Reseña: Tintín. La Oreja Rota, de Hergé

La añoranza siempre nos pide volver a leer, lo que una vez fuimos…

La Oreja Rota es una pequeña aventura que le permitió a Hergé divertirse un poco saltándose el atolladero político con el que normalmente usaba sus cómics. Un guión más liviano, pero jocoso y bien ideado si se analiza en profundidad. Definitivamente, es uno de los pocos álbumes que gana con el paso del tiempo. La Oreja Rota, leído con ojos de adulto, es una pequeña y extraña historia de Tintín. Por un lado, comienza como una especie de aventura misteriosa, con un artefacto robado de un museo y luego reemplazado la noche siguiente, con una pequeña nota pidiendo disculpas como si de una broma infantil se tratase. Algo común, así que las autoridades deciden seguir su día a día -«sin prisa, pero sin pausa»-. Pero nuestro Tintín no está nada convencido con lo ocurrido y… Bueno, me encanta ese comentario que hacen muchos críticos de cómics sobre el maestro y que viajó a sus propias historias: «Hergé no se va por la borda…». Por lo que probablemente sea mejor ignorar algunos de los agujeros de trama más obvios (¿Por qué robar el artefacto y reemplazarlo más tarde? ¿Por qué no robarlo y reemplazarlo al mismo tiempo? ¿Cómo es que, en un museo poblado de historiadores, un joven periodista es el único que nota el error?); estos elementos son todos necesarios para que Hergé establezca su atmósfera misteriosa y eso nos debe valer. Para colmo, La Oreja Rota tiene todas las características de típico thriller pulp, esos tan molones que nos encantan a algunos, y por los que estiramos nuestra suspensión de la incredulidad.

Según la policía, el caso está cerrado», informa Tintín en la redacción, «pero esa no es mi opinión…»; y así comienza el viaje del periodista más famoso del noveno arte. La Oreja Rota es el sexto álbum de la colección (que se pueden leer independientes por si alguno os lo preguntáis) que Editorial Juventud tiene en su catálogo actualmente. Una de las primeras historias en las que Tintín todavía es reportero, pero donde comienza a dejar de lado un poco-bastante el tema para adoptar el modo investigador. Y lo mejor es, que provoca que nos interesemos por lo mismo que a él le llama la atención. Un buen impulso que en este caso nos lleva a viajar a América del Sur, una buena trama que me recordó bastante al maravilloso misterio de Los Cigarros del Faraón, uno de mis favoritos.

Y es que me encantó de La Oreja Rota, lo tío-duro que Tintín se vuelve aquí; al ver a un matón irrumpir en su casa, Tintin saca una pistola y se sienta en un cómodo sillón. Sólo le falta un brandy en la otra mano y ajustarse el borsalino antes de apuntar al insensato. Y comienzan una serie de acusaciones. Es posiblemente el Tintín más duro que he visto en una escena. Dicho esto, se hace bastante claro desde el principio que el maravilloso sentido del humor sesgado de Hergé va a tomar asiento, y si bien el artista nunca podría ser acusado de tomarse a sí mismo (o su escritura) demasiado en serio, La Oreja Rota, es quizás la primera entrega que podría describirse legítimamente como una «comedia» en lugar de «aventura con toques de comedia». El autor hace algunas observaciones maravillosas sobre la fiebre revolucionaria que azotó a Sudamérica durante los años treinta, y la historia incluye lo que podría ser uno de mis chistes favoritos de la serie, con Tintín atado y frente a un pelotón de fusilamiento, el país derrocado y él liberado, pero antes de que pueda ser desatado, el país vuelve a estar bajo el mismo gobierno otra vez. Es brillantemente absurdo y demuestra la habilidad de Hergé con este tipo de situaciones surrealistas.

Y más que una pizca de chistes sobre los intentos de asesinato en duelo que inevitablemente fracasaban, un loro que identifica a un asesino y un explorador con el «pasatiempo favorito» del ventriloquismo. De hecho, toda la trama secundaria del petróleo alrededor del Gran Chapo sería una farsa si no se basara en la historia real de la Guerra del Gran Chaco, donde las compañías petroleras mpulsaron a dos naciones a la guerra por un petróleo, que al final ni existía.

Un álbum de Tintín que no había leído. Otra joyita del maestro belga.

Reseña: Superman. Año Uno, de Frank Miller y John Romita Jr.

Con todo el escándalo con respecto a las continuas dificultades de Batman: Damned, DC avanza firmemente con su sello Black Label. Quizás para sofocar los humos, se hizo otro recuento; los primeros años de Superman. Y ahora algunos diréis, ¿cuál es el punto? No hace mucho tuvimos el fantástico Superman: American Alien que cubre un terreno similar (en intención). Se llegó a valorar como un fallo de inicio de El Hombre de Acero, de John Byrne, pero el caso es que a todo el mundo gustó. Y lo digo ya: Superman Año Uno va por el mismo sendero. No defrauda a nadie.

Nada más y nada menos que Frank Miller, es el guionista que lleva a Clark Kent a través de sus primeros años. Pero es un Clark diferente. Casi desde el principio, hay una silenciosa arrogancia en él, ya que se da cuenta de lo diferente que es de sus adoptados Ma y Pa, sus amigos de la escuela y los matones necesarios de turno. Este Clark no es tan simpático como el Clark al que estamos acostumbrados. Y eso mola. Que sí, que sí, que basta que cambies algo y tanto conservadores como gente de a pie se quejará. No obstante, por mucho que mole, se quejarán. Pero lejos de esas almas innrenovables, Miller siempre demuestra ser como mínimo diferente a sus semejantes. Y bueno, siempre me han gustado las historias de Superman que cuestionan cuánto poder puede usar realmente la persona más poderosa del planeta.

Al igual que Miller, el ilustrador John Romita Jr. ha tenido varios detractores por su estilo a veces pesado, pero por mi parte seré breve: cuando lo borda, lo borda. Y en Superman: Año Uno un buen costurero es. Entonces, ¿cómo los duetos en las canciones? ¿Qué fue antes? Bueno, da igual. De todos es sabido, que uno siente atracción por lo que de dos grandes artistas pueda surgir. Y si es una historia corta y con un personaje de renombre…, todo suma.

Magnífica esta edición y en este nuevo formato del Superman Año Uno, de los consagrados Frank Miller y John Romita Jr, los cuales cuentan a su modo, desde la huida in extremis del agonizante Krypton hasta el aterrizaje en las bucólicas tierras de Smallville. El viaje emprendido por Kal-El durante su atípica infancia le obliga a descubrir y perfeccionar el dominio de sorprendentes poderes y a tratar de averiguar el papel que debe desempeñar en un nuevo mundo… Hasta aquí todo bastante conocido, ¿no? Pero el viaje de autodescubrimiento de Clark Kent continúa, y vamos junto al poderoso joven a la costa del Pacífico y más allá. A un lugar tan sensacional e inspirador como es… ¡Atlantis! Donde conoce gente nueva, encuentra el amor y se topa con grandes aberraciones que sacan de él la fuerza inusitada para descubrir al hombre que quiere ser. El Libro Tres cierra con su estancia en la Marina, Clark Kent llega a Metrópolis, donde encontrará un nuevo hogar y desarrollará todo su potencial. Son muchos los desafíos que le aguardan en la gran ciudad: el inicio de su carrera profesional en el Daily Planet, el primer encuentro de Superman con Lois Lane, el nacimiento de su rivalidad con Lex Luthor… y la irrupción de un imprevisible villano…

Muy al estilo de los álbumes de la BD llega este tríptico, la versión a ojos vista de dos legendarios autores; Frank Miller (Batman: El Regreso del Caballero Oscuro) y John Romita Jr. (All-Star Batman: Yo, mi peor enemigo) cierran uno de los proyectos más ambiciosos y esperados de la línea DC Black Label, tras colaborar en la novela gráfica El Regreso del Caballero Oscuro: La Última Cruzada. Donde debieron hablar sobre tal proyecto y el futuro ha querido que se reencuentren para las páginas de este Superman: Año Uno que nos cuenta una historia en conjunto de tres, cuanto menos curiosa. Una nueva mirada, más espectacular y actual, al personaje con el que casi ningún autor quiere trabajar, por lo difícil de llevar a un superhéroe que todo lo puede.

Reseña: Ahora y Siempre, de Ray Bradbury

La mayoría de lectores dicen que en Ahora y Siempre ya no es el que era, que no tenía la fuerza y el poder de atracción en sus escritos como cuando estaba en su mejor momento… A ver, a ver, a ver. El maestro de lo fantástico Ray Bradbury nos dejó en 2012 con noventa y dos años de edad. Fue un escritor estadounidense de misterio, terror y ciencia ficción, uno de los más laudeados escritores de géneros. Con joyitas en su haber como Crónicas Marcianas o Fahrenheit 451, entre cientos de relatos, fuentes de ideas para otras muchas novelas, cómics y películas… No sé, no sé, estaría bien saber valorar las cosas según su momento, década o lugar. Ninguno, repito, ningún autor -y diría que nadie en su profesión-, será aclamado y creará maravillas por siempre. Está claro que si te gusta un autor mucho, siempre-siempre debes intentarlo con un nuevo titulo suyo que te atraiga. Por que ya lo dijo alguien: «Leer a los maestros consagrados es siempre una garantía».

Siendo sincero, realmente disfruté esta novedad de Minotauro. No entendía tan mala crítica americana, en general, y decidí dar mi opinión de primera mano. Pero lo que realmente me preocupaba saber, era por qué Bradbury decidió agrupar estos dos cuentos bajo el título Ahora y Siempre. Ambas historias son muy diferentes, por lo que parecía extraño lanzarlas en un solo volumen. Así que más haya de las críticas (que cada culo tiene su raja), tenía que enterarme… Y es cierto que este delgado volumen muestra elocuentemente dos lados del venerado Bradbury. Dos contrastes del autor y de su forma o estructura para contar historias. En Algún Lugar Toca una Banda, es la pieza más tranquila, explora la inesperada atracción del periodista James Cardiff por la ciudad rural de Summerton, Arizona. Los secretos de Summerton se desarrollan con el característico ritmo de Bradbury, suave e inexorable, y la trama arquea con la misma delicadeza antes de que lo fantástico sobrevuele al propio Cardiff. Enmarcada por un verso lírico cautivador y melancólico, esta fantasía de Bradbury, clásica y atractiva, está claramente en desacuerdo con el espinoso e inquietante Leviatán 99. Un homenaje especial a Herman Melville y su famosa Moby Dick, pero cambiando la ballena y el gran azul por un temible cometa y esa belleza serena desde el espacio en la que vivimos, el tercero a partir del Sol.

En Algún Lugar Toca una Banda…, me recordó un poco a dos de mis historias favoritas de Stephen King; You Know They Got a Hell of a Band y Rainy Season. Si has leído ambas historias, sabrás porqué me hace pensar en ellas. Es una historia de misterio perfectamente ambientada en una ciudad inusual en medio de la nada. Me gustó el hecho de que no se responden muchas preguntas antes de que los residentes se levanten y vuelen hacia lo desconocido… Una maravilloso relato.

Os tengo que confesar que nunca he leido Moby Dick. Es de los grandes clásicos que creo que devoraré en mi vejez cuando ya casi renuncie a lo fantástico. Así que no tengo idea de cómo se compara la versión de Ciencia Ficción de Bradbury, Leviatán 99, con esa famosa novela. Tenemos una historia que trata sobre un tipo que acaba loco a cargo de una nave espacial y que obliga a su desventurada tripulación a localizar un cometa renegado que lo ha dejado ciego. También me gustó.

Ahora y Siempre también cuenta con algo que me encanta en una selección de relatos. Algo que de hecho introduciré en una antología propia cuando se alineen los astros y consiga publicarla. Me refiero a esos breves resúmenes de cómo, cuándo o dónde, le llegaron al autor las inspiraciones para escribirlos. Me inspiran mogollón.

Ray Bradbury es el gran cometa que una vez pasó por la Tierra. Leerlo, revisitarlo y disfrutarlo, es aprender y deleitarse con algo inusitado cruzando el firmamento. Cero críticas a esta maravilla de la naturaleza, por favor.

Reseña: Viuda Negra. Juego Sin Restricciones, de Jen y Sylvia Soska y Flaviano

En breve, cuando todo vuelva a la normalidad, llegará a los cines el nuevo film Marvel de la Viuda Negra. Sabemos que siempre fue un personaje secundario, quizás hecho para los que nos gustaba el género negro en formato cómic, pero no queríamos alejarnos demasiado del pijameo. Y cierto y verdad es, que es un personaje de cómic que protagonizó en su día muy buenos arcos. Y que duda cabe que en cine (con una Scarlett Johansson deslumbrante) se terminó por relanzar a esta villana, heroína para el público de a pie. Convirtiéndose easí n uno de los personajes favoritos de los fans del Universo Cinematográfico Marvel, una Natasha Romanoff que siempre-siempre gusta ver en acción. Pero, ¿quién es ella? ¿Por qué es tan querida? ¿Qué papel juega exactamente? Según la versión cinematográfica de Los Vengadores, es miembro fundadora del grupo superheróico, pero esta doble agente secreto rusa que opera en la películas bajo las órdenes de S.H.I.E.L.D. oculta un pasado tenebroso y los interesados deberían saber bien quién es…

Actualmente, en Panini Cómics se pueden encontrar tomitos interesantes con arcos o miniseries del personaje, como la Viuda Negra, de Mark Waid, que  ya reseñamos por aquí o este Juego Sin Restricciones que traigo hoy. Pero cierto es, que en este país no hay muchos títulos con los que ponerse al día; aunque que duda cabe que cuando el estreno de la película “se consiga”, vendrán bastante titulos más. Entre los que espero unas buenas reediciones de la aventura clásica Viuda Negra: Red de Intrigas (una antología con material clásico y selecto de la espía) o los dos volúmenes del 100% Marvel Viuda Negra (una colección editada y publicada en torno a la época de Marvel Now!) que aquí se dividieron en tres volúmenes: Los Delicados Hilos de la Telaraña, Enmarañada Telaraña y Los Últimos Dias de la Viuda Negra. O los tomos La Más Buscada de S.H.I.E.L.D, No Más Secretos o aquella joyita Viuda Negra: El Nombre de la Rosa, que recopilaba el material publicado originalmente en Enter The Heroic Age y Black Widow V6, y que por lo visto ha servido de inspiración para lo que veremos en el nuevo film. Este último está claro que Panini Cómics lo traerá.

A lo que iba, que he devorado Juego Sin Restricciones de una sentada. Una buena aventura que ahonda en las profundidades del Mal con una Viuda Negra muy bien llevada, escrita por las hermanas Soska. Natasha Romanoff fue entrenada para matar. Durante años ha intentado superar esa programación, ponerse del lado de los “ángeles” para ser una heroína. ¿Y a dónde la llevó esto por culpa de uno de los pocos amigos verdaderos que se permitió tener? Es un tema delicado. Pero ha vuelto de entre los muertos, furiosa como el propio infierno, y encuentra que esos ángeles se hacen cada vez más ininteligibles. Jen y Sylvia Soska (las llamadas en USA, Gemelas Retorcidas del Horror) se unen con el ilustrador en ascenso Flaviano para tejer una trama, una red de vicios, violencia y venganza que pondrá frente a Natasha a uno de los tipos más sangrientos a los que jamás se haya enfrentado. Tal vez, para ponerla nuevamente bajo tierra. O no. No obstante, Juego Sin Restricciones abre con la víspera de Año Nuevo en la ciudad de Nueva York. Establece bien la relación entre Capitán América y Viuda Negra e inicia con una buena secuencia de acción. Las hermanas Soska hacen un buen trabajo devolviéndola a su base como espía, dirigiendo el programa y el Capi mostrando su respeto para que sepa que aún está en la cima. Pero a medida que se desarrolla la historia, con algunos giros muy interesantes y un eventual cambio de ubicación, todo se tornará en desgracia.

El arte de Flaviano con colores de Veronica Gandini tiene un ligero toque manga (muy leve) que no me atraía en un principio. Sin embargo, muy pocas páginas después me fue gustando el ambiente, el aire que toma la serie muy parecido a una peli animada, me adapté. Pero insisto, Sylvia y Jen Soska, las hermanas guionistas, son las que demuestran aquí tener una muy buena habilidad para atrapar al lector con lo que escriben y cómo lo escriben. Tomito ligero y llevadero para echar un buen rato con un cómic. Con lo que nos conformamos muchos.

Reseña: Hal Jordan y los Green Lantern Corps. La Ley de Sinestro, de Robert Venditti, Rafa Sandoval y VVVA

Retornando a lo verde, de vez en cuando, un poco de verde, eso recomienda el médico. Y tiene más razón que un santo. No lo dejes, de vez en cuando, un poquito de Green Lantern, del mejor de ellos, del que sacó adelante un autorazo como Geoff Johns, un personaje que se notaba que amaba y que se preocupó por que no quedara en el olvido en su paso por DC. Y para colmo, en última instancia, otros autores actuales lo han llevado y no lo han hecho nada mal. Por que Green Lantern cuanto más lo lees, no solo se vuelve interesante el personaje, sino todo lo que le rodea. Siempre me encantó de Green Lantern (del ochentero, no aquel de sus principios que eran casi de chiste las cosas que hacía con el anillo), fueron sus innumerables aventuras intergalácticas. Y eso se ha mantenido. Un ejemplo de lo interesante que rodea a la cultura Lantern es Thaal Sinestro; originalmente un antropólogo del planeta Korugar, con afinidad natural por el orden, como lo demuestran sus meticulosas reconstrucciones de ruinas antiguas. En uno de estos yacimientos arcaicos se topó con un Linterna Verde herido llamado Prohl Gosgotha, le otorgó su anillo y mostró el poder del objeto. Cuando Gosgotha solicitó su anillo después de la batalla para que pudiera mantenerlo vivo, Sinestro le permitió morir y tomó su lugar. Los Guardianes, sin darse cuenta de sus acciones, permitieron que Sinestro se convirtiera en el Linterna Verde del Sector-1417 y ahí se creó un personaje la mar de interesante con miles de aristas, creado por John Broome y Gil Kane como enemigo para Hal Jordan y todo el Green Lantern Corps en 1963. Un personaje que mola mucho cuando es el tema central de un cómic.

Tal como se cuenta en la sinopsis editorial de ECC Ediciones, al comenzar Renacimiento, el guionista Robert Venditti (Hawkman) siguió al frente de las crónicas del Gladiador Esmeralda. Y cuando parecía que iban a terminar de manera agónica, las reavivó gracias a giros inesperados que perpetuaron el legado dejado por Geoff Johns. Pues yo no lo habría dicho mejor. Este primer recopilatorio de Hal Jordan y los Green Lanterns Corps contiene dos buenos arcos argumentales; el que inicia y da nombre al tomo, La Ley de Sinestro, y otro muy interesante, sobre todo, para gente amante de los buenos cómics de Ciencia Ficción llamado Luz Embotellada. Bien, pues me alegra decir que La Ley de Sinestro, de Robert Venditti, me ha dejado alucinado. Un comienzo tremendamente positivo para esta Era que pone en marcha la serie con un volumen de apertura increíble. La colección comienza de una forma que funciona tanto para lectores nuevos como antiguos. Luego, continúa representando escenas fantásticas de acción y escenas apasionantes de suspense, creando una narración dinámica en todo momento, y mientras todo esto sucede, personajes como Hal Jordan, Sinestro, John Stewart, Guy Gardner y Soranik tienen momentos para mostrar lo que los hace geniales. Todo un volumen que se siente como una celebración de los conceptos que impulsan a Green Lantern…, que se vuelve agradable por diversas razones.

La primero es que la Ley de Sinestro transita muy bien sus personajes de Los Nuevos 52 a la era Renacimiento. En lugar de dejar todo y comenzar con una nueva pizarra, este cómic recoge hilos de trama ya intrigantes y los presenta bien para nuevos lectores. La acumulación de poder de Sinestro, la pérdida de las Linternas Verdes y la lucha de Hal Jordan contra sus propias habilidades; son puntos interesantes de la trama que continúan aquí. Sin embargo, ninguno de ellos se incluye en la historia de una manera que los haga inaccesibles para lectores iniciados. Lo segundo es, que la Ley de Sinestro cuenta con mucha acción pero simple y llana. Un cómic simplemente (reitero) emocionante que cautiva sin mucha profundidad. De principio a fin. E inmediatamente presenta a los lectores una gran premisa: Sinestro tiene casi el control del universo y está listo para llenarlo de miedo, mientras que los Green Lanterns están en uno de sus puntos más bajos. En el transcurso de este volumen, los Green Lanterns pueden superar probabilidades casi abrumadoras debido a la fuerza de voluntad y al conocimiento de que lo que están haciendo, es correcto. Esto lleva a un momento épico hacia el final.

Luz Embotellada cuenta como los Green Lantern Corps vuelven a funcionar pero, ¿cómo protegerán el universo con el Sinestro Corps como socios? Una idea curiosa.

Una vez más, un buen tomo de ECC, con páginas de diseño gráfico de un Rafa Sandoval (Flash) deslumbrante, ayudado de las tintas de Jordi Tarragona, y combinado con dibujante experimentado como es Ethan Van Sciver. La etapa Renacimiento supuso terminar con las propuestas planteadas en los últimos años de Los Nuevos 52 y recuperar el “status-quo” de todos los personajes de la editorial. Incluso respetando los equipos creativos que estaban teniendo hasta la fecha. Gracias a los cielos que Robert Venditti, tras la marcha de Geoff Johns, mantuvo enormemente bien a los centinelas de la Luz Esmeralda. Cosa que se demuestra aquí.

Reseña: La Bella Muerte, de Mathieu Bablet

Supongo que está claro, y si no lo comento: Desde New York-Crónicas Literarias es una web donde vais a encontrar reseñas de libros y cómics que en un noventa por ciento tratan la ficción. En las alegorías está la verdadera naturaleza de las cosas. Los sentimientos. Y de estos guiones (más disfrutable por lo que tratan y cómo que la realidad), sacamos buenos momentos lectores. Sobre todo, nos gusta leer obras de los tres grandes géneros: Terror, Ciencia Ficción y Fantasía. Así que rara vez no se publica al mes (en una web que publica RESEÑAS DIARIAS), una obra que trate el tema apocalíptico. Con esto quiero decir que no somos para nada oportunistas, ni a mí personalmente me atrae ahora más que antes este subgénero que va implícito dentro de la Ciencia Ficción. Y por lo tanto disfrutamos de él, desde siempre, por que el miedo es ese sentimiento del que disfrutamos, que termina por hacernos más fuertes y el primero al que se enfrentó el ser humano en los anales de la historia. Lo dijo Lovecraft.

Dicho esto, hoy reseño un gran cómic con este tema. Aunque tratado de curioso modo algo diferente. Diría que más onírico. Evocador. Un buen tomo con el que deleitarse que recién publica la siempre recomendable editorial Dibbuks. La Bella Muerte, donde a priori habla de un tema muy a lo peli de los años 50 -el fin de la humanidad ha llegado, por culpa de enormes insectos del espacio infinito que ahora son amos de la Tierra-, pero que en este caso la pregunta es: ¿Qué sentido tiene resistirse? Un muy buen cómic que desde ya os recomiendo. Incluso me pregunto si algún día Mathieu Bablet decidirá retomar este genial escenario donde los ramales argumentísticos posibles son infinitos a mí parecer.

La rebelión de la individualidad hace que el orden sea inmutable a los ojos de un posible Dios que es benévolo con unos y no con otros. En los escombros post-apocalípticos de una Nueva York imprecisa, rica en innumerables detalles que hacen que el peso de la realidad abrume, La Bella Muerte pasea a sus personajes entre el aburrimiento y el desánimo. Entre la soledad, el aislamiento y la locura. Y normalmente los lleva a las puertas de la resignación. Ah, y hacia el suicidio y a las puertas del sacrificio también. Un argumento donde se reproduce la complejidad, a menudo paradójica, de la dilatación del alma humana en sus interacciones con los demás. Con una precisión impresionante a pesar de algunos diálogos son un poco escuetos. Pero reales. En concreto, La Bella Muerte es una historia de desilusión y resignación humana en un oscuro universo repleto de insectos y peligros impredecibles. Con una tremendas páginas de inicio, se comienza este cómic lleno de escenarios vacios de vida, con un joven dejando su vecindario y paseando por una ciudad desierta donde las cicatrices de un desastre han pasado a ser imágenes de un pasado devastado. Durante demasiado tiempo aislado, el sobreviviente cree que es el último hombre en la Tierra… hasta que oye una explosión en una esquina cercana.

Vi que algo se movía y pensé que era uno de esos criaturas…

Un trío armado de viajeros organizados frente a la amenaza saquean recursos antes de que vuelva a aparecer el monstruo, que por el momento yace invisible. Mas, la inmensa sombra de un enorme ser y los desagradables ruidos que provoca, hace que se repriman. ¿O es sólo el miedo? Lo cierto es que los monstruos parecen estar fuera de escena por un tiempo, y entre el agotamiento y la despreocupación transitoria, los tres muchachos disfrutan de un momento de respiro. Placeres simples. Wayne, Soham y Jeremiah se contentan con sobrevivir tan cómodamente y en vano como sea posible, atados a reglas simples que han podido promulgar para mantener unido a su pequeño grupo. Pero pronto Jeremiah romperá las reglas de supervivencia para “vivir”, “ser”, o tal vez solo tratar de aferrarse a una forma de “respirar”. Quizás, un descuido. Alejarse de los sobrevivientes la distancia irremediable y justa que también necesita su humanidad.

Mathieu Bablet desarrolla esta trama en cinco capítulos donde el trasfondo es una poesía triste. Un modo diferente y evocador de ver ciertas situaciones en las que el ser humano navega a ritmo lento por la supervivencia sin sentido. Además, Bablet llega al final de esa ambición y no duda en abordarla de un modo poético, de los que se recuerdan. Una historia bien tratada, con bastante realismo ambiental, tan espectacular como lo es, esa Ciencia Ficción tan cercana que asusta. Por lo que La Bella Muerte se convierte en una obra endiabladamente interesante desde la primera página.

Reseña: Malasangre, de Michelle Roche Rodríguez

Una vez me dijeron: La narrativa de Michelle te deja embelesado… Y entonces me interesé por su obra. Me encantó ver que uno de los títulos que más ha llamado la atención de esta autora hace referencia a un libro sobre vampiros. A mi normalmente las historias de vampiros de estilo clásico, o que se comportan de forma diferente a todas las demás, me llaman mucho la atención. Y en Malasangre se usa más bien como hilo conductor de la historia pero cuando ya estás enganchado a su trama, en realidad, pasa a segundo plano y te adentras en la Venezuela de 1920, en los comienzos de poder económico como fuerza petrolera. Ah, y no olvidemos la corrupción humana y política que empezaba a despuntar, la cacicada a las mujeres pero también a toda la gente del pueblo que pensara diferente a lo que el gobierno empezaba a imponer. Pero cuando un libro está bien escrito, lo está, y muchísimo se tiene que alejar de mis gustos para que no acabe devorándolo. Y es que Michelle Roche Rodríguez escribe con un ritmo y una tensión durante toda la novela Malasangre, que impone. La historia termina por envolverte. Es como esas veces que juegas a un juego de mesa temático, lees un cómic basado en hechos reales, o incluso cuando ves una película histórica… Te quedas con ganas de saber más y acudes a internet.

Denominada como deslumbrante historia vampírica cargada de violencia y erotismo, como amante del género de Terror, Malasangre llamó mi atención por el tema, sinceramente. Pero rápidamente me advirtieron que nada del tema que me interesaba había. Pero una devora-guiones como yo de vez en cuando también lee novela histórica, y pese a ser un declarado amante sobre todo del Medievo, hay ciertos momentos o rasgos de la historia en general, o mejor dicho, de cierto países que me interesa saber. Y Venezuela siempre fue una gran desconocida para mí. En especial, me llamó la atención esa ambientación tan particular: la Venezuela de los años veinte. Y a partir de ahí, quedé embelesado.

En Malasangre, Diana es la hija de catorce años de una familia de arribistas de Caracas. Ha heredado la hematofagia de su padre, un prestamista y hacendado con serias ocupaciones desempeñadas gracias a su relación con la dictadura. Hablamos de un país que comienza, año 1921, y las enfermedad de la chica la inclina a la violencia contra algunos hombres y comienza a alejarla de su madre, señora de estrictas convicciones católicas. Mientras madura, Diana se enfrentará al maltrato psicológico de un novio con el que se empeñan en casarla, la brutalidad de su familia y a la tiranía del patriarcado militarista y religioso. Inquieta como es, no sale de una cuando se mete en otra; se verá involucrada en actividades ilícitas y conspiraciones políticas de los socios de su padre que incluso la llevarán hasta las recámaras privadas del palacio presidencial. Son tiempos de revolución petrolera, pero también tiempos muy peligrosos en los que muchos buscan el poder sin miramientos. El general al mando se llama Juan Vicente Gómez, un hito en la historia venezolana, y no porque durara tres décadas en el poder, sino porque bajo su mandato se instauraron y fortalecieron las fuerzas armadas y la economía rentista. Diana navegará en esa poderosa alegoría nacida de lo fantástico y cierto toque costumbrista. La lucha por afirmar su identidad como mujer en una sociedad machista y el vampirismo como trasfondo. Una enfermedad que la define.

Reconocida claustrofóbica por no poder dormir en un ataúd, Michelle Roche Rodríguez (Caracas, 1979) contó en una entrevista que se interesaba por Elizabeth Báthory, ya que fue una persona-vampiro real: una condesa húngara que en el siglo XVI mató a unas seiscientas doncellas para utilizar su sangre en tratamientos rejuvenecedores. Y no soy la única conmovida por ella, dijo. Michelle es narradora, crítica literaria y periodista. Ha publicado Álbum de Familia: Conversaciones sobre identidad y cultura en Venezuela (2013), Madre mía que estás en el mito (2016) y la colección de cuentos Gente Decente, que fue Premio de Narrativa Francisco Ayala en 2017. Además, colabora con varias revistas literarias españolas y medios culturales venezolanos.

Si esperas una historia de vampiros con acción, derramamiento de sangre, muertes y venganzas en  Malasangre; no lo encontrarás. Es otro tipo de historia y no debería venderse como un libro de Terror. Aunque quizás sí sea una novela que trata el horror y la desesperación en sus más amplios significados. Esas «virtudes» tan poderosas del ser humano.

Reseña: La Patrulla Condenada. Libro Uno, de Gerard Way, Nick Derrington, Tom Fowler, Mike Allred y VVAA

Los átomos están zumbando, revolucionados como lo están los soñadores que se amontonan en calles inteligentes. El equipo original ha sido advertido: ¡Volved ahora o sufrid la poderosa consecuencia del caos psicoanalítico! Los pirómanos de dicha generación se unen y entonces un nuevo amanecer azul verdoso, y algo metalizado, como pinchos de puerco espín azul celeste se blanden en horizontal. Toda esta muestra de psicodelia imaginativa es la nueva visión futurista y atractiva de La Patrulla Condenada… Pero claro, eso no quita que el Dios de los Superhéroes esté sangrando en el suelo de la habitación.

Robotman. Crazy Jane. El Hombre Negativo. Flex Mentallo. Juntos forman La Patrulla Condenada, el más extraño grupo de superhéroes que afrontará desafíos inaudito. Una reimaginación renderizada se podría decir, de la última serie de lo extraño; la posible llegada del Juicio Final, la comercialización de un misterioso producto que hace que «todo sea mejor ”, el nacimiento de una nueva Hermandad de Nada y el papel que parecen destinados a jugar el gato Loción y Terry None en esta delirante historia. La nueva revisitación de la gloriosa Patrulla Condenada ahora traída a nuestros días. Donde los autores, bien conocedores de «la base», encaminan este nuevo grupo hacia elementos de carreras clásicas, nuevas direcciones y cosas que no podrían ser…, pero serán. Sin duda, serán en un porcentaje muy alto, sí o sí, en un futuro. Ya el mismo guionista Gerard Way lo advirtió en una entrevista: – Las tramas, al poco tiempo, se volvieron extrañas en mí -dijo -, con el artista Nick Derington agarrado a mi brazo, no podíamos parar aquella alocada ambulancia. ¿Nuestra comunicación para crear la serie? Gritar por las ventanas abiertas a alta velocidad. ¿Quién necesita un nuevo compañero de cuarto? ¿Quién llama a un gato «Loción»? ¿Y cuándo hemos podido ver tanto alto-estrés-acción-post-traumática junta?

Nuestro punto de entrada es Casey Brinke, una joven paramédica en el turno de noche, con un pasado tan extraño que la pobra no está del todo segura de lo que es real y lo que no. Junto con su compañero, Sam Reynolds, la pareja se abre camino a través de la ciudad y sus habitantes, encontrando que el único silencio que existe a las tres de la madrugada es el caos del cerebro. Cuando este duo responde a una llamada de golpe y fuga, se encuentran cara a cara con una figura familiar: Cliff Steele, también conocido como Robotman. Pero no sólo él, los tipos con los que se van encontrando os dejarán con el culo torcido: Crazy Jane, Niles Caulder, Hombre Negativo o Flex Mentallo; todos están más pallá que pacá… Seres increíbles que han redefinido lo que significa ser un superhéroe y han ampliado las metafronteras del cómic hasta dejarlas irreconocibles.

Pero, ¿qué le pasó a Larry Trainor? El héroe conocido como Hombre Negativo todavía está por ahí. Pero no es exactamente el mismo tipo que fue cuando la Doom Patrol aún formaba grupo… Como una muñeca rusa, hay un hombre dentro del hombre, y quién sabe cuántos más hombres o demonios dentro habrá. La constante Casey intenta reconstruir a Robotman, a pesar de que todavía no sabe exactamente cómo Cliff Steele terminó cruzándose en su camino por primera vez. Y así Brinke llega al otro lado. Pero, ¿qué es exactamente eso? Teniendo en cuenta todas las cosas extrañas e inexplicables que han aparecido en su vida en los últimos días (hombres-robot y ambulancias que hablan y un tipo que literalmente se nutre de energía negativa) seguramente este mundo nuevo y sorprendente que ha descubierto no puede ser más raro aún… ¿O se equivoca?

Esta nueva visión de La Patrulla Condenada me ha recordado bastante, en cierto modo, a las sensaciones que tuve cuando leí por primera vez el Transmetropolitan, de Warren Ellis. Una joyita del cómic de Ciencia Ficción muy particular. Esa obra maestra futurista con ciertos guiones contados de boca en boca casi sin sentido pero que cuando la encauzas como lector, en primera persona, te sumerges de lleno en un mundo distópico, atractivo y cómico a raudales. Ahora el joven guionista y cofundador de My Chemical Romance, Gerard Way (The Umbrella Academy) y el dibujante Nick Derington (Catwoman, X-Statix) dan el pistoletazo de salida al sello Young Animal de DC con La Patrulla Condenada. Una reinvención disparatada de una de las franquicias más alucinantes en su día del Universo DC, que ahora vuelve a la carga.

ECC Ediciones lanza este genial Libro Uno que recopila los primeros doce números de la serie. De una sentada quedarás sorprendido.

Reseña: El Proyecto Marvels, de Ed Brubaker y Steve Epting

Los que seguís nuestras reseñas diariamente entenderéis bastante bien que me haya puesto rápidamente con este integral de la miniserie llamada El Proyecto Marvels. De hecho, no hace mucho volvía a insistir en que, como fan de Ed Brubaker, pensaba leer todo-todito-todo lo que este genio creara en formato guión. Pues además de saber crear historias de género negro para el noveno arte como nadie, sorprende la cantidad de raíces de la Edad de Oro de Marvel que conoce. Esas joyitas chulas algunas recuperadas por las editoriales, y otras olvidadas, que gracias a los esfuerzos de Roy Thomas en los años 80 algunos recordamos. En Marvel, los tres puntales de la Edad de Oro fueron el Capitán América, Namor y la Antorcha Humana. Se usaban casi para todo. Son los que la gente más recuerda. Pero había más, y algunos estereotipos muy chulos. Bien. Pues a lo largo de los años, Marvel ha intentado resucitar a equipos de héroes molones como The Invaders…, pero sin éxito. Por que no sólo sirve tener una buena masa; hay que saber elaborarla. Unos buenos maestros amasadores que sepan sacar un buen pan, que huela bien y que los lectores deseen comerlo. Ed Brubaker y Steve Epting son dos de esos panaderos-confiteros. Y con El Proyecto Marvels sacaron un buen pastel entre 2009 y 2010, con una serie de ocho números para celebrar ese glorioso pasado del que Marvel gozaba.

Una historia «no contada» sobre los orígenes de los superhéroes de Marvel antes de la Segunda Guerra Mundial. Una epopeya que lleva setenta años construyéndose, donde se revelan conexiones entre los primeros campeones uniformados, con los actuales. Una guerra diferente, impertérrita, donde la carrera consiste en… ¡Crear al Capitán América!, como dice la sinopsis editorial. El Proyecto Marvels empieza contando los primeros días de los héroes más conocidos de la Edad de Oro. También hacen aparición otros muchos héroes como el Dr. Fausto (Ferret), Thin Man (Dr. Bruce Dickson), Acero (John Steele) e incluso se cuenta ya con El Ángel original como el narrador de la historia. Un curioso truco de continuidad que usa Brubaker, personajes desconocidos para la mayoría del público actual, a los que enseñar la historia de la Marvel Age para que la tengan presente. El Projecto Marvels, en definitiva, comienza con un prólogo en 1938, donde un anciano llamado Matt Hawkins se encuentra postrado en cama y la muerte llama a su puerta. Así que decide contarle a su médico que ha estado en el futuro, que existen dioses, monstruos y héroes allí; y el Dr. Halloway lo anota todo, pensando que es simplemente otro caso de demencia senil. Pero a los pocos días, sus animadas visitas terminan. El señor Hawkins ha fallecido. Pero aquel viejo dejó algo para Halloway, y cuando lo abre, se da cuenta de quién era Matt Hawkins, en realidad: Hawkins era un héroe del Salvaje Oeste, el héroe de la infancia del doctor, y el regalo dejado son sus dos revólveres y su máscara junto a una tarjeta que dice: «De un héroe a otro».

A partir de aquí, se van dando una serie de hechos: en 1939, a bordo de un barco en el Océano Atlántico, el presidente Roosevelt se reúne con su amigo Vincent Astor y su primo Kermit, quien le dice que tienen un buen consejo sobre el Proyecto Nietzsche robado al alto secreto alemán; en el mar de los Sargazos donde un barco nazi lanza cargas de profundidad contra atlantes, Namor aparece para matarlos a todos. Unas semanas más tarde, el profesor Phineas Horton presenta a su hombre sintético en Brooklyn pero cuando se libera oxígeno en la cámara, el hombre se incendia y nace la Antorcha Humana. Mientras la Segunda Guerra Mundial da sus primeros pasos, Nick Furia y su compañero discuten por una linda camarera hasta que un coronel Ellis interrumpe la pelea para decirle que tiene un trabajo urgente para ellos. Rescatar al Dr. Abraham Erskine, un científico alemán que quiere desertar…

El Proyecto Marvels que Panini Cómics recién publica es un tomo recopilatorio que se disfruta bastante gracias a la enorme profundidad de su ecuación. Después de que Brubaker use su maravilloso juego narrativo para engancharte a la historia, avanza con una serie de escenas que son como un puzzle que tu cabeza va montando casi en piloto automático. Por eso el gusto molón por sus tramas satisface tan pronto. Todo para mostrarnos cronológicamente lo que sucedió entre 1939 y 1941 en un mundo superheróico que emerge, para culminar en una extraña mezcla de ciencia ficción-histórica que se vuelve más fascinante cuando se aleja de esos personajes familiares y nos muestra algunos héroes que no son tan conocidos. Y queda una gloriosa sensación de empezar de cero. De estar leyendo un cómic de superhéroes por primera vez.

Reseña: Estela Plateada (Omnibus), de Dan Slott, Michael y Laura Allred

Me pasó igual cuando la joyita que fue y es La Visión, de Tom King, estaba pegandolo fuerte en todo el mundillo de foros y comentarios entre lectores. Decidí aguantar y esperarme a ver/tener/leerlo en un solo tomo, sabiendo que llegaría y que la espera merecería la pena. Y oye, una genialidad. Pues lo mismo con el famoso y reciente Estela Plateada, en formato Omnibus, que recoge esta maravilla de serie o series, mejor dicho. Archirrecomendable, donde se muestra un guión magnífico, atrayente, con la narrativa principal súper creativa, tanto que desde muy pronto se siente diferente a otros cómics. Muy bien. Todo correcto. Pero insensato de mí (o no) esperé a tenerlo todo, bien recopiladito en un buen integral. Y resulta que Panini Cómics se supera una vez más, sacándolo en un portentoso Omnibus donde recrearse con personajes fantásticos, con interacciones que crean una comedia sólida. Así que ya, tan pronto, lo corroboro, Estela Plateada es una obra de arte. Y eso que soy de los viejunos rancios que le duele la cabeza cada vez que otros autores, fuera de los grandes Stan Lee y John Buscema, “tocan” a este heraldo de heraldos tan guay.

Es así de fácil, en general, en el Estela Plateada, de Dan Slott y los Allred, vais a encontrar un cómic ligero, fácil de disfrutar y un verdadero placer de leer. Se necesita un fantástico grupo de personajes para ello, normalmente, y con un papel casi icónico como suele tener Silver Surfer eso podría ser un problema; pero nada de nada. Estos autores desencadenan en estas casi setecientas páginas -que comprenden Silver Surfer #1-#15, más sus otros catorce numeritos con los que se inicia el Volumen 7, y material de All-New Marvel Now! Point One-, aventuras ordenadas que permiten que ocurran escenas chulas, otras potentes en acción y bastantes divertidas que sacan sonrisas por el camino. No obstante, mientras esto sucede, la narración imaginativa y los hermosos trazos que realizan Michael y Laura Allred, ayudan a diferenciar un cómic de calidad de otros de su misma competencia. Por ello, ya imaginaréis de donde viene tanta alabanza. Y es que sinceramente, lo mires por donde lo mires, este Nuevo Amanecer, es una lectura que se vuelve con el paso de las páginas una deliciosa vivencia, así como una entrada única a la nueva era Marvel.

Un volumen protagonizado por un gran elenco de personajes, cuya positividad saludable los hace agradables desde el principio y las interacciones entre ellos proporcionan algunas risas sólidas. Simplemente, pasar tiempo con estos personajes es divertido, mientras tanto, las aventuras que viven hacen que la experiencia sea aún mejor. Tramas originales, atípicas, que llenan la serie con un sentido más profundo. Desde el inicio, la narrativa que vais a encontrar en esta serie se puede definir como algo único y diferente. El primer arco de la historia se centra en un planeta de física imposible que los lectores pronto aprenderán que está impulsado por el corazón de la manifestación física del concepto de posibilidad. ¿Ein? Tranquilos, se explica bastante bien. Luego, el segundo arco se centra en el desarrollo de la realidad y las pesadillas de sus personajes cobrando vida. Es un paseo extraño y salvaje que se destaca como algo excepcionalmente positivo entre el panorama de los cómics que se pueden encontrar normalmente en la Casa de las Ideas. Pero insisto, el gran poder de esta serie son los personajes con los que nos vamos topando así como la maravillosa Dawn Greenwood que aparece como una chica agradable desde el primer momento. Es positiva, se preocupa por los demás y está a punto de comenzar un viaje de descubrimiento. Todo esto se combina bien con el Silver Surfer, de corazón puro, que solía desconectar siempre de los demás. Incluso la familia de Dawn y los aliens de los que se hace amiga por el Universo, agregan algo, un salseo bastante chulo. ¿Y ayuda que estos personajes sean divertidos? Tela. Con el añadido de la incapacidad de Dawn y Estela para comprender ciertos aspectos de la vida de los demás que termina por crear algunos malentendidos humorísticamente inocentes.

Dicho con menos palabras, un  Omnibus recién publicado por Panini Cómics, uno de los indispensables cómics de este raruno 2020. No comprarlo, no tenerlo, es perder dinero. No es buena idea perder la oportunidad de llenar tu cómicteca con uno de los mejores volúmenes elaborados de forma íntegra, lleno de grandes momentos que al poco recuerdas en conversaciones con amigos. Historias creativas, cautivadoras, de la era moderna de los cómics. Tanto en escritura como en arte, una chulada. Una historia en su conjunto, que trata sobre Silver Surfer y sus aventuras con una mujer humana a través del espacio y el tiempo. Ciencia Ficción de la buena, de la humorística, por la que hay que brindar. Personajes maravillosamente compuestos, con un desarrollo a buen ritmo, historias inteligentes sin demasiados clichés.

Totalmente indispensable.