Reseña: 11 de Septiembre de 2001. El Día que Cambió el Mundo, de Baptiste Bouthier y Héloïse Chochois

Para un día como hoy pega una reseña como ésta. Una que trata el aniversario del famoso 11-S que sacudió al mundo en 2001. Yo estuve allí en la medida de ser persona consciente de lo que estaba sucediendo por momentos a través de los noticiarios españoles. Ya había nacido, no era un bebé, ni siquiera un adolescente. Sufrí el miedo que desprendía casi cada canal de TV que emitía el atentado en nuestras horas de almuerzo; primeras horas de la mañana en Manhattan (Nueva York). Como amante de la ciudad que nunca duerme, y unos cuatros años antes de visitarla por primera vez, viví el miedo. Escenas, rostros, situaciones que recordaban a esas películas de catástrofes en las que los protagonistas visualizan un ataque al mundo por parte de extraterrestres. Fue nuestro fin del mundo. La gente corriendo por las amplias avenidas de Manhattan sufriendo DE VERDAD. Eso sin contar las noticias que iban llegando del secuestro de otros aviones en diferentes puntos del país y que presagiaban algo mucho peor…

Cada persona consciente de la situación vivió el miedo. Entiendo que no, pero si por casualidad algún lector de Desde New York – Crónicas Literarias no sabe muy bien de qué estamos hablando, aporto una parte de la sinopsis de Norma Editorial que hace un buen resumen:

«Nueva York, 11 de septiembre de 2001. Dos aviones se estrellan contra las Torres Gemelas en Manhattan las denominadas World Trade Center. Un atentado sobrecogedor que se atribuyó la organización terrorista Al Qaeda que tenía como líder a un famoso talibán llamado Bin Laden. Se cobró casi 3000 muertos. Terrorismo global, Irak en el punto de mira, Guantánamo, vigilancia masiva en aeropuertos y fronteras, Afganistán, el Estado Islámico…».

En el cómic 11 de Septiembre de 2001: El Día que Cambió el Mundo descubriremos una historia más con el atentado como fondo. Una historia más de las muchas para las que ha dado esta catástrofe que hoy mismo celebra aniversario. Veinte años ya, madre mía, de esta locura. Cómic europeo donde los franceses Baptiste Bouthier y Héloïse Chochois revisan los hechos a través de la vida de una chica llamada Juliette. Un volumen en cuya portada hay un edificio consumido por las llamas y justo al lado la sombra amenazadora de un avión acercándose a un segundo edificio… Una foto, la ilustración de un segundo que ha quedado marcado en nuestras consciencias. Pues ahora, veinte años después de los atentados del World Trade Center, recuerdos e imágenes de lo sucedido, a poco que te pares a pensar, siguen muy vivos. Y ya desde las primeras páginas del cómic, Baptiste Bouthier y Héloïse Chochois, hablan de un hecho al que todo el mundo hace referencia cuando este tema sale a debate. Es decir, hablar sobre «dónde estaba cada uno y qué estaba haciendo cuando la tragedia se dió». Pero vamos a lo que vamos.

Desde el principio, descubrimos a Juliette. Es septiembre de 2021 (¡Más actual imposible!) y está a punto de abordar un vuelo a Nueva York para ir a ver a su prima. Allí, en el avión, todo se remonta al día en que como dice el título «el mundo se puso patas arriba». Un espectáculo hipnótico, un momento de desconcierto e incomprensión, a través de este personaje, adolescente en el momento de los hechos, con la cual seguimos el transcurso del día, cuidadosamente documentado y compartido entre el viejo y el nuevo continente.

Pero hay más. Por un lado, el punto de vista de un estudiante universitario francés, recordando el impacto mundial de esta tragedia. Por otro, el horror vivido en el lugar, a la sombra de las dos torres, todo retransmitido en pantallas de todo el mundo: la bola de fuego y el humo negro que se eleva en el cielo, los cuerpos que saltan al vacío. las llamas, el derrumbe de las Torres Gemelas, la nube de humo que recorre la ciudad, el miedo y el pánico que se apoderan de las calles… Todo, mientras que en esta niña de catorce años, este espectáculo hipnótico provoca un momento de desconcierto e incomprensión -compartido por adultos igual de perdidos- en toda Nueva York. Y el mundo quieto. Apenas se moviliza por el susto. Pero un cómic algo coral que se detiene brevemente en varios destinos: el de Brian Clark, uno de los cuatro supervivientes que se encontraban por encima del punto de impacto de la Torre Sur, Joseph Pfeifer y Frank Campagna (bomberos) y Suzanne Plunkett, fotógrafa de prensa que realizará una de las tomas más famosas de los hechos.

11 de Septiembre de 2001: El Día que Cambió el Mundo es interesante y pedagógico. Publicado antes de la retirada de las tropas estadounidenses en Kabul hace unas semanas. Lo que explica bien los riesgos de la intervención USA en este país. Echádle un ojo.

Reseña: A Fake Story, de Jean-Denis Pendax y Laurent Galandon

Es famosa la historia -muy famosa- que cuenta que el 30 de octubre de 1938, Orson Welles transmitió por radio una breve narración de la novela La Guerra de los Mundos, de H. G. Wells. Con ello creó el pánico en la población. Lo hizo de forma narrativa pero con tanto énfasis y de forma tan verídica que la gente aterrada comenzó a huir y hacer cosas sin sentido creyendo que de verdad la Tierra estaba siendo atacada por marcianos. ¡Pánico! Una guerra falsa aterroriza a todo el país, titulaban los diarios al día siguiente. Pero el mismo día de la transmisión, ocurrió un crimen…

Antes que nada, no quieras saber mucho más sobre lo que se cuenta en esta reseña o no disfrutarás el nuevo cómic que publica Ponent Mon denominado A Fake Story. No lo disfrutarás. Solo confía en que diga que estamos ante un buen thriller que se ambienta en aquellos intensos años 40 con una reflexión sobre la credulidad del público frente al poder de los medios de comunicación. Dicho esto, Jean-Denis Pendax y Laurent Galandon hacen un trabajo de adaptación maravilloso de la novela de Douglas Burroughs. Y no diré más. Un trabajo genial. A Fake Story se presenta como una historia de detectives con la atmósfera típica del thriller estadounidense, novela policíaca o de género negro como se les llama ahora. Con un personaje principal que es el propio Douglas Burroughs, un ex-periodista que se ha dedicado a la escritura, aunque acepta respaldar una investigación de campo a instancias de su ex-jefe, el mandamás de la cadena CBS.

Como os decía, Burroughs es también el autor de la novela de la que se extrae esta historia, y se muestra a sí mismo como un personaje misterioso e ideal como detective privado con carácter. Pero, ¿este relato es verídico o Douglas Burroughs se introdujo a sí mismo en una ficción que le encantaba? Desde el comienzo nos sumergimos en el corazón de un juego de naipes en el que los bulos, las verdades y las mentiras (otra vez) se combinan hábilmente para crear una nueva realidad. Este es el principio mismo de las noticias falsas. Se debe dar en primero de Periodismo. Mezclar elementos tangibles y declaraciones gratuitas con hechos totalmente falsos, pero creíbles. Guionista e ilustrador nos impulsan con la obra aún más, ya que toda la trama se construye sobre uno de los engaños más famosos de la historia de la radio y sobre esta base históricamente sólida (el programa de Orson Welles y el pánico resultante) se desarrolla una apasionante investigación policial en la que Douglas Burroughs tendrá que separar lo verdadero de lo falso para finalmente descubrir la verdad sobre un asesinato. Una investigación en la que se aprovecha para pintarnos una USA de finales de los 30 donde abundaba el racismo, el auge de los medios, la fascinación por las armas pero también el miedo conspiranoico.

Francamente, el contexto es fabuloso. Los personajes son creíbles, la investigación ofrece más de un giro y tiene bastantes toques literarios a lo Dashiell Hammett. El dibujo de Jean-Denis Pendanx aporta la atmósfera esperada. Y acerca. Siendo algo exagerado, casi se puede inhalar el aroma del cuero viejo mojado y las cenizas de los cigarrillos en los despachos…  Insisto, para un amante de la novela policíaca clásica, A Fake Story es un pedazo de recomendación. Y en formato cómic que es más ligero y visual que cualquier novela que se quiera destacar. Más sorpresivo, si cabe, de ahí que no quiera contar mucho del argumento. Pero más allá del aspecto detectivesco, tras la lectura de A Fake Story me surge una reflexión sobre el poder de los medios y la credulidad del público, ese siempre tan dispuesto a tomar cualquier afirmación como cierta sin mirar que provenga de una fuente que inspire confianza. Fiarse gratuitamente del boca a boca o las tan temidas leyendas urbanas que siempre son contadas por el amigo de un amigo y que llegan a tener tanto peligro a veces, que los propios medios las dan como ciertas y alertan a la población sin necesidad. Hoy en día pasa.

Los que me conocéis imagináis que tan pronto como terminé de leer A Fake Story quise saber más sobre Douglas Burroughs y su famosa novela. Durante la lectura tuve esa sensación rara de cómo algunas revelaciones del cómic hacían referencia a algo que no aparecía. ¿Hechos no completos? Bueno, por lo menos, daban la sensación que había más. No sé si os pasa pero esto lo capto rápido. Y ahí supe que Galandon y Pendanx me habían creado una necesidad. Investigar por mi cuenta.

Reseña: La Estrella del Desierto (Integral 1), de Stephen Desberg y Enrico Marini

La Estrella del Desierto es (en mi opinión, por supuesto) la obra visual más hermosa de Enrico Marini. Pasé dos tardes maravillosas leyendo este primer integral…, los dos primeros capítulos de la trama. Una historia que deleita cual buena peli del Oeste. Y dos tardes porque decidí extender el tiempo de disfrute, de gusto y regusto. Alargar el sabor del manjar que tenía entre manos. Se daba todo: buen cómic europeo, western, acción y tiros por doquier tras una buena trama. Os puedo decir que ha pasado bastante tiempo desde que leí un western de esta calidad. Cuando hablo de calidad pienso obviamente en el dibujo endiabladamente bueno de Marini que en mi opinión con esta serie ha alcanzado la casi perfección gráfica. Por decir que no existe la perfección al cien por cien… No obstante, conviene recordar que La Estrella del Desierto no es solo un cómic con un diseño suntuoso sino que también es una historia con un escenario seductor, que posiblemente es obvia y clásica; pero que nunca deja de gustarme. Y es que Stephen Desberg utiliza todos los códigos típicos del western y los ejecuta bien. Incorpora una historia de venganza y esto nos brinda un thriller ambientado durante la conquista de Occidente por parte de los «nuevos americanos». Además, da la sensación que el guionista se ha documentado enormemente bien para darnos de manera magistral, ese ambiente tan especial que reinaba en aquellos años. Fue toda una epopeya hacer aquella travesía por parte de las empresas ferroviarias que querían llegar al Pacífico.

¿Y qué más se puede pedir sino que esté bien hecho, un cómic que se lee con tanto placer? Lo único que no me gustó es que Marini nos puso un protagonista de rostro muy parecido a cierto actor tan famoso. Cuyo nombre no mencionaré. Más que nada porque nunca asocio a ese actor con una peli del Oeste y bueno, siempre cabe que algún afortunado no lo vea claro y así no le corta el rollo. Pero por lo demás el cómic está de lujo. Nos trasladamos a Washington en 1870. Un hombre de edad avanzada llamado Mathew Montgomery es funcionario en el Ministerio de Defensa. Tiene esposa, hija, amante…, todo lo que uno puede obtener en un alto cargo. Pero tras el asesinato y violación de su mujer e hija…, su perfil cambia. Abandona todo su mundo para seguir la pista del asesino, el cual dejó un extraño simbolo indio grabado con un cuchillo en el púlpito de sus seres queridos…

La Estrella del Desierto es una historia íntima. De una íntima venganza. La América de Occidente aquí solo un escenario grandioso en el que un hombre busca sentido a su vida, si es que ya queda tiempo para ello. Al principio, la violencia -exceptuando la tragedia- está cotenida pero luego…, se desata la ira, la locura de una búsqueda que llevará al protagonista a Topeka, a la llamada antecámara del infierno. Busca venganza contra los asesinos de su mujer e hija. Y luego la conmoción. Pues atrapado en un torbellino de salvajismo y macabra realidad, Matt Montgomery muestra al mundo lo que de verdad lleva dentro. Lo que yo diría que muchos de nosotros llevamos dentro y nunca nos queremos ver en ese papel.

El personaje evoluciona de una forma soberbia. Evoluciona, comprende y descubre una América desconocida y salvaje, y con ello un pueblo y un universo que nadie imagina que esté a un paso. Desberg captura el género a la perfección. Los códigos del western están ahí, y bien organizados. La narración es fluida y rítmica, la acción perfectamente equilibrada; la trama es ciertamente clásica, con una oscura historia de venganza, pero perfectamente dominada. El guión nos mantiene avanzando, y eso que aún me queda por leer el siguiente integral que resolverá muchas cosas… entiendo. Ganas tremendas que Norma Editorial lo publique. Revelaciones en el capítulo 3 y 4 se necesitan. Pero la verdadera ventaja la aporta el increíble universo gráfico que Marini diseña para ofrecernos de forma visual dicho mundo, entorno, época… Se trabaja admirablemente la decoración, los colores, los personajes, el encuadre y la atmósfera. El paso de las viñetas muestran también una evolución. La interpretación de este mundo de pioneros sin ley rodeado de amplios espacios abiertos es bastante notable. La Estrella del Desierto es un verdadero cómic del Oeste. Es un western crepuscular de muy alta gama que recuerda en sensaciones a la Sin Perdón, de Clint Eastwood. Un clásico cuento de venganza que mola y que reúne a dos autores en su mejor momento.

Siempre se ha dicho que las mejores aventuras se escriben en el Viejo Continente, ¿no? Este es un ejemplo.

Reseña: La Sabiduría de los Mitos. Heracles, de Luc Ferry, Clotilde Bruneau, Didier Poli, Carlos Rafael Duarte y Annabel

El buen amante del cómic europeo siempre tiene puesto un ojo en Yermo Ediciones y sus novedades. Son una editorial que raro es el mes que no trae una obra recomendable; una joyita, un nuevo tomo más de una serie joyita o un título inesperado que uno no creía poder ver publicado en nuestro país. Es el caso de Heracles. La génesis del que es para mí el mayor héroe de la mitología griega, pese a ser denostado por tantos otros o modificado por los siempre copiotas romanos (Hércules). Heracles es mi favorito. De hecho, intento leer toda obra que lleve como titulo o trate la vida de este héroe que como bien se comenta en el reportaje fotográfico a modo enciclopédico que cierra el tomo: es un héroe bastante paradójico. Y ya mi diréis si no termina de empujar a ello el enorme portadón que trae esta historia en tres capítulos. Un tríptico que viene a enriquecer la colección fundada por Luc Ferry sobre mitología de la que Yermo Ediciones ya se ha pronunciado a que publicará más títulos al ser obras cerradas. Esta en especial, trata sobre el gran héroe de la mitología griega que bien merece que se recuerde su historia y moraleja una y otra vez. Sus hazañas. Y no sabía si Clotilde Bruneau (guionista oficial de la colección) lograría evocar todo lo que me gusta de este ser. Al menos, lo que yo entiendo como más importante. Pues hubiera sido inconcebible que una colección de cómics sobre mitología griega no abordara uno de sus personajes más icónicos de la forma más certera. Pero está hecho. Está aquí. Y en nuestro país. Un volumen que toma bien la historia desde su origen, antes del nacimiento de Heracles y su temprana juventud, para después detenerse justo antes de la prueba de Los Doce Trabajos (o las diez obras que por culpa de Hera se convirtieron en doce). El qué hacer para la remisión de su crimen.

¿Y qué hizo para tal castigo? Heracles, en un arrebato de locura provocado por Hera, mató a su mujer, a sus hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos. Un horror. Tanto que se desmayó y al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y avergonzado, se aisló de la sociedad yéndose a vivir a tierras salvajes. Pero tras una larga búsqueda, fue hallado por su hermano Íficles, que le convenció de que fuera a hablar con el Oráculo de Delfos. Y en penitencia por este execrable acto, la congregada sibila le dijo que tendría que llevar a cabo una serie de trabajos que le impondría Euristeo, ni más ni menos; el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odia Heracles. Pero Hera malmeterá para intentar que no tenga éxito en esta nueva aventura.

Sí que tengo que decir que este cómic trata la historia quizás de forma un poco erudita. O esa es mi impresión. Pero se mantiene fiel a los relatos mitológicos y no muy tarde se vuelve fácil de digerir. Se vuelve interesante, sobre todo, desde el mismo momento en que Heracles demuestra que ya desde la cuna viene para darnos momentos épicos. Como cuando asfixia a las dos serpientes enviadas por Hera a su cuna para matarlo. Desde muy pequeño, Heracles ya muestra la fuerza heredada de su divino padre. Comienza así. Y como lector ya sabes que la mayoría de las hazañas del héroe se mostrarán de forma elegíaca. Pero, esperad, esperad, ¿y si os dijera que aquí se cuentan otras cosas? Dice la sinopsis que para proteger la armonía cósmica, Zeus desea enviar a la Tierra a un hijo que pueda luchar contra los poderes destructores del caos, un hijo que, al crecer, hará gala de unos talentos fuera de lo común, entre ellos una fuerza inusitada. Pero su nombre y muy pronto su vida, se enfrentará a extremos contrapuestos. Un paladín que se enfrentará a su propia naturaleza caótica y violenta para llevar a cabo los doce trabajos con los que Hera, la esposa de Zeus, pretende detener sus avances por el mundo.

Para los amantes de la mitología como yo, es un placer leer tomos así. Es obvio que para el que conozca bien la historia, no aprenderá nada exceptuando algún que otro detallito que los autores aportan como propio y original. Pero para otros que no estén familiarizados con las hazañas del héroe, este es cómic genial. Y también para los que desean gozar una y otra vez de esta trama diseñada y/o dirigida por diferentes autores, con un dibujo potente, muy del estilo anime clásico que Annabel (Capítulo 1: La Juventud del Héroe) y Carlos Rafael Duarte (Capítulo 2 y 3: Los Doce Trabajos y La Apoteosis del Semidiós) entregan a los lectores. Dibujos que dan a la trama mucha fluidez.

Luc Ferry es el creador de la colección La Sabiduría de los Mitos donde se adaptará de forma profesional y hermosa los grandes mitos del paganismo clásico europeo. Que una editorial haya decidido traer estos titulos a este lado de los Pirineos, sin duda, es algo para celebrar.

Reseña: Libertalia, de Rudi Miel, Fabienne Pigière y Paolo Grella

En veranito, no digáis que no pega una de piratas. Apetece, sobre todo, cuando tienes frente a ti al Gran Azul y su constante oleaje. Para colmo, me inspira muchísimo el lugar onde me encuentro pues un par de kilómetros mar adentro, se ve desde la orilla los restos de un barco semi-derruido que lucha cada día, cada hora y cada minuto por no bajarse al fonde a morir. Son los restos de un pequeño buque granelero que traía arroz al pueblo en el pasado siglo y encalló por esa zona. Nunca más pudieron sacarlo de ahí. Desde entonces, y ahora, lo utilizan algunos pescadores como fondeadero para trincar ciertos moluscos que se apegan a la base, proa, popa, a todas y cada una de las zonas pues se podría decir que es uno de los baluartes de moda entre cierto pequeñezuelos marítimos. Por lo que es un reclamo alimenticio y no solo hablo del ser humano. Dicen que por lél se inventó el dicho: Más lento que el barco del arroz…, que traía comida al pueblo en malos años y nunca llegó. En fin, que me voy por la barandilla. Que en sitios así dan unas ganas tremendas de leer una buena historia de piratas. Eso quiero decir. Y di con un precioso cómic europeo que recién publica Norma Editorial. Donde encontré, sin duda, mi «barco del arroz». Un titulo con una pinta tremenda tanto por dentro como por fuera. Libertalia, un nombre que evoca alta mar, navegantes y pirateo por lo cuatro costados. Y más ahora que sus tres álbumes se recogen en un integral.

Una utopía pirata, una ciudad de hombres libres, así se denomina Libertalia, pues la idea surge nada más y nada menos que del propio Daniel Defoe, autor de Robinson Crusoe, el cual, en uno de sus escritos, habla de una colonia, un paraíso libertario fundado por piratas y Defoe lo situó cerca de Madagascar a principios del siglo XVIII. O quizás fuera la propia isla. Pero ahora los guionistas Rudi Miel, Fabienne Pigière y el ilustrador Paolo Grella van a trasladarnos a ella, y a la locura de un caballero francés destrozado, Misson, y de un sacerdote italiano desaliñado llamado Carracioli, ambos luchando contra los esplendores de la Iglesia.

Pero ¿existió realmente esta colonia pirata? ¿O nació, como muchos defienden, de la imaginación de Defoe y el sueño de muchos? Dicha mítica colonia en la que los piratas crearon una sociedad de justos e iguales, sí que existe en Libertalia, donde la podremos conocer muy bien desde dentro. Es la ciudad utópica por excelencia, la oscuridad y la luz chocan en una lucha a muerte, sin vencedores, ni vencidos. La trama de este cómic se centra en la historia de un caballero francés y su amigo, un sacerdote que incumplió las Sagradas Órdenes; mas, se puede decir que realmente es una recopilación de los sucesos acaecidos a la tripulación de un barco…, al menos, al principio. Todo centrado en dos personajes que se llegan a desarrollar más que otros. Una ciudad libertaria fundada por piratas, con un caballero francés venido a menos y un sacerdote como compañero de dramas. Pero en esencia, un joven noble perseguido por sublevarse y disparar contra un vizconde que traficaba con esclavos y los torturaba y un cura que se opone a los abusos de la Iglesia contra los más pobres. Ambos se embarcan (nunca mejor dicho) en una historia que los llevará a las Indias Occidentales para fundar una ciudad de ensueño.

O eso desean.

Entre piratería, aventura y reflejos que presagian el Siglo de las Luces, Fabienne Pigière y Rudi Miel nos hacen viajar más rápido que el viento, sobre todo, en el primer álbum. No hay tiempo para aburrirse en Triunfo o Muerte. Parece que los autores tienen mucho que contar y así empiezan, de este modo, se esbozan rápidamente las motivaciones de los dos personajes principales para sumergir rápidamente al lector en la acción. De este lado, las batallas, las batallas navales, los encuentros con nativos amenazadores, se suceden a ritmo frenético. Acompañados de la presentación del «villano de servicio», el innoble Dalbarade. Pero si eres capaz de abstraerte un poco del alto ritmo, verás que también hay tiempo para la aclimatación a dicho mundo, a dicho siglo, a un entorno exótico donde la humedad se vuelve agobiante… Genial inicio.

¿Libertalia nació en 1697, en Madagascar, de la imaginación de Daniel Defoe o de la locura de dos hombres rompiendo con su tiempo? Esa es la premisa que se mueve en el segundo álbum de este tríptico que se llama Las Murallas del Edén. El Edén de Misson y Caraccioli que se va construyendo poco a poco. Ambos hombres ven sus ideales materializados en un modelo de sociedad igualitaria. Pero no están solos en la isla. Además, la pereza natural de algunos, la violencia de otros y el resurgimiento de los viejos hábitos están minando gradualmente el funcionamiento de la colonia. A todo esto hay que sumar la amenaza externa personificada en el corsario Dalbarade que es porculero como pocos.

Cierra Los Caminos del Infierno. Donde su titulo es más que obvio para describir como hay que luchar por algo, duramente, si no quieres que se vaya a pique. Aunque ciertas cosas, en esta vida, son inevitables.

El dibujo de Paolo Grella es particularmente atractivo. Inspirado en los grandes de la época dorada del cómic italiano, también evoca a veces el del discreto René Follet. La elección de sus colores, cosa del pasado, puede sorprender. Pero en conjunto, llevado por un corte muy dinámico, encontramos un dibujo muy efectivo, tanto que despertó mi curiosidad por buscar más trabajos de este diseñador.

Una gloriosa vuelta al género filibustero.

Reseña: Los Hombrecitos (2004-2011), de Pierre Seron

Los Hombrecitos (2004-2011) cierra una colección que a muchos nos empujó a enamorarnos de nuevo por el cómic europeo. Amor que quizás muchos nunca perdimos, pero eso no quita que por una cosa o por otra, tuviéramos esa pasión latente o en hibernación y no tan al día como queríamos. Y mejor aún, como se puede tener hoy en día si uno quiere. Los Hombrecitos fue una de las series traidas a este país que me devolvieron la ilusión. Sólo hay que mirar en derredor, títulos así, en nuestro país, en ediciones en tapa dura ideales para coleccionar en la cómicteca…, y más en formato integral abogando por la calidad editorial. El mejor cómic europeo en el mejor formato. Decidme si no estamos en una nueva época dorada en nuestra país. Por no decir la mejor. Porque este viejoven no recuerda un momento donde tener tanto donde elegir en el idioma de Cervantes y en tan diversas editoriales nacionales.

Cuatro álbumes más para cerrar una serie gloriosa del cómic francobelga.

En Operación C.I. nos encontramos a bordo de portaaviones/submarinos, seres mutantes mitad-elefantes, mitad-cocodrilos… seres que traman un plan para robar toda la materia gris de las luminarias más eminentes del país. Entre sus objetivos, el profesor Hondegger, que conducirá a Los Hombrecitos a una nueva aventura.

Me gustó. Creo que es el álbum con más acción de toda la colección. Una aventura-disparate que se vuelve chula con el paso de las viñetas.

Esto se cuenta en el siguiente álbum llamado En Nombre del Hermano: En un hermoso día alguien toca una una cuerda floja que resulta ser un cable de acero del tendido entre las paredes del valle. A pesar de todas las medidas de seguridad, Oliver desaparece… Se organizan búsquedas constantes, pero no se puede encontrar su cuerpo. Stan, el hermano gemelo de Oliver, responsabiliza a Renaud, el jefe de seguridad de Eslapión, y tiene la intención de hacerle pagar por la desaparición de su hermano. No escatimará en los medios implementados para desestabilizar a Renaud y desacreditarlo a ojos de Los Hombrecitos.

Buena historia de intriga y suspense con giros inesperados. Homenaje al género detectivesco, sin duda.

Castillo Monterrugoso ocurre unos veinticinco años después de En las Garras del Señor (álbum de los principios de la serie), donde Seron decide volver a escenificar al barón de Montrigu y al señor de Crapulay. El odio y la rabia entre estos dos personajes aún ruge. Las batallas y el ajuste de cuentas marcan el día a día entre estos dos Señores y sus Reinos. Seron pone en escena de nuevo este pequeño mundo vecinal tan divertido. Enfrentando a hombres grandes y pequeños entre sí y mezclando aventuras y humor, ofreciendo un nuevo álbum tan divertido como dinámico. ¡Uno de mis favoritos de toda la serie! Una historia distinta a su precuela, con grandes personajes -en principio, secundarios- que dan para novela gráfica independiente.

La quincuagésima y última aventura de Los Hombrecitos es Eslapión 3. Donde toda la comunidad de Los Hombrecitos se va a asentar en una nueva ciudad submarina para escapar del ejército que quiere volar los acantilados que albergan a Eslapión 2. La cual, aparte, no para de ser amenazada por extraños fenómenos que ocurren en la región. Es por eso que Renaud toma todas las medidas para garantizar la seguridad de Los Hombrecitos y decide llevar a cabo un proyecto que lleva elaborando más de diez años. Un proyecto secreto que bien podría ser la última salvación de los habitantes de las cuevas.

Y aquí termina. La aventura llega a su fin más de cuarenta años después de haber comenzado en la famosa Spirou. A menudo mencionado como el sustituto de Franquin, en mi opinión, el trabajo de Seron rara vez ha sido debidamente juzgado. Para mí es un ídolo a tener en cuenta, muy aparte de otro grande como es Franquin. Este integral que cierra la serie culmina como toda buena historia, con una vuelta al principio. Empezó con un éxodo y termina tal cual. Pero ahora es definitivo. Seron utiliza esta elipse para despedirse de sus personajes y de sus lectores. Círculo completo cerrado. Fin. Y a otras cosas. Da pena, pero tampoco disgusta. Pocos cómics podréis encontrar tan bien cerrados.

Han sido quince tomos con éste que comprende los publicados por Dolmen Editorial en su magnífica Colección Fuera Borda. Un regreso a una joya de la BD del maestro Seron, miles de páginas después, Los Hombrecitos, decenas de aventuras después, una de las mejores obras de todos los tiempos del cómic francobelga. Venid a ver mi colección y así podréis contarlo a quién os apetezca. La tengo al completo. Ahí quedará por siempre, para mí, para mi familia, para quien le apetezca.

Oro puro.

Reseña: Érase una Vez en el Este, de Julie Birmant y Clément Oubrerie

Érase una Vez en el Este es una canción que hace un guiño a un western ahora famoso. Ya veo que no soy el único al que le gusta basar sus escritos en canciones. Sin embargo, no es nada agradable cuando sabemos que dicha canción cuenta la trágica vida de Isadora Duncan, una famosa bailarina estadounidense que revolucionó la danza gracias a promover el culto al cuerpo… y a como abrazaba el comunismo en el país equivocado. Ya sabéis como era la libertad de pensamiento político en USA allá por el siglo pasado. Y es que Érase una Vez en el Este cuenta la vida de una artista con momentos impactantes a lo largo de su vida, de forma bella pero también sorprendente como siempre es encontrar una historia así elaborada dentro del cómic europeo.

Isadora Duncan abrió una escuela en Moscú bajo los auspicios de Lenin, apoyando abiertamente sus políticas. Tendrás que tener la mente muy abierta políticamente para seguir leyendo o te dará un patatus… jajaj. Nah, basta simplemente con ser apolítico o gustarte saber de personajes y su modo de ver la vida independientemente de cómo pensaran. La empatía por encima de todas las cosas. Ponerse en el lugar de otro, que se llama. Pues Isadora tuvo momentos desconcertantes en su vida incluyendo su propia muerte. Muy famosa por el hecho de que su pañuelo de seda se atascó en la rueda trasera de su descapotable en 1927, en Niza y muriendo estrangulada y arrojada de su vehículo de la peor manera posible. Uff. Pero eso no lo veréis aquí. O no tan detallado. Eso os lo cuento yo que tras un cómic tan atrapante de leer que acaba de publicar Ponent Mon, me puse rápidamente a investigar más sobre la vida de esta mujer.

Isadora Duncan fue una mujer muy hermosa que no dudó en bailar desnuda con un ligero velo. Era una estrella de Hollywood con todos sus excesos (excéntrica, amante libre, bisexual y comunista). Un bomba de libertad humana y existencial, insisto, con una muerte estúpida para quien encarnaba tanta gracia y belleza. Te sientes víctima de una broma macabra cuando te topas con estos hechos que tras medio-verlo al inicio, ya no se te van de la cabeza en toda la lectura. Pero de todas formas, en Érase una Vez en el Este no nos encontramos su vida al completo. El volumen se centra en saltos temporales de sus vivencias, pero, sobre todo, en su episodio soviético donde seduce con sus poses al brillante y atormentado poeta Serguéi Essenin. Con quien vive un intenso romance, pese a ser dieciocho años menor que ella.

Pasajes de una bailarina revolucionaria, que sentó las bases de la danza contemporánea con coreografías liberadas del corsé del ballet clásico. La primera parte del tomo se centra en su relación con el joven poeta y en momentos contrariados de pareja por culpa de la bebida y la depresión del poeta. Así serán conocidos sus estallidos de violencia en hoteles y en particular por los medios de comunicación. Se podría decir que son una de las primeras parejas de la tele-basura de la historia moderna.

Después nos sumergimos de lleno en la Unión Soviética de entre-guerras. La década de 1920, muy acertado el apodo de «los locos años veinte”. Un escenario ideal para esta historia a las puertas del surrealismo. Surrealista, de hecho, es el destino de los dos personajes principales. Y es cierto que tuve algunas dificultades para entrar en la historia. El primer capítulo tras el drama, confunde un poco. Pero, rápidamente, la historia empezó a encajar. Su aspecto histórico es interesante mientras que las anécdotas a veces divertidas, a veces desmoralizantes y a veces dramáticas, terminan por darle vida al hilo conductor de las viñetas. Con una narración peculiar, los autores no dudan en hacer dialogar a sus personajes de forma muy artificial para sumergirnos en su pasado. Pero estos diálogos, incluso improbables monólogos, son interesantes. Entonces llega el encanto del cisne que tienes entre manos y ya cada personaje empieza a participar con lógica al visualizar a ese ángel en la tierra que baila. Es como ver un drama en televisión que creías que no te iba a gustar y terminas viendo la peli hasta el final, incluso con palomitas.

Una trama reservada a lectores liberales, abiertos de miras, amantes del arte en su sentido más amplio.

En este cómic resaltan las ilustraciones de Oubrerie, en especial, en las secuencias de danza, con trazos que llenan el cuerpo de Isadora de movimiento, agilidad y elegancia. El guion de Julie Birmant muestra las circunstancias en las que crece la bailarina y sus influencias expresivas. Además, sus encuadres y paisajes están inspirados en las películas de Sergio Leone, como refleja su título. Como anécdota, me pareció curioso que no se cuente nada sobre los dos hijos de Isadora Duncan, lo cual es bastante sorprendente cuando se sabe lo que sucedió.

Personas diferentes que realmente tienen mala suerte en la vida.

Reseña: Las Ciudades Oscuras. El Archivista, de Benoît Peeters y François Schuiten

¡Ah, El Archivista! Me está encantando tanto Las Ciudades Oscuras que este álbum no iba a pasar desapercibido. Del que no podía prescindir, pues siempre está la opción de que oculte información sobre el Continente Oscuro… Y sí, una vez que te hayas embarcado en Las Ciudades Oscuras, sabrás a qué me refiero. Solo podrás ceder a la atracción. Como Isidore Louis, nuestro archivista favorito, de esta genial serie de cómic europeo que está publicando Norma Editorial con gran éxito de ventas.

Pero si aún no conoces Las Ciudades Oscuras, aquí tienes un resumen rápido (no puedo decir demasiado, eso sería desflorar la margarita antes de olerla): resulta que hay un mundo paralelo, el Continente Oscuro, con el que la Tierra mantiene portales, enlaces, a menudo ocultos, pero muy potentes. Hay puntos de contacto entre estos dos mundos, ¿pero hay más? ¿Estamos en medio de algo imperceptible? Incluso ciertos contrabandistas… ¡Pero shhh! ¡No puedo contar más! Se spoilea con poco que se cuente. Pero lo reafirmo, la existencia de este mundo paralelo está probado. ¿Verificado? ¿El inconsciente? ¿El subconsciente? ¿Ese sexto sentido que te advierte que hay una presencia junto a ti pero, en realidad, no hay nadie a tu lado que puedas ver con tus propios ojos? Ahí lo tienes.

No obstante, existen ciertas personas de poder, con intenciones dudosas, que sostienen que las ciudades oscuras son solo inventos idiotas de la gente. Desean ocultarnos la verdad, a toda costa. Aquí es donde entra en juego la historia de Isidore Louis y su descubrimiento de Las Ciudades Oscuras. Investigador del mismísimo Instituto Central de Archivos Kafkianos, Subsección de Mitos y Leyendas (instituto del cual, curiosamente, no encontrarás rastro en internet, aunque a veces se menciona aquí y allá en ciertos sitios a poco que prestes atención); Isidore, especialista en Mitos y Leyendas, el archivista fue un funcionario pacífico hasta que un día se le encomendó un expediente sobre las Ciudades Oscuras. Un mito creciente y una completa mistificación según las autoridades del Instituto, material considerado además muy peligroso por parte de ciertas autoridades, por razones inexplicables.

Se requería un informe de Isidore Louis, un informe destinado a poner fin a los desvaríos más salvajes del populacho sobre las ciudades oscuras. Sin embargo, este informe no dio exactamente los resultados esperados. Desde entonces, cuantos más documentos recaba este hombre sobre lugares como Xhystos, Calvani, Brüsel, Alaxis o Mylos; más se convence de la existencia de ese mundo existente al otro lado. Y perseguido por diferentes entes, el archivista terminará entrando en contacto total con las Ciudades Oscuras…

Espero haberos convencido de sola una cosa: El Archivista es parte esencial para comprender lo que se cuenta en Las Ciudades Oscuras. Variaciones en la realidad, mutaciones en la propia ciudad de Bruselas, el urbanismo y la arquitectura, en especial, ahí tenéis para reflexionar bastante. Divagaciones sobre el arte que visualizamos en ciertas urbes, la terrible imaginación de algunos artistas, el inconsciente o el mundo de las apariencias, vagabundeos oníricos e introspectivos, magistrales columnas o gárgolas deformes que no tienen ningún sentido en algunas catedrales… El Archivista os hará saber sobre eso. Y un poco más: una idea extraída de su matriz para convertirse en una obra que no sólo cumple, también sorprende, de dos grandes autores de la BD como son Benoît Peeters y François Schuiten.

Fue en 1987 cuando Peeters y Schuiten se juntaron por primera vez para crear dos álbumes del ciclo. Exactamente, Las Ciudades Oscuras: La Torre (el tercer número de la serie que permite descubrir una nueva ciudad en forma de historieta), y El Archivista, este volumen especial que os reseño hoy. La peculiaridad de este último es que no se trata de una historieta tradicional.

En cuanto lo abráis, os sorprenderéis.

Reseña: La Verdadera Historia de Futurópolis (1972-1994), de Florence Cestac

Hacía mucho tiempo que quería leer La Verdadera Historia de Futurópolis, y cual fue mi sorpresa cuando vi que la traía por estos lares la nada desdeñable en cuanto a cómic europeo, Dolmen Editorial. Aparte de historias y tramas, a uno ya también le gusta leer todo aquello que lleva el prefijo meta-. Es decir, todo aquello que está “junto a”, “después de”, “entre”…, lo que sea. En este caso, el metacómic. Lo que habla de todo lo que concierne a la creación de un cómic, contado en formato cómic. En definitiva, leer un cómic que habla sobre como hacer un cómic o los procesos que llevaron a él. Sobre su historia, todo el proceso, hasta que llega al lector. Pero también le tenía muchas ganas a este titulo por que Futurópolis fue una editorial de la que sé poco y de la que había leido solo un par de álbumes hace años. Y creo que eran reediciones de otras editoriales. No obstante, estamos hablando de una editorial que quizás sea la más influyente de la BD francesa, la misma que hace medio siglo cambió la forma de concepción de los cómics y firmó ciertas pautas a seguir para llegar al formato que tenemos hoy.

Florence Cestac junto a su marido eran los dueños de Futurópolis, un tienda especializada que posteriormente pasó a ser editorial. Cestac además era una buena dibujante y llegó a ser la editora principal de la editorial. De hecho, fue la primera mujer que ganó el prestigioso Gran Premio de Angoulême en el 2000; el galardón francés más prestigioso del noveno arte europeo. Yambién el Gran Premio Saint-Michel en el 2014. De hecho, fue la única hasta Rumiko Takahashi en 2019.

Pero Cestac trabajó inicialmente como ilustradora. Y cuando en 1972 se hizo cargo de la librería con su esposo Étienne Robial, la transforma en la Editorial Futurópolis (Maison D’Édition). Y durante esos años, entre muchas otras, creó las divertidas historias de detectives de Harry Mickson para las revistas de cómics L’Écho des Savanes, Charlie Mensuel, Pilote y Ah! Nana. Y después de venderle la editorial a Gallimard en 1994, creó la serie Les Déblok para El Diario de Mickey (Le Journal de Mickey), que fue donde la conocí yo.

La Verdadera Historia de Futurópolis es un auténtico documental sobre un episodio importante del cómic francés: el nacimiento, el ascenso a la cumbre y luego la muerte de una editorial que influyó bastante en el panorama del cómic de la época. Descubrimos en este tomito hechos interesantes, divertidos y los inicios de muchos autores que desde entonces han demostrado su valía (Tardi, por ejemplo). Y esto me encantó. Siempre me resulta esclarecedor seguir las vidas y las luchas de quienes tienen influencia en la industria y, sobre todo, de quién no deja de perseguir sus sueños pase lo que pase.

Incluso si el tema no es lo tuyo, La Verdadera Historia de Futurópolis es una historia interesante bastante divertida de leer. Es como tener delante una de esas biografías de alguien que te importa un pepino, pero a cuya “vida” acabas enganchándote y queriendo saber más. Pues Florence Cestac ofrece en este ejemplar una curiosa biografía o monografía de la Editorial Futurópolis entre los años 1972-1994, donde evidentemente, el estudio no es unilateral, ya que Cestac estuvo involucrada en la aventura, con sus dos cómplices Etienne Robial y Denis Ozanne. La historia comienza con la adquisición de la librería (homenaje a una obra de Pellos) por Robert Roquemartine en 1972 y continúa hasta la debacle en 1994. La portada recuerda inevitablemente a la Colección Copyright que rememora a los viejos clásicos norteamericanos: Popeye, Superman, Hombre Murciélago…

Es toda una parte de la historia de los cómics lo que se transfiere en este formato único. Así como lo bien representada que está la obra que por diversos motivos la empresa sacó adelante como editorial. Muy bien desarrollado. Muy bien transcrita. Se deduce, por ejemplo, que Futurópolis ya en esos años estaba mucho más influenciada artísticamente por la cultura pop, el punk y otras modas del momento. Muy alejada del conservadurismo y las series interminables que en los 80 profesaba editoriales como Glénat. Así, vemos con gusto a todos los grandes nombres del cómic de la época, ya sean Bilal, Crumb, Tardi, Charlie Schlingo, así como la irrupción de los recién llegados: Menu, Trondheim…

Ya solo el ver a la autora y sus amigos pasando su tiempo libre en mercadillos buscando cómics antiguos, me puso los pelos de punta.

Reseña: Aldebarán (Edición Deluxe), de Leo

Leer las obras de Leo es sinónimo de querer leer la mejor Ciencia Ficción hecha cómic en el país galo. Gracias a ECC Ediciones estamos viendo que sus obras están cruzando la extinta frontera para nuestro bien. Un autor que le gusta elucubrar o vaticinar sobre los terribles acontecimientos que nos vendrán algún día por evitar cuidar nuestro planeta como se merece. Disfruté bastante de su Mermaid Project (https://www.cronicasliterarias.es/?p=2870) allá por diciembre del año pasado y ahora toca volver aprovechando esta chula edición deluxe que publica ECC y que viene en tapa dura con ese protector-carcasa de plástico transparente que permite guardarlo en modo vertical y que, en mi opinión, todo volumen de este tamaño debería traer. Porque es maravilloso. Los Mundos de Aldebarán, Kenia, Tierras Lejanas o Centaurus son obras maravillosas de Leo y ahora tenéis una nueva oportunidad de haceros con estas joyitas del cómic europeo. Por que, sin duda, para ellos van dirigidos estos cómics, para el buen amante de la Ciencia Ficción, en especial, estos ciclos de Los Mundos de Albarán.

Una obra que dan ganas de volver a leer cada no mucho. Un universo creado por Leo que se relee y encanta. Pocas obras son capaces de eso. En tan solo dos o tres páginas ya vuelves a sentir que estás frente a una magnifica historia, la magia, la ambientación, vuelve a surtir efecto. La historia, el corte, el guión gráfico, el ritmo tan acertado que se crea automáticamente y que da paso a esa sinergia con el dibujo… Wow! Y sé que puede no parecer perfecto en cuanto a dibujo. A primera vista, echa algo para atrás. Estoy de acuerdo. Pero cuando te pones, de repente, te encanta. Se acaba amando esta obra, os lo digo muy en serio. Me recuerda en sensaciones a lo que me pasó en su día con el Bone, de Jeff Smith; aunque no tengan nada que ver una obra con la otra.

Aldebarán es el primero de los ciclos que recoge la obra Los Mundos de Aldebarán. Cinco tomos que comprenden la obra al completo (Aldebarán, Betelgeuse, Antares, Supervivientes y Retorno a Aldebarán). Donde el guionista y dibujante brasileño crea un magnífico universo por descubrir. Un inicio donde una especie de dictadura religiosa hace estragos en la colonia de Aldebarán. Planeta descubierto hace menos de un siglo y cuya tres cuartas partes del entorno aún es virgen. Y aunque Aldebarán lleva años esperando la llegada de nuevos terrícolas, siguen sin noticias del planeta madre. O bien ha ocurrido algo o quizás se hayan olvidado de ellos…

Kim y Marc son dos adolescentes que viven en Arena Blanca, un pequeño pueblo costero sin historia. Hasta el día en que Driss, un extranjero del norte, llega a advertir a los aldeanos de una inminente catástrofe debida a una misteriosa entidad procedente del mar. Pero muy pocos le hacen caso. Sin embargo, los únicos sobrevivientes al ataque serán Kim, su hermana y su padre, que han ido a ver a la familia fuera del pueblo, y Marc con un periodista que intenta comunicarse con Driss. Un grupo de personas que comienza un viaje iniciático a Anatolia, la capital. Una aventura donde Kim y Marc descubrirán los misterios que oculta dicho planeta. Con una extraña chica que parece estrechamente vinculada al misterio de ese ser monstruoso que mató a todas los habitantes de su pueblo.

Cuando descubrí esta serie por primera vez, la historia me cautivó de inmediato. Posteriormente, con cada re-lectura encontré el mismo placer y las mismas ganas de seguir a los personajes en todo lo que iba aconteciendo. Leo nos lleva a un universo desconocido, a un planeta colonizado por el hombre y por animales extraños (en particular, lo que habita en el mar). Ocurrirán sucesos extraños que cambiarán radicalmente las tranquilas vidas de Marc y Kim. Luego, sabremos más del planeta Aldebarán. Una historia bastante bien escrita que crea incertidumbre, suspense y de la que constantemente quieres saber más. Se hace difícil no querer/poder saltar al siguiente volumen tras terminar. Pues Leo es un verdadero guionista de cómics. Un gran narrador, capaz de lograr una perfecta armonía entre narrativa/guión y gráfico/dibujo. Sus historias son una inteligente mezcla de aventuras, exotismo alienígena, pura ciencia ficción.

Una obra de la que quedaréis prendados.