para nada lo es. Bajo una línea llamativa, redonda, divertida y atractiva, bajo colores brillantes y alegres sin llegar a ser rimbombantes, se esconden historias a veces más adultas de lo que parece, para nuestras queridas cabelleras rubias o morenas o pelirrojas o… No veo ninguna denigración en esto, eh. Y es que siempre he dicho que dentro de los tres grandes géneros, el humor bien llevado, puede generar una obra que puede ser puro deleite degustarla. Me gusta cuando los autores toman historias o eventos de la Edad Media y los ridiculizan. La juventud de Merlín, El Encantador, visto por Sfar es pura delicia. Dice que, Merlín antes de convertirse en «hechicero profesional», tuvo dos amigos muy divertidos: Jamón y Tostada. Tres chavalitos puros juntos así, que recorren en cada álbum emocionantes aventuras a través de bosques, castillos y sendas sombrías inexploradas.

Con esta serie, Sfar revisita cuentos, fábulas y novelas populares, pervirtiéndolas con un poco de humor y personajes un poco excéntricos. A priori, dirigida a un público joven, pero como alertaba my friend, cruza bien la barrera de la edad, y algunos rasgos o situaciones de humor están hechas directamente para mayores…, personas ya con una ed… ¡Para nosotros!

El primer integral contiene los tres primeros álbumes de la serie. Empieza con Jamón y Tostada (donde conocemos al joven Merlín y sus golfos amiguetes, además de conocer a una joven princesa y bruja, con mucho lío de por medio); en Merlín contra Papá Noel (casi que el titulo lo dice todo); y Merlín va a la playa es una visión muy particular de la famosa Batalla de Hastings (1066), tergiversada hasta un punto que no podéis ni imaginar.

Todavía me estoy riendo.

El segundo volumen y último lo tenéis como novedad ahora mismo. Y completa una edición y recopilación en dos tomos de una serie editada por primera vez en español. Contiene otros tres álbumes: El Romance de la Madre de Renart (tenía que suceder: Merlín y su colegas viviendo los famosos poemas medievales de Roman de Renard que están ambientados en una sociedad animal y su principal protagonista es Renart, el zorro); Tostada e Isolda (el amor ha venido para jodernos/joderlo todo) y Papá Merlín (donde Pata, es un bebé enorme que llama a Merlín «¡Papá!» y…, ¿de dónde viene este mocoso que lo destruye o se come todo?).

El más que lindo dibujo de nuestro compatriota José Luis Munuera (que cuentan fue rechazado por editores españoles por su estilo «demasiado francés». ¡¡Diosess!!), ahora se le puede ver regularmente publicando junto a Joann Sfar y Jean David Morvan en las poderosas editoriales galas Delcourt, Bayard y Soleil.

En Merlín vais a encontrar historias que parecen destinadas a ser contadas por una libélula a sus libélulas, una abuela a sus ovejas o una vaca a su dulce pasto. Estas aventuras ubicadas en una Edad Media muy chatarrera cuentan de un Merlín impetuoso y jovial, todavía muy lejos del anciano sabio que se convertirá en leyenda. Sus dos compañeros -Jamón, el cerdo (el más reflexivo del trío) y Tostada, una especie de ogro/árbol poco lúcido-, aportan esa gracia que vuelven las tramas más locas aún. Historias divertidas y bastante palomiteras, una serie que aporta buenos ratos de lectura.

Para leer, reseñar, disfrutar, recomendar y, por supuesto, regalar.