Reseña: El Rey Mono Vol. 1, de Chaiko

La primera joyita de cómic europeo que acabo de leer en este mes de julio que empieza se llama El Rey Mono, del guionista, ilustrador y colorista, el señor Chaiko. Lo acaba de publicar Yermo Ediciones en uno de sus geniales formatos en tapa dura, grandote, para disfrutar de una historia a más no poder.

Para los que tenemos ya edad, la perspectiva de introducirnos de nuevo -o de viejo, nuevamente-, en una historia que la cabeza nos va a trasladar directamente si o si a la saga de Dragon Ball (Son Goku, para los amigos); volver allí de alguna forma es atractivo cuando menos. Porque todos sabemos que aquella historia de Toriyama partía de la famosa leyenda china de El rey mono y poder disfrutar de este mítico cuento y ver que pronto aporta una atmósfera única y misteriosa con demonios, humanos, animales y otras deidades celestiales de la China antigua… Eso es ATRACTIVO cuando menos.

La antigua China. Neblinosa, llena de creencias y magia. Una ambientación basada en un potente dibujo, viñetas muchas que son lienzos para colgar en un bonito salón que se precie. Dibujos a lápiz bañados en colores suaves que recuerda al manga… pero que posee una llamativa mixticidad entre cómic europeo y arte japonés. Todo-todito-todo lo que vais a encontrar en El Rey Mono, de Chaiko, es una gozada para el cuerpo. Luchas y movimientos de los demonios que casi se salen del papel. La historia es la clásica, si. Para el que no la conozca, vivirla, leerla en este formato, le puede alucinar. Sun Wukong se encuentra con un oponente, pelea con él o lo convierte en su aliado, pasa a la siguiente prueba y así sucesivamente. Pero me da que sólo en este primer volumen se va a serguir la pauta o el esquema de la conocida leyenda. Tras las pruebas por las que tiene que pasar el peludo e hipertenso prota, tiene pinta que la trama ganará profundidad con su avance.

Sun Wukong es travieso, impulsivo, inmaduro y optimista. Hace y dice lo que piensa, lo que seducirá a muchos lectores pero no a otros personajes secundarios con los que se encontrará. Mola cuando eso está bien reflejado en un personaje. Su inmadurez y sus repetidas escapadas incluso pueden provocarte una sonrisa. Y aunque el patrón es siempre el mismo: Sun Wukong codicia algo, lo hace y se enfrenta a las consecuencias, sin aprender realmente de sus errores ni de los a veces benévolos consejos que recibe. Me pregunto cuanto va a evolucionar el personaje en esta serie. Porque tiene que hacerlo si o si. Por ley, se convertirá en rey en algún día y si algo requiere ese puesto, es obtener una dimensión más adulta. O no. Porque no es nada fácil emprender el camino de la inmortalidad.

El Rey Mono es una adaptación de la famosa novela del siglo XVI, Viaje al Oeste; considerada una de las cuatro obras clásicas básicas de la literatura china. Verla, encontrarla, disfrutarla en un formato así, es toda una experiencia.

Chaiko (nombre real Cai Feng) es un autor con sede en Shanghái. Su estilo de narración y, sobre todo, su don a la hora de ilustrar, le han llevado a más de un halago y premio. Sus obras tienen el poder de capturar el espíritu de aquellos inicios de una joven China privilegiada, contenedora de leyendas y esoterismo allá por donde alcancen los sentidos. Tengo la sensación de que todo-todito-todo lo que pueda leer de este autor me va a encantar.

Reseña: Papyrus (1990-1992), de Lucien De Gieter

Papyrus, del autor belga Lucien de Gieter, es un cómic clásico de la BD que tiene aventuritas muy molonas a poco que gustes del buen cómic europeo… y del género histórico. Género de aventuras propiamente dicho. Por eso en estos números aplica, una vez más, todo lo que concierne al Antiguo Egipto y sus arquetipos del héroe de lucha constante. Conocimientos también que disfrutas como lector gustoso de mitos, leyendas y cuentos que se utilizaron para sacar adelante la seductora fantasía egipcia. Demonios y maravillas a partes iguales. Y es que realmente tengo muy buenos recuerdos de las lecturas de Papyrus, en general. Con cada volumen que va publicando Dolmen Editorial nada me quita ese gusanillo de querer más cuando los termino. Aventuras con todas esas intervenciones del panteón divino egipcio de fondo pero donde se añade una buena dosis de fantasía, ideal para lectores jóvenes ávidos y adultos que amaron y siguen amando todo lo que concierne a la BD y a los mitos como el coloso sin rostro, los cuatro dedos del Dios Luna, las lágrimas del Gigante, el Laberinto (una aventura chula incluida en este tomo), los jeroglíficos y personajes inolvidables.

Papyrus es, por ejemplo, una alternativa interesante a Alix (y su serie relacionada) donde descubrir historia antigua, y el Antiguo Egipto en particular. Sobre todo los primero álbumes que ya fueron publicados en sendos tomos por Dolmen Editorial.

Papyrus (1990-1992) contiene los títulos El Laberinto, La Isla Cíclope y El Niño Jeroglífico. Un quinto volumen donde acompañamos al héroe en un viaje de ida y vuelta a la civilización minoica, cómic que hubiera molado muchísimo que me lo hubieran enseñado en clase de Historia en el instituto. Porque vale para cuando se tocan dichos temas, os lo aseguro. El Laberinto es un álbum sumamente dinámico donde nos topamos con un Papyrus más activo, mucho menos afectado por los acontecimientos, y obligado a luchar por su supervivencia. La ausencia de la habitual galería de personajes que lo rodean probablemente sea algo por lo que hay que pasar también. Teti-Sheri, poco presente en esta historia aunque su imagen tiene una escena importante que representar. Y se revela algo que será útil más adelante…

La Isla Cíclope habla de los setenta días durante los cuales se momificó el cuerpo del príncipe Melos, hijo del rey de Creta, Minos Idomeneo, muerto en Egipto. Fue colocado en un sarcófago dorado. Y en este momento, escoltado por la princesa Teti-Sheri, es traído de vuelta al país a bordo del velero real. Una terrible travesía para los egipcios porque nuevamente la princesa es víctima de un intento de asesinato cuando es arrojada por la borda.

Me comentaba mi tito americano, ese amante del cómic europeo que me metió en esto que, El Niño Jeroglífico es un álbum menor de la serie. Contiene hermosos pasajes (algunas visitas, con soberbias ambientaciones) pero también es una historia donde Papyrus parece bastante pasivo. Yo diría que es una historia donde De Gieter aprovecha para demostrar su conocimiento y nos lleva con él a este Egipto de la época de esplendor con hermosos dibujos. Aunque está claro que es una historia no muy imponente en su contexto. Aquí lo didáctico se impone a la aventura y eso puede no gustarle a los que ya tienen una edad. Aunque para mí, lo que la salva de una mala nota, es la presencia de la siempre dulce Teti-Sheri y todo el encanto y el sabor que aporta. Y el regreso de la «familia».

Dicho ya, Papyrus tiene eso: deja muy buenos recuerdos de sus lecturas. Suspenses momentáneos que se van desarrollando con las tramas, una serie de cómics que claramente iba dirigida al público juvenil de la época que no son otros que nosotros y nosotras a día de hoy.

Reseña: Starman. Los Años de David Bowie como Ziggy Stardust, de Reinhard Kleist

Starman es una novela gráfica que también debería atraer a las personas que no suelen estar interesadas en los cómics. Y eso, en este país de hoy, con uno de los porcentajes lectores más bajos del primer mundo, se puede decir que es un gran cumplido. Con el paso de los años, Reinhard Kleist se está convirtiendo cada vez más en un cronista de la historia de la música en formato cómic. Después de Johnny Cash (I see a darkness https://www.ecccomics.com/comic/johnny-cash-i-see-a-darkness-5466.aspx) y Nick Cave (Mercy on me https://www.ecccomics.com/comic/nick-cave-mercy-on-me-segunda-edicion-6757.aspx), el berlinés que a estas alturas ya es poseedor de un Premio Max y Moritz en tres ocasiones, incluido en 2018 el premio al mejor autor de habla alemana; con cómics que han sido traducidos a cantidad de idiomas; ahora se centra en el dios de la música. El polifacético e influyente David Bowie.

Como sugiere el subtítulo, Starman se centra en los años en los que el británico pasó de ser un recién llegado prometedor, a la estrella de rock galáctico que se llamó Ziggy Stardust. El año es 1972, es enero y la audiencia para las actuaciones de Bowie y su repertorio es aún pequeña. Pero pronto somos testigos de una transformación a través del poder de la música. Ziggy Stardust evoca colores brillantes en la monótona vida cotidiana de la juventud británica. El mesías de la música extraterrestre ha aterrizado. Desde muy locos roles de género y cambios de identidad sexual hasta la comprensión del rock y el pop, Ziggy provoca, desafía y libera a la persona que se pone frente a él. Pero no todo son luces y flores en este cosmos de apariencia fantástica hecha a sí misma. La fama y el ego, la creación y el creador, pronto lucharán entre sí.

Tenemos un volumen de ECC Ediciones en tapa dura, un ejemplo más donde Kleist demuestra que es un maestro de la biografía musical en formato cómic. Starman es otro ejemplo visual y narrativo de cómo hacer una novela gráfica que se devora y se disfruta en nada. De esas que llevas bajo el brazo en el metro, a la piscina o a tomarte un té o café a solas en una terraza de verano. Y la misma que luego posas en tu estantería junto a los vinilos o CDs de este gran autor.

Para la ocasión, Kleist, que es autor e ilustrador, tiene un socio perfecto llamado Thomas Gilke. Un colorista que hábilmente establece acentos de colores brillantes en contraste con los tonos marrones claros donde se utiliza -diría que a la perfección- una paleta de colores como medio dramatúrgico.

Ziggy se convirtió en el lado oscuro, egocéntrico, hambriento de éxito de Bowie, como describe Kleist de manera impresionante. Pero el 3 de julio de 1973, el cantante tiró de la cuerda y dejó morir a su alter ego al anunciar en una actuación en Londres que eso era todo. Un Suicidio del rock’n’roll, como se llamó la última pista del álbum The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars. Me consta que existe una secuela llamada Low: Los años de David Bowie en Berlín. Ojalá ECC Ediciones se anime a publicarla.

Reseña: Conan El Cimmerio. El Coloso Negro, de Vincent Brugueas, Ronan Toulhoat y Robert E. Howard

Tras el impacto brutal que me dejó la noticia de poder leer al personaje de Conan tratado por autores de la BD, es decir, el famoso cómic europeo de donde parten tantas y tantas grandes ideas y, sobre todo, esos tremendos dibujazos que se marcan la mayoría, y tras disfrutar muy mucho del primer álbum como fue La Reina de la Costa Negra (https://www.cronicasliterarias.es/?p=9237), una de sus obras más famosas llevada a buen término por el gran Jean-David Morvan y Pierre Alary: era técnicamente imposible que yo me pudiera perder el segundo álbum de la colección, El Coloso Negro, recién publicado en nuestro país por Planeta Cómic. Uno más de esa colección que en el país galo ha dado tanto qur hablar y que lleva por el momento publicados el considerable número de trece álbumes. Tomitos que deseo con fervor que sean todos-toditos-todos publicados aquí.

Casi que os puedo decir que esta serie me está haciendo amar más aún al personaje. Ese que normalmente adolece de una imagen un tanto falsa a lo que todo prolifico le viene a la cabeza cuando piensa en el cimmerio y ha leído los relatos originales de Robert E. Howard. Sí. No es esa masa de músculos allá por donde mires. Eso viene de los cómics USA, pero que es un tío duro de pelar, eso sin duda. Aquí en estos que ahora os reseño, gozan, sobre todo, de un ritmo importante y de unos dibujos y montajes de viñeta tremendos, más adecuados a la realidad de las novelas.

Magnífico trabajo de los coloristas también, en un ambicioso proyecto desplegado por Glénat al otro lado de los Pirineos, adaptado también aquí a un genial papel satinado, buen álbum al más puro estilo europeo. El sueño de un friki de este marco del noveno arte como yo el ver a Conan así. Si La Reina de la Costa Negra era un escenario que encajaba como un buen one-shot que devorabas casi sin respirar, El Coloso Negro no es para menos. Con una intro de genial tratamiento gráfico, los autores de Iras Dei o Prometeo (grandes cómics europeos ya publicados en nuestro país), aquí también los autores despliegan su saber hacer en una aventura más clásica y lineal.

En El Coloso Negro, en otro tiempo, en otro lugar, tenemos una historia idealmente pensada para un artista-genio del dinamismo y las escenas de acción. Porque de eso se trata principalmente las historias de Conan. Palomiteo puro. A pesar de un comienzo amistoso, el corazón de la historia se centra en la batalla en la que Conan es la piedra angular que decidirá el desenlace. Una trama que no me ha llegado tanto porque soy muy fan y tengo en muy alta estima la historia a la que de algún modo copia este relato como es La Ciudadela Escarlata, que en narrativa es épica y fantástica a más no poder y cuya adaptación súper buena al noveno arte, en mi opinión, aún está por llegar. Sin embargo, si sois admiradores del dúo Toulhoat/Brugeas, que a poco que conozcáis sus obras seguramente lo seréis, este cómic os va a encantar. Repito que, habiéndome tragado todo lo posible de Conan en novela, relato, cómic, cine… Puedo decir, sin miedo a equivocarme, que siempre quiero más. Y verlo en diferentes versiones, ver sus historias transgredidas al lector por los diferentes tipos de comunicación, ver disfrutar de sus aportaciones, es algo que no me cansa. Aunque vuelva a releer la misma trama una y otra vez.

Mike Moorcock se refirió a la adaptación al cómic de Elric en su ciclo de Glénat, como la mejor jamás concebida, habiendo captado perfectamente los autores franceses el tono ambiental y la psicología del antihéroe que él siempre pretendió. Creo, imagino, que si Howard viviera habría aprobado el bello homenaje que le están rindiendo estos autores de la BD. ¿Quién sabe? Después de todo, a Crom no le importa, ¿no? Olvidaos de Schwarzenegger, olvidaos de Momoa (aunque encarnó al personaje mejor de lo que esperaba), olvidaos de John Milius y si podéis, olvidaos por un momento de la obra de John Buscema y Roy Thomas. Tened en cuenta esta joyita. Diferente. En cómic europeo. Una nueva forma de verlo. Muy recomendable.

Reseña: Blanco Alrededor, de Wilfrid Lupano y Stéphane Fert

Blanco Alrededor se publicó originariamente el 15 de enero de 2021. Es decir, exactamente nueve días después de la invasión del Capitolio por fanáticos y majaderos trumpistas de mi querida USA. Inquietantemente, una escena de este álbum donde los habitantes de Canterbury (más precisamente los hombres, por supuesto) invaden la escuela de niñas en medio de la noche para sembrar el caos y el terror… Es un tema que extrañamente se parece muy mucho al atentado de aquellos acontecimientos en Washington. A lo que voy es, que con la lectura de Blanco Alrededor, el lector se  dará cuenta que, en última instancia, muy poco han cambiado las cosas desde el siglo XIX en un país que grita a los cuatro vientos máximas de libertad y lugar ideal para cumplir sueños… Anhelos que vemos claramente que no tienen ningún sentido. A Estados Unidos le cuesta mucho abandonar el absurdo e ilusorio mito de una nación dominada por los wasp (protestantes anglosajones blancos).

Lucha racial por los Derechos de las Mujeres Negras en el Siglo XIX. Así se presenta este nuevo álbum de Lupano que publica Norma Editorial. Imaginaos. Si ya era dificil tratar el tema del racismo, encima, ahora centrado en las pobres féminas negras. Y todo a raíz de lo que os decía: En una pequeña ciudad de Connecticut, una joven negra llega a una escuela para niñas. Para la buena sociedad decimonónica de Canterbury, la pequeña Sarah es la personificación del descaro de querer ascender por encima de su condición. Como si la alfabetización de la población negra fuera una amenaza… Es entonces cuando Prudence Crandall, la profesora, se convierte en el blanco del recelo de toda la comunidad. Y una hostilidad racial desbocada se estrecha cada vez más a su alrededor…

Lupano y Fert se han unido para presentarnos este trozo de la historia estadounidense, no el más glorioso ni tampoco el más conocido, pero que en cierto modo anticipó la abolición de la esclavitud algunas décadas antes. Después de haber diseñado juntos una tira cómica juvenil, los dos autores volvieron al mundo del cómic europeo para poner los puntos sobre las íes en temas tan delicados como éste. Un tandem que tiene la costumbre de contar historias con personajes siempre en busca de la LIBERTAD. Morgane y Ronces, heroínas de los dos cuentos de Fert (Morgane y Peau de Mille Bêtes), eran dos mujeres que luchaban por su independencia en un mundo dominado por hombres. Pero con Lupano, a menudo encontramos en muchos de sus héroes un deseo de desafiar los poderes autoritarios y las injusticias.

Blanco Alrededor es una fusión de esas dos inquietudes.

Lupano nos proporciona una narración fluida, si bien es cierto que la historia no es muy complicada. Además, inspirada en hechos reales. Sin embargo, uno puede imaginar fácilmente que el guionista de Los Viejos Hornos, tuvo que integrar algunos elementos de ficción para darle vida a Blanco Alrededor. Y me refiero a dos personajes muy llamativos, en particular, que aparecen en la historia y que rápidamente os daréis cuenta de quiénes son. No obstante, a diferencia de la directora y sus huéspedes. que representan puntos de vista radicalmente opuestos, este joven salvaje negro llamado «Salvaje», un provocador algo alfabetizado que aboga por el regreso a la normalidad con la rebelión de los esclavos… A mí me encantó.

Al elegir colaborar con Lupano para esta obra, Stéphane Fert puso en suspenso sus magníficos cuentos de hadas, la fantasía, un género con el que también sabe enamorar. Sin embargo, en Blanco Alrededor, de algún modo, recurre a ello; el bosque, la brujería y las misas negras, sin querer hacer un mal juego de palabras, es un maestro ilustrando todas esas cositas que también aparecen en este álbum de temática política.

Una vez más, Lupano y Fert haciéndonos vibrar con una trama digna de los Óscars.

Reseña: Clarke & Kubrick, de Alfonso Font

También ECC Ediciones ha puesto su ojo en recuperaciones de cómic europeo que son joyitas. Y hace bien. Porque el cómic europeo pese a ser un producto caro desde que tengo uso de razón, siempre ha tenido detrás su pequeño ejército de seguidores-compradores, un grupo de fans que no decae, que siempre están ahí y que se renuevan de forma oculta muy al estilo del gremio rebelde en Star Wars. Y no sé vosotros pero mi sorpresa fue mayúscula cuando entre las novedades pasadas vi que ECC Ediciones publicaba/rescataba/ponía de nuevo en librerías, una nueva edición del Clarke & Kubrick del gran Alfonso Font.

Clarke & Kubrick se confirmó como una de las grandes obras que se pueden encontrar dentro de la obra del maestro Font. De la revista Rambla pasó al formato álbum, hizo sus pinitos en la genial CIMOC y ahora nos llega esta tremenda edición que recopila todas las historias protagonizadas por estos tremendos personajes; historias en las que el autor catalán combinó ciencia ficción, aventura, humor y crítica social. Dos personajes con la habilidad de meterse en líos de una forma prodigiosa, y así, van encadenando desventuras. Ni totalmente estúpidos, ni completamente temerarios, los dos zigottos no están bien de la cabeza, especialmente Kubrick. Sin trabajos fijos, ni habilidades definidas, buscan «salir adelante», por lo que a menudo se encuentran en situaciones límite y si siempre salen más o menos ilesos, la mala suerte, su credulidad o su torpeza se interponen en su camino una cosa mala. Por lo tanto, sí que estamos algo lejos aquí, de los famosos héroes de las space-operas. Más bien estamos tratando con dos perdedores que intentan dolorosamente salir de cada situación conflictiva.

El cómic de Clarke & Kubrick se desarrolla en el espacio, en naves o en planetas desconocidos, pero la esencia está en otra parte, en realidad. En los anti-héroes. Aquí, pocos personajes secundarios vais a encontrar. El tono es divertido y aventurero, con un poco de humor estúpido (pero no demasiado), son aventuras que a todo el mundo puede gustar. ¿Y el dibujo de Alfonso Font? Algunos dicen: «Es bueno, es dinámico, tiene un trazo que me gusta…”. Ladies & gentlemen… hablemos claro. ¡Es una puta maravilla! Obra de arte lo que hace este señor casi en cada página. Aporta un aire retro-cómic-europeo muy al estilo BD que tantos amamos. Un tono que, en mi opinión, ningún español ha conseguido aportar. Además de ser, por supuesto, unos añadidos que le vienen de perlas a las historias de Ciencia Ficción porque de algún modo te traslada a esa época gloriosa de este género como fueron los años 40, 50 y 60 del siglo pasado. No es una coloración anticuada con fondos, burbujas o bocadillos psicodélicos, es que mola así (que yo juraría que Font lo hizo adrede para la ocasión).

Concretando, estamos ante un cómic súper chulo que, en especial, los fans de la Ciencia Ficción no deberían perderse. Y muy especial -como dije el otro día con la reseña de Goomer-, muy ideal para los que gusten de la CF mezclada con el humor. Que para mí es la mejor mezcla de géneros que existe. De nombre original Clarke y Kubrick, Espacialistas Ltd este es un cómic que rebosa inspiración. Una obra que para que veáis si está referenciada a la CF clásica que los nombres de sus dos protagonistas hacen alusión directa a los maestros del género Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick, creadores de la magnífica 2001: Una Odisea en el Espacio.

Clarke y Kubrick aparecieron por primera vez en un episodio de Cuentos de un futuro imperfecto, el titulado Lluvia, que se publicó en el número #23 de la revista 1984. Pero Alfonso Font no creó la serie homónima hasta 1982 para la revista Rambla y la continuó en CIMOC, como he contado ya. El volumen que publica ECC Ediciones contiene todo lo publicado en Espacialistas Ltd. , así como las histiorias llamadas Los estafadores, El amo del mundo y La reserva de los locos. Así como diferentes bocetos e ilustraciones realizados por el genial historietista catalán.

Clarke y Kubrick son dos especialistas y espacialistas. Su trabajo les permite visitar mundos lejanos y viajar en el tiempo para resolver situaciones complicadas, a veces con torpeza, a veces con ingenio, pero sus aventuras siempre están enfocadas hacia el esperpento. Son una clara referencia al hito famoso del pícaro español. Pero en el Espacio. Una serie a descubrir, de las que os hará lamentar que no existan más aventuras por leer.

Reseña: Gentlemind, de Juan Díaz Canales, Teresa Valero y Antonio Lapone

En Gentlemind tenemos una historia viva, rítmica, ligera pero no hueca, el largo pasaje de la lluvia de ideas, durante el cual una mujer escogida para un puesto de renombre casi al azar viene a contar (de forma desenfadada y ayudándose de algunos “alicientes”) su forma de ver a los hombres y los deseos de ellas reales en lo que fueron las famosas redacciones de revistas de moda de mitades del siglo pasado. Es 1939, y Gentlemind es una de las tantas revistas de ínfima calidad que empapelan los quioscos en USA. Sin embargo, la muerte del dueño dejará la publicación en manos de su joven viuda, Gina Majolie, que acometerá una ambiciosa remodelación destinada a convertir la cabecera en espejo de las turbulencias americanas llenas de censuras que, en realidad, nadie quiso. Volviéndose asi la redacción de la revista, un escenario de dramas íntimos con mil y una anécdotas. Pues Gentlemind es una columna de ideas para atraer nuevos lectores, es divertida y está muy bien recreada. Donde como hilillo rojo también seguimos las relaciones amorosas frustradas entre la heroína y un ex-novio, a quien la guerra y diversas opciones de vida habían separado. Y como es dibujante, muy bien podría unirse al nuevo equipo de Gentlemind… o no.

¿Por qué veis a alguien como yo disfrutando de un cómic así? Dos sencillas razones. Gentlemind es para mí cómic de autor al que sigo sí o sí. Y a su vez es una magnífica representación de un cómic europeo de buenísima calidad se mire por donde se mire. ¿Qué no es el tipo de trama, el tipo de argumento que yo pueda preferir por gustos? Probablemente no, pero hay cosas que uno también disfruta fuera de lo que siempre goza. Quizás por eso me gusta todo tipo de música y con el paso de los años uno ya piensa que hay que probarlo todo en la vida antes de irse para Los Pinos…

En Gentlemind está claro que vamos a seguir la vida de una joven (que se parece a Audrey Hepburn), que lucha en un mundo de hombres, en los Estados Unidos de la década de 1940. Que habiendo sido depositada en ella un legado, busca desarrollar la revista que le cae de pronto sobre sus débiles hombros (o fuertes, como va a demostrar). Resulta que solo con la ayuda de un abogado dinámico, se va a convertir en una verdadera líder de hombres (¡ella que antes era más bien líder de reseñas!), líder de una compañía con ideas modernas que buscará transformar la revista, quitar ese tono machista publicitario para convertirla en una publicación de referencia.

El dibujo que vais a encontrar en Gentlemind es bastante original en el sentido que homenajea los trazos típicos, o mejor dicho, clásicos de un diseñador de moda asi como la línea fina acometida de coloridos que recuerdan y tienen ese aire retro, el estilo gráfico de los dibujos animados o anuncios publicitarios de los años 50. En cualquier caso, estáis ante una historia, ante un álbum, ante un cómic muy fresco, dinámico e impulsivo, que adapta bien una trama que recuerda a ciertos escenarios de Frank Capra, Billy Wilder (por el lado lúdico y revoltoso, sin olvidar una crítica de fondo a la sociedad estadounidense) o al siempre eterno Orson Welles, y ese lado poco femenino que se muestra en su Ciudadano Kane.

Los guionistas Juan Díaz Canales (Blacksad – Joya del Noveno Arte) y Teresa Valero (Contrapaso), y el dibujante italiano Antonio Lapone firman una obra redonda, excepcional, que sigue los pasos de un amplio elenco de personajes durante un período de más de tres décadas. Os aseguro que Gina Majolie será un personaje que recordaréis durante mucho tiempo.

Cuando consigues inmiscuirte en los entresijos de la historia y te das cuenta de lo que realmente te está contando (el renacimiento de un proyecto pero por encima, el resurgir de una persona con un don por despertar), desde este punto, disfrutarás más aún de la lectura de Gentlemind. Aparte de que la atmósfera de los Estados Unidos y más particularmente de Nueva York en la década de 1940 está súper bien lograda.

Norma Editorial recién publica esta chulada de cómic en un volumen que recoge los dos álbumes que comprendieron la serie.

Bonito, bonito, bonito.

Recomendable, recomendable, recomendable.

Reseña: Dead Life, de Jean-Charles Gaudin y Joan Urgell

Allá donde se intente una vuelta de tuerca o mejor dicho se busque la originalidad para con el género zombie, allí estaré yo. Yermo Ediciones se lo propone al fan publicando esta chulada de cómic europeo que es Dead Life, de Jean-Charles Gaudin y Joan Urgell, volumen contenedor de los tres álbumes que completan esta miniserie de terror. Donde todo comienza con Curtis y Kate yendo a recoger a su hijo Stephen, que ha pasado las vacaciones en casa de los abuelos…, y donde se atiende a la máxima de no jugar con los objetos prohibidos de los demás. Desencadenan pesadillas.

Como toda buena-historia-zombie, Dead Life se lee muy rápido. ¿Por qué razón? Porque este tipo de guiones suele/debe llevar un mismo patrón en cuanto a escenas de acción o escenas de contemplación. Y empieza lógicamente tal y como empieza toda buena-historia-zombie con acción non-stop una buena cantidad de primeras viñetas que te suben el nervio a tope. El escenario es muy cachondo, hay que decirlo. Empezamos con una pareja que va a recoger a su hijo a casa de los abuelos. Todo va bien hasta el descubrimiento, o más bien la desaparición, de un cáliz que el abuelo guardaba en secreto en su desván. El niño reconoce haber jugado con él. Hacer aventuritas a lo Indiana Jones. Y aquí está el drama. Llegan los zombies y nos adentramos en una persecución infernal hasta el final del volumen sin tiempo para respirar. Os lo aseguro, no da tiempo a respirar. El guionista Jean-Charles Gaudin hace esto tremendamente bien. Juega con nuestros nervios y nos inflige debacle tras debacle para cada uno de los diferentes personajes de la historia.

Así que en un momento en que las series o peliculas de zombies no están muy en auge (tarde o temprano tendrían que dar el bajón, ¿no), y cuando los comedores de carne fresca o de cerebros (Esto era en los 80s, perdón) no están muy en boga, ¿qué tal esta serie? Pues os diría que tened cuidado de todos modos, porque es relativamente realista y no hace prisioneros. Salen muchos personajes, incluyendo mujeres y niños, y no hace prisioneros… Aunque está claro que nada que vaya a asustar al fan de siempre: La Noche de los Muertos Vivientes, Zombie, El Amanecer de los Muertos, The Walking Dead… ¿Pero es más de lo mismo? No hace mucho decía en otra reseña que en este subgénero es muy pero que muy dificil innovar. Te tienes que contentar con sacar adelante una historia interesante y si luego surge algo… que surja.

Y aquí los autores sí que aportan algo diferente a la historia y es el tema de la reliquia. Objeto que derivará al lector hacia preguntas sobre este cáliz rescatado de un desván: ¿De donde viene? ¿Qué causa? ¿Cómo lo provoca? ¿Tiene vericidad histórica? Preguntas que os incitarán a leer y leer con cierta impaciencia.

El dibujo de Joan Urgell es muy bueno. Os diría que la portada engaña. Os va a sorprender.

Respecto al gore del que muchas personas se quejan y ponen como excusa normalmente para no disfrutar o incluso desprestigiar a una buena-historia-zombie, está presentado de forma muy dinámica en Dead Life. Se puede decir que no es excesivo aunque claro, para gustos los colores. Pero lo que sí que consigue esta obra muy bien es recrear rápidamente la atmósfera deseada, asfixiante e intransigente de las tramas de muertos vivientes. Y a tener en cuenta las miradas más bien escalofriantes o de desesperación perfectamente ilustradas que se pueden encontrar. Que eso aporta.

¿Recomendado sólo para fanáticos de los zombies? Eso como mínimo. ¿Recomendado en general? Un buen lector de todo tipo de cómics no debería perderse una aventura asi.

Reseña: Los Escorpiones del Desierto, de Hugo Pratt

Otras de las joyitas comiqueras que se han podido encontrar en el Salón del Cómic de Barcelona de este año y que ya está disponible en librerias especializadas, ha sido el tomo integral y recopilatorio de Los Escorpiones del Desierto, de Hugo Pratt. Sí, del maestro italiano, que obviamente también realizó otras obritas y muy chulas fuera del eterno Corto Maltés. Ayer me puse con este terrible cómic bélico y hace un rato mismo lo terminé casi sin respirar. Me pregunto por qué esta obra era casi desconocida para mí, porqué me pasó casi desapercibida en su día. Y sé que estaba jugando con fuego, porque uno ya sabe como es el ser humano por lo general cuando vienes de leer tremendos cómics de un autor y lo normal es que todo lo que no sea eso, parezca de muy inferior calidad. Pues en principio os diré que Los Escorpiones del Desierto es uno de los cómics más preciosista que he tenido la suerte de leer. Esta sería la segunda creación de Hugo Pratt que leo después del increíble Ernie Pike Integral que también se marcó Norma Editorial; obra a la que por cierto recurro cuando necesito inspiración de buenas historias bélicas. Por lo que declaro que Los Escorpiones del Desierto se suma a esa mini colección-de-inspiración.

Pratt consiguió llevarme de viaje por el desierto de Libia, entre soldados y mercenarios británicos, italianos y africanos, mientras captaba de una manera muy realista todo el duro y cínico escenario de una guerra sucia (no es que haya guerra pura, pero se habla bastante de ello), así como unos paisajes muy especiales, llenos de una belleza tan simple como salvaje. Como en definitiva es el entorno desértico. También conocí a personajes muy interesantes, y me encontré con escenas de acción y escenas «exóticas», y se me ocurrió una idea para la parte específica de la II Guerra Mundial en África, una parte relativamente desconocida para muchos lectores que no ahondan mucho más allá. Y bueno, no hace falta decir que la atmósfera es increíble y el cómic volverá locos a los fanáticos de las aventuras de guerra clásicas pues casi que se respira arena y polvo. ¡Y qué placer encontrarme con Cush! Para los que hayan disfrutado de los titulos de Corto Maltés, este guiño les gustará. Si Koinsky es menos idealista y más pragmático que Corto, no es menos enigmático. Sobre todo, porque las lagunas de estas áreas de conflictos están muy bien trasladadas por Pratt. Las opciones de alianza de los pueblos, la diplomacia de las alianzas temporales, el desfase entre una situación sobre el terreno y un estado oficial percibido como tal por los que deciden… todo ello está admirablemente representado en este cómic. Asi como las corrientes y cualquier tipo de guerrilla posible en esta región del África, un lugar en el que un día podemos ser aliados y otro enemigos.

Aquí los hombres son los juguetes de una guerra. Pura realidad. Es inquietante, seguimos las aventuras del grupo, las traiciones, nacen las amistades, también vemos los sueños detrás de cada individuo; el que haya estado alguna vez vinculado al ejército lo disfrutará a tope. Varios personajes resultarán muy cautivadores a lo largo de la historia, además de Koinsky, que sigue siendo escurridizo, nos tocará La Motte, soldado francés, la comandante Fanfulla y por supuesto Cush, a quien disfrutaremos y donde incluso nos darán más info sobre él que la que se aporta en Corto Maltés. Un tío más violento que Corto, Koinsky juega con la muerte de los demás cuando Corto únicamente es capaz de jugar con la suya. Sobre todo, los álbumes uno, dos y cinco (y para mi el cuarto, en especial), son joyas del noveno arte.

Esta larga serie de relatos (en años) comenzó en 1969 en la revista Sergent Kirk (creada para dar cabida a los cómics de Pratt, incluido, por supuesto, Corto Maltés). Luego continuó en otras revistas italianas como Linus y Corto. Concluyó en 1992 y ahora la tenemos para nuestro deleite en una bonita edición integral prologada por el guionista Felipe Hernández Cava. Una obra que aporta una psicología muy interesante.

Reseña: El Último Atlas, de Fabien Vehlmann, De Bonneval, Hervé y Blanchard

Desde hace un tiempo, tengo a una persona que me insistía en que El Último Atlas me iba a encantar. Le eché un ojo por internet a la edición original y la verdad es que en un principio no me atrajo mucho. Sobre todo, sumaba que al ser reseñador principal de Crónicas Literarias – Desde New York tengo mucho pendiente y bueno, como para ponerme con un título que ni siquiera estaba en nuestro idioma. Pero casualidades de la vida, tres o cuatro meses después veo que Ponent Mon, la siempre genial editorial de cómic europeo, lo publicaba en nuestro país. Y aquí está. Leido, devorado y reseñado. Pero, sobre todo, disfrutado, tal y como decía que iba a pasar mi colega lector Máximo Le Brut, como yo le llamo.

Y ahora diréis, bueno, si mi colega insiste e insiste en que lea un título, yo lo ojeo y luego lo dejo, no significa nada para mí y ahora que, ¿es súper recomendable? Pues sí. Y quizás la culpa la tuvo el comienzo de El Último Atlas que sinceramente es algo típico: un pequeño mafioso de Nantes, Ismael Tayeb, lleva el tejemaneje de las máquinas tragaperras de la ciudad y poco más sucede de momento. Fácilmente podríamos caer en el thriller con una guerra de pandillas o de pequeños mafiosos que se disputan la pasta de los antros del lugar. Pero no. De pronto, empiezan a aparecer en la trama misteriosas migraciones de animales en el desierto de Argelia que ponen patas arriba la vida de Tayeb. Y además, alrededor de este hombre, comienzan a orbitar toda una galería de personajes bastante sorprendentes que quizás fue a lo que yo no llegué la primera vez.

Tenemos a Martin y Jean Legoff, la parejita de los bajos fondos; Françoise, la ex-reportera de guerra que se enfrentará en Tassili a fenómenos sin precedentes y no nos olvidemos de los vejestorios del «George Sand». Y, por supuesto, el Último Atlas, un extraordinario robot en el que se centra la trama principal. Pues la búsqueda del Último Atlas es la misión de la primera parte de una trilogía en que fenómenos sin precedentes pueden trastornar el equilibrio del mundo. Y es Ismael Tayeb quién pertenece a una banda criminal cuyo jefe le ordena encontrar una batería nuclear potente y para ello piensa en roba el Último Atlas, uno de eso enormes robots franceses usados en construcciones titánicas a mediados de los 70.

Sobre las consecuencias del final de la guerra de Argelia, este álbum finalmente nos lleva a una asombrosa historia alternativa, que nos dejará con el culo torcido al final del primer arco. Seguí con cierta fascinación la historia de Tayeb, que a lo largo de los capítulos se va afirmando cada vez más y acaba emancipándose del inframundo de Nantes. Os aseguro que este tomo es literalmente adictivo. Tengo la prueba de que mi mujer, que rara vez lee cómics de este tipo, me lo pidió prestado y lo devoró en dos sentadas.

Los autores confirmados (Vehlman, De Bonneval, Tanquerelle y Blanchard) nos regalan una historia digna de la mejor serie de televisión: sin tiempos muertos, pasamos de un personaje a otro, de un continente a otro,  con una lectura que te lleva a estar muy atento para no perderte nada. Existe una versión de este cómic en blanco y negro (que es la que yo vi por primera vez) y otra en color que es la que ha editado Ponent Mon. Por supuesto, a color esta historia gana bastante. Una versión espléndida donde destaca el dibujo de Hervé Tanquerelle y una trama de género negro muy recomendable.

Exótico, original y adictivo. Uno de los mejores lanzamientos de los últimos meses.

Me dijo mi amigo Max, que se leyó los tres tomos en su edición original que muchos esperaban que los autores en turno, le pusieran un final apocalíptico. No me concretó si fue asi o no. Lo que si me dijo es que intente leer todo lo que salga de esta serie y de un tirón. Asi es como la historia gana mucho.

Eso haré.